El arrebato de ir de viaje para comprar un capricho ¡®fashionista¡¯
Las compradoras viajeras buscan hacerse con aquello por lo que las marcas de lujo apostaban desde sus inicios: un producto exclusivo, con una historia singular y de acceso limitado.
Hechos a mano, con bronce chapado en oro de 24 quilates y perlas de agua dulce en forma de copo de ma¨ªz. Estos son los pendientes que Aur¨¦lie Penneman de Bosscheyde, de 31 a?os, luci¨® el d¨ªa de su boda, en septiembre de 2020, en una Roma pr¨¢cticamente vac¨ªa. ¡°Quer¨ªa llevar perlas, pero no ser demasiado cl¨¢sica. No buscaba la perla redonda perfecta, porque me gustan las cosas con un peque?o giro¡±, explica la dise?adora de interiores. Pendientes y ceremonia fueron a juego en una atm¨®sfera t¨ªpicamente italiana y de estilo barroco en Villa Miani. A pesar de que B¨¦lgica cuenta con cientos de joyer¨ªas, Aur¨¦lie buscaba una marca que no estaba presente en su pa¨ªs natal: Alighieri. Por ese motivo, viaj¨® para comprar los pendientes que ya hab¨ªa visto previamente en la p¨¢gina web. ¡°Si compras presencialmente puedes tocar y sentir las prendas. On line esa experiencia se pierde¡±, reflexiona. Con la marca en mente, comprob¨® las tiendas en las que pod¨ªa adquirir de forma presencial los pendientes. Tras barajar opciones como Londres ¡ªmuy complicado por el Brexit¡ª o Par¨ªs ¡ªse la conoce de memoria¡ª, se decant¨® por Madrid. ¡°La ciudad es muy agradable, tiene muchas marcas originales y las colecciones en Espa?a son m¨¢s coloridas. El sur es algo completamente diferente¡±, declara. As¨ª es como la belga aterriz¨® en la tienda multimarca Misia, el ¨²nico lugar de la capital donde pod¨ªa hacerse con las joyas por aquel entonces. All¨ª compr¨® dos pares: unos, para darse el ¡°s¨ª, quiero¡±, los otros, para la sesi¨®n fotogr¨¢fica d¨ªas despu¨¦s. El total ascendi¨® a 790 euros. Aur¨¦lie convirti¨® el viaje a Madrid en un aut¨¦ntico fi n de semana de compras compartido con su madre, quien aprovech¨® para hacerse con el atuendo para la boda, un vestido de colores lila y naranja hecho a medida.
La ¡®experiencia¡¯ de la edici¨®n limitada
Viajar para comprar es un h¨¢bito que no pasa de moda, sin embargo, tiene sus propias din¨¢micas temporales. Tradicionalmente, capitales como Londres, Par¨ªs y Nueva York recib¨ªan a centenares de clientes asi¨¢ticos dispuestos a hacer cola para comprar lujo en la sede hist¨®rica de cada firma. Lo siguen haciendo, pero las restricciones derivadas de la covid en pa¨ªses como China o Corea del Sur han hecho que este tipo de turismo caiga m¨¢s de un 70% en el ¨²ltimo a?o, seg¨²n datos de la consultora Bain & Company, y que cada vez sean m¨¢s las firmas que fomentan la cultura de compra dentro de las fronteras orientales. Pero hay otro tipo de clientas, que suelen huir del fast fashion de marcas m¨¢s extendidas para comprar piezas ¨²nicas, no necesariamente lujosas, pero s¨ª procedentes de firmas menos conocidas o ediciones limitadas, sea cual sea el lugar donde encontrarlas. A menudo son prendas vintage, artesanales o con una distribuci¨®n muy baja. ¡°Cuando era adolescente siempre iba a tiendas enormes, como Zara. Pero a medida que fui creciendo compro mucho menos, pero de mayor calidad, algo que la gente no encontrar¨¢ con facilidad¡±, afirma Aur¨¦lie. La belga comparte que, desde su visita a Madrid en busca de los pendientes para su enlace, viajar a la capital se ha convertido en una tradici¨®n anual. Explica que puede gastarse entre 1.500 y 2.000 euros en un vestido de noche, mientras que para la ropa casual el presupuesto oscila entre los 100 y 500 euros. ¡°No tienen que ser prendas supercaras, solo deben ser muy originales¡±. Con este tipo de distinci¨®n trabaja C¨¢ndida Ledo, fundadora de la anteriormente citada Misia. La tienda cuenta con marcas ¨²nicas en Espa?a como Bernadette, Rejina Pyo o Mari Giudicelli y ella procura tener una selecci¨®n de producto ¨²nica, aunque algunas marcas se encuentren en otras tiendas del pa¨ªs. Explica que el hecho de presentar una oferta de piezas tan limitada responde a una estrategia de doble v¨ªa: ¡°Por un lado, nos permite llegar a un consumidor que busca un producto determinado y ¨²nico. Por el otro, un cliente viene por unos zapatos Carel, pero termina llev¨¢ndose otras cosas, adem¨¢s de los zapatos¡±.
Viajeros Zeta: el arrebato de ir a ver en persona un capricho ¡®fashionista¡¯
Algunos viajes, sin embargo, est¨¢n orientados a la caza del chollo en grandes marcas. Mar¨ªa Caballero, de 20 a?os, aprovech¨® una oferta 2¡Á1 de Ryanair para viajar a Mil¨¢n con el mero objetivo de comprar. La estudiante cogi¨® el vuelo a las 6.30 de la ma?ana y a las 12 de la noche ya estaba de nuevo en Barcelona. Acompa?ada de un amigo, pudo visitar tiendas como Balenciaga, Off -White y Maison Margiela. La sorpresa lleg¨® cuando acudi¨® al outlet DMAG y encontr¨® art¨ªculos de marcas como Ambush, Rick Owens, Comme des Gar?ons o Helmut Lang. ¡°Todo estaba a precios incre¨ªblemente bajos si los comparamos con los de las tiendas oficiales. Me acuerdo de cuando me prob¨¦ unas botas de Jacquemus que llevaba buscando mucho tiempo. Su precio es de 300 euros; all¨ª estaban a 100¡±, explica. Seg¨²n cuenta Mar¨ªa, la poca variedad en las tallas impidi¨® que pudiera comprar aquellas piezas que m¨¢s le gustaban, aunque poder apreciar y tocar los art¨ªculos que tanto hab¨ªa visto por internet fue ¡°un espect¨¢culo¡±. A la estudiante le gustar¨ªa repetir este tipo de viaje en un futuro, pero, por el momento, procura no gastar tanto dinero en ropa y dejar de comprar moda r¨¢pida. ¡°Prefiero centrarme en adquirir prendas de segunda mano. Cuando me he podido dar un capricho, he comprado una chaqueta de Maison Margiela o un abrigo de Rejina Pyo¡±, afirma Mar¨ªa.
A la idea de comprar ciertos productos se suma el potencial de vivir una experiencia ¨²nica en tiendas multimarca consideradas ¡®templos¡¯ por los aficionados a la moda. Hordas de j¨®venes acuden a Dover Street Market , la tienda fundada por la marca Comme des Gar?ons hace 20 a?os, en busca de ediciones limitadas de sneakers de marcas como New Balance o Nike. Algo similar sucede con Supreme, la firma de moda urbana que lleva d¨¦cadas viendo c¨®mo se forman colas kilom¨¦tricas cuando lanzan nueva colecci¨®n. Para Pau Mu?oz, creador de contenido de 21 a?os, Supreme hab¨ªa sido, desde que era un adolescente, la meca del streetwear. ¡°Cuando consum¨ªa much¨ªsimo YouTube, todos los influencers o bien llevaban prendas de Supreme o bien se dedicaban plenamente a hablar de la marca. Eran piezas muy exclusivas, tal vez produc¨ªan 200 sudaderas y todas volaban on line¡±, dice. Con la voluntad de visitar la tienda en persona, Pau viaj¨® a Londres durante un fin de semana. Al final, se compr¨® una sudadera y una camiseta en un viaje que cost¨® unos 700 euros. Se ha planteado repetir la experiencia en alguna ocasi¨®n, pero reconoce que es algo complicado para una persona de a pie: ¡°Te pones a contar el coste del viaje en s¨ª y realmente no sabes hasta cu¨¢nto vale la pena¡±.
¡°Nada de lo que busco pertenece al mercado low cost. Soy consciente de ello y me siento afortunada de poder gastar unos 200 euros en un vestido del que conozco a la persona que lo ha dise?ado¡±, afirma Candela G. Tiene 46 a?os, es m¨¦dico y vive en Tenerife. No se plantea viajar exclusivamente para comprar y prefiere reservarse la visita a una tienda que le fascina aprovechando el desplazamiento por otros motivos. ¡°En mi ¨²ltima visita a Madrid, en un viaje familiar por la Pen¨ªnsula, pude aprovechar para conocer Misia, tienda que descubr¨ª en Instagram¡±, explica Candela. Tambi¨¦n pudo indagar sobre el proyecto Oficio Studio, impulsado por una pareja de artesanos del cuero que tiene su casa-taller en el Barrio de las Letras. Relata que, tras encontrar el estudio en una revista de decoraci¨®n, contact¨® con los fundadores para preguntar por sus bolsos, pero nunca logr¨® materializar la compra. Durante el viaje a Madrid pudo visitarlos. ¡°Despu¨¦s de cuatro a?os con la p¨¢gina de la revista doblada en casa, me compr¨¦ su bolso insignia¡±, explica la tinerfe?a.
En busca de la exclusividad del mundo anterior a la globalizaci¨®n?
Pero las clientas del gran lujo no se conforman con viajes menores y las tiendas que las reciben tejen minuciosas estrategias para ofrecer un producto ¨²nico: desde colaboraciones exclusivas y hasta ediciones limitadas, stock reducido o una selecci¨®n especial que les devuelvan de alguna forma al mundo previo a la globalizaci¨®n.
¡°La gente que recorre grandes distancias para comprar quiere adquirir cosas que no puede encontrar en otras ciudades. En sus inicios, Prada estaba solo en Mil¨¢n o Jo Malone en Londres. Ahora todas las marcas est¨¢n en todas partes. Igual este fen¨®meno responde a esa especie de ilusi¨®n de visitar un sitio y dar con algo que solo puedes encontrar ah¨ª¡±, reflexiona Lydia Delgado. Es la fundadora de la tienda hom¨®nima de Barcelona, donde, seg¨²n cuenta, se dise?an las piezas ¡°como el que pinta un cuadro¡±. Hace poco recib¨ªan a una clienta alemana que se hab¨ªa comprado un vestido de la marca hac¨ªa muchos a?os. Volv¨ªa porque quer¨ªa el mismo modelo, pero con un cambio de talla. ¡°Viaj¨® exclusivamente para hacerse uno igual¡±, afirma Lydia. Desde hace un tiempo, el grueso de la clientela es cada vez m¨¢s internacional. La dise?adora se pregunta c¨®mo clientes de Corea o Brasil han llegado hasta la tienda, pero es consciente del poder de las redes sociales, y m¨¢s cuando su hija, Miranda Makaroff , comenta Lydia, ¡°tiene mucho seguidor extranjero¡±.
Galer¨ªa Canalejas, en Madrid, prima la exclusividad con boutiques como Aquazzura, la primera en el pa¨ªs con una colecci¨®n ¨²nica con Swarovski, o Jimmy Choo. ¡°En verano tuvimos la colecci¨®n resort de Valentino, que tambi¨¦n se pod¨ªa encontrar en puntos como Saint-Tropez. Una clienta mexicana vino expresamente a comprar nueve piezas de la colecci¨®n para sus vacaciones a Tulum¡±, explica Isabel Antol¨ªn, directora general de la galer¨ªa. Como la compradora de Valentino, muchas otras clientas internacionales visitan Galer¨ªa Canalejas para hacerse con un producto especial. De hecho, entre el 50% y 90% de las clientas son extranjeras. La directora cuenta c¨®mo una norteamericana viaj¨® a prop¨®sito a Madrid para comprarse unas botas Jimmy Choo, mientras que otra canadiense acudi¨® a la galer¨ªa dos horas antes de contraer matrimonio en la capital para recoger las sandalias de Aquazzura que iba a vestir en su boda. La compra-venta on line, la masificaci¨®n de tendencias y la globalizaci¨®n han repercutido en que el Neverfull de Louis Vuitton o el Re-Nylon Re-Edition 2005 de Prada se conviertan en un accesorio generalizado entre mujeres de todas las edades.
Frente a eso, las compradoras viajeras buscan hacerse con aquello por lo que las marcas de lujo apostaban desde sus inicios: un producto exclusivo, con una historia singular y de acceso limitado. As¨ª, se establecen diferencias entre las compradoras habituadas a viajar para comprar y aquellas que se inician, ya sea por tendencia o por vivir la experiencia, en esta b¨²squeda del tesoro por conseguir una pieza original en un oc¨¦ano lleno de posibilidades. Lo que todas ellas comparten es la voluntad de vestir algo ¨²nico y con historia, sin importar los kil¨®metros que deben recorrer para conseguirlo.
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