Daniel Roseberry: ?Ciertas dosis de vulgaridad y de mal gusto son importantes. Requieren humor e inteligencia?
Se ha convertido en el favorito de la alfombra roja (y de Instagram). Hablamos con el dise?ador tejano, que ha dado la vuelta a la sacrosanta alta costura a golpe de iron¨ªa y varias im¨¢genes poderosas
En un a?o y medio sin desfiles ni eventos, Daniel Roseberry (Dallas, 1985) ha logrado una haza?a que parec¨ªa imposible: convertir Schiaparelli en la marca del momento con un equipo peque?o, un archivo hist¨®rico muy complejo, un par de colecciones magistralmente fotografiadas y un discurso muy alejado del habitual para una ense?a enfocada en la alta costura. Desde que el grupo Tod¡¯s adquiriera la maison en 2006, tras medio siglo inactiva, no hab¨ªa conseguido devolverle la relevancia. No era f¨¢cil. El imaginario de la firma, surrealista e irreverente, m¨¢s cercano al arte que a la moda en sentido estricto, estaba (y est¨¢) ¨ªntimamente ligado al carisma de su fundadora, Elsa Schiaparelli, que la fund¨® en Par¨ªs en 1927. Pero, tras varias intentonas y el paso de distintos directores creativos tuvo que llegar un dise?ador estadounidense desconocido que no hab¨ªa pisado un atelier en su vida para darle la vuelta a la historia. ¡°Y vaya dos a?os¡±, comenta Roseberry mientras apura un caf¨¦ en uno de los salones de la sede de la marca, la hist¨®rica casa de Elsa en el 21 de la Place Vend?me. ¡°Para m¨ª ha sido un shock. Ya no solo por el hecho de hacer costura o dejar de trabajar con las ideas y la supervisi¨®n de otros¡±, comenta quien fuera durante a?os la mano derecha de Thom Browne. ¡°No sabr¨ªa c¨®mo definirlo. Es Par¨ªs, con todo lo que eso implica: el estilo de vida de la ciudad, los tiempos, los procesos de trabajo. No tiene nada que ver con hacer moda en Nueva York¡±. Pero Roseberry no ha pasado por un periodo de adaptaci¨®n; en tiempo r¨¦cord, y con un confinamiento de por medio, est¨¢ reescribiendo las (hasta ahora) leyes no escritas que llevan aplic¨¢ndose en este sector durante m¨¢s de medio siglo.
Desde que lleg¨® a Schiaparelli, su aproximaci¨®n a la alta costura ha sido muy poco convencional. No sigue esa idea de ¡®belleza¡¯ can¨®nica, ni quiere transmitir la cl¨¢sica actitud complaciente.
As¨ª es. Podr¨ªa hablar horas sobre este tema. Parece que la costura deba ser siempre algo refinado. Adem¨¢s, creo que hay una l¨ªnea muy fina que separa el respeto al archivo y el legado del hecho de ser actual. A m¨ª me gusta trabajar en esa fina l¨ªnea; siempre pienso: ¡®?Qu¨¦ es lo que me gustar¨ªa ver hoy? ?Qu¨¦ es lo que quiere ves la gente? Hay que mirar a la sociedad y responder.
Pero en su caso, esa l¨ªnea que menciona es diferente, porque Elsa Schiaparelli siempre lo fue. De repente, tras esta situaci¨®n, el trabajo que ella realiz¨® es m¨¢s actual que nunca, porque se aproximaba a la moda como una forma de expresi¨®n casi radical.
Mi mejor amigo me dijo en una ocasi¨®n: ¡°Me gustar¨ªa ser mucho m¨¢s intr¨¦pido en mi d¨ªa a d¨ªa, en mis acciones y mi actitud, pero necesito una invitaci¨®n para lograrlo, algo que me mueva a atreverme¡±. Cuando llegu¨¦ aqu¨ª, me acord¨¦ de sus palabras porque me di cuenta de que Elsa es esa invitaci¨®n. Su archivo me da permiso para ser rebelde, para ser vanguardista. Ella consigui¨® algo ¨²nico: convertir la iron¨ªa y el sentido del humor en algo chic. Por eso es tan actual, porque no es lo mismo la iron¨ªa que el cinismo y estos no son precisamente tiempos para ser c¨ªnico.
?Qu¨¦ sab¨ªa de ella antes de llegar a la firma?
Me fascinaba y me fascina la iconograf¨ªa. Cuando pienso en Dior pienso en la silueta, cuando pienso en Chanel pienso en el relato de marca, cuando pienso en Balenciaga pienso en arquitectura¡ Cada maison tiene, por as¨ª decirlo, un concepto asociado en la mente de las personas. Con Elsa pienso en iconos, en simbolog¨ªa, en c¨®mo cre¨® un lenguaje simb¨®lico con peque?os objetos, m¨¢s all¨¢ de la moda en sentido estricto. Lo suyo era el poder de la imagen.
Una idea que usted ha retomado. En un a?o sin desfiles, sus creaciones se han convertido en virales gracias al modo de fotografiarlas.
Cuando tienes a decenas de personas, o incluso a cientos, trabajando en la comunicaci¨®n de una marca y buscando la viralidad a veces tienes la sensaci¨®n de que est¨¢n intentando darle la vuelta al Titanic. Esta firma es diferente, somos peque?os, no estamos muy presentes, y eso me permite tener el control de c¨®mo se comunican las colecciones. Creo que la conexi¨®n con la gente es m¨¢s ¨ªntima porque somos menos y lo hacemos todo juntos. El crear las im¨¢genes se ha convertido en mi parte favorita.
Empieza a dise?ar escribiendo. Ni bocetos ni paneles de inspiraci¨®n, solo notas, que a veces, como hizo la temporada pasada, adjunta a la colecci¨®n para explicar su significado. ?Por qu¨¦?
Yo s¨¦ que eso luego casi nadie lo lee, pero a m¨ª me ayuda. Porque escribiendo acabo d¨¢ndome cuenta de cu¨¢les son mis intenciones, qu¨¦ quiero que la gente vea, qu¨¦ quiero expresar cada vez. Me ayuda a ordenarme. Luego, si muestro las notas al lado del resultado, de la colecci¨®n, para m¨ª es como ponerle banda sonora. La temporada pasada lo hice porque estaba obsesionado con la idea de fetichizar la costura, como concepto. Me imaginaba a todos los dise?adores sobre los que influy¨® Elsa, a todos ellos conversando a la vez. Era algo tan metarreferencial que necesitaba escribirlo.
Cuando se trata de dise?ar una colecci¨®n de pr¨ºt ¨¢ porter, ?esa aproximaci¨®n cambia?
En cierto modo s¨ª, porque en el pr¨ºt ¨¢ porter la funcionalidad, en mi caso en forma de sastrer¨ªa, es b¨¢sica. Pero en realidad no tanto, porque Schiaparelli va de contradicciones, es como un juego: se mezcla la elegancia con lo vulgar, el humor con lo sobrio¡ Las referencias, en ese sentido, son las mismas.
?Por qu¨¦ es necesario introducir conceptos como la vulgaridad y el humor en un ¨¢mbito como la moda, y sobre todo, como la costura?
Porque creo que hoy es importante tenerlos en cuenta. Creo en esa paradoja que afirma que ¡°Es de buen gusto tener mal gusto¡±. Sigue habiendo costura para embellecer, en el sentido m¨¢s cl¨¢sico, pero ahora que todo va tan r¨¢pido y es tan incierto resulta importante cambiar ciertos esquemas. Por ejemplo, Cardi B tiene un control absoluto de lo que quiere expresar, cu¨¢ndo quiere ser vulgar, cu¨¢ndo quiere ser ir¨®nica y cu¨¢ndo no. No me interesa lo camp o lo hortera a secas. La vulgaridad o el mal gusto en ciertas dosis son ahora muy importantes porque requieren mucho sentido del humor y, sobre todo, mucha inteligencia.
Cardi B o Lady Gaga son el tipo de celebridades que le interesan, por encima de c¨¢nones o listas de famosas mejor vestidas.
Cuando empec¨¦ todo el mundo me preguntaba: ?c¨®mo es la mujer Schiaparelli? No hay ninguna mujer Schiaparelli, hay una identidad, y es para todo el mundo que se sienta c¨®moda con ella. En los ¨²ltimos dos meses hemos vestido a Cardi B, a Lady Gaga, pero tambi¨¦n a Cate Blanchett y a Jill Biden. Puede parecer que no tienen mucho en com¨²n, pero las une la inteligencia y el saber perfectamente qu¨¦ quieren expresar con sus elecciones de vestuario.
?Cu¨¢l es la forma de hacer que esa identidad de sea m¨¢s global? Por un lado est¨¢n las joyas y tambi¨¦n han lanzado el bolso Elsa. ?Es el camino?
Es uno de ellos. Llevo aqu¨ª solo dos a?os, muy fren¨¦ticos, y al final esto sigue siendo una casa de costura, donde la creatividad manda. Pero quiero que la gente pueda reconocer la firma a kil¨®metros, y tambi¨¦n que la reconozca dando la vuelta a una prenda. Sastrer¨ªa e iconograf¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.