El desfile de los 119 modelos: 5 claves para entender el show de Gucci
Alessandro Michele emociona con su visi¨®n humanista punk en un desfile de rostros ¨²nicos, exc¨¦ntricos, libres y an¨¢rquicos.
Era el primer desfile de la casa romana en la nueva Gucci Hub, en la hist¨®rica f¨¢brica aeron¨¢utica Caproni de Mil¨¢n, en via Mecenate, cerca del aeropuerto de Linate. Un hangar del estudio milan¨¦s Piuarch, de m¨¢s de 35 mil metros cuadrados, con fachadas de ladrillo y edificios modernos, que unifica en un mismo espacio showroom, oficinas y estudios gr¨¢ficos de la ense?a. Era tambi¨¦n la primera vez que Alessandro Michele presentaba sus colecciones de hombre y mujer en un ¨²nico desfile. El fin de la anacr¨®nica duplicaci¨®n de calendarios¡ y de la distinci¨®n de g¨¦neros. ?Es la forma en la que veo el mundo hoy?, defiende este dise?ador, al que muchos describen como un humanista que bebe del punk. Guardi¨¢n de las libertades (an¨¢rquicas y contradictorias), su ¨²ltima colecci¨®n es un viaje a trav¨¦s del tiempo. Una oda a la individualidad est¨¦tica. ?Un laboratorio anti-moderno?. Un escaparate fascinante de 119 criaturas que dan muestra de la la sensibilidad de esta mente creativa, capaz de agitar toda una industria y emocionar a toda una generaci¨®n, con su apabullante derroche de ideas. Analizamos las pistas que mejor descifran su universo creativo (el mismo que alimenta su cuenta de Instagram). Al fin y al cabo, Alessandro Michele sigue sus reglas, no las reglas impuestas por este sistema.
El t¨²nel del tiempo.
La puesta en escena desbanca a la de cualquier otra presentaci¨®n de la cita milanesa. En lugar de una pasarela convencional, Michele ha construido una pir¨¢mide, coronada por un gallo, en el centro de una plataforma que es, en realidad, un t¨²nel de plexigl¨¢s, protegido por cortinas. Una met¨¢fora de la mezcla de referentes, im¨¢genes y ¨¦pocas que pueblan el imaginario de este italiano y que ¨¦l mismo hab¨ªa adelantado, d¨ªas antes, a trav¨¦s de la convocatoria digital al desfile de Gucci: una naturaleza muerta renacentista en la que, entre flores y una abeja, aparece tambi¨¦n un cargador de iPhone (s¨ªmbolo de la nueva era de hiperconsumo visual y digital). Curiosamente, la invitaci¨®n (f¨ªsica y anal¨®gica) era un vinilo. En la cara A, Florence Welch lee Canciones de inocencia y experiencia de William Blake; en la cara B, A$AP Rocky lee Una carta de amor de Frederic Wentworth a Anne Elliot de Persuasi¨®n de Jane Austin.
La complejidad de la existencia
?Los dualismos (hombre-mujer, esencia-apariencia- sombra-luz, immanencia-trascendencia, cuerpo-esp¨ªritu, bien-mal, interior-exterior), las clasificaciones y las distinciones estrictas explotan?, anuncia la marca en la nota de prensa. A diferencia de lo que ocurre en otros desfiles, aqu¨ª no hay una descripci¨®n de prendas o materiales. Es m¨¢s bien un manifiesto ideol¨®gico, que resume muy bien el derrumbe actual de los antiguos valores y c¨¢nones est¨¦ticos. El nuevo paradigma es libre y fluido. No hay normas. Ni etiquetas. Ni g¨¦neros. Ni una inspiraci¨®n ¨²nica. Ni tendencias (absolutas y excluyentes). ?Es la visi¨®n de un mente obsesionada con la belleza?, analiza Tim Blanks en el backstage tras el desfile.
El elogio de la individualidad.
?M¨¢s all¨¢ de las prendas en s¨ª, lo m¨¢s maravilloso es la habilidad de Michele para articular un desfile que es capaz de inspirar a una nueva generaci¨®n. Adolescentes que volver¨¢n a so?ar con la moda. Es una sensaci¨®n parecida a la que viv¨ª yo, cuando con 13 o 14 a?os, vi por primera vez un show de Alexander McQueen?, cuenta Hari Nef a S Moda en el backstage. Basta echar un vistazo a las 120 caras del casting de modelos para entender su car¨¢cter inclusivo. ?No pienso en modelos, pienso en caras?. Rostros imperfectos, ¨²nicos, personales¡ Nombres asi¨¢ticos, afroamericanos y, sobre todo, chicas y chicos del este de Europa. La misma regi¨®n que alimenta la belleza de Demna Gvasalia y Lotta Volkova.
?La anarqu¨ªa punk
Bajo el t¨ªtulo El jard¨ªn del alquimista, sobre la pasarela, Michele ha creado un lenguaje com¨²n en el que Jane Austen convive con AC/DC. Los antiguos verdugos medievales de cota de malla (hoy bodies de tejido el¨¢stico con cristales tintineantes) se mezclan con joyas met¨¢licas: piercings, collares de perro, brazaletes y anillos que beben del hind¨² haath phool¡ Las viejas camisetas con logo se personalizan con mensajes de la artista Coco Capit¨¢n: common sense is not so common (el sentido com¨²n no es tan com¨²n) y Tomorrow is now yesterday (ma?ana es el ahora de ayer). Hay tejidos de sastrer¨ªa cl¨¢sica y cintas de deporte (como las que llevaba Richie Tenenbaum). Geeks y nerds. Kimonos y dise?os de ¨¦poca. Excentricidad brit¨¢nica y vanguardia athleisure. Parasoles japoneses e influencia del estilo chinoiserie del siglo XVIII. Estampados florales inspirados en dise?os de los archivos de la casa (como Flora Gucci). Y tambi¨¦n familias nuevas. ?Hay un jard¨ªn de plantas y animales. Un jard¨ªn inhabitado por se?ales, s¨ªmbolos y arquetipos que evocan y recuerdan mundos remotos. Es este m¨¢gico lugar, manos curiosas juegan con la materia, mezcl¨¢ndolo con el inconsciente. Le dan forma con intuiciones alegres y sutiles. Como en el laboratorio de un alquimista, las substancias se seleccionan, analizan, descomponen y tratan. Es un proceso creativo con el latido de una incubaci¨®n lenta y epifan¨ªas repentinas. Un procesos en el que el poder de la imaginaci¨®n fuerza la inercia de la realidad?, reza su manifiesto.
?El latido de los nuevos tiempos
?Es un ejercicio sublime de emoci¨®n?, asegura Suzy Menkes en el backstage, mientras fotograf¨ªa al dise?ador, que se abraza a Florence Welch. ?La emoci¨®n est¨¢ siempre ah¨ª; hay momentos en que siento que voy a romper a llorar. Es lo que ocurre cuando trabajas con belleza?, dice el propio Michele. Un sentimiento que parece contagiarse. Algunos de los modelos se esfuerzan por contener las l¨¢grimas. Se repiten las felicitaciones. Y tambi¨¦n los abrazos. De Jared Leto a Fran?ois-Henri Pinault (Kering) y su mujer Salma Hayek. Carlota Casiraghi y Alexa Chung. Bobby Gillespie (Primal Scream) y Soko. Un front row tan variopinto y personal como la consciencia cultural de la nueva era.
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