Con bolsas de Ikea, zapatillas o bolsos de firma: el dise?ador asi¨¢tico que deconstruye objetos populares para crear mascarillas
Sus mascarillas han pasado por el MoMa o seducido a Takashi Murakami. Ahora este artista, que lleva casi una d¨¦cada confeccion¨¢ndolas, ha visto c¨®mo su negocio ha explotado, y ha puesto a disposici¨®n de todos su proceso de producci¨®n.
Zhijun Wang no ha exprimido la oportunidad ahora. El dise?ador de Pekin comenz¨® a confeccionarlas en 2013, cuando los altos ¨ªndices de contaminaci¨®n de la ciudad le llevaron a confeccionar mascarillas de dise?o para prevenir enfermedades respiratorias y, de paso, para que ejercieran como s¨ªmbolo de los altos niveles de poluci¨®n que alcanzan las ciudades modernas. Su trabajo hasta entonces consist¨ªa en customizar zapatillas deportivas para revenderlas, as¨ª que utiliz¨® ese mismo material para fabricarlas. Fue as¨ª como logr¨® hacerse un nombre en un sector, el de las mascarillas de autor, que por entonces sonaba hasta ex¨®tico. Sus piezas le hicieron ganar colaboraciones con? Nike o Adidas. Hasta el MoMa compr¨® un dise?o suyo el a?o pasado, una mascarilla confeccionada a partir de una exclusiva zapatilla Yeezy.
Ahora, dadas las circunstancias, el trabajo de Wang se ve desde un nuevo prisma. Por eso? ha decidido crear una web, Maskology, en la que cede gratuitamente los patrones de su proceso de confecci¨®n. Las plantillas, cuenta, le llevaron un mes de trabajo, para que lograran cumplir con los requisitos higi¨¦nicos y preventivos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. ?La mascarilla se ha convertido en un accesorio esencial sin el que nos pdoemos vivir, por eso la gente quiere que tenga que ver con la moda, como los guantes o los pa?uelos?, contaba en una entrevista reciente. La diferencia con respeto a otros tutoriales es que Wang busca reconstruir otras piezas preexistentes hasta reconvertirlas en mascarillas homologadas, de la zapatilla de lujo al bolso de firma, la bolsa de Ikea y u otros objetos ampliamente reconocibles por todos.
En ese sentido, su trabajo sigue la l¨ªnea del de ¡®customizadores¡¯ populares como Etai Drori o Slumpy Kev, expertos en deconstruir piezas de autor y transformarlas en ch¨¢ndales, mecheros , fundas y otros objetos cotidianos que despu¨¦s compran y lucen de Rosalia a Billie Eilish o Chiara Ferragni. El nicho de mercado por el que opt¨® Wang, sin embargo, fue de alg¨²n modo prof¨¦tico. Sus piezas, normalmente carne de museo o de adinerados aficionados a la moda urbana (solo confeccionaba 50 al a?o, por encargo) est¨¢n a punto de inaugurar una nueva tendencia.
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