Miguel Adrover: ?En la moda hay mucho circo y todo este circo se va al carajo?
Siempre fue m¨¢s que un dise?ador. Artista radical y agitador social, Adrover conoce de primera mano lo mejor y lo peor de la industria. Puede sonar apocal¨ªptico. Pero su visi¨®n, honesta y valiente, de la moda y de la sociedad es la mejor radiograf¨ªa de los nuevos tiempos. Charlamos con ¨¦l de sostenibilidad, fama, ventas, racismo y descr¨¦dito pol¨ªtico.
Fue la gran promesa de la moda de Nueva York a principios de los 90. Hoy vive casi como un ermita?o en Mallorca, sin m¨®vil, pero conectado al mundo y a la tierra. Quiz¨¢ no desfile. Hace m¨¢s de 15 a?os que no vende una prenda. Pero la obra y la opini¨®n de Miguel Adrover (Calonge, 1965) siguen generando inter¨¦s. Hablamos con ¨¦l antes de su visita a la Ciudad Condal, donde presenta el documental Call it a Balance in the Unbalanced. Estas son las reflexiones de un genio radical e inc¨®modo, que nunca ha tenido pelos en la lengua.
Acerca de formar parte del cartel del Festival de documentales de moda Moritz Feed Dog: ?Es una oportunidad para mostrar lo que estoy haciendo y explicar mi transici¨®n de la moda a esta nueva faceta. Porque hay un hilo conductor. Es un proyecto, entre fotograf¨ªa y pintura, donde mi mente puede viajar y expresarse libremente. Un repaso a todo lo que he aprendido. Ya tengo 53 a?os. Regresar al pueblo es como empezar a vivir otra vez. No en comunidad ¨Cporque todo el mundo est¨¢ enganchado al m¨®vil¨C, pero s¨ª m¨¢s conectado con la tierra, a la vez que sigo informado de todo lo que sucede en la escena geopol¨ªtica?.
Sobre los tiempos convulsos que vivimos: ?Son momentos muy fuertes e imagino que se va a cuestionar tambi¨¦n la industria de la moda porque es uno de los sectores m¨¢s contaminantes y la madre Tierra ha dicho ¡°basta¡±?.
De la par¨¢lisis pol¨ªtica: ?Aunque nosotros reciclemos, si no hay una ley, si los medios de comunicaci¨®n no dan la voz de alarma ¨Cy siguen mezclando el cambio clim¨¢tico con historias de la Patoja¨C, no hay salida. Es un problema muy serio. Pero estoy contento porque ha surgido un movimiento joven [Youth For Climate, iniciado por Greta Thunberg]. Yo llevo a?os predicando. Trabaj¨¦ nueve a?os con una empresa ecol¨®gica pionera en Alemania y s¨¦ que es posible cambiar?.
Sobre el ritmo insostenible de producci¨®n: ?Hay sobrepoblaci¨®n y sobreconsumo. La gente compra ropa cada fin de semana. Ellos tambi¨¦n son culpables de lo que est¨¢ pasando. Vivimos una situaci¨®n de emergencia. Se ha perdido el cari?o a la ropa. Recuerdo cuando mis abuelos murieron; yo era incapaz de desprenderme de su ropa. La us¨¦ en Out of my mind, la ¨²ltima colecci¨®n que present¨¦ en Nueva York, en 2012. Pero hoy hay tanta inseguridad que la gente necesita adquirir cosas nuevas casi semanalmente. Y es peligroso porque todo est¨¢ muy barato. No se explica. S¨¦ muy bien cu¨¢les son los costes de producci¨®n cuando haces las cosas bien hechas. ?C¨®mo puede ser que una falda cueste solo seis euros? Si para confeccionar una camiseta blanca de algod¨®n necesitas sembrar cinco metros cuadrados, ?cu¨¢ntos metros cuadrados necesitamos para que se pueda consumir de esta manera tan salvaje? Sin hablar de pesticidas, fertilizantes, qu¨ªmicos para te?ir¡ Hay que frenar el consumo. Yo hace diez a?os que no compro nada, solo calcetines y calzoncillos?.
Su visi¨®n del espect¨¢culo de la moda: ?Hay mucho circo y mucha gente devota de ese circo. Todos quieren ser influencers, pero son unos ignorantes. No entienden lo que est¨¢ pasando. Pero esa tonter¨ªa y ese circo se van a ir al carajo?.
De su legado: ?He luchado y he influenciado much¨ªsimo. Muchos de los que est¨¢n en la pasarela beben de mi estilo: las superposiciones, el reciclaje¡ El mensaje est¨¢ ah¨ª, pero ahora se usa como tendencia?.
?Tiene esperanza? ?Tengo la esperanza de que la Tierra nos va a poner en nuestro sitio. Lo que temo es que ser¨¢ demasiado tarde. Es la avaricia¡ ?y el 1%! Deber¨ªa haber un control de cu¨¢nto dinero puede acumular una familia. No estoy hablando de comunismo, pero una persona que tiene diez millones de euros, no necesita m¨¢s. ?Qu¨¦ se creen? Habr¨¢ inmigraci¨®n. Gente que huir¨¢ del clima, de la sequ¨ªa. Todo lo que es primera fila va a desaparecer?.
Acerca de la obsesi¨®n por ser rico: ?La gente quiere crear imperios. Pero el sistema capitalista neoliberal nos est¨¢ llevando a nuestra propia destrucci¨®n. No apoyo el comunismo. Pero tenemos que encontrar otra forma de funcionar, otras metas que conseguir. Nuestras metas son est¨²pidas. Todo el mundo quiere ser famoso. Todo el mundo quiere ser modelo. Todo el mundo quiere ser futbolista de ¨¦lite. Nuestro icono no puede ser el culo de la Kardashian?.
Sobre las fake news: ?Encontrar la verdad hoy es s¨²per dif¨ªcil, parece que ya ni la verdad es importante. Pero la verdad es eterna. Deber¨ªamos protegerla. La sociedad est¨¢ borracha. Estamos? influenciados por cosas que no son necesarias. Tenemos que reaccionar porque, en menos de 20 a?os, el mundo se vendr¨¢ abajo. Parece que a nadie le importa si no afecta a una capital como Nueva York, Par¨ªs o Londres. Pero hay otros sitios que ya se est¨¢n hundiendo?.
?Reinventarse es posible? ?Si una industria no est¨¢ conectada con la realidad, cuando pase algo? importante y la gente tenga que elegir entre comer o ponerse un modelito de la dise?adora de turno, te juro que no elegir¨¢ el modelito. Ese momento va a llegar. Y la industria tendr¨¢ que reinventarse?.
Con sus colecciones abri¨® el debate sobre temas como el cambio clim¨¢tico, la sostenibilidad, el feminismo, la inmigraci¨®n, la homofobia, la islamofobia¡ ?Y la justicia social. Porque ahora se ven muchas chicas de color en la pasarela, pero cuando yo hac¨ªa desfiles, no se ve¨ªa casi ninguna. Recuerdo a amigas m¨ªas de Sud¨¢n que eran modelos e iban a los castings de Tommy Hilfiger o de Ralph Lauren y la gente las miraba como si fueran bichos raros. He visto much¨ªsimo racismo en este negocio. Yo jam¨¢s me vend¨ª. Y por eso no estoy donde deber¨ªa estar. Pero yo quer¨ªa ayudar a la gente. No quer¨ªa joder a nadie. Al contrario. Si hubiera querido tener un imperio, lo habr¨ªa tenido. Porque en su d¨ªa me ofrecieron un mont¨®n de compa?¨ªas: Tommy Hilfiger, Lanvin, Moschino¡?
?Alguna vez ha sentido frustraci¨®n? ?No, en absoluto. He tenido much¨ªsima suerte. Sobre todo, de mudarme de Nueva York. Llevaba casi 18 a?os all¨ª. No lo echo de menos porque, cuando voy ahora, no me gusta. Las redes sociales lo han cambiado todo. Ya la gente no liga en las barras. No hay miradas por la calle. Desde la ventana solo veo gente que se masturba delante de la computadora. Echo de menos la energ¨ªa de Nueva York en los 80 y a principios de los 90?.
De su relaci¨®n con Alexander McQueen: ?Los dos ¨¦ramos muy salvajes. Nos un¨ªa la sinceridad; Lee no la encontraba en mucha gente. Le ten¨ªan miedo. Yo siempre fui honesto con ¨¦l. Cuando hab¨ªa problemas, me llamaban para que me fuera a dormir con ¨¦l a su casa. Supongo que nos separaba su incapacidad para disfrutar de la vida. Lo ten¨ªa todo y no pod¨ªa disfrutar de la vida. Le echo mucho de menos. Ten¨ªa un lenguaje propio y una forma de ver la vida especial. La vida¡ y la muerte. Porque siempre jugaba con las dos cosas?.
?Ha perdido la moda su capacidad de comunicar? ?Hoy comunica tendencias, pero no conecta con la realidad. Hay excepciones. Me gusta Westwood. Tambi¨¦n Galliano. Lo critiqu¨¦ en el pasado, pero su trabajo actual abre la puerta a otra dimensi¨®n. Pero en general la gente no se moja. La ilusi¨®n de un dise?ador que empieza es trabajar en Louis Vuitton. Hay un monopolio tremendo. Antes de poder dar dos pasos tienes que hablar con Anna Wintour y, si ella no te apoya, ya te puedes retirar. Para un joven es dif¨ªcil destacar?.
Sobre la posibilidad de trabajar para un gran grupo: ?Nunca he cre¨ªdo en la filosof¨ªa ¡°a rey muerto, rey puesto¡±. Cuando un dise?ador muere, la marca deber¨ªa morir con ¨¦l. No creo, por ejemplo, que a Chanel le hubiera gustado mucho el estilo de Lagerfeld. No quiero hablar mal de ¨¦l porque ya no est¨¢ aqu¨ª. Pero si Karl era tan bueno, ?por qu¨¦ la marca que llevaba su nombre no ten¨ªa ¨¦xito? No vend¨ªa nada. Podr¨ªan haber hecho latas de comida para gatos con su logo. Hay mil ejemplos. El chico que est¨¢ ahora en Gucci es muy creativo, aunque a m¨ª me parece un club kid de Limelight de Nueva York. Si es tan bueno, ?por qu¨¦ no crea su propia compa?¨ªa? Por m¨ª, ya pueden desaparecer todas las marcas viejas. Prefiero los shows de graduaci¨®n de Saint Martins. Veo sangre nueva. Gente incre¨ªble que podr¨ªa cambiar las cosas. Pero todo se filtra a trav¨¦s de multinacionales y as¨ª yo vamos a ning¨²n sitio. Lo ¨²nico que tengo claro es que este sistema morir¨¢ porque no es sostenible?.
Sobre la b¨²squeda de un estilo personal: ?Encontrar una imagen cuesta much¨ªsimo. A m¨ª me ha costado a?os sentirme c¨®modo con un sombrero grande que llevo. La gente un d¨ªa va de hypster y otro d¨ªa de ama de casa. Me aburre?.
Acerca de Leigh Bowery [Moritz Feed Dog presenta un documental sobre el provocador australiano]: ?Es uno de los personajes m¨¢s incre¨ªbles que he conocido. Ya no hay gente de ese tipo. Solo copias. Parece que hoy no saben c¨®mo expresar el presente y por eso tienen que volver siempre al pasado?.
De las marcas como s¨ªmbolo de felicidad. ?Hay una imagen que lo explica muy bien. Imagina que este sistema es una autopista y al final hay una vaya publicitaria en la que pone felicidad, fama y dinero. La gente ve esa valla y acelera para alcanzarla. Pero esa carretera no tiene fin y nadie podr¨¢ jam¨¢s adquirir la felicidad. En las cunetas est¨¢n los que se ha estrellado intentando llegar hasta all¨ª. Pero existe otro camino sin asfaltar. All¨ª no hay pancartas. Es un bosque donde no hay nada. Pero si decides coger ese camino, podr¨¢s encontrarte a ti mismo, conectar con quien t¨² eres y entender qu¨¦ co?o estamos haciendo aqu¨ª?.
?Falta autenticidad? ?S¨ª, miro la tele y toda la gente est¨¢ s¨²per estereotipada. Todo el mundo es simp¨¢tico. Es horrible?.
Sobre la individualidad: ?En los 80 viv¨ªa en comunidad aqu¨ª en el pueblo, rodeado de gente chafardera. Me mud¨¦ a Nueva York en busca de esa individualidad. Y luego volv¨ª a Mallorca porque ya no lo soportaba m¨¢s, pensando que aqu¨ª encontrar¨ªa la comunidad. Pero ya nada era igual. La individualidad nos est¨¢ matando. La gente ha desenchufado. Ya nadie conecta con nadie. Todo el mundo se cree que puede ser un producto para vender. Todo el mundo se cree que es especial. Pero no es as¨ª. Nos han desconectado de nosotros mismos y as¨ª es m¨¢s f¨¢cil manipularnos. Es lo que pretend¨ªan. Que no confiemos en las instituciones, que no confiemos en nada?.
Ante las pr¨®ximas elecciones generales: ?El mundo est¨¢ montado de tal manera que si dices alguna cosa la gente se echa las manos a la cabeza. Pero nuestros l¨ªderes son monigotes que est¨¢n impuestos por bancos y multinacionales. Solo tienes que ver lo que est¨¢ pasando en Estados Unidos, Brasil, Yemen, Somalia¡ O el avance de la extrema derecha en Europa y ahora en Espa?a. Sin comentarios. Yo soy de la ¨¦poca del sida. Particip¨¦ en movimientos radicales que cambiaron muchas cosas. Hoy hay m¨¢s postureo que ganas de combatir?.
?Necesitamos ser m¨¢s reivindicativos? ?Hay que dec¨ªrselo a Palomo Spain, que se centre un poco en la justicia social. Porque mucha gente puede ver su trabajo como algo ofensivo o fr¨ªvolo. Hoy es necesario lanzar un mensaje pol¨ªtico. Otro ejemplo: los chalecos amarillos. Dudo que ning¨²n dise?ador en Francia se haya hecho eco de sus reivindicaciones. Cuando pienso en Trump y Steve Bannon, entonces s¨ª siento rabia y nostalgia de no trabajar en la industria. Me gustar¨ªa tener una plataforma para poder expresarme a trav¨¦s de la vestimenta?.
?Hay m¨¢s tab¨²es ahora? ?Sin duda. Est¨¢ todo prefabricado. Antes era m¨¢s salvaje. No todos, pero las que estaban locas, estaban locas, en el buen sentido de la palabra. Antes nadie ten¨ªa un business plan?.
?Cu¨¢l ser¨ªa hoy la reacci¨®n si volviera a presentar Meet East, su colecci¨®n m¨¢s radical? Empec¨¦ el show con la llamada al rezo de las mezquitas. La reacci¨®n ser¨ªa la misma. Quiz¨¢ pero con el gobierno que hay. Da miedo. Yo no tengo ningunas ganas de ir a Estados Unidos. Me duele much¨ªsimo pensar en las fuerzas que contral el pa¨ªs o la violencia policial.
En 2017 anunci¨® su muerte como dise?ador, ?habr¨¢ resurrecci¨®n? ?En realidad no he muerto como dise?ador, sencillamente no me veo dentro de la industria. Pero sigo trabajando con la vestimenta. Me gusta mucho coser a mano, reutilizar lo que tengo. Jam¨¢s segu¨ª las tendencias. Cuando montaba un desfile, ten¨ªa que vaciar mi cabeza para intentar reflejar una parte de la sociedad con la que yo a lo mejor ni siquiera me sent¨ªa identificado. Dijeron de m¨ª que ten¨ªa la capacidad de llevar lo cotidiano a lo divino; y eso es lo que yo pretend¨ªa. Present¨¦ en pasarela ideas que hoy est¨¢n normalizadas, como la gorra de b¨¦isbol. Pero despu¨¦s de cada ejercicio de creatividad ven¨ªa otro de producci¨®n, que unido al ritmo que exige la industria resultaba dif¨ªcil de asumir. Antes de mudarme, ya hice dos colecciones que ten¨ªan todas las temporadas en una: primavera-verano y oto?o-invierno.?No ten¨ªa mucho sentido multiplicar las presentaciones. Bastaba con una al a?o si esta aporta algo a la sociedad. Yo intentaba representar a todo bicho viviente. Sin importarme las ventas. Aunque de las primeras colecciones vendimos hasta dos millones de d¨®lares ¨Csiempre pens¨¦ que era demasiado, que no se ten¨ªa que empezar tan a lo loco¨C. Hace m¨¢s de 15 a?os que no vendo una prenda y, sin embargo, sigo haciendo entrevistas. Y cuando sigues creando inter¨¦s es porque ah¨ª hay algo m¨¢s que moda?.
Sobre el ¨¦xito: ?Nueva York me reconoci¨® como alguien que pod¨ªa representar la ciudad. La industria americana estaba muy enfocada al marketing y a las ventas, entre el minimalismo y el conformismo. Yo sacud¨ª la ciudad; y la ciudad me adopt¨®. Todav¨ªa hoy me siento m¨¢s querido all¨ª que aqu¨ª. Cuando voy, el director del Metropolitan espera en la puerta?.
En Espa?a el Ministerio de Cultura y Deporte decidi¨® concederle el Premio Nacional de Dise?o de Moda en 2018. ?Todav¨ªa no he recibido el galard¨®n, pero s¨ª he recibido el dinero. Me ha ido s¨²per bien, para tapar agujeros y poder seguir trabajando. No dejo de trabajar. Parece que tengo una obligaci¨®n?.
Su d¨ªa a d¨ªa: ?Trabajo dentro de un aljibe, bajo tierra, con solo dos entradas de luz. Debe tener unos cinco metros de largo, tres de alto y tres y medio de ancho. No trabajo con humanos, solo con maniqu¨ªes. Y all¨ª, bajo tierra, dejo correr la imaginaci¨®n. No hay l¨ªmites de tiempo ni planificaci¨®n. Es lo que m¨¢s me gusta. Hay d¨ªas que me siento feliz, otros me siento violento o agresivo, unos d¨ªas deprimido, otros muy punky¡ Y puedo expresar esa energ¨ªa a trav¨¦s de mi trabajo. Tengo libertad total?.
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