¡®Alien¡¯, as¨ª se cre¨® el dise?o f¨¢lico de la bestia
Surgi¨® de la mente enferma de un genio: H. R. Giger. Y Ridley Scott convirti¨® a Sigourney Weaver en la primera hero¨ªna de un filme de ciencia-ficci¨®n, desafiando los roles de g¨¦nero.
Alien no ser¨ªa posible sin la perspicacia de Salvador Dal¨ª. Cosas del destino, pues fue el artista catal¨¢n quien recomend¨® a Alejandro Jodorowski que contactara con H. R. Giger (Suiza, 1940), un tipo tan exc¨¦ntrico como ellos para dise?ar la futura Dune, pel¨ªcula cuyos derechos hab¨ªa adquirido. Coincidi¨® que Dan O¡¯Bannon, el guionista de Alien, buscaba un monstruo con el que marcar la diferencia y fue Jodorowski de rebote el que le descubri¨® el trabajo del surrealista artista suizo. En concreto, O¡¯Bannon y el director Ridley Scott se quedaron hipnotizados con una litograf¨ªa realizada en 1976 llamada Necronom IV, protagonizada por un repugnante ser de gran cabeza con forma f¨¢lica. Mientras los directivos del estudio rechazaron en principio un dise?o tan repulsivo, al director le interesaron sus connotaciones sexuales.
El suicidio en 1975 de su mujer, la artista Li Tobler, marc¨® la oscura obra de Giger, que confesaba sufrir constantes pesadillas. Cuando Dan O¡¯Bannon le conoci¨®, recuerda c¨®mo Giger le ofreci¨® opio, droga que consum¨ªa porque le asustaban esas persistentes visiones apocal¨ªpticas. Los que trabajaron con ¨¦l en Alien recuerdan que Giger parec¨ªa Dr¨¢cula, ¡°daba miedo¡±, hablaba en voz baja y sol¨ªa contar que guardaba en su casa el esqueleto de su mujer. El genio enfermo, un tipo solitario, que siempre vest¨ªa de negro y prefer¨ªa trabajar en la oscuridad, se obsesion¨® con una dantesca combinaci¨®n que mezclaba cuerpos humanos desnudos con m¨¢quinas, con una gran carga sexual subliminal y fetichista. Su obra, de naturaleza sexual, part¨ªa del sexo como arte, mezclado con sus pesadillas. Un buen ejemplo de ello es su colecci¨®n Xenoerotica. El amenazante bicho, al que le colgaba la baba y le sobresal¨ªa un cr¨¢neo reluciente, fue creado, para m¨¢s inri, con pl¨¢stico, caucho, huesos humanos y de rinoceronte. Sus fauces, con condones triturados. Y se le eliminaron los ojos del dibujo original para que pareciera m¨¢s terror¨ªfico, para que resultara imposible saber d¨®nde miraba.
El xenomorfo y algunos escenarios de la futura Alien le valdr¨ªan a Giger un Oscar. Escenarios como el inh¨®spito planeta al que descienden algunos de los tripulantes de la nave Nostromo: una siniestra construcci¨®n, parecida a una gigantesca y resbaladiza cueva, con una especie de sill¨®n de mando, llena de huevos cubiertos por una espesa capa de niebla. Flanqueando el nido se aprecian muros con portales que recuerdan a vaginas. Tan extra?a como su vida, fue tambi¨¦n el fallecimiento de Giger, tras caer por las escaleras de su casa el 12 de mayo de 2014. Con su muerte se encontraron una serie de polaroids muy expl¨ªcitas que no dejaban lugar a dudas de la connotaci¨®n er¨®tica de la bestia.?En el in¨¦dito cat¨¢logo de fotos aparecen mujeres desnudas usando cr¨¢neos del xenomorfo como juguetes sexuales. El cuarto oscuro de la mente de un fetichista que mezclaba el sexo, la muerte y la biomec¨¢nica.
Si el xenomorfo fue el gran antagonista de la pesadilla nihilista, no se quedan atr¨¢s los otros dos engendros. Por un lado, el bicho que salta a la cara de Kane (John Hurt), conocido popularmente como facehugger, fabricado con mariscos frescos, cuatro ostras y un ri?¨®n de oveja. Un aspecto que resulta de lo m¨¢s obsceno. Despu¨¦s de atrapar la cabeza a su v¨ªctima, el bicho introduc¨ªa su ¨®rgano sexual en forma de tubo por la boca, insertando en su interior una semilla. Para explicar la escena los creadores resumieron en el guion que el facehugger entrar¨ªa en la nave ¡°foll¨¢ndose a uno de ellos¡±. Con esta invasi¨®n del cuerpo se pretend¨ªa evocar la violaci¨®n de un hombre, evitando as¨ª el manido clich¨¦ de la mujer como objetivo y provocando al espectador masculino incomodidad con algo que no se ve¨ªa muy a menudo en el cine. Tampoco hay que olvidar que en otra escena, otro de los tripulantes intenta contener el ataque de la teniente Ripley meti¨¦ndole una revista enrollada por la boca.
Pero si hay un ser repugnante en el cine de ciencia-ficci¨®n ese es el beb¨¦ alien (o chestburster), la criatura que sale del pecho tras haber sido incubada por Kane en su interior. Inspirado en el cuadro de 1944 de Francis Bacon Tres estudios para una crucifixi¨®n, el beb¨¦, en realidad, era una especie de dinosaurio al que Giger le cort¨® las patas y le dej¨® solo la cola. Al verlo, la actriz Veronica Cartwright ¨CLambert en el filme¨C coment¨® que parec¨ªa ¡°un pene con dientes¡±. John Hurt asegur¨® que entre la abundante sangre y la forma en que hab¨ªa sido violado por el peque?o alien la escena era lo m¨¢s parecido a estar de parto. Podr¨ªa haber sido peor: Ridley Scott lleg¨® a pensar una escena final en la que el alien¨ªgena se excitaba con Ripley, pero la descart¨®.
Alien, el octavo pasajero supuso una revoluci¨®n en muchos aspectos, y 40 a?os despu¨¦s sigue siendo una obra maestra de la ciencia-ficci¨®n. Estrenada dos a?os despu¨¦s de Star Wars, el filme tambi¨¦n contaba con una nave espacial, un planeta remoto y efectos especiales, pero aqu¨ª Chewbacca, la bestia, no era un peluche achuchable, si no la mayor de las pesadillas. No solo eso. Leia no era una princesa, era una teniente llamada Ripley. Su elecci¨®n desafi¨® los roles de g¨¦nero tradicionales del cine. La suboficial de la Nostromo era agresiva y grosera, no se maquillaba ni llevaba sujetador, se enfadaba y f¨ªsicamente era grandota, muy masculina. La desconocida Sigourney Weaver, por entonces con 30 a?os, fue nominada a un BAFTA como actriz revelaci¨®n por interpretar a una mujer sensata pero valiente, una l¨ªder proactiva y una aut¨¦ntica badass contra el alien¨ªgena (ser¨ªa nominada al Oscar con la secuela).
Que Sigourney Weaver fuera la protagonista tambi¨¦n fue algo inesperado para sus creadores. En los t¨ªtulos de cr¨¦dito la actriz aparece en segundo lugar, tras Tom Skerritt (Dallas), algo que ahora se nos antoja del todo rid¨ªculo, pero que, en su momento, sirvi¨® de despiste. El guion fue escrito pensando en siete protagonistas varones. Cuando se introdujo a dos mujeres en el reparto, permanecieron los perfiles iniciales (de hecho, no sabemos c¨®mo se llaman, solo conocemos sus apellidos). Daba igual si Ripley era hombre o mujer. Pero el ser mujer se convirti¨® en la primera protagonista femenina de una pel¨ªcula de terror de ciencia-ficci¨®n. La Weaver, que lleg¨® tarde a su audici¨®n porque se equivoc¨® de hotel, sorprendi¨® a Ridley Scott por su imponente presencia. Pero si algo impresiona de la actriz en Alien son sus miradas, con esa tensa calma, que a¨²n hoy sigue poniendo los pelos de punta.
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