7 consejos (avalados por la ciencia) para acertar con tus regalos navide?os
No completes tu obsequio principal con un peque?o detalle, empatiza con tu destinatario y cambia las tradiciones familiares. Estos son algunos de los mandamientos para triunfar regalando.
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Intercambiar regalos produce estr¨¦s y no siempre sale bien. Aunque le pongamos ganas y empe?o, corremos el riesgo de que nuestro presente acabe regresando a la tienda (de donde quiz¨¢ nunca debi¨® salir), termine en manos de un tercero (admit¨¢moslo, todos hemos re-regalado en alguna ocasi¨®n a sabiendas de que est¨¢ feo) o, en el peor de los casos, se precipite (y no por accidente) al fondo del cubo de la basura.
Por mucho que hayamos interiorizado eso tan manido de ¡°la intenci¨®n es lo que cuenta¡± (incluso la ciencia respalda la expresi¨®n), hace falta m¨¢s que voluntad para hacer un buen regalo. Siguiendo estos siete consejos, avalados por estudios de psicolog¨ªa del consumidor, podremos sobrevivir (con ¨¦xito) a la temporada de envolver y desenvolver paquetes que est¨¢ a punto de ech¨¢rsenos encima.
1. ¡®Pide por esa boquita¡¯
Si las listas de boda cuentan con la aprobaci¨®n social y de peque?os dedic¨¢bamos semanas a ojear los cat¨¢logos de juguetes para decidir qu¨¦ incluir¨ªamos en la carta a los Reyes Magos, nadie deber¨ªa mirarnos por encima del hombro por dejar claro, y por escrito si es necesario, la lista de presentes que deseamos recibir por Navidad. Reduciremos el factor sorpresa, pero aumentaremos las posibilidades de que la sonrisa sea sincera al abrir el regalo.
Podemos poner de excusa, si nos da verg¨¹enza eso de imponer a nuestros familiares lo que tienen que comprarnos, que la satisfacci¨®n que experimentan quienes reciben lo que quer¨ªan supera a quienes son sorprendidos con un presente inesperado. Al menos es lo que se desprende de un estudio publicado en el Journal of Experimental Social Psychology.
2. Regalos id¨¦nticos para todos
Si dedicamos la misma jornada de compras a buscar los regalos de todos nuestros familiares y amigos, parece inevitable que el m¨¢s perjudicado sea el ¨²ltimo de nuestra lista: estaremos cansados, tendremos menos tiempo y acabaremos por adquirir lo primero que se nos pase por la cabeza con tal de poder irnos a casa.
Mary Steffel, profesora de Marketing de la Universidad de Cincinnati, pidi¨® a un grupo de voluntarios que eligiesen una tarjeta de cumplea?os para dos supuestos amigos, Rob (que aparec¨ªa sonriendo en la imagen que la investigadora les mostr¨®) y Pete (m¨¢s serio en la foto). A pesar de que pod¨ªan haber regalado la misma felicitaci¨®n a ambos porque no se conoc¨ªan entre s¨ª, el intento de buscar un regalo ¨²nico para cada uno provoc¨® que Rob recibiese la tarjeta m¨¢s divertida y Pete la cl¨¢sica postal sin gracia.
El experimento concluye que cuando tratamos de comprar dos regalos al mismo tiempo, terminamos por hacer un obsequio peor a uno de nuestros destinatarios. Por lo tanto, es m¨¢s conveniente comprar lo mismo, siempre y cuando nos aseguremos de que nuestros dos amigos no vayan a coincidir jam¨¢s de los jamases bajo el mismo techo.
3. Dale al coco y empatiza
Por poco que tengamos en com¨²n con esa prima lejana que est¨¢ en las ant¨ªpodas de nuestro gusto y estilo de vida, no es imposible hacer un peque?o an¨¢lisis de sus gustos e intentar imaginar qu¨¦ se comprar¨ªa ella misma.
Parece obvio pero no lo es. La investigaci¨®n anterior demostr¨® mediante otro experimento que solo cuando se nos recuerda que ¡°elijamos el regalo como si lo comprase el propio destinatario¡± damos en el clavo. Sin esta premisa, optamos por obviar sus preferencias y seleccionamos el obsequio en funci¨®n de las nuestras.
4. Mejor uno que dos
Este es un fallo de libro. Aunque hagamos un buen regalo, nos da la sensaci¨®n de que quedamos mejor si incluimos otro peque?o detalle. La realidad, seg¨²n confirma un estudio de la profesora Kimberlee Weaver publicado en el The Journal of Consumer Research, es que lo ¨²nico que conseguimos es debilitar el valor del obsequio principal.
En su prueba, dio a elegir entre la posibilidad de regalar un iPod Touch o un iPod con una descarga musical gratuita. La mayor¨ªa de los participantes eligieron el ¨²ltimo paquete. Sin embargo, para una parte del grupo la descarga de canciones gratis abarat¨® su percepci¨®n del dispositivo (valoraban en unos 194 euros el pack sin descarga mientras que solo estaban dispuestos a pagar 140 por el que la inclu¨ªa).
5. S¨¦ pr¨¢ctico
No nos enga?emos, en todo regalo existe cierto af¨¢n por marcarnos un tanto e impresionar. El error viene cuando, cegados por el ego, pasamos de los detalles ¨²nicos y originales a los extravagantes, imposibles o poco pr¨¢cticos.
As¨ª lo demuestra una investigaci¨®n publicada a principios de a?o en la que varias personas imaginaron que ten¨ªan que regalar un programa de edici¨®n fotogr¨¢fica a un ser querido. Pod¨ªan elegir entre un software de alta calidad dif¨ªcil de usar o un programa de valor inferior m¨¢s sencillo. La mayor¨ªa optaron por la primera opci¨®n. Sin embargo, los resultados revelaron que los destinatarios prefer¨ªan el programa f¨¢cil aunque fuese mediocre. Y lo mismo ocurri¨® con una segunda prueba. Entre ser invitados a cenar en un restaurante con buenas cr¨ªticas situado a una hora de sus casas o en otro de peor nombre ubicado a solo cinco minutos, la comodidad volvi¨® a vencer.
Moraleja: la gente prefiere recibir cosas ¨²tiles y f¨¢ciles de usar, nunca regales nada que vaya a suponer un esfuerzo extra para quien lo recibe.
6. El dinero le gusta a todo el mundo
Puede que a priori regalar dinero no parezca el culmen de la elegancia ni est¨¦ en consonancia con el esp¨ªritu navide?o, pero es la soluci¨®n m¨¢s acertada en caso de duda. Seg¨²n el mismo estudio mencionado en el primer punto, el regalo que todo el mundo quiere (aunque pocos se atrevan a pedirlo) es el dinero en efectivo.
En la investigaci¨®n se pidi¨® a los participantes que elaborasen listas de deseos con opciones por valor de 15 d¨®lares (unos 12 euros). Cuando se les daba a elegir entre recibir un regalo no incluido en su relaci¨®n o los 15 d¨®lares en efectivo, se descubri¨® contra el pron¨®stico de quienes regalaban, que prefer¨ªan el dinero por encima de todo.
7. No regales nada
La periodista Natasha Burton propon¨ªa hace un par de d¨ªas en Refinery 29 implantar una nueva tradici¨®n familiar navide?a: no regalar nada. Cuando ni las fuerzas ni el presupuesto nos dan para buscar regalo a una legi¨®n de primos, sobrinos, t¨ªos y dem¨¢s parientes, lo mejor es pactar por adelantado pasar de los regalos.
Lisa Gache, experta en protocolo y autora del libro Beverly Hills Manners: Golden Rules from the World¡¯s Most Glamorous Zip Code, recomienda hablarlo con bastante antelaci¨®n y dejar claro ¡°con respeto y un tono cari?oso¡± que prefieres dejar de intercambiar obsequios en las fiestas. ¡°Destaca tu gratitud y aprecio y aclara que es m¨¢s importante vuestra relaci¨®n que los regalos¡±, aconseja. Aunque nos de miedo una reacci¨®n negativa, probablemente les quitemos un peso de encima. Diane Gottsman, otra experta en la materia, as¨ª lo considera: ¡°Tendemos a pensar que las personas se ofenden cuando se sugiere pasar de regalos, cuando en realidad la mayor¨ªa se sienten aliviados. Gente con presupuesto limitado o con familias que se han ampliado agradecer¨¢ librarse de la presi¨®n que supone corresponder¡±.
Si es imposible que tu entorno encaje la petici¨®n sin montar un drama o relegarte al puesto de oveja negra de la familia, siempre puedes ofrecer otras alternativas. Sustituir los obsequios materiales por manualidades o postres, crear una regla que, por ejemplo, limite el presupuesto de los regalos o los acote solo a los peques de la casa o pedir que se done el dinero que se iba a invertir en tu presente a una organizaci¨®n ben¨¦fica, pueden ser buenas opciones.
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