El que regal¨® sin usar, el m¨¢s copiado o el rosa: los cinco vestidos de novia de Audrey Hepburn
Se cas¨® dos veces, pero se visti¨® de novia otras tres m¨¢s: para la gran pantalla y para una boda que nunca lleg¨® a celebrarse. Todos los trajes son tan ic¨®nicos como el rostro ani?ado de la actriz. Tenemos que hablar de esto.
¡°Pose¨ªa un nuevo tipo de belleza: boca grande, chatos rasgos centroeuropeos, ojos muy pintados, pelo corto, u?as largas, una figura maravillosamente ¨¢gil y un cuello muy largo, quiz¨¢ incluso demasiado¡±. As¨ª describ¨ªa sus primeras impresiones sobre Audrey Hepburn el fot¨®grafo Cecil Beaton en Self-Portrait with friends. A principios de los a?os cincuenta la actriz era una estrella en ciernes que no tardar¨ªa mucho en brillar a plena potencia: gan¨® un Oscar con su primer papel protagonista, por Vacaciones en Roma (1953). Insegura y miedosa, su verdadera meta siempre fue formar un hogar y recuperar la tranquilidad que le rob¨® de ni?a la Segunda Guerra Mundial. ¡°Sobrevivi¨® a aquellos d¨ªas y consideraba su supervivencia un regalo. Trabaj¨® mucho para recuperar lo que hab¨ªa perdido: el hogar, la familia y la seguridad¡±. As¨ª lo recoge el libro que escribi¨® hace cinco a?os su hijo Luca Dotti, Audrey en casa (2015): ¡°Cuando mam¨¢ se enamoraba no perd¨ªa el tiempo. En 1954, en el estreno de Vacaciones en Roma en Londres, Gregory Peck le present¨® a Mel Ferrer y se casaron cinco meses despu¨¦s. Con pap¨¢ fue algo parecido: encuentro en Turqu¨ªa en el verano, noviazgo rel¨¢mpago en el mar y boda en enero en Suiza. Yo nac¨ª al a?o siguiente¡±.
Adem¨¢s de esos dos enlaces, la artista se visit¨® de novia en otras tres ocasiones. Algunos de esos dise?os se han convertido en piezas tan m¨ªticas y tan replicadas como el propio perfil de la actriz, que a¨²n hoy sigue vendiendo tazas o camisetas. Hablemos de ello:
El vestido que acab¨® en una granja italiana
Vacaciones en Roma tuvo mucho que ver con el primer vestido de novia de Audrey Hepburn. Tambi¨¦n con que nunca se lo llegara a poner para caminar hacia el altar. Cuando a¨²n era una aspirante a actriz en Londres conoci¨® a James Hanson, un rico heredero siete a?os mayor que ella con el que comenz¨® un romance. Al poco de anunciar su compromiso la belga firm¨® con la Paramount para rodar la cinta que le dar¨ªa su Oscar. ¡°Esa noche, James llev¨® a Audrey y a su madre a cenar al caf¨¦ Royale de Regent Street, donde corri¨® el champ¨¢n¡±, evoca Donald Spoto en la biograf¨ªa que escribi¨® sobre la belga. El rodaje se ten¨ªa que comprimir en las pocas semanas que le quedaban libres en la gira que ten¨ªa entre manos con la adaptaci¨®n de Broadway de Gigi.
Sin tiempo para buscar vestido de novia por otras ciudades, Hepburn acudi¨® al taller romano m¨¢s reputado, el de las hermanas Fontana. No necesitaba mucho para captar todas las miradas: ¡°Era una joven que se adelantaba a la alta costura, que ofrec¨ªa un aspecto deliberadamente distinto al de otras mujeres, resaltaba su delgadez como uno de sus principales atractivos¡±, recordaba la c¨¦lebre dise?adora de vestuario de la Paramount, Edith Head en The dress doctor.
Pero la boda con Hanson nunca se celebr¨®. En parte por la agenda de la actriz, en parte por los escarceos de su prometido y en parte porque Hanson empez¨® a atribuirse funciones de m¨¢s en la relaci¨®n entre Hepburn y su estudio. El vestido estaba listo, como demuestran algunas im¨¢genes del archivo de las Fontana y fue la protagonista de Desayuno con diamantes la que quiso que el dise?o se aprovechara. As¨ª se lo encomend¨® a las modistas:?¡°Quiero que mi vestido sea llevado por otra chica en su boda, quiz¨¢ alguien que no pueda permit¨ªrselo, la m¨¢s bella y pobre chica italiana que pod¨¢is encontrar¡±. La afortunada fue Amiable Altobella, que lo llev¨® para su enlace en su granja. ¡°He tenido un matrimonio feliz, as¨ª que el vestido me trajo buena suerte¡±, dijo la italiana en 2009, cuando subast¨® el modelo. La puja alcanz¨® los 23.000 d¨®lares (unos 21.200 euros).
El primer Givenchy
La propia Audrey se encarg¨® de buscar en Par¨ªs varias de las piezas de su vestuario para Sabrina (1954). Era una peque?a estratagema para que la Paramount se ahorrara los descomunales aranceles que ten¨ªa la importaci¨®n de moda en Estados Unidos (tras la guerra el pa¨ªs quiso potenciar su industria local). Audrey no estaba sola: en aquella ¨¦poca muchas mujeres hac¨ªan pasar por compras personales de un viaje a Europa dise?os que despu¨¦s acabar¨ªan en la vitrina de una tienda. Por ello la actriz acudi¨® al atelier de Hubert de Givenchy y por ello se produjo la an¨¦cdota que ya forma parte de la historia: anunciada como la se?orita Hepburn, el modisto esperaba encontrarse a Katharine y se llev¨® un chasco al ver a la menuda Audrey con pantal¨®n pirata y bailarinas. El flechazo sin embargo fue inmediato y de aquello surgi¨® una de las relaciones m¨¢s aut¨¦nticas y fruct¨ªferas entre moda y cine de toda la historia.
Por ello cuando meses despu¨¦s se comprometi¨® con el actor Mel Ferrer, acudi¨® de inc¨®gnito a Givenchy. La boda se celebr¨® en la intimidad: ¡°Queremos mantenerlo como nuestro oscuro secreto para hacerlo sin la prensa¡±, dec¨ªa Hepburn en una de sus cartas antes de desaparecer unas semanas. ¡°La explicaci¨®n de su alejamiento de la vida p¨²blica no tard¨® en conocerse: en B¨¹rgenstock, a orillas del lago Lucerna, Audrey se hab¨ªa casado con Mel Ferrer¡±, escrib¨ªa Spoto. ¡°El viernes se celebr¨® la boda civil en el ayuntamiento de la ciudad y, al d¨ªa siguiente se ofici¨® una breve ceremonia protestante en una capilla privada del siglo XIII. Para el acto religioso Audrey llevaba un vestido de organd¨ª blanco (dise?ado por Givenchy). S¨®lo invitaron a unos pocos amigos¡±.
El m¨¢s copiado
El vestido de novia que luce en Una cara con ¨¢ngel (1957), la f¨¢bula sobre la vida de Richard Avedon, es de Givenchy, como todo su armario en pantalla despu¨¦s de Sabrina. Incorpora unas pinzas en el pecho para realzar su busto, una de las preocupaciones en la Paramount en la era de Marilyn Monroe: ¡°A m¨ª me toc¨® la desagradable tarea de informar a Audrey de que el estudio tal vez le pidiera que realzara sus senos. Se neg¨® en redondo a cambiar su aspecto. O era ella misma o no ser¨ªa nadie¡±, recordaba William Wyler.
De cualquier manera el vestido, corto y con una falda voluminosa, se convirti¨® en uno de los m¨¢s copiados en la d¨¦cada de los sesenta. A¨²n hoy es posible encontrar r¨¦plicas online en numerosas plataformas como Etsy. Dise?adoras de vestuario contempor¨¢neas como Donna Zakowska se inspiran en ¨¦l: el que viste Midge en La maravillosa se?ora Maisel es un claro homenaje rematado hasta con el mismo lazo sobre el velo.
El corto y rosa
Las infidelidades de Ferrer hicieron que el matrimonio fuera insostenible. Poco despu¨¦s de su separaci¨®n, la actriz fue invitada a pasar el verano navegando en el barco de Paul-Annik Weiller y Olimpia Torlonia. ?l era hijo de un industrial; ella, nieta de Alfonso XIII y gran amiga del psiquiatra Andrea Dotti, que se sum¨® a los pasajeros del Calisto. Dotti ten¨ªa 30 a?os y era casi 10 menos que Audrey pero salt¨® la chispa. ¡°Estoy enamorada y vuelvo a ser feliz. Nunca pens¨¦ que fuera a ocurrirme, ya casi hab¨ªa perdido la esperanza¡±, escrib¨ªa la actriz a Givenchy al regresar del viaje. En Nochebuena, Andrea entreg¨® a Audrey un anillo de compromiso con un solitario de Bulgari. Ella ya ten¨ªa listo su Givenchy. Como recordaba el hijo de ambos, se dieron el ¡®s¨ª quiero¡¯ dos semanas despu¨¦s, de nuevo en Suiza. En esta ocasi¨®n Audrey visti¨® de rosa, tambi¨¦n de corto, y cambi¨® el velo por un pa?uelo a juego.
El matrimonio aguant¨® 13 a?os. ¡°Me aferr¨¦ a mis dos matrimonios tanto como pude por el bien de los ni?os. Todos esperamos que, si amamos de verdad a alguien, al final las cosas se arreglar¨¢n, pero eso no siempre ocurre¡±, confes¨® en una entrevista en The Times en 1992.
El m¨¢s odiado
Medio retirada en su casa de Suiza, Audrey acept¨® rodar Lazos de sangre?(1979) porque el director era su amigo Terence Young y por la suculenta cantidad de su cheque: nada menos que un mill¨®n de d¨®lares. Desde luego bastante m¨¢s de lo que cobr¨® por su primera pel¨ªcula, Vacaciones en Roma: entonces la actriz se embols¨® 7.000 d¨®lares por doce semanas de trabajo. Gregory Peck, su compa?ero de reparto, recibi¨® 100.000 d¨®lares.
A sus 49 a?os, encarnaba a un personaje que en la novela que inspiraba el guion ten¨ªa 23. ¡°Cuando se estren¨®, los cr¨ªticos quedaron estupefactos y el p¨²blico se aburri¨® con una pel¨ªcula tan absurda que bien podr¨ªa haber dirigido un estudiante de cine en su primer curso¡±, dice su bi¨®grafo. ¡°Lazos de sangre se toma m¨¢s en serio los Givenchy de la se?orita Hepburn que la propia actriz que los luce, no siempre de la manera m¨¢s atractiva. Dicho esto, no hay raz¨®n para comentar la calidad de las interpretaciones individuales¡±, soltaba el cr¨ªtico de The New York Times, Vincent Canby. El vestido de novia, el ¨²ltimo que se pondr¨ªa en pantalla o fuera de ella la belga que empez¨® como bailarina, era una prenda atemporal. El dise?o en raso azul, podr¨ªa pasar perfectamente desapercibido en cualquier invitada de una boda de hoy en d¨ªa. Aunque probablemente no lo llevar¨ªa con tanta gracia como Hepburn (por mucho que dijera el New York Times).
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