?La violencia, a nivel mundial, es una amenaza mayor para mujeres de entre 15 a 44 a?os que el c¨¢ncer, los accidentes de tr¨¢fico, la malaria y la guerra juntos?
Bianca Jagger recuerda que su primer acto humanitario fue ?convencer a los Stones para que dieran un concierto ben¨¦fico?. M¨¢s de 40 a?os despu¨¦s es una de las activistas m¨¢s reconocidas del planeta y no duda en definir la violencia contra las mujeres como una ?pandemia?.
Bianca Jagger aclara cu¨¢l es su nombre de soltera y su fecha de nacimiento: Bianca P¨¦rez-Mora Mac¨ªas, nacida en Managua (Nicaragua) en 1950. Acaba de visitar Madrid para participar en el ciclo Mujeres contra la impunidad de La Casa Encendida, invitada por la asociaci¨®n Mujeres de Guatemala AMG. Tres semanas antes, recibi¨® a S Moda en Londres. Desde all¨ª nos relata c¨®mo, crecer bajo el represivo sistema de los Somoza, encendi¨® su activismo pol¨ªtico e inculc¨® en ella un firme compromiso con la justicia. Todo esto sucedi¨® mucho antes de casarse con Mick Jagger. Fundadora de la Bianca Jagger Human Rights Foundation (BJHRF) y embajadora de Buena Voluntad del Consejo de Europa, ha ?comprometido? su vida a defender los derechos humanos, la igualdad de g¨¦nero, el fin de la violencia contra las mujeres y las ni?as y la protecci¨®n del medio ambiente. Activismo que le ha valido el prestigioso Right Livelihood Award ¨Cel ?Premio Nobel Alternativo? (2004)¨C. Le gusta hablar, siempre que tiene la oportunidad, en su castellano natal. Y su tono de voz amable, siempre es firme.
?Cu¨¢ndo decidi¨® convertirse en una activista, bajo cualquier circunstancia?
Creo que, en mi caso, era inevitable. Yo nac¨ª en Nicaragua, tierra de lagos y volcanes, poetas y revoluciones, pero crec¨ª bajo la dictadura de los Somoza, que durante 43 a?os gobern¨® mi pa¨ªs con pu?o de hierro. Mis padres se divorciaron cuando yo ten¨ªa 10 a?os y eso cambi¨® mi vida. Mi madre se encontr¨® sola, sin profesi¨®n y con tres ni?os. Y la vida para una mujer divorciada en la Nicaragua de los 60 era muy dif¨ªcil. Ella cre¨ªa en la emancipaci¨®n de las mujeres en un momento en el que estas eran consideradas ciudadanas de segunda categor¨ªa. Mi madre fue mi primera inspiraci¨®n y, por ella, yo me hice una promesa: nunca aceptar¨ªa ser discriminada debido a mi g¨¦nero o estado.
?C¨®mo era ella? Usted no suele hablar de su infancia.
Mi madre fue una firme opositora del r¨¦gimen; y a su lado entend¨ª lo que significa vivir bajo la opresi¨®n. Tambi¨¦n fue quien abri¨® mis ojos a la belleza y las maravillas de la naturaleza. Recuerdo que sol¨ªamos dar largos paseos juntas por la selva y que me ense?aba los nombres de los ¨¢rboles y las flores, especialmente las orqu¨ªdeas que tanto amaba. Ella me mostr¨® el incalculable valor de la biodiversidad y me ense?¨® a hacer campa?a por la justicia.
?Qu¨¦ recuerda de la Nicaragua en la que creci¨®?
Recuerdo que siempre fui consciente de que nuestros derechos fundamentales estaban siendo violados. All¨ª asist¨ª a manifestaciones contra la masacre de estudiantes perpetrada por el r¨¦gimen de Somoza. En una ocasi¨®n nos lanzaron gases lacrim¨®genos y nos refugiamos en una iglesia. Mi padre me rescat¨®. Esa experiencia me marc¨®. Poco despu¨¦s obtuve una beca para estudiar Ciencias Pol¨ªticas en Par¨ªs y fue all¨ª donde descubr¨ª el valor de la libertad y la democracia, el Estado de derecho, el habeas corpus y el respeto a los derechos humanos. Conceptos con los que yo no pod¨ªa ni so?ar en Nicaragua.
A los 22 a?os, un terremoto en su pa¨ªs marc¨® una epifan¨ªa en su vida.
S¨ª; la v¨ªspera de Navidad de 1972 me enter¨¦ del devastador terremoto que asol¨® mi cuidad, Managua. Y como no lograba contactar con mis padres, fui a buscarlos con Mick. El terremoto causo la muerte de 10.000 personas, 20.000 resultaron heridas y casi 200.000 se quedaron sin hogar. Encontramos las casas de mi madre y mi padre completamente destruidas. Nunca olvidar¨¦ el hedor de los cuerpos carbonizados mientras conduc¨ªamos por los escombros por la ciudad. Tres d¨ªas despu¨¦s, los encontr¨¦ ilesos, pero esos d¨ªas fui testigo del sufrimiento de miles de v¨ªctimas y supe que millones de d¨®lares de ayuda internacional hab¨ªan sido malversados. As¨ª que convenc¨ª a Mick y a los Stones para que celebraran un concierto ben¨¦fico. Esta fue mi primera campa?a humanitaria. A?os despu¨¦s, mi divorcio en 1979 coincidi¨® con la ca¨ªda de Somoza. Ah¨ª decid¨ª unirme a la Cruz Roja y vol¨¦ a Nicaragua para ayudar en el terreno. En los 80, document¨¦ violaciones contra los derechos humanos en El Salvador, Honduras, Guatemala y en mi Nicaragua natal, donde denunci¨¦ a los Contras.
A Madrid le ha tra¨ªdo una conferencia, ¡®Basta de asesinatos de defensores del medio ambiente en Latinoam¨¦rica¡¯, en homenaje a Berta C¨¢ceres, reconocida activista medioambiental que fue asesinada en su casa en 2016. ?Qu¨¦ simboliza su vida y asesinato en su lucha personal?
El asesinato a sangre fr¨ªa de Berta C¨¢ceres me impact¨® y entristeci¨® profundamente. Ella fue un s¨ªmbolo de coraje y compromiso inquebrantable. Desde su ejecuci¨®n, ha habido una epidemia de asesinatos de defensores de los derechos humanos. Solo en 2016, 281 activistas murieron por esta causa en el mundo. En 2015, fueron 185. Estos asesinatos son una reminiscencia escalofriante del de Chico Mendes en 1988, l¨ªder del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra. Berta hab¨ªa recibido muchas amenazas de muerte e intentos de secuestro por su defensa de la comunidad ind¨ªgena lenca, contra el proyecto de la represa Agua Zarca en R¨ªo Blanco. Cincuenta organizaciones internacionales firmaron la carta de la ONG Global Witness pidi¨¦ndole al presidente hondure?o justicia, pero sus asesinos a¨²n no han sido condenados.
Usted insiste en que, hoy, la defensa del medio ambiente es una prioridad.
Por supuesto. Seg¨²n la NASA, 16 de los 17 a?os m¨¢s calurosos registrados desde 1880 se han dado desde el a?o 2000. Yo he participado en las negociaciones de la ONU sobre el Cambio Clim¨¢tico desde la Conferencia de Bali en 2007, y me he desesperado por la falta de decisiones. En la Cumbre del Clima de Par¨ªs (1996), fui testigo de la adopci¨®n del hist¨®rico acuerdo que fij¨® limitar el aumento del promedio de la temperatura global ?a menos de 2 grados por encima de los niveles preindustriales y esforzarse para limitar ese incremento a 1,5 grados?. Si los l¨ªderes quieren salvarnos de esta cat¨¢strofe hay que reducir dr¨¢sticamente las emisiones de CO2, detener la extracci¨®n de combustibles f¨®siles y emprender una revoluci¨®n de energ¨ªa renovable.
?Se pueden poner nombres y apellidos a las principales amenazas de esta cat¨¢strofe?
Donald Trump representa una amenaza real a nuestro futuro. Su promesa de campa?a fue ?cancelar? el Acuerdo de Par¨ªs. El 28 de marzo firm¨® una orden para desechar el Plan de Energ¨ªa Limpia de Barack Obama, cuyo objetivo era reemplazar las plantas de carb¨®n por parques e¨®licos y solares. Y a finales de mayo tiene que decidir si EEUU se retira o no del Acuerdo. Muchas empresas como ExxonMobil Corp, Microsoft Corp y Arch Coal Inc, est¨¢n instando a Trump a permanecer en el acuerdo. Pero no estamos ni siquiera cerca de hacer lo suficiente para hacer frente a estas amenazas. Me preocupan las generaciones futuras. Pero me niego a sentirme impotente.
Usted estuvo en primera l¨ªnea en la Marcha de las Mujeres de Londres, ?qu¨¦ le dir¨ªa a Donald Trump si pudiera reunirse con ¨¦l?
Que sus pol¨ªticas de divisi¨®n son una amenaza para la paz, y que cuanto m¨¢s intente intimidarnos, m¨¢s lucharemos y resistiremos. No soy la ¨²nica persona que cree que no es apto para dirigir el pa¨ªs. El psic¨®logo John D. Gartner lo ha descrito como un ?narcisista maligno?. Entre sus pol¨ªticas incendiarias, quiere retroceder d¨¦cadas en los derechos de las mujeres. Est¨¢ llevando a EE UU a una oscura era de aislacionismo donde se tolera el racismo y los prejuicios; donde la agresi¨®n sexual es end¨¦mica y se comete con impunidad; donde el cambio clim¨¢tico se descarta como ?s¨®lo clima? y la divisi¨®n entre el 1% y el resto del mundo es impulsada en nombre de la codicia. Trump nos arrastrar¨¢ a todos con ¨¦l¡ a menos que resistamos. Hay que plantarle cara.
Ha definido la violencia contra las mujeres y las ni?as como una pandemia. Muchas de sus campa?as se centran en esta lucha.
Porque hay quien cree que estamos m¨¢s cerca que nunca de lograr la igualdad de g¨¦nero. Ojal¨¢ fuera cierto. Seg¨²n Unicef, al menos 200 millones de ni?as y mujeres han sido sometidas a la pr¨¢ctica b¨¢rbara de la ablaci¨®n del cl¨ªtoris. La OMS estima que una de cada tres ha sufrido violencia f¨ªsica o sexual; en algunos pa¨ªses la tasa llega al 70%. No tengo datos de Espa?a, pero el a?o pasado hubo 37.813 violaciones y 74.208 delitos sexuales solo en Reino Unido ¨Cque sepamos¨C, donde las violaciones han aumentado un 13%. La violencia, a nivel mundial, es una amenaza mayor para mujeres de entre 15 a 44 a?os que el c¨¢ncer, los accidentes de tr¨¢fico, la malaria y la guerra juntos. Sesenta millones de ni?as son agredidas sexualmente en el mundo cada a?o de camino a la escuela. Hay un largo camino por recorrer, ?no le parece?
?En qu¨¦ campa?as est¨¢ trabajando ahora su fundaci¨®n al respecto?
Durante muchos a?os, la BJHRF ha luchado por la inclusi¨®n del objetivo ¡®ausente¡¯ en los Objetivos de Desarrollo del Milenio de 2000 (ODM) que era: ?Promover la igualdad entre los g¨¦neros y el empoderamiento de la mujer?. Sin embargo, no incluyeron la eliminaci¨®n de la violencia contra las mujeres y las ni?as. Yo me sent¨ª alentada al ver que el objetivo cinco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDGs) en 2015, inclu¨ªa como compromiso: ?Eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y ni?as en las esferas p¨²blica y privada, incluido el tr¨¢fico y la explotaci¨®n sexual de otro tipo?. Este es un paso significativo en la direcci¨®n correcta. La BJHRF quiere inspirar una revoluci¨®n global no violenta en el coraz¨®n del sistema. As¨ª que estamos enviando un llamamiento a los l¨ªderes empresariales, pol¨ªticos, religiosos y culturales para implementar estos objetivos y cerrar la brecha de la desigualdad entre g¨¦neros en el ¨¢mbito laboral. No tengo que recordar que la diferencia media de ingresos entre hombres y mujeres en los Estados Unidos es del 20%: y en la UE, del 16%.
?Cu¨¢l es su definici¨®n del feminismo hoy, que el t¨¦rmino suma nuevas interpretaciones cada d¨ªa?
Seg¨²n Merriam-Webster, el feminismo se basa en ?la creencia de que hombres y mujeres deben tener iguales derechos y oportunidades?. Eso deber¨ªa ser el feminismo en un mundo ideal. La feminidad es una fuente de fuerza. Lamentablemente, cuando algunas mujeres alcanzan una posici¨®n de poder, empiezan a emular a los hombres. Debemos eliminar la idea de que una mujer ¡°con cerebro? no puede permitirse ser feminista. Como Katherine Graham dijo: ?Lo que las mujeres deben hacer para subir al poder es redefinir su feminidad¡±. El poder no tiene sexo.
Ha demostrado en sus numerosas campa?as que le gusta ¡®mojarse¡¯ en el terreno. Ha visitado zonas de conflicto en Irak, Afganist¨¢n o Bosnia, donde document¨® las violaciones y torturas masivas que hab¨ªan sufrido las mujeres a manos de las fuerzas militares serbobosnias, y evacu¨® usted misma a dos ni?os¡ ?No tiene miedo?
Es que he vivido experiencias que me han hecho darme cuenta de lo importante que es ser testigo cuando est¨¢n en juego las vidas de inocentes, y de c¨®mo un peque?o acto de coraje puede marcar la diferencia. En 1981, viaj¨¦ a Honduras, como parte de una misi¨®n de investigaci¨®n del Congreso de EE UU, para informar sobre las condiciones en La Virtud, un campo con 30.000 refugiados de la ONU. El primer d¨ªa, nos llamaron urgentemente porque un escuadr¨®n de la muerte hab¨ªa asaltado el campamento y, cuando llegamos, 25 hombres armados con M16 y bandanas hab¨ªan tomando como rehenes a 20 refugiados. Nos apuntaron con sus rifles de asalto. ?V¨¢yanse?, nos dijeron. ?O disparamos?. Los seguimos por el cauce de un r¨ªo con varias c¨¢maras. Fue aterrador. Gritamos que ten¨ªamos im¨¢genes de sus cr¨ªmenes. Y de repente, el escuadr¨®n se detuvo, hablaron entre ellos y nos apuntaron con sus M16. Gritamos otra vez: ?Tendr¨¢n que matarnos a todos, denunciaremos vuestros cr¨ªmenes al mundo?. Los rehenes aprovecharon la confusi¨®n para escapar. Deb¨ªan sus vidas a la presencia de testigos. Por eso es importante pisar la zona de conflicto.
Su activismo nunca olvida la lucha por Latinoam¨¦rica y su pa¨ªs, Nicaragua; sobre todo en la defensa de los derechos de las mujeres y las minor¨ªas ind¨ªgenas. ?Qu¨¦ compromisos ha adquirido con su pueblo?
A lo largo de mi vida me ha sido esencial mantener mis v¨ªnculos con mi pa¨ªs y seguir involucrada en los asuntos que le afectan. Soy una firme opositora de Daniel Ortega porque ha traicionado las aspiraciones del pueblo nicarag¨¹ense que luch¨® tanto y tan duramente por liberar a Nicaragua del r¨¦gimen. ?l sigue los pasos de la dinast¨ªa Somoza. Yo estoy totalmente de acuerdo con la declaraci¨®n de M¨®nica L¨®pez Baltodano de que ?Ortega odia al movimiento campesino?.
?Y c¨®mo percibe el crecimiento de sentimientos racistas que se abren camino en Europa desde Londres, donde reside?
A m¨ª me encanta vivir en Londres. Sus habitantes cada d¨ªa se esfuerzan m¨¢s para mantener su multiculturalidad. Tenemos un alcalde musulm¨¢n, Sadiq Khan, que aspira a mantener una sociedad inclusiva y tolerante. Es el mundo en el que yo quiero vivir: sin prejuicios basados en la nacionalidad, la religi¨®n, las preferencias sexuales o el estatus.
Como madre, ?c¨®mo ha educado a su hija Jade para que se responsabilice del mundo en que vive?
Pues, por ejemplo, me la llev¨¦ a Nicaragua despu¨¦s del triunfo de la revoluci¨®n para que supiera de d¨®nde proced¨ªa. Le inculqu¨¦ que juntos tenemos poder colectivo para cambiar la historia. Y s¨¦ que ella le ha transmitido estos valores a sus hijas.
Es muy activa en Twitter. La pol¨ªtica est¨¢ muy presente en sus mensajes y es una progresista convencida. ?Nunca se ha planteado presentarse a unas elecciones?
Lo he considerado. Pero creo que como defensora de los derechos humanos soy m¨¢s efectiva. Para ser pol¨ªtico necesitas mantener muchos ¡®compromisos¡¯. Y yo trato de ser fiel a mis convicciones.
?Qu¨¦ opina del trabajo desarrollado hasta hoy por Theresa May?
Lean mis tuits en @BiancaJagger sobre ella. Le dir¨¢n qu¨¦ pienso de la primera ministra. Lo que escribo es muy cr¨ªtico.
Trabaj¨® como modelo. ?Qu¨¦ opina del papel de altavoz que est¨¢n adquiriendo algunas firmas de la industria de la moda posicion¨¢ndose a favor de causas como el feminismo o los refugiados?
Yo nunca fui modelo. Fui actriz por un tiempo. Respecto a la moda, creo que debe jugar un papel cr¨ªtico en la lucha contra la injusticia. Las compa?¨ªas han llevado su producci¨®n a pa¨ªses que abusan de los derechos humanos como Myanmar, Bangladesh y China. La industria de la moda es la segunda m¨¢s contaminante despu¨¦s del petr¨®leo. Hace poco vi el poderoso documental producido por mi querida amiga, Livia Firth, The True Cost. Aplaudo a las empresas que se han comprometido a poner en pr¨¢ctica cadenas de suministro ¨¦ticas y a reducir su huella de carbono. La proyecci¨®n de una imagen en la moda puede hacer que la gente sea m¨¢s tolerante y acepte culturas ajenas. Cuando Dior lanz¨® la campa?a Todas deber¨ªamos ser feministas, me encant¨®. ?Bravo, Maria Grazia Chiuri!
Ha afirmado que la moda per se no es importante en su vida.
La est¨¦tica y el estilo siempre ser¨¢n importantes para m¨ª. La moda per se no porque no soy el tipo de mujer que sigue las ¨²ltimas tendencias. Creo que las mujeres debemos conocer nuestros atributos y defectos para encontrar un estilo que se adapte a ellos. Eso es lo que yo he intentado hacer a lo largo de mi vida. He tenido la suerte de ser amiga y haber sido vestida por algunos de los dise?adores m¨¢s grandes de nuestro tiempo. Yves Saint Laurent fue un mentor, y me ayud¨® a desarrollar mi estilo. Ninguno trat¨® nunca de imponerme las ¨²ltimas tendencias, todos me permitieron preservar mi estilo.
?Sigue viviendo sola?
S¨ª, desde hace muchos a?os. Con un compromiso tan profundo como el m¨ªo con el trabajo, quiz¨¢ ser¨ªa dif¨ªcil tener dos pasiones.
?Cree en Dios?
S¨ª, por supuesto. Una vez cat¨®lica, siempre cat¨®lica. Tengo que creer en Dios, tener fe. Si no, no podr¨ªa seguir haciendo el trabajo que hago.
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