El tortuoso camino que llev¨® a la cantante superventas Enya a recluirse en un castillo en Irlanda
¡®Mujeres recluidas¡¯- cap¨ªtulo 13: es una de las artistas m¨¢s ricas del pa¨ªs. Lo ha conseguido sin dar conciertos, sin ofrecer entrevistas y viviendo aislada desde hace dos d¨¦cadas en un castillo victoriano con una decena de gatos.
?Llevo aqu¨ª quince a?os y te puedo asegurar que no la he visto nunca. La puerta est¨¢ siempre cerrada?, contaba un vecino en 2001 al diario The Independent. ?A Bono y a su mujer siempre se les ve pasear por aqu¨ª. A ella nunca. El otro d¨ªa vi a una mujer en ch¨¢ndal y zapatillas y creo que era ella, pero no lo s¨¦?, a?ad¨ªa otro. En los primeros a?os del siglo XXI, la prensa se preguntaba d¨®nde estaba Enya; la artista llevaba una d¨¦cada en la cresta de la ola y, de repente, hab¨ªa dejado de producir (lanz...
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?Llevo aqu¨ª quince a?os y te puedo asegurar que no la he visto nunca. La puerta est¨¢ siempre cerrada?, contaba un vecino en 2001 al diario The Independent. ?A Bono y a su mujer siempre se les ve pasear por aqu¨ª. A ella nunca. El otro d¨ªa vi a una mujer en ch¨¢ndal y zapatillas y creo que era ella, pero no lo s¨¦?, a?ad¨ªa otro. En los primeros a?os del siglo XXI, la prensa se preguntaba d¨®nde estaba Enya; la artista llevaba una d¨¦cada en la cresta de la ola y, de repente, hab¨ªa dejado de producir (lanz¨® el album A day without rain en 2000 y pasaron cinco hasta que se supo de ella, con el siguiente, Amarantine, en 2005). Despu¨¦s se dieron cuenta de que no ten¨ªa sentido pregunt¨¢rselo: Enya har¨ªa muchos m¨¢s parones y desaparecer¨ªa muchas veces m¨¢s despu¨¦s de aquello, a encerrarse en un castillo victoriano de alt¨ªsimos muros de piedra y puertas de acero.
?C¨®mo es posible que una artista que no da conciertos ni entrevistas y vive recluida sea una de las m¨¢s ricas de Irlanda?, se preguntaba la revista Vice. La respuesta no es sencilla, pero tiene l¨®gica: Enya siempre ha estado donde ten¨ªa que estar y no ha estado donde no ten¨ªa que estar. Desde que dejara el grupo familiar de m¨²sica celta Clannad a principios de los ochenta, solo ha tenido dos colaboradores habituales; su manager y productor Nicki Ryan y su mujer Roma Ryan (que viven a escasos metros de su castillo y a los que ella se refiere siempre como ?sus amigos?). Con ellos graba, mezcla y organiza sus apariciones p¨²blicas desde hace treinta a?os. No admite concesiones. Tanto es as¨ª, que cuando firm¨® su primer contrato con Warner, siendo una artista novel, se las ingeni¨® para obtener una cla¨²sula en la que el gigante discogr¨¢fico le otrogaba libertad creativa total y ninguna fecha l¨ªmite de entrega. Lo que no se esperaban, quiz¨¢, es que una artista de g¨¦nero inclasificable, que bebe del new age, de la m¨²sica tradicional irlandesa y de los coros medievales, terminara por vender m¨¢s de 70 millones de copias en todo el mundo.
El caso de Enya, cuya fortuna supera a la de grandes estrellas de la m¨²sica brit¨¢nica como Ed Sheeran o Chris Martin, es tan ¨²nico que la prensa llam¨® a su caso ¡®Enyanomics¡®, refieri¨¦ndose a su capacidad para amasar una importante suma econ¨®mica sin ceder un ¨¢pice de s¨ª misma. ?La m¨²sica es lo que vende, no yo. Y siempre lo he querido as¨ª , porque soy extremadamente celosa de mi intimidad. Mucha gente podr¨ªa pensar que es imposible tener ¨¦xito sin una vida p¨²blica. Est¨¢n equivocados?, contaba la artista a The Times en 1995, cuando estaba en lo m¨¢s alto de su carrera. Nunca ha tenido gestos demasiado grandilocuentes: su vida casi siempre ha transcurrido entre su pueblo, Gweedore, donde reside su familia, su estudio, Aigle Records, que fund¨® junto a Nicki Ryan, y su residencia: un castillo de ocho habitaciones en un pueblo llamado Killiney, el lugar donde la artista vive relcu¨ªda de una forma un tanto extravagante.
Lo compr¨® en 1997 por 2 millones y medio de libras y lo llam¨® ¡®Manderley¡¯, un homenaje un tanto perturbador a la m¨ªtica (y opresiva) mansi¨®n de ¡®Rebecca¡¯. Lo reform¨® de arriba a abajo y, durante una decada, fue instalando en ¨¦l medidas de seguridad extremas (altos muros, vallas terminadas en punta, puertas de acero, decenas de c¨¢maras de vigilancia y hasta un foso). Un a?o antes de la compra, en 1996, un fan loco se apu?al¨® a s¨ª mismo en la puerta del pub que regentan sus padres. Llevaba una foto de la cantante colgada del cuello. Y aunque ella no se ha pronunciado al respecto, ese hecho la convirti¨® en una obsesa de la seguridad.
En 2005, sin embargo, un ladr¨®n entr¨® a robar en el castillo y, por ir¨®nico que pueda sonar, amenaz¨® al ama de llaves de Manderley. Cuando los medios se hicieron eco de la noticia, descubrieron que Enya tiene en su castillo una habitaci¨®n del p¨¢nico, en la que se escondi¨® y desde la que puls¨® la alarma que la conecta con la polic¨ªa.
Enya siempre ha disfrutado de la soledad. Su familia la envi¨® a un convento a estudiar m¨²sica cuando era una ni?a y siempre ha vivido sola. ?Me asusta el matrimonio. Me da miedo que alguien me quiera solo por qui¨¦n soy?, declaraba en una ocasi¨®n. Se desconoce a qu¨¦ se dedica entre sus escas¨ªsimas apariciones p¨²blicas. Convive con diez gatos, muy poco servicio dom¨¦stico y trabaja de forma disciplinada: acude a su estudio cinco d¨ªas a la semana, compone en invierno y graba en primavera. Pasea por sus enormes jardines y cuida de las hijas de Nicki y Roma Ryan, de la que es ¡®t¨ªa adoptiva¡¯. No necesita m¨¢s.