Recordatorio, por Eva Hache
?No s¨¦ qu¨¦ madre fue la primera en decir: ¡°?Mi hijo marinero? No, se?ora. ?Capit¨¢n por lo menos!¡±?
Me env¨ªan de esta revista un correo electr¨®nico con tema ?Recordatorio?, para recordarme que el viernes tengo que mandar esto m¨ªo de cada mes. Quien me lo env¨ªa se acuerda de su primera comuni¨®n y, entonces, yo tambi¨¦n de la m¨ªa. Recordatorio del recordatorio.
?Ser¨¢n los recordatorios de las primeras comuniones de ahora como los de las de antes? Miro a ver. Y s¨ª. Esas cartulinas que vienen a informar de d¨®nde y cu¨¢ndo sucedi¨® el acto sacramental siguen siendo iguales. Con dibujos en tonos pastel de ¨¢ngeles y c¨¢lices. Con fotos de ni?os mirando al horizonte, como miembros chiquitos de bandas de rock and roll. Pr¨¢cticamente iguales. Las ni?as vestidas de novias reducidas por los j¨ªbaros. Los ni?os vestidos de marineritos. ?Qu¨¦ cosa! ?Por qu¨¦ los ni?os toman la comuni¨®n vestidos as¨ª? Leo un poco y claro, como algunos de los disc¨ªpulos del hijo del Se?or Dios eran pescadores¡ Pues eso, pescadores. Entonces deber¨ªan ir vestidos de pescadores, actualizados, con su gorra y su ropa de agua, con katiuskas. No entiendo qu¨¦ paso hay entre un joven San Pedro y un soldado del Juan Sebasti¨¢n Elcano. O quiz¨¢ vayan vestidos como el marinero del beso famoso a la enfermera enfrente del Empire State Building. No, esto nos aleja m¨¢s.
Y no s¨¦ qu¨¦ madre fue la primera en decir: ??Mi hijo marinero? No, se?ora. ?Mi hijo capit¨¢n por lo menos!?. Y a partir de ella se pas¨® a vestirlos de almirantes, con sus charreteras y sus cordeler¨ªas. Entiendo el inter¨¦s que puede tener una ni?a en vestir por primera vez un vestido largo, con canc¨¢n, de princesa. Pero los ni?os, como mucho, se ponen sus primeras americana y corbata, su primer traje de oficinista. Injusto. Ellos deber¨ªan ir, por lo menos, con armadura de caballero y un buen acero toledano al cinto. O de Batman.
Hay gente que dir¨¢ que esto es una herej¨ªa. Lo mismo dec¨ªan los flamencos puristas cuando Camar¨®n meti¨® un bajo el¨¦ctrico en La leyenda del tiempo, y ahora nos parece cl¨¢sico. Si hay marineros, habr¨¢ espidermanes. Hay modernizaci¨®n en los recordatorios, eso s¨ª. Los hay personalizados, retratos en carboncillo o acuarela, ni?os transformados en personaje de dibujo animado. Y las leyendas que van debajo. He llegado a ver un ?Nostre Senyor ¨¦s molt maco? que no pienso traducir al castellano porque yo soy de las que piensa que el catal¨¢n se entiende y porque me da la risa.
Hay una cosa muy moderna que es hacer im¨¢n de nevera, con la foto del ni?o integrada en una falsa portada del New York Times o de esa revista de famoseo que saluda. O, el colmo de la originalidad, en un boleto de la Loter¨ªa Nacional en la que los n¨²meros son la fecha del d¨ªa D. Me emociono.
Pero, vamos, todo lo dem¨¢s sigue igual: los ni?os van a la iglesia con miedo de que la Hostia se les quede pegada en el paladar y reciben regalos. A m¨ª me regalaron un libro blanqu¨ªsimo como de n¨¢car de mentira, parec¨ªa un Mac port¨¢til de los de hace 15 a?os. A mi sobrina, una Play. Antes era el reloj, ahora Eurodisney. Antes se invitaba a un aperitivo, ahora a un banquete de boda y los recordatorios te salen a 50 imanes 100 euros.
Los ni?os siguen yendo a la catequesis. Ahora durante tres a?os. Que digo yo que ser¨¢ para crear puestos de trabajo. O para alejar las comuniones del bautizo y que d¨¦ tiempo a sanear la econom¨ªa dom¨¦stica, porque me da a m¨ª que esto es un sacacuartos.
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