Bienvenidos al mundo de Kors
Mucho m¨¢s que un dise?ador, Michael Kors es un ¨ªdolo de masas. Rodeado de flashes y famosos, S Moda entrevista en exclusiva en Londres al gigante del lujo democr¨¢tico.
Hay creativos que esbozan los trazos de sus colecciones recluidos en un castillo de cristal; y hay dise?adores que no temen abrir las puertas de su mundo a las c¨¢maras y a los flashes. Los primeros act¨²an como estrellas inalcanzables; los segundos son ¨ªdolos de masas, como Michael Kors, la cara m¨¢s visible (y reconocible) de la moda de Estados Unidos.
El a?o que dej¨® la direcci¨®n creativa de C¨¦line (en 2004), Kors acept¨® formar parte del jurado de Project Runway. Ese reality show catapult¨® al empresario a la fama y dispar¨® las ventas de su marca (l¨ªder del fen¨®meno de bolsos de lujo asequible). Aunque este tit¨¢n no necesita guionistas para escribir su historia. Naci¨® en Long Island, rodeado de mujeres fuertes. Su madre era exmodelo; y su abuela, una amante de la moda. ?Jane Fonda y Liz Taylor?, compara a menudo.
?Los lazos son horribles?, le dijo a su mam¨¢ con cinco a?os el d¨ªa de su boda. Ella le hizo caso y los quit¨®. Fue su primer ejercicio est¨¦tico. M¨¢s tarde dise?ar¨ªa looks de amigos para salir a Studio 54. Estudi¨® teatro antes de entrar en la escuela de moda FIT. Dur¨® dos semestres. Prefer¨ªa trabajar. En la boutique Lothar¡¯s traz¨® sus primeros patrones (que llamaron la atenci¨®n del comprador de Bergdorf Goodman) y conoci¨® a Vera Wang, quien lo anim¨® a fundar su marca. Lo hizo en 1981. Ten¨ªa 21 a?os.
Su ¨²ltima apuesta es una colecci¨®n de relojes inteligentes. ?Hasta qu¨¦ punto le interesa la tecnolog¨ªa?
La gente lo quiere todo. Cuando dise?o, siempre parto de la idea de que nadie quiere renunciar a nada. Incluso cuando esbozo el patr¨®n de un vestido de fiesta. El mejor es aquel que, adem¨¢s de hacerte sentir fant¨¢stica y sexy, es c¨®modo. He visto a actrices probarse dos looks. ??Cu¨¢l deber¨ªa llevar??, preguntan. ??Con cu¨¢l te puedes mover mejor??, indago. ?Eso no me preocupa?, dicen. En realidad, de ese factor depender¨¢ el resto de la noche. ?Quiz¨¢ te guste lo que ves en el espejo cuando est¨¢s quieta, pero tendr¨¢s que pasearte por la alfombra roja, hacer entrevistas¡ Apuesta por algo c¨®modo y fabuloso?. Dise?amos para un cliente que est¨¢ conectado las 24 horas del d¨ªa, y que, adem¨¢s, busca un producto que sume puntos a su look. La tecnolog¨ªa sin glamour no me interesa. Y hoy el glamour sin funcionalidad¡ ?qu¨¦ sentido tiene? Si encontraras unos tacones tan c¨®modos que pudieras llevarlos al gimnasio, ?no ser¨ªa la bomba? La tecnolog¨ªa es un reto. ?Soy un geek? No. Pero soy una persona curiosa. Y estoy demasiado enganchado al m¨®vil. No duermo con ¨¦l, pero casi.
Con la revoluci¨®n digital, la moda ha pisado el acelerador.
Forma parte de la transformaci¨®n que ha vivido el sector en los a?os que llevo en este negocio¡ ?Y son muchos!
Treinta y cinco a?os desde que fund¨® su marca.
?Es de locos! ?Y solo tengo 40! [risas]. Muchos cuestionan si el calendario es demasiado fren¨¦tico. Pero ?acaso hoy el ritmo de la vida no es mucho m¨¢s vertiginoso? La sociedad ha cambiado. Y sigue cambiando. Es emocionante. Como creativo, no hay reglas. Sandalias en invierno, botas en verano, lentejuelas en la oficina¡ Anoche, Solange Knowles me dec¨ªa: ?Espero que no te moleste que lleve zapatos planos con estos pantalones de pedrer¨ªa?. ?Me parece maravilloso!
?Qu¨¦ otros cambios ha visto?
Por fin hemos entendido que el concepto de vestirse conforme a una edad es rid¨ªculo. Antes, para tener cierto nivel de gusto, ten¨ªas que vivir en una gran ciudad, ser rica y tener tantos a?os. Hoy, puedes vivir en medio de ninguna parte y estar conectada. Veo j¨®venes, e incluso adolescentes, m¨¢s sofisticadas e informadas que nunca. Y al rev¨¦s. Mujeres de 70 que se han subido al carro de la era digital. Los estereotipos se difuminan. Cuando Marc Jacobs y yo empezamos, en los 90, todo era distinto. Recuerdo que nos mir¨¢bamos y pens¨¢bamos: ??Qu¨¦ narices hacemos aqu¨ª?? ?Estados Unidos era tan casual! Pronto, los viejos cimientos comenzaron a desmoronarse. La gente viajaba con mayor regularidad. Ahora lo hacemos virtualmente con el m¨®vil. El esp¨ªritu relajado de Los ?ngeles, el impulso de Nueva York, la excentricidad de Londres, la vanguardia de Tokio¡ La Red ha borrado las fronteras.
?La mejor escuela, adem¨¢s de viajar?
Entrar en las tiendas y hablar con los clientes. Me gustar¨ªa hacerlo en todas las ciudades que visito, pero es imposible. Aunque con las redes mantengo una conversaci¨®n global. ?Es incre¨ªble!
?Usted todav¨ªa organiza trunk shows [presentaciones a puerta cerrada para una clientela privilegiada]?
?Me encantan! Hace cinco semanas organic¨¦ una en Washington D. C. Dicen que es una ciudad conservadora. Sin embargo, vendimos vestidos de fiesta incre¨ªbles; y abrigos extravagantes. Una de las mujeres que conoc¨ª ¨Cllevaba unos pantalones con pedrer¨ªa con un jersey de cachemir¨C me mir¨® y me dijo: ?No pongas esa cara de sorprendido, aqu¨ª tambi¨¦n nos gusta el glamour?. Debes viajar, conocer a tus clientas y hablar con ellas para saber qu¨¦ quieren.
Imagino que aprendi¨® esa lecci¨®n en Lothar¡¯s, la boutique en la que trabaj¨® antes de crear su propia etiqueta.
?As¨ª es! Cuando un dise?ador joven me pide consejo, le digo: ?Busca trabajo en una tienda?. Estar¨¢s rodeado de ropa, pero, sobre todo, ?ver¨¢s gente prob¨¢ndose esa ropa! Si quieres dise?ar bolsos, deja tu curr¨ªculo en una boutique de bolsos. Si sue?as con crear zapatos, ?v¨¦ndelos! Solo as¨ª entender¨¢s qu¨¦ desea una mujer.
En Espa?a, los bolsos de Michael Kors est¨¢n por todas partes. El precio es, sin duda, una de las claves del ¨¦xito. ?Cree en la democratizaci¨®n del lujo?
Lo es todo. Recuerdo c¨®mo surgi¨® la idea de lanzar una segunda l¨ªnea. Fue en los almacenes Bergdorf Goodman de Nueva York, el primer d¨ªa de rebajas. Estuve all¨ª un a?o cuando sacaron mis dise?os con los precios rebajados. Y vi c¨®mo aquellas mujeres corr¨ªan a las perchas. Recuerdo que pens¨¦ que ten¨ªan un look maravilloso. Y, obviamente, les gustaba lo que hac¨ªa. Que no vueles en jet privado no quiere decir que no aprecies el glamour.
?Qu¨¦ mujeres lo inspiran hoy?
?Las malabaristas! Las llamo as¨ª porque llevan a cabo mil y una tareas a la vez y hacen que parezca f¨¢cil, aunque s¨¦ muy bien que no lo es. Blake Lively, Angelina Jolie, Michelle Obama, Gwyneth Paltrow. Estas mujeres gestionan sus propios negocios, est¨¢n en el ojo p¨²blico, son madres¡ Piensa, por ejemplo, en Kate Hudson. La vi la semana pasada en Nueva York, y me contaba que coge una media de ?seis aviones al mes! No para; y siempre est¨¢ maravillosa. Le gusta la moda, pero no si coarta su vida. Encontrar ese equilibrio perfecto es lo m¨¢s dif¨ªcil. ?Qu¨¦ tiene en com¨²n una persona de la calle con una famosa como Gwyneth? ?Demasiados selfies! Antes solo las celebridades acaparaban los flashes. Hoy, todos vivimos bajo el objetivo de las c¨¢maras. ?El lado positivo de las redes? Estamos tan acostumbrados a vernos en fotos que conocemos mejor nuestro cuerpo; y sabemos qu¨¦ nos favorece.
Conocerse es una forma de empoderamiento.
He crecido rodeado de mujeres fuertes.
?Solo falta ver a un f¨¦mina convertida en presidenta de Estados Unidos!
Hasta hace muy poco muchos cre¨ªan que la moda menoscababa el poder, como si restara inteligencia y seriedad. Michelle Obama ha sido clave a la hora de cambiar esa percepci¨®n. Ella ama la moda; y eso no la hace menos competente. Por fin hemos comprendido que estilo y poder son complementarios. Si pensamos, por ejemplo, en el presidente Obama, no creo que pudiera decirte qu¨¦ traje lleva, pero siempre transmite una imagen impecable. Es una cuesti¨®n de calidad, de conocerse a uno mismo. Ese deber¨ªa ser el par¨¢metro para cualquier persona con una vida p¨²blica. No espero que nadie de la escena pol¨ªtica se convierta en fashionista o en estrella del street style. Es lo ¨²ltimo que desear¨ªa. Pero ?conocer su cuerpo? ?Por supuesto! Es muy importante. Hoy tenemos a una mujer candidata a la presidencia de los Estados Unidos incre¨ªblemente preparada. Es un nuevo d¨ªa. ?Es fascinante! Y, si soy sincero, prefiero escuchar lo que Hillary Clinton tiene que decir antes que hablar de lo que lleva puesto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.