Las pol¨ªticas de diversidad e igualdad en la moda empiezan a decaer ante la llegada de Trump
Pionera en aplicarlas, la moda aparece en el punto de mira, presionada para que se alinee con el renovado discurso conservador
Adi¨®s, DEI; hola, MEI. Las pol¨ªticas de diversidad, equidad e inclusi¨®n (DEI) que, hace casi un lustro, empezaron a prosperar ante la imparable demanda de responsabilidad social por parte de los consumidores podr¨ªan tener los d¨ªas contados. En su lugar, compa?¨ªas y corporaciones de todo pelaje y condici¨®n se est¨¢n abonando al m¨¦rito, la excelencia y la inteligencia (MEI) para seleccionar al personal, firmar contratos, tratar con proveedores y comunicar valores. Lo que viene siendo la pretendida meritocracia de toda la vida, pero convenientemente reasignada con un acr¨®nimo guay. Una abreviatura para tiempos de pocas palabras y m¨ªnima atenci¨®n que colea en la jerga ejecutiva desde principios de a?o, cuando el gur¨² de la inteligencia artificial generativa Alexandr Wang (no confundir con el hoy cancelado dise?ador chino-americano, que este es el joven multimillonario fundador de Scale AI) anunci¨® que los factores demogr¨¢ficos, el g¨¦nero o la pertenencia a una minor¨ªa ya no suman para encontrar trabajo en su muy lucrativa empresa.
De momento, este no tan sorprendente golpe de tim¨®n en las pr¨¢cticas corporativas parece reducirse a Estados Unidos, espoleado por la controvertida resoluci¨®n del Tribunal Supremo de 2023 que dej¨® proscrita la discriminaci¨®n positiva en el pa¨ªs. Y, no, por ahora tampoco parece afectar de lleno al negocio de la moda, el sector industrial que volvi¨® a liderar el ¨²ltimo cambio en favor de los programas de diversidad, equidad e inclusi¨®n tras el asesinato de George Floyd, en 2020, detonante del movimiento civil Black Lives Matter. Sin embargo, ya hay indicios de arrepentimiento: a finales de noviembre, la cadena de grandes almacenes Wallmart, la mayor en territorio estadounidense (am¨¦n de la minorista con m¨¢s empleados), informaba de que aparcaba su pol¨ªtica DEI para ¡°fomentar un sentimiento de pertenencia que represente a toda Am¨¦rica¡±. Por eso mismo, vaya, desmantelar¨¢ su programa Racial Equity Center y dejar¨¢ de vender productos asociados a la comunidad LGBTIQ+ (v¨¦anse las fajas compresoras de pecho para hombres trans). Hay quien augura que, entre la creciente presi¨®n de ciertos influencers de extrema derecha y el segundo advenimiento como presidente de Donald Trump ¡ªempe?ado como nunca en perseguir lo que denomina capitalismo woke¡ª ser¨¢ el acabose de la diversidad.
¡°El declive de las pr¨¢cticas en materia DEI es un hecho, y no son pocas las razones que lo explican. Se dan factores que operan de arriba abajo, como las nuevas legislaciones que obligan a cambiarlas, pero m¨¢s importante a¨²n, de abajo arriba: el descontento social de mucha gente que se siente defraudada por ellas o que ha experimentado alg¨²n tipo de exclusi¨®n, y que obliga a tomar medidas, tambi¨¦n legales¡±, expone Tessa West, profesora de psicolog¨ªa de la Universidad de Nueva York, que no cree que este vaya a ser el final de las pol¨ªticas woke. Si acaso, lo que veremos ser¨¢ una evoluci¨®n. Adem¨¢s, insiste en una idea extendida: que la meritocracia no existe y que mientras no se corrijan las estructuras de poder jerarquizadas y las din¨¢micas econ¨®micas, el sesgo y la parcialidad seguir¨¢n estando garantizados. Lo cierto es que a las marcas, tanto de moda como de belleza, se les auguran nuevas presiones para alinearse con el pr¨®ximo discurso ultraconservador de la Casa Blanca. Y, ya tengan intenci¨®n de secundarlo o de alzar la voz en contra, van a tener que estar preparadas para explic¨¢rselo a su clientela. Aunque la creencia m¨¢s extendida entre los expertos es que se vienen tiempos de silencio.
Que el ruido DEI ha cesado en la moda, o se ha convertido en murmullo, es una realidad. Qu¨¦ fue de aquellos observatorios de la diversidad impulsados por firmas de lujo, d¨®nde quedaron los departamentos de inclusi¨®n con sus directores ejecutivos de post¨ªn. Todos tratamientos cosm¨¦ticos que han ido perdiendo su eficacia seg¨²n iba decayendo el inter¨¦s (econ¨®mico). Incluso los m¨¢s recacareados programas medioambientales acusan la desafecci¨®n ejecutiva: seg¨²n revela el flamante informe The State of Fashion 2025, el an¨¢lisis de la industria que elabora anualmente la consultora McKinsey & Co. para el portal The Business of Fashion, la sostenibilidad ha ca¨ªdo tres puntos en el ¨ªndice de preocupaci¨®n entre los CEO del sector. Los signos de la, digamos, desaceleraci¨®n del pensamiento woke llevan en cualquier caso tiempo entre nosotros: la brecha en la igualdad de g¨¦nero tanto en puestos de poder creativo como ejecutivo contin¨²a (curioso que la mayor¨ªa de los nombres que han salido a relucir para sustituir a Virginie Viard en Chanel sean masculinos), el n¨²mero de modelos de cuerpos no normativos sigue cayendo en pasarelas y campa?as (en las colecciones de oto?o-invierno 2024-2025, las llamadas plus size apenas representaron un 0,8%, y las de talla media un 3,7%) y a los dise?adores de color ya ni se les echa cuentas.
¡°A veces, le damos demasiado cr¨¦dito a un dise?ador por ser negro o a una modelo por ser de talla grande cuando esas caracter¨ªsticas no son lo importante. S¨ª, Willie Smith o Stephen Burroughs eran de color, pero ellos nunca hicieron bandera racial porque lo ¨²nico que les importaba es que se los considerara buenos creadores de moda, punto¡±, aduce Bethann Hardison. La exmodelo y activista por la representaci¨®n equitativa de las maniqu¨ªes de color, fundadora junto a Iman de la Black Girls Coalition, dice que conviene no sucumbir al victimismo. ¡°No puedo m¨¢s con la ret¨®rica de la autocompasi¨®n, no la compro. Eso de, ¡®Oh, pobre de m¨ª, discriminado por ser esto o aquello¡¯. Considero adem¨¢s que es algo con lo que ya no tengo que lidiar: creo que la industria de la moda est¨¢ completamente integrada¡±, le conced¨ªa a este periodista durante su encuentro en las jornadas BOF Voices 2024, organizadas por The Business of Fashion. Y conclu¨ªa tajante: ¡°Yo estoy contenta con la diversidad que veo¡±. No todo el mundo opina igual.