Vivienne Westwood, la dise?adora que nos ense?¨® a vestirnos para reivindicar la injusticia
La madrina del punk ha fallecido a los 81 a?os. Pionera de la sostenibilidad y de una moda pol¨ªticamente inc¨®moda, su marca seguir¨¢ adelante comandada por su marido, Andreas Kronthaler.
¡°El mundo necesita a gente como Vivienne para cambiar a mejor¡±. As¨ª termina el comunicado, v¨ªa Instagram, con el que su equipo anunciaba el fallecimiento de la dise?adora, que ha muerto en Clapham, Londres, a los 81 a?os, ¡°en paz y rodeada de su familia¡±. Y lo cierto es que Vivienne es de las pocas personas de las que se puede decir que, efectivamente, cambi¨® el mundo. No se conform¨® con ser, para el gran p¨²blico, la madrina del punk. Durante los cincuenta a?os posteriores, Westwood fue pionera en crear una moda feminista desde el revisionismo hist¨®rico y , ante todo, una de las primeras en mirar de frente a la sostenibilidad y denunciar p¨²blicamente los devastadores efectos que esta industria genera en el planeta.
Nacida en una familia de clase obrera, inici¨® un curso de dise?o de joyer¨ªa a los diecis¨¦is a?os que tuvo que dejar al no poder coste¨¢rselo. Cuando se cas¨® con Derek Westwood, a los 21, trabajaba como profesora de primaria pero se dise?¨® ella misma su vestido de novia. No era com¨²n que una mujer ostentara un negocio de moda a finales de los sesenta, mucho menos una mujer nacida en una familia con recursos limitados. Pero Westwood estaba en el lugar adecuado en el momento oportuno: Londres entre el cambio de d¨¦cada, de los sesenta a los setenta, una ciudad que entonces era casi un laboratorio de ideas, de ideas que, adem¨¢s, ven¨ªan de la calle. As¨ª que cuando conoci¨® a Malcolm Mclaren, un joven relacionado con la pol¨ªtica, la m¨²sica y la intelectualidad local, dej¨® a su marido y se embarc¨® en una aventura que hoy es ya historia de la moda.
Juntos crearon, en 1971, Let it rock, un peque?o local en King¡¯s road donde Mclaren reparaba discos y Westwood ropa de segunda mano. Poco a poco, las ideas del movimiento situacionista, del que ambos eran adeptos, fueron integr¨¢ndose en sus dise?os provocadores. Fue entonces cuando la indumentaria victoriana, la est¨¦tica bondage o los lemas nihilistas empezaron a colarse en sus creaciones, casi siempre sobre ropa ya usada. Para cuando rebautizaron Let it rock como Sex, la tienda donde se origin¨® la est¨¦tica punk, la pareja ya hab¨ªa vestido (siempre para crear pol¨¦mica) a bandas como los New York Dolls y Chrissie Hynde, despu¨¦s vocalista de The Pretenders, atend¨ªa al p¨²blico desde el mostrador.
Cuando Mclaren orquest¨® a los Sex Pistols, en 1975, Westwood ya hab¨ªa dise?ado prendas para The Rocky Horror Picture Show y, lo que quiz¨¢ sea m¨¢s importante, vestido a esa juventud londinense que se reun¨ªa en los aleda?os del Soho y que posteriormente tuvo su sitio en la historia: se hac¨ªan llamar The Bromley Contingent y lo compon¨ªan, entre otros, Siouxsie Sioux, Viv Albertine, Billy Idol,? Sooo Catwoman o Jordan, la modelo y gran musa del punk de entonces, que falleci¨® tambi¨¦n este a?o. Westwood les vend¨ªa (o casi siempre regalaba) prendas completamente innovadoras; rotas, transparentes, desgastadas y repletas de artilugios que, hasta entonces, no se contemplaban como accesorios. De imperdibles a chapas de botellas, lo banal y , sobre todo, lo feo, comenz¨® a ser tenido en cuenta gracias a ella. Por primera la vez la moda buscaba algo mucho m¨¢s all¨¢ que el mero resaltar lo bello o favorecer a las mujeres seg¨²n los c¨¢nones del momento. La moda, con Westwood, se convert¨ªa en una herramienta mediante la que expresar la rabia y el sentimiento nihilista.
¡°La ¨²nica raz¨®n por la que trabajo en moda es para acabar con el conformismo?, dijo en una ocasi¨®n. Por eso tampoco se conform¨® con el punk. La intensidad ideol¨®gica y est¨¦tica del movimiento no pod¨ªan durar demasiado, pero Westwood encontr¨® otras formas de seguir siendo punk hasta el final. El primer desfile internacional que cre¨® junto a Mclaren, Pirate, en 1980, ya conten¨ªa retales usados y prendas de segunda mano reutilizadas, mucho antes de que se hablara de ello y much¨ªsimo antes de que la industria lo tomara como una pr¨¢ctica habitual. Cuando el movimiento New Romantic florec¨ªa, es decir, cuando decenas de j¨®venes brit¨¢nicos tiraban de indumentaria hist¨®rica para traspasar la barrera de la identidad de g¨¦nero, Westwood estaba ah¨ª, inspir¨¢ndose en los piratas, en la era victoriana, en las brujas. En su colecci¨®n de 1987, ya separada de Mclaren, se atrevi¨® a dise?ar cors¨¦s para subvertir su significado. La pieza m¨¢s opresora se convert¨ªa, bajo su mano, en una especie de manifiesto ¡®punk¡¯ y hasta feminista. Desde entonces, esta prenda y otras que se asocian con el sometimiento femenino, como la crinolina, han estado presentes en su trabajo. Tambi¨¦n la sastrer¨ªa inglesa m¨¢s tradicional, que ella reinvent¨® bajo el t¨¦rmino Angloman¨ªa. No hay nada como apropiarse de todo lo que odias (la aristocracia, la correcci¨®n pol¨ªtca, el stablshment) para neutralizar su efecto, o como ella sol¨ªa decir: ?arreglarse, derepente, es un modo de combatir la mediocridad?
En 1988, mientras impart¨ªa una ponencia en la Universidad de Viena, Westwood conoci¨® al por entonces estudiante Andreas Kronthaler, con quien contrajo matrimonio en 1992 y quien desde entonces ha sido parte activa en la marca (¨¦l mismo ha declarado v¨ªa Twitter que continuar¨¢ con su legado). Juntos, en los ¨²ltimos tiempos, han seguido denunciando distintas problem¨¢ticas sociales: en 2014, uno de sus hijos, Ben Westwood (su otro hijo, Joseph Carr¨¦, fruto de su relaci¨®n con Malcolm McClaren, fue el fundador de la marca de lencer¨ªa Agent Provocateur) orquest¨® un desfile en la embajada de Ecuador en Londres para que Julien Assange fuera el modelo estrella. Vivienne empez¨® a comercializar la camiseta con el lema ¡®Yo soy Julien Assange¡¯ d¨ªas m¨¢s tarde, pero ya vend¨ªa en su web otras que llamaban a la acci¨®n contra el cambio clim¨¢tico, su obsesi¨®n desde hace veinte a?oa. Todos sus desfiles, casi siempre en Par¨ªs, reivindicaban un cambio de paradigma en la industria y todas sus prendas estaban confeccionadas a partir de desechos.
En 2016 public¨® su autobiograf¨ªa, como no pod¨ªa ser de otra forma, a modo de anotaciones desordenadas: ¡®Get a Life: The Vivienne Westwood Diaries¡¯ , y en 2018 vio la luz su documental ¡®Vivienne Westwood: punk, activist, icon¡¯, en el que la dise?adora narraba su trayectoria en un entorno aparentemente muy ajeno a su leyenda: el jard¨ªn de su casa del siglo XVIII en Clapham. Ella, que apareci¨® en 1989 ataviada como Margaret Thatcher en la revista ¡®Tatler¡¯ para denunciar sus pol¨ªticas, que se levant¨® la falda en pleno palacio de Buckingham cuando fue nombrada dama del Imperio brit¨¢nico, dedic¨® el confinamiento a grabarse clamando contra los efectos del cambio clim¨¢tico y el capitalismo. Su ¨²ltima aparici¨®n medi¨¢tica fue el pasado julio, cuando pos¨® junto a Courtney Love, ambas sin maquillaje, retratadas por Juergen Teller para su ¨²ltima campa?a. Vivienne Westwood invent¨® una moda pol¨ªticamente inc¨®moda, profetiz¨® los problemas de la industria e hizo ver que la est¨¦tica es una herramienta para la reivindicaci¨®n, pero sobre todo fue punk hasta el final, incluso cuando el punk ya hab¨ªa dejado de ser punk.
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