Las cangrejeras: el nost¨¢lgico objeto que pas¨® de calzado de verano a pieza de lujo
Solo si creciste en la d¨¦cada de los 80 entender¨¢s el inexplicable amor que se siente por estas sandalias de goma.
Cuanto m¨¢s odiada sea una prenda y cuanto m¨¢s hayas renegado de ella, con m¨¢s nostalgia la recordar¨¢s en el futuro. Es el principio b¨¢sico de la moda. No hay m¨¢s que recordar la incomprensible utilidad de los pantalones fus¨® o las camisas de cuellos beb¨¦ exageradamente pronunciados. Prendas que nuestras madres nos pon¨ªan con mimo y el convencimiento de que con ellas ¨¦ramos las ni?as m¨¢s adorables del planeta. El tiempo les dio la raz¨®n y muchos de aquellos objetos de tortura se convirtieron a?os despu¨¦s en la tendencia de la temporada. Aunque, si hay un objeto de moda que encarne la nostalgia como ninguno, esas son las cangrejeras.
Fueron los zapatos del verano de nuestra infancia all¨¢ por los a?os 80. Esos que nos hicieron aprender que la comodidad de un calzado no siempre era directamente proporcional al n¨²mero de pares que se vend¨ªan, sino m¨¢s bien todo lo contrario. En 1980 las havaianas ni estaban ni se le esperaban, y en lugar de las frescas y sencillas flip-flop los ni?os lidiaban con unas sandalias pensadas para tener todas las ventajas: eran de goma, por lo que se pod¨ªan mojar; estaban llenas de aberturas que permit¨ªan que el pie no sufriera las altas temperaturas y ten¨ªan una c¨®moda hebilla que aseguraba que con ellas pod¨ªas caminar entre las rocas sin miedo a perderlas. Sin embargo, ocurr¨ªa todo lo contrario. La goma con la que estaban fabricadas hac¨ªa que te sudaran los pies en abundancia, lo que provocaba a su vez que te resbalaras continuamente, las aberturas transfer¨ªan toda la suciedad a tus pies y la hebilla tend¨ªa a oxidarse y, por tanto, a resultar inservible.
Todas aquellas inconveniencias no frenaban en absoluto a las madres que, nada m¨¢s acabar el colegio, las impon¨ªan como parte del uniforme estival. Y a pesar de todo las recordamos con cari?o, al fin y al cabo, son las sandalias de Verano Azul, con las que d¨¢bamos vueltas en bici con nuestros amigos o llev¨¢bamos para aquellos interminables d¨ªas de mar y arena, sin m¨®vil ni preocupaciones, ?qui¨¦n no so?o con las Xustar, las zapatillas de goma dise?adas por Xuxa? La versi¨®n mejorada de las sandalias del verano que todas las ni?as quer¨ªan a finales de los 80.
Aunque muchos asocien estas sandalias a nuestros veranos de chiringuito y Pira?a y Chanquete, lo cierto es que sus or¨ªgenes apuntan a Francia y en los 80 llevaban ya casi cuarenta a?os existiendo. Las teor¨ªas m¨¢s s¨®lidas se?alan que fue Jean Dauphant, un franc¨¦s que en 1946 se inspir¨® en las sandalias tradicionales de los pescadores que eran de cuero. Dauphant ten¨ªa una f¨¢brica de pl¨¢sticos y ante la escasez del cuero despu¨¦s de la II Guerra Mundial decidi¨® fabricar zapatos de goma.
En la d¨¦cada de los 60 eran artistas del cine franc¨¦s las que luc¨ªan sus cangrejeras, entonces conocidas como ¡®Sarraizienes¡¯, en la glamourosa Costa Azul. Brigitte Bardot, mucho antes que los protagonistas de Verano Azul, fue la mejor embajadora de las cangrejeras. Aquel modelo franc¨¦s se export¨® a todo el mundo: Australia, Estados Unidos y Brasil donde todav¨ªa hoy existe una de las firmas de estas sandalias m¨¢s famosas del mundo, Melissa y que en 1980 vendieron la friolera de 5 millones de pares de sandalias de goma. Aquella d¨¦cada fue sin duda la edad de oro de la cangrejera pero entonces aquellos ni?os se hicieron mayores y aparecieron otros modelos m¨¢s modernos y, reconozc¨¢moslo, m¨¢s c¨®modos. Solo era cuesti¨®n de tiempo que la nostalgia hiciera su magia. As¨ª fue.
En los 90 volvieron t¨ªmidamente, aunque a?adi¨¦ndole un ingrediente desconocido hasta la fecha: el tac¨®n, sacando as¨ª estas sandalias del agua para llevarlas a discotecas.
Pero,ha sido unos pocos a?os atr¨¢s cuando las cenizas de las cangrejeras resurgieron cual Ave F¨¦nix, esta vez en forma de icono de moda. Celebridades como Kylie Jenner, Anne Hathaway o Elle Fanning le dieron ese toque aspiracional y marcas de lujo como Yves Saint Laurent o Marc Jacobs las transformaron en sandalias de lujo, con tac¨®n y precios elevad¨ªsimos que poco o nada ten¨ªan que ver con aquellas primeras cangrejeras que le dieron color a nuestra infancia.
Las cangrejeras nunca se han ido del todo. Antes de este boom de mediados del 2000, todav¨ªa las pod¨ªas encontrar en las cl¨¢sicas tiendas de playa, entre la red de pescar peces en la orilla y las sillas plegables. Hoy siguen apareciendo en los estantes de sandalias para ni?os, aunque los crocs, la cangrejera del siglo XXI, las han desbancado definitivamente. Puede que dentro de 30 a?os, alguien como yo escriba con nostalgia sobre este par de zapatos. Algo que nunca entenderemos los que llevamos las tambi¨¦n conocidas como Fanequeras (en Galicia) o Pulpo o Nailas (en Canarias).
En azul electrico, blancas o con purpurina. No importa las rozaduras que te provocaran, ni el da?o que sent¨ªas cuando alguno de los dedos se te sal¨ªan por aquellas aberturas, nunca nada ser¨¢ comparable a aquellos veranos de bicicleta, chiringuito y cangrejeras.
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