Salvavidas, objeto de moda o instrumento de terror: los inesperados usos del chubasquero amarillo
De las batas enceradas de los pescadores a los chubasqueros suecos aspiracionales pasando por el PVC de Mary Quant, la ropa pensada resistente al agua lleva siglos movi¨¦ndose entre lo pr¨¢ctico y lo caprichoso
Lo saben los ni?os muy peque?os y las personas insoportablemente estilosas: la lluvia, adem¨¢s de una bendici¨®n medioambiental (y, a veces, en la ciudad, un engorro) puede ser una oportunidad para la moda ?De qu¨¦ otra manera puede alguien combinar unas bermudas con botas de agua, chubasquero y sombrerete, como har¨ªan un alumno de P5 y una interiorista danesa con un BeReal impecable? Las lluvias de principio de oto?o, como las que van a caer estos d¨ªas, que todav¨ªa van acompa?adas de calor, son id¨®neas para este tipo de experimentos y propician el lucimiento de una prenda hist¨®rica que tiende a durar mucho en los armarios, el chubasquero. Nadie, a no ser que viva en una pel¨ªcula de tardea ambientada en Normand¨ªa o tenga una obsesi¨®n especial por la prenda, suele tener m¨¢s de dos chubasqueros en el armario, y por eso es una prenda de la que se valora la atemporalidad.
Se suele considerar a sir Charles Macintosh el inventor del chubasquero. En ingl¨¦s, ¡°un macintosh¡± todav¨ªa funciona como sin¨®nimo de impermeable. A principios del siglo XIX, se estaban haciendo en distintos lugares muchos intentos de patentar una tela que fuera resistente al agua. Desde siempre, en los lugares lluviosos hab¨ªan existido maneras de protegerse del agua. Seg¨²n esta Breve historia de c¨®mo mantenerse seco publicada por el Victoria & Albert, tanto los colonizadores espa?oles como los nativos americanos usaban l¨¢tex natural y lo extend¨ªan por sus botas y sus prendas de abrigo para intentar repeler la lluvia, y en China se sol¨ªa aplicar una capa de aceite a la seda. Quien finalmente consigui¨® patentar la f¨®rmula fue Macintosh, un farmac¨¦utico escoc¨¦s, en 1823. Descubri¨® que poniendo un una mezcla de caucho y nafta de alquitr¨¢n como una capa fina por encima de otra tela se pod¨ªan hacer prendas repelentes al agua y patent¨® su material como ¡°tela de goma de la India¡±. Aun as¨ª, los primeros? chubasqueros eran bastante toscos. Ol¨ªan mal y se volv¨ªan r¨ªgidos con el fr¨ªo y pegajosos con el calor. No fue hasta 1843 cuando el ingeniero Thomas Hancock invent¨® el proceso de vulcanizaci¨®n que el material empez¨® a usarse de manera m¨¢s ¨²til y pr¨¢ctica.
Entonces, dif¨ªcilmente exist¨ªa la noci¨®n de chubasquero asociado a la moda. Sencillamente, porque las personas que necesitaban guarecerse de la lluvia eran trabajadores poco preocupados por seguir las tendencias. Igual que ocurri¨® con las Desert Boots, los zapatos que en Espa?a se conocieron en una ¨¦poca como pisamierdas y que han formado parte del uniforme de varias subculturas urbanas, la Segunda Guerra Mundial sirvi¨®, ir¨®nicamente, para llevar a la calle y al vestuario civil las prendas resistentes al agua. Otras dos marcas brit¨¢nicas, Burberry y Acquascutum, que llevaban d¨¦cadas experimentando con los tejidos de gabardina, se disputan la invenci¨®n de la gabardina militar. Ambas fueron proveedoras del ej¨¦rcito brit¨¢nico y lo que sucedi¨® es que cuando muchos hombres volvieron del frente siguieron utilizando esas prendas y las mujeres buscaron tambi¨¦n la manera de incorporarlas a su vestuario. Para entonces, el cine ya hab¨ªa encontrado la manera de hacer maravillas con la ropa para lluvia. La gabardina estaba bien instalada en el imaginario del cine negro y en el armario masculino, pero ah¨ª estaba la francesa Mich¨¨le Morgan con un chubasquero transparente de pl¨¢stico en El muelle de las brumas (1938) y Lana Turner con gabardina impermeable en Cautivos del mal (1952).
En la desmilitarizaci¨®n de esa prenda hay tambi¨¦n un componente clasista: quienes la hab¨ªan llevado durante la guerra no eran soldados de a pie, generalmente mal equipados, sino oficiales de rango alto, y por tanto la prenda se despojaba as¨ª de sus or¨ªgenes utilitarios y trabajadores.
Si la gabardina est¨¢ irremediablemente unida al cine negro, el chubasquero amarillo pertenece a otros dos g¨¦neros: al musical (imposible no asociarlo al n¨²mero m¨¢s famoso de Cantando bajo la lluvia) y al cine de terror. Empez¨® a usarse en esas pel¨ªculas en parte porque contrastaba en los fondos oscuros y nocturnos habituales en esas pel¨ªculas y al final ha acabado qued¨¢ndose como algo casi autorreferencial: cuando los espectadores versados en el g¨¦nero ven un chubasquero amarillo saben que algo (malo) va a pasar. ¡°El amarillo tambi¨¦n contrasta con el rojo de la sangre, y muchas veces va asociado al o infantil, por lo que toca con otra convenci¨®n, la del ni?o espeluznante. Adem¨¢s, el chubasquero puede esconder las intenciones del personaje, de manera que se a?ade una capa de misterio¡±, explican en la web Yellow Raincoat of Horror, un repositorio de todas las pel¨ªculas, series y videojuegos que hacen uso de ese clich¨¦, empezando por It, de Stephen King, donde el ni?o Georgie viste un chubasquero amarillo. Dicho esto, el chubasquero amarillo m¨¢s famoso del cine es el que lleva Marilyn Monroe en Ni¨¢gara. Existen unas maravillosas fotos de las pruebas de vestuario de esa pel¨ªcula en las que la actriz lleva ese impermeable gigante y a priori nada sexy con la misma cara turbadora que puso para cantarle Happy Birthday a Kennedy.
El ¡®look mojado¡¯
Cuando la moda femenina se lo pas¨® realmente bien experimentando con la ropa para la lluvia fue a partir de los sesenta, con el uso de los pl¨¢sticos, el vinilo y el PVC. Mary Quant introdujo el ¡°Mac de pl¨¢stico¡± y el llamado wetlook en 1963, con una colecci¨®n inspirada en el Op Art que se present¨® en el hotel Crillon de Par¨ªs que no tardaron en apropiarse todas las chicas garbosas que se mov¨ªan por Carnaby Street, como Cynthia Lennon y las modelos Jean Shrimpton y Jackie Bowyer. ?sta lo llevaba en las fotograf¨ªas promocionales tambi¨¦n con botas de ca?a alta en PVC y un sombrero a juego, aunque lo habitual era desmontar el look combin¨¢ndolo con una gorra plana de marinero o de repartidor de peri¨®dicos. As¨ª lo llevaba tambi¨¦n Brigitte Bardot en una famosa foto bajando de un avi¨®n de Air France y, en el cine, Monica Vitti en Modesty Blaise y, en una versi¨®n algo m¨¢s recatada, Sofia Loren en Arabesque. En Par¨ªs, fue Andr¨¦ Courr¨¨ges el encargado de darle al impermeable esa nueva vida pop y ya completamente desligada de cualquier objetivo pr¨¢ctico.
En realidad, Quant se adelant¨® tanto con su investigaci¨®n de materiales que, aunque su colecci¨®n tuvo mucho eco en las revistas de la ¨¦poca, no fue realmente capaz de ponerla en las tiendas hasta 1965 debido a lo dif¨ªcil que resultaba producir en PVC. Para poder confeccionarla y hacerlo adem¨¢s a un nivel relativamente asequible ¨Cla brit¨¢nica nunca quiso vender a precios elitistas¨C ,se asoci¨® con una de esas marcas brit¨¢nicas de impermeables de toda la vida, Alligator, que ya hab¨ªa trabajado antes con Balmain y con Pierre Cardin. Alligator estaba acostumbrada a sacar chubasqueros en colores tradicionales y tuvo que aplicarse para conseguir el blanco y el negro que ped¨ªa Quant y aplicar todos los detalles de cremalleras y botones a sus abrigos, que se vendieron finalmente a unas diez libras la pieza.
Aunque la moda ha seguido experimentando cada oto?o con la idea del chubasquero trabajado, el impermeable sigue siendo una de esas prendas que se enorgullecen de cambiar poco y hay varias marcas que venden esa idea de atemporalidad y justifican as¨ª sus precios: compra un impermeable hoy y tenlo toda la vida. Con la ropa de lluvia adem¨¢s, opera cierta l¨®gica nacional y hasta local. Si los ingleses tienen Barbour, Hunter, House of Bruar y Celtic & Co, los alemanes ten¨ªan Klepper y los suecos Stutterheim, una marca que ha adquirido estatus global en la ¨²ltima d¨¦cada y que ostenta uno de los mejores lemas de la industria de la moda: ¡°melancol¨ªa sueca en su punto m¨¢s seco¡±. Cada uno de sus abrigos la lleva bordada en la etiqueta (Swedish melancholy at its driest) al lado de una banderita del pa¨ªs. Para sorpresa de nadie, el fundador, Alexander Stutterheim es un copy publicitario que concibi¨® la idea de sus impermeables para gente que sabe lo que es ACNE un d¨ªa en el que lleg¨® demasiado pronto a una reuni¨®n en Saab. Llov¨ªa, como sucede en Estocolmo 170 d¨ªas al a?o, y ¨¦l mir¨® por la ventana y pens¨®: no hay ni una sola persona que lleve ropa bonita ahora mismo, ni una. Poco despu¨¦s, muri¨® su abuelo y encontr¨® en el desv¨¢n de su casa en una isla del archipi¨¦lago de Estocolmo un viejo chubasquero de pescador que le pareci¨® muy adaptable. Solo ten¨ªa que hacerlo ligeramente menos parecido a una tienda de campa?a y estar¨ªa listo para gustar a todos sus amigos del cine y la publicidad. Acert¨®. Kanye West y Jay Z co-conspiraron para convertir ese chubasquero en una de las piezas m¨¢s buscadas de la pasada d¨¦cada, algo menos ubicuo que los m¨¢s asequibles modelos de la marca danesa Rains y la francesa Petit Bateau. Espa?a no tiene seguramente su marca can¨®nica, por motivos clim¨¢ticos obvios, pero existen tiendas de mucho arraigo local en las ciudades lluviosas, como Godofredo en Santander o Enbata en Donosti. Todas ellas tienen en las pr¨®ximas semanas su momento grande del a?o.
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