Emma Watson, la princesa activista que no quiso ser Cenicienta
Emma Watson solo ha aceptado interpretar a la ?inteligente? protagonista de ¡®La bella y la bestia¡¯: ?Bella me inspir¨® a no quedarme en lo que se esperaba de m¨ª?.
En su mente, Bella no es la rarita del pueblo. Es una chica con ambiciones y la cabeza en su sitio que no deja de leer ¨Cprobablemente de mayor hubiese sido una intelectual, aunque aqu¨ª sea la protagonista de un cuento de hadas¨C y que viste a su gusto, pero tambi¨¦n con comodidad, sin presiones. En su mente, Bella no es solo la primera hero¨ªna de la nueva ¨¦poca dorada de los estudios Disney, con ese taquillazo que fue La bella y la bestia. Tambi¨¦n es la primera muestra del feminismo hecho animaci¨®n, la primera princesa segura e inteligente capaz de rechazar los avances del gal¨¢n no deseado. Y desde ni?a, Emma Watson y Bella fueron la misma persona.
No hubo un antes y un despu¨¦s. Nacieron casi a la vez: la Watson de carne y hueso en Par¨ªs, el 15 de abril de 1990, y la Bella de animaci¨®n, un a?o m¨¢s tarde, en el teatro El Capit¨¢n de Los ?ngeles en el estreno mundial de la pel¨ªcula. ?Claro. Por eso no puedo recordar cu¨¢ndo fue la primera vez que la vi. Siempre estuvo ah¨ª. Me inspir¨® desde ni?a a querer m¨¢s, a no quedarme en lo que se esperaba de m¨ª. Me ense?¨® a saber qui¨¦n soy y qui¨¦n puedo ser. Fue un personaje que siempre reson¨® en mi cabeza y que estoy segura de que ha hecho de m¨ª la persona en la que me he convertido?, reconoce de un tir¨®n.
La Watson de hoy no es otra que la embajadora de buena voluntad de la ONU que puso en marcha la campa?a HeforShe (?lporElla) en defensa de la igualdad de g¨¦neros, alguien que dirige un grupo de lectura popular, gratuito y feminista, que va dejando libros con notas personales para que sean hallados en las estaciones de metro de Londres o de Nueva York. Una estrella volcada en sus estudios que tambi¨¦n tiene tiempo para la moda. Eso, adem¨¢s de ser para siempre la Hermione que, m¨¢s all¨¢ de protagonizar Harry Potter, se ha convertido en la musa de una generaci¨®n. ?De ah¨ª que la presi¨®n sea grande. A la del p¨²blico estaba acostumbrada, pero esta vez vino de mi propio yo dici¨¦ndome ¡®ni se te ocurra hacerlo mal¡¯?, admite la actriz. ?Mi carrera es de lo m¨¢s inusual. Porque son pocas las actrices que se ven interpretando a sus h¨¦roes de juventud. Y yo voy por la segunda?.
A Watson le gusta afrontar dificultades. Nunca acepta sus papeles a lo loco. Disney ya le hab¨ªa tirado los tejos antes, pero ella dijo ?no? a Cenicienta en su reciente adaptaci¨®n en imagen real. No era ella. Ni tan siquiera le gustaba el cuento. Sus lazos con La bella y la bestia siempre fueron otros, el cuento de su generaci¨®n, ese que no ha querido que se mancillara. De ah¨ª que le dejara claro al director, Bill Condon, c¨®mo ten¨ªa que ser el guion si quer¨ªan contar con ella: ?Le ped¨ª que me ofreciera una Bella con una historia interesante, que fuera algo m¨¢s que una chica?, aclara con su tono de marisabidilla de graduada en la Universidad de Brown.
Watson sabe hacerse o¨ªr. Lo ha hecho en Estados Unidos durante los ¨²ltimos meses, animando a las mujeres ¨Cespecialmente a las j¨®venes¨C a votar en aras del cambio pol¨ªtico. Tambi¨¦n la escucharon en la sede de las Naciones Unidas cuando hace dos a?os llev¨® all¨ª su campa?a en defensa de la igualdad g¨¦nero. Una experiencia ?terror¨ªfica?, recuerda, por la presi¨®n, pero que la convirti¨® en un referente en esta contienda. La seguridad con la que habla demuestra su resoluci¨®n, su deseo de seguir adelante. Tambi¨¦n le daba p¨¢nico cantar en esta cinta con m¨²sica de Alan Menke. ?Cantar y bailar era mi sue?o antes incluso de trabajar en Harry Potter. Pero no sab¨ªa si tendr¨ªa la seguridad necesaria para hacerlo en p¨²blico?, afirma. Sali¨® victoriosa. La actriz se enamor¨® de todo el armario de la protagonista, no solo del famoso vestido del baile. De hecho, trabaj¨® de cerca con Jacqueline Durran (encargada del vestuario de pel¨ªculas como Orgullo y prejuicio), quien le proporcion¨® a la verdadera Bella ?la ropa adecuada, no solo la de ensue?o?. No est¨¢n por ejemplo las manoletinas que lleva la hero¨ªna en la cinta original. ?Bella es una buena amazona y necesita botas de montar. Y un corte en la falda que haga m¨¢s pr¨¢ctico su vestido. Y bolsillos para cargar con los libros¡?, avanza la actriz. Le gustan los detalles.
A sus 26 a?os, paseando por Nueva York (donde reside), abrigo sobre los hombros y Dr. Martens en los pies, da la impresi¨®n de que Watson no necesita lecciones de estilo. Tampoco parece precisar un m¨¢ster de belleza: en ella es un don natural. Aunque nos confiesa que tiene ?una piel muy delicada. Por eso, solo utilizo productos org¨¢nicos?. As¨ª se ha hecho adicta a la firma australiana Envy U, con cosm¨¦ticos a base de aceite de jojoba. ?Es lo ¨²nico que utilizo para quitarme el maquillaje. El resto, un poco de todo lo que me encuentro por ah¨ª?, a?ade espont¨¢nea. ?Adem¨¢s bebo litros de agua. Corro y practico yoga y meditaci¨®n. Me centra. Me hace una persona mucho m¨¢s sonriente y optimista?, admite.
Hay una dinamo en esta actriz que la lleva al cambio y la mueve a fomentar iniciativas como las becas Emma Watson, que puso en marcha con el foro global para la juventud One Young World. La actriz ya ha seleccionado a sus nueve becarias, entre ellas j¨®venes procedentes de Jordania, Angola y Albania. Ha aprendido a aceptar por igual las reacciones buenas y no tan buenas en su lucha por los derechos de las mujeres y la igualdad de g¨¦nero. Sobre esto ¨²ltimo dice que ?se han exagerado mucho? las cr¨ªticas que recibi¨® de algunos trolls. Intenta tambi¨¦n no sacar de contexto los incidentes de acoso que ha sufrido en este tiempo y que ella prefiere describir como ?procedentes de fans demasiado entusiasmados?. Quiere hablar de lo bueno de su fama y de la revoluci¨®n que ha puesto en marcha: ?Soy conocida desde muy joven. S¨¦ que mi trabajo tiene sus pros y sus contras?. Lo acepta quien disfruta de una fortuna que, en 2016, se acerc¨® a los 70 millones de euros. ?Hay momentos en los que desear¨ªa que mi vida fuera m¨¢s simple ¨Ca?ade¨C. Pero me han ofrecido oportunidades tan grandes que no debo olvidarlo jam¨¢s?.
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