C¨®mo Aretha Franklin hizo de sus abrigos de piel m¨¢s una reivindicaci¨®n racial que una cuesti¨®n de estilo
La reina del soul utiliz¨® esta prenda en casi todas sus actuaciones. Una pieza con importantes significados para la comunidad femenina afroamericana.
Aretha Franklin vino al mundo el 25 de marzo de 1942. Con 14 a?os ya se ganaba el pan con el timbre de su voz. Era madre soltera de dos hijos. La de Memphis empez¨® su carrera siendo una ni?a en el coro de la iglesia bautista New Bethel de Detroit donde su padre, Clarence LeVaughn Franklin, era predicador. Segu¨ªa los pasos de su madre que tambi¨¦n fue cantante de g¨®spel; B¨¢rbara Franklin muri¨® cuando Aretha ten¨ªa una d¨¦cada. Con 18 a?os hizo el petate para probar suerte en Nueva York, donde firm¨® con la Columbia Records y abandon¨® la m¨²sica religiosa por la seglar. La suerte estaba echada.
Franklin logr¨® su primer gran ¨¦xito en 1967 con el ¨¢lbum I¡¯ve never loved a man. El tema Respect, que se incluye en este trabajo grabado ya con el sello Atlantic Records, se convirti¨® en uno de los himnos de los activistas de los derechos civiles. Ella misma utiliz¨® su fama en favor de la igualdad racial y de la liberaci¨®n femenina en Estados unidos (fue la primera mujer en formar parte del Sal¨®n de la Fama del Rock and Roll en Cleveland). Desde entonces, su carrera fue ascendente, aunque no fue un camino de rosas. Muri¨® el 16 de agosto de 2018 en Detroit con 18 premios Grammy en el bolsillo y la gloria de haber sido incluida como una de los 100 mejores cantantes de la historia seg¨²n la revista especializada Rolling Stone. Cuando Roc¨ªo Jurado muri¨® en 2006, su hermano y manager, Amador Mohedano, destac¨® que La m¨¢s grande podr¨ªa haber cantado lo que le hubiese dado la gana; hasta ¨®pera. Franklin, apodada como La reina del soul y Lady soul, sobresali¨® tambi¨¦n interpretando temas de g¨®spel, jazz y blues. Tambi¨¦n podr¨ªa haber entonado todo lo que se hubiese propuesto.
En enero de 1993 cant¨® durante la investidura de Bill Clinton como presidente de Estados Unidos. Franklin interpret¨® su himno Respect en las escaleras del monumento a Lincoln en Washington D.C. vestida con un traje chaqueta carmes¨ª al resguardo de un abrigo de piel. Probablemente la pieza de su armario que mejor resuma su est¨¦tica. La cantante de ¨®pera Marian Anderson tambi¨¦n cant¨® My country, ¡®Tis of Thee abrigada con una pieza similar en los mismos escalones, durante la proclamaci¨®n de Franklin Delano Roosevelt, despu¨¦s de que las Hijas de la Revoluci¨®n le negaran la entrada al Constitution Hall, reservado solo a artistas blancos, en abril de 1939. Tenemos que hablar del abrigo de piel de Aretha Franklin.
El estriptis m¨¢s c¨¦lebre del cine es el de Gilda (1946). Y eso que Rita Hayworth tan solo se deshace de una estola de piel con los primeros acordes de Put the Blame on Mane, de su guante derecho mientras recita (en playback) la letra de la canci¨®n y del izquierdo y una gargantilla de diamantes al final, animada por los aplausos del p¨²blico de un ficticio casino argentino. La reina del soul utilizaba, tambi¨¦n, su prenda fetiche para desnudarse ante sus seguidores.
Por ejemplo, en 2015 Aretha se subi¨® a las tablas del Centro John F. Kennedy para las Artes Esc¨¦nicas de Washington para interpretar (You Make Me Feel Like) A Natural Woman (la coautora de la canci¨®n, Carole King, hab¨ªa recibido minutos antes el galard¨®n Kennedy Center Honors que otorga el Gobierno de EEUU) con un abrigo de vis¨®n chocolate hasta los pies. Coincidiendo con el subid¨®n del tema (you make me feel/ You make me feel/ You make me feel a like natural woman) la de Memphis se levant¨® del piano y se deshizo de su capa. El p¨²blico entr¨® en ¨¦xtasis, incluido Barack Obama que luchaba por reprimir las l¨¢grimas mientras tarareaba el estribillo final y su mujer, Michelle, dibujaba una sonrisa de oreja a oreja. Meses despu¨¦s el entonces presidente de los Estados Unidos de Am¨¦rica confes¨® al editor del diario The New Yorker, David Remnick, que sol¨ªa llorar cuando escuchaba a Aretha entonar esa oraci¨®n. ?Nadie encarna m¨¢s plenamente la conexi¨®n entre el esp¨ªritu afroamericano, el blues, el R&B, el rock and roll y la forma en que las penas y el dolor se transforman en algo lleno de belleza, vitalidad y esperanza. La historia de Estados Unidos surge cuando Aretha canta?, dijo Obama.
Franklin segu¨ªa esta estrategia, la de desabrigarse sin contemplaciones en el momento cumbre de una melod¨ªa, casi desde el comienzo de su carrera. Era su forma de decir: aqu¨ª est¨¢ mi voz, totalmente desnuda. Para la periodista Robin Givhan de The Washington Post era una forma de proclamar su libertad, una manera de librarse de todos sus grilletes. De g¨¦nero y raza. Otras veces, como en su ¨²ltima actuaci¨®n durante la gala de la AIDS Foundation de Elton John en noviembre 2017, simplemente dejaba caer sus prendas de pelo sobre los hombros con cierta coqueter¨ªa sin perder un ¨¢pice de la fuerza huracanada que la defin¨ªa.
La elecci¨®n de las piezas de piel (tambi¨¦n presumi¨® de plumas ex¨®ticas) no es balad¨ª. Aretha Franklin, adem¨¢s de para conseguir un efecto dram¨¢tico durante sus interpretaciones, vest¨ªa estos abrigos porque era una estrella; y las estrellas llevaban abrigos de piel. Evita Per¨®n, por ejemplo, visit¨® Espa?a en julio de 1947 y lo hizo cubierta de las m¨¢s diversas pieles. En absoluto era una forma de tapar su curvil¨ªneo cuerpo; La dama del soul se visti¨® siempre como le dio la gana ¨Cgeneralmente con prendas ce?idas¨C mucho antes de que el movimiento body positive echase a andar. Cuando un dependiente de Detroit le dijo que el tono morado no era su color, Franklin apareci¨® vestida en su siguiente bolo con un vestido p¨²rpura brillante. Cuando los medios se refer¨ªan a su forma de vestir les enviaba telegramas preguntando: ??Qu¨¦ era exactamente lo que ten¨ªan que decir sobre mi aspecto??.
Era una ¨¦poca en la que a las mujeres, especialmente a las negras, se les dec¨ªa qu¨¦ estaba permitido y que no. Aretha se cri¨® en una iglesia evang¨¦lica, donde los domingos las mujeres acud¨ªan adornadas con sombreros y visones; para ella todos los d¨ªas fueron domingo. Daba igual que acudiese a un concierto, la Casa Blanca, una alfombra roja o una entrevista. Era su forma de decir que era digna de ocupar su sitio en ese espacio. En 2019 la ensayista Jasmine Sanders public¨® en The New York Times un art¨ªculo sobre la importancia que los abrigos de piel han tenido en la comunidad femenina afroamericana durante d¨¦cadas. En ¨¦l recoge las declaraciones de Paula Marie Seniors, historiadora y profesora de estudios africanos en la universidad Virginia Tech, que afirma que cuando la mayor¨ªa de la poblaci¨®n afroamericana no pod¨ªa acceder a la compra de una vivienda (los c¨®digos federales prohib¨ªan que se ofrecieran pr¨¦stamos justos a las personas negras) destinaba esos ahorros a otros indicadores de prosperidad personal. Bienes tangibles que conservan su valor y pueden ser legados de generaci¨®n en generaci¨®n como las joyas y las pieles. Aretha Franklin envuelta en sus abrigos de pelo alentaba a su comunidad con el grito silencioso de ?s¨ª, se puede?.
La fuerte personalidad de la cantante no fue suficiente para disuadir las cr¨ªticas de PETA. En 2008 le enviaron una carta abierta que dec¨ªa: ?los amantes de la m¨²sica pueden pensar en ti como una reina, pero para los amantes de los animales eres un buf¨®n de corte. Lo siento, Aretha, pero tus pieles te hacen parecer un payaso, ?por qu¨¦ no te deshaces de esa apariencia anticuada que aumenta el peso de tu cuerpo y resta valor a tu hermosa voz? ?Por qu¨¦ no donas tus pieles a los pobres como ¡®reina de la compasi¨®n¡¯, como hizo Mariah Carey? Obtendr¨ªas una desgravaci¨®n fiscal por la donaci¨®n y en PETA todos cantaremos tus alabanzas?. La respuesta de Franklin fue seguir llevando sus abrigos. El rechazo de los blancos a las pieles coincide en el tiempo con el aumento del poder adquisitivo de los negros. Despu¨¦s de la muerte de Aretha, PETA les pidi¨® a sus herederos que donasen las pieles a la organizaci¨®n para que las pudiesen repartir entre refugiados, personas sin hogar o transformarlas en ropa de cama para los centros de rehabilitaci¨®n. ?Si bien no podemos traer de vuelta a los animales que sufrieron y murieron por ellos, estos abrigos pueden ayudar a otros al brindarles el calor que tanto necesitan a los animales hu¨¦rfanos y humanos?, escribi¨® Tracy Reiman, vicepresidenta ejecutiva de la organizaci¨®n por los derechos de los animales. Aretha, tristemente, no est¨¢ entre nosotros para justificar sus decisiones. Si es que fuese su menester.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.