Interrupci¨®n, cese, ¡®uncoupling¡¯: as¨ª es el nuevo lenguaje del desamor
Desde Cristina de Borb¨®n e I?aki Urdangarin hasta Gwyneth Paltrow y Chris Martin: el privilegio tambi¨¦n es llamar ¡°amiga entra?able¡± a una amante y no llamar desamor al desamor.
El desamor contempor¨¢neo no suena a canci¨®n desgarrada, al menos en algunos, y privilegiados, entornos. Los comunicados de ruptura de las estrellas, que incluyen a la aristocracia y familias reales, son un g¨¦nero en s¨ª mismos. Son la traducci¨®n del ¡°crujido fr¨ªo y seco¡± al lenguaje de los publicistas y abogados. El lenguaje construye la realidad y las celebridades quieren que la suya sea diferente: lo menos comprometida posible. A ellas tambi¨¦n se les rompe el amor, pero lo cuentan a su manera.
Esto se confirm¨® ayer, cuando Cristina de Borb¨®n y I?aki Urdangarin hicieron p¨²blica la ruptura de su relaci¨®n. A la hora de la comida, el pa¨ªs le¨ªa el texto oficial: ¡°De com¨²n acuerdo, hemos decidido interrumpir nuestra relaci¨®n matrimonial¡±. En ¨¦l no hay ni rastro de las palabras divorcio y separaci¨®n. Esto, seg¨²n Mar¨ªa M¨¦ndez Santos, profesora del ¨¢rea de Ling¨¹¨ªstica General de la Universidad de Alicante y estudiosa de la relaci¨®n de la lengua y el amor, tiene que ver con la ¡°valencia¡± emocional de las palabras, que pueden ser positivas (amor) o negativas (c¨¢ncer); divorcio formar¨ªa parte de este ¨²ltimo grupo. Por eso, seg¨²n ella, ¡°surgen los eufemismos, adem¨¢s de para evitar cuestiones culturalmente peliagudas. Divorcio impacta m¨¢s y provoca una reacci¨®n m¨¢s negativa en el interlocutor¡±. La palabra separaci¨®n tambi¨¦n se evita: es demasiado vaga y suele no gustar a uno de los miembros de la pareja. El comunicado de la no-pareja del momento era escueto, pero no hab¨ªa mucho m¨¢s que contar. Ten¨ªa el lenguaje encorsetado de lo que se ha pensado demasiado. Mar Galindo, profesora en la misma ¨¢rea que M¨¦ndez destaca que ¡°evita el agente culpable, habla en plural¡±. Para ella es ¡°una f¨®rmula eufem¨ªstica que no quiere poner en foco en la radicalidad. Usa el verbo interrumpir, que es menos fuerte que finalizar y puede tener una vuelta atr¨¢s¡±. En el texto difundido ayer l palabra interrupci¨®n tiene un car¨¢cter casi f¨ªsico: suena a tel¨¦fono inoportuno, a visita a deshora. Quiz¨¢s las haya habido.
Esta tradici¨®n, la de no llamar a las cosas por su nombre, tiene en Espa?a un antecedente que ya es casi una expresi¨®n pop. Fue el t¨¦rmino utilizado para comunicar la ruptura del matrimonio de Elena de Borb¨®n y Jaime de Marichalar. El 13 de noviembre de 2006 se public¨® la frase ¡°Cese temporal de la convivencia¡±. Los abogados de la pareja, Concha Sierra para ¨¦l y el despacho de Ur¨ªa para ella, acordaron esta f¨®rmula inaudita. Hubo que leerla varias veces para confirmar que eso significaba que acababa de anunciarse la primera ruptura en la Familia del Rey. Sobre esta expresi¨®n M¨¦ndez Santos, afirma que estas par¨¢frasis se usan para evitar la palabra, divorcio, mal vista en nuestra cultura y asociada al fracaso. ¡°Cese temporal de la convivencia, por ejemplo, acota algo similar, pero sin la factibilidad del hecho, es decir, se percibe como reversible. Aunque en este caso sabemos que es un eufemismo sin m¨¢s, o lo intuimos¡±. Ambas ling¨¹istas, que publican en pocas semanas del libro Ling¨¹¨ªstica del amor (Editorial Pie de P¨¢gina) est¨¢n de acuerdo en que es una oportunidad perdida de eliminar el estigma de la palabra divorcio, que puede implicar nueva etapa, nuevas ilusiones, como explica Galindo. Ella afirma que en estos casos ¡°la f¨®rmula elegida no visualiza la siguiente etapa, las nuevas ilusiones¡±. No hay ni rastro de ellas en los comunicados de las rupturas de las hijas del Rey Em¨¦rito.
No todas las familias reales dan tantos rodeos. La ruptura mas medi¨¢tica de la era pre digital, la de los Pr¨ªncipes de Gales, se comunic¨® sin pa?os calientes. El abogado de la Princesa Diana, Anthony Julius fue el encargado de hacerla oficial el 29 de febrero de 1996 mediante una declaraci¨®n a la BBC en la que hablaba, incluso de emociones. ¡°Fue una decisi¨®n excepcionalmente dif¨ªcil y que la Princesa Diana ha tomado con inmensa tristeza y pesar¡±, declar¨®. Y continuaba: ?Todos los detalles sobre el divorcio quedan pendientes de discusi¨®n y de acuerdo. Las negociaciones acaban de comenzar?. En estas declaraciones, que tambi¨¦n eran una declaraci¨®n de guerra, hab¨ªa tanta intensidad como en Spencer.
Las casas reales europeas, sin embargo, son simples aficionadas a la hora de comunicar rupturas de manera creativa. Nada como Hollywood para inventar nuevas f¨®rmulas. El conscious uncoupling que acu?aron Gwyneth Paltrow y Chris Martin en 2014 es el mejor ejemplo. En un texto que escribi¨® en Vogue USA la propia actriz explic¨® que la expresi¨®n fue sugerida por su terapeuta, ¡°el hombre que ayud¨® construir su nuevo futuro¡± (sic) . Reconoce que jam¨¢s la hab¨ªa escuchado antes y que le sonaba ¡°algo pagada de s¨ª misma¡±. Esto no le fren¨® para elegirlo para contar al mundo que su matrimonio estaba roto. Lo hizo a trav¨¦s de Goop, su plataforma de estilo de vida: las formas son el fondo. Para ella, seg¨²n escribe en ese mismo art¨ªculo, ¡°conscious uncoupling nos permite reconocer que dos amores diferentes pueden coexistir y nutrirse entre s¨ª¡±. Puro Gwyneth.
Esta pareja no es la ¨²nica que maquilla las rupturas con eufemismos. Si en la cultura espa?ola al desamor lo han cantado los boleros (Vete de m¨ª), la canci¨®n mel¨®dica (Se nos rompi¨® el amor) o la rumba (Mi mundo es otro) en la anglosajona eso lo hace el pop. Por eso, muchos comunicados de estrellas suenan a canciones ligeras. Los representantes de Kate Perry y Orlando Bloom anunciaron la ruptura de la pareja diciendo: ¡°Orlando y Katy est¨¢n tomando un espacio respetuoso y amoroso en este momento¡±; en ingl¨¦s suena a¨²n m¨¢s edulcorado. Kylie Minogue y Joshua Sassa lo hicieron diciendo que estaban a ¡°aventur¨¢ndose, de forma separada, hacia nuevos horizontes¡±. Los ejemplos abundan: Naomi Watts y Liev Schreiber hicieron oficial su ruptura diciendo que ¡°estaban explorando una nueva fase de la relaci¨®n¡±. Hay mucho m¨¢s optimismo en ellas que en las tristonas f¨®rmulas de la vieja Europa.
Las personas an¨®nimas rompen, se separan o se divorcian, las privilegiadas deshacen sus relaciones (uncoupling), cesan su convivencia o interrumpen su relaci¨®n. El privilegio tambi¨¦n es llamar ¡°amiga entra?able¡± a una amante y no llamar desamor al desamor
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