La historia de Lady Dior, el bolso que la firma cre¨® para Lady Di y que la princesa solo pudo disfrutar dos a?os
La casa de moda dise?¨® el complemento, una versi¨®n de su Chouchou, para la princesa del pueblo en 1995 y lo comercializ¨® rebautizado un a?o despu¨¦s.
Es curioso, e ir¨®nico si atendemos a la diferencia de sus personalidades, que la imagen de las tres mujeres brit¨¢nicas m¨¢s famosas de la segunda mitad del siglo XX (con permiso de las Spice Girls) est¨¦ ligada a un bolso.
La reina Isabel II utiliza de d¨ªa ¨Cdesde hace seis d¨¦cadas¨C el modelo Traviata de la casa Launer en blanco y negro. Seg¨²n revel¨® hace tres a?os Hugo Vickers, historiador y experto en la familia Windsor, a la revista People, la soberana lo lleva para comunicarse con sus asistentes en p¨²blico. Si la monarca se cambia la pieza de mano (generalmente lo lleva en la izquierda para saludar con la diestra) significa que la ch¨¢chara con un interlocutor ha terminado y est¨¢ preparada para darle a la sin hueso con el siguiente invitado. Si lo posa en una mesa, est¨¢ avisando a sus guardaespaldas de que es hora de recogerse y de que cada mochuelo debe volver a su olivo: la velada ha terminado. Y si lo deja en el suelo, por lo que debe estar sentada, la soberana est¨¢ pidiendo a su dama de compa?¨ªa un rescate urgente. SOS, la decana de los monarcas europeos se aburre.
El pasado noviembre la firma de complementos confirm¨® que desde hace un tiempo su graciosa majestad, que ya peina 94 primaveras, se adorna con una versi¨®n m¨¢s ligera del complemento con nombre de ¨®pera de Verdi. En este bolso ¨Cque alterna con otros modelos de Launer¨C acopia cachivaches de enorme valor sentimental que nada tienen que ver con los grandes secretos de Estado.
La que s¨ª almacenaba en su bolso informaci¨®n comprometida era Margaret Thatcher. La primera ministra de Reino Unido (lo fue desde 1979 hasta 1990) utilizaba su cartera Asprey London no como escudo, sino como arma de combate. Lleg¨® a afirmar que cuando un debate se atascaba en un punto la soluci¨®n siempre estaba en su complemento preferido. Lo llevaba a rebosar de papelitos en los que recog¨ªa ideas sobre los m¨¢s diversos temas. A su manera de hacer pol¨ªtica se la bautiz¨® como la diplomacia del bolso. No sorprende que su hija, Carol Tatcher, pusiese el grito en el cielo cuando el Ayuntamiento de Londres, encabezado por Boris Johnson, encarg¨® una estatua en 2013 de la apodada Dama de Hierro?con las manos vac¨ªas.
La princesa Diana, cuyo estilo, 23 a?os despu¨¦s de su fallecimiento, sigue ganando adeptos y acaparando titulares ¨Cen parte gracias al ¨¦xito de la serie The Crown (Netflix) de cuya cuarta temporada es protagonista oficiosa¨C, consigui¨® algo que ninguna de sus dos compatriotas antes citadas han logrado de momento: darle nombre a un bolso. Tenemos que hablar de un bolso con nombre y apellido: el Lady Dior.
El 30 septiembre de 1995, patrocinada por el conglomerado del lujo LVMH y Christian Dior, el museo? de Orsay de Par¨ªs inaugur¨® una retrospectiva de la obra de Paul C¨¦zanne en el Grand Palais (bajo su c¨²pula acostumbra a desfilar Chanel). Diana Spencer, separada pero a¨²n no divorciada del pr¨ªncipe Carlos de Reino Unido, fue la encargada de presidir la cena de gala con la que se celebr¨® el ambicioso proyecto cinco d¨ªas antes. La de Sandringham llevaba un vestido de c¨®ctel rojo con lazada en el pecho y complementos a tono.
Aquella misma tarde, antes de recorrer la exhibici¨®n del pintor posimpresionista acompa?ada del presidente Jacques Chirac, hab¨ªa visitado el palacio del El¨ªseo donde la esperaban la primera dama Bernadette y Bernard Arnault, director general de LVMH Group, bajo cuyo paraguas se re¨²nen firmas como Mo?t & Chandon, Ruinart, Sephora, Bulgari, Chaumet, Louis Vuitton, Fendi, Celine, Loewe y el citado Dior. Como regalo de cortes¨ªa, Lady Di recibi¨® un bolso de la masion Christian Dior que patrocinaba la exposici¨®n. Los encuentros diplom¨¢ticos generalmente se despiden con un intercambio de presentes made in de donde viene uno y otro ¨Cpor ejemplo, en 2004 los ahora reyes de Espa?a le regalaron al Papa Juan Pablo II una imagen de la Virgen del Pilar en plata y ¨¦l a los entonces pr¨ªncipes de Asturias 20 medallas con los misterios del rosario¨C. Fue Bernadette Chirac la que propuso a la empresa que a la princesa no se le agradeciese la visita con cualquier galanter¨ªa a la venta en la boutique de la Avenue Montaigne.
El equipo creativo, con Gianfranco Ferr¨¦ a la cabeza, decidi¨® reeditar para la nuera de la reina Isabel el modelo Chouchou,?un peque?o bolso de mano en piel azabache con asas. Del extremo de una de ellas cuelgan unos adornos con la forma de las letras del apellido de la firma. Su estampado de cannage (de rejilla) est¨¢ inspirado en el asiento de las sillas Napole¨®n III que Christian Dior utiliz¨® en su primer desfile en 1947. A la princesa de Gales le encant¨® el regalo.
Lo estren¨® el primero de octubre de ese mismo a?o durante la inauguraci¨®n de la Fundaci¨®n para la Educaci¨®n Conductiva para discapacitados de Birmingham. La imagen de Diana abrazada a un ni?o con su bolso Chouchou de Dior dio la vuelta al mundo. Un a?o despu¨¦s el modelo sali¨® al mercado rebautizado como Lady Dior. Un juego de palabras resultado de la fusi¨®n de la abreviatura del nombre de origen griego de la princesa y el apellido de la firma. La modelo Carla Bruni, que acab¨® siendo primera dama de la rep¨²blica francesa tras su matrimonio con Nicolas Sarkozy, fue una de las primeras en fotografiarse con la famosa cartera para una publicidad de la maison.
Cada pieza exige la intervenci¨®n de siete artesanos y un m¨ªnimo de una jornada laboral de ocho horas para ser confeccionado. Las casi 130 piezas de piel que se necesitan para su creaci¨®n est¨¢n cortadas y cosidas a mano. El ¨¦xito de ventas del Lady Dior sobrevive hasta hoy reformulado en distintos tama?os, estampados y materiales. La princesa no pudo hacer uso de ¨¦l m¨¢s de dos a?os, la muerte la encontr¨® en un t¨²nel parisino la noche del 31 de agosto de 1997.
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