Por qu¨¦ hemos perdido la motivaci¨®n de vivir en pareja
Amor rom¨¢ntico y el deseo de formar una familia pasan a un segundo plano y los nuevos modelos surgen impulsados por el individualismo.
Vivir en pareja sigue siendo lo m¨¢s habitual en los hogares espa?oles, pero las normas han cambiado. Donde la tradici¨®n dice matrimonio con hijos, las estad¨ªsticas m¨¢s recientes del INE, de 2018, apuntan que a ese modelo solo se adaptan ya el 31%. Las parejas siguen siendo la forma dominante de convivencia, un 55%, a pesar de que la vivienda unipersonal sigue aumentando (son el 25% del total) y que las uniones matrimoniales pierden popularidad y se retrasan en el tiempo. Quedan cada vez menos casos como los de ahora padres y abuelos de millennials que se emancipaban por primera vez ya habiendo pasado por el altar, con mujeres dependientes econ¨®micamente, y a menudo guiados m¨¢s por una imposici¨®n familiar y social que por decisi¨®n propia. Y est¨¢n tambi¨¦n en proceso de deconstrucci¨®n el amor rom¨¢ntico y la idea de que la pareja durar¨¢ hasta que la muerte nos separe, aunque las casas se sigan concibiendo para el matrimonio con la parejita. ¡°El modelo comunitario sigue perviviendo, pero una de las tendencias fundamentales de las sociedades modernas es que hay un aumento de la individualizaci¨®n, que afectan a todas las esferas de la vida familiar, desde ni?os a mayores y tambi¨¦n a las parejas¡±, explica a S Moda Luis Ayuso, soci¨®logo especializado en investigaciones sobre familia y pareja y profesor titular de la Universidad de M¨¢laga.
¡°Vivimos juntos, pero queremos el yo¡±, apunta el soci¨®logo. Una creencia que modifica a la fuerza tambi¨¦n el concepto de amor como se ha entendido tradicionalmente, basado en el sacrificio (principalmente femenino) y la perdurabilidad. ¡°La forma de vivirlo est¨¢ cambiando, pasamos del amor rom¨¢ntico que se est¨¢ dejando atr¨¢s y llega el amor m¨¢s individualista que tiene m¨¢s la uni¨®n de dos yo que una unidad comunitaria¡±. Y calan tambi¨¦n conceptos como el que impulsaba Bauman: ¡°El amor es l¨ªquido: ayer te quer¨ªa y hoy se ha acabado. As¨ª se entiende que el matrimonio, basado en el amor, es inestable¡±, dice Ayuso.
En consecuencia, la definici¨®n y la forma de ser pareja cambia y se vuelve m¨¢s maleable. ¡°En primer lugar, los j¨®venes acceden m¨¢s r¨¢pido a tener pareja y se empiezan a abordar las cuestiones relacionadas con esta antes. El proceso de privatizaci¨®n, tambi¨¦n caracter¨ªstico de estas sociedades, da lugar a que el modelo sea flexible y est¨¦ presente la idea de que ¡®nadie tiene que decirnos lo que somos¡¯, lo que hace m¨¢s dif¨ªcil poner etiquetas. Hay menos control social y son las parejas las que ponen sus propios t¨¦rminos a la relaci¨®n¡±, explica. Sin perder de vista otra de las caracter¨ªsticas que ayudan a pintar la situaci¨®n: ¡°La importancia de lo emocional¡±. Tan culpable de que te haya atrapado ese viral como de que, como expone Luis Ayuso, ¡°tener hijos y una hipoteca sea cada vez menos importante, es m¨¢s importante que nos emocionemos con la pareja. Esto no pasaba en la generaci¨®n de nuestros padres y abuelos, cuando una vez firmado el matrimonio, ya estaba todo hecho¡±.
Todos estos factores dan lugar a que aparezcan esos nuevos modelos de convivencia (o no convivencia) en pareja. Millennials que se van a vivir juntos ya sin esa percepci¨®n de que sea algo definitivo y m¨¢s por motivos pr¨¢cticos y econ¨®micos. Es f¨¢cil reconocer en nuestro entorno cercano a muchas parejas que se han ido a vivir juntas como una soluci¨®n a unas condiciones de trabajo precarias con sueldos que rondan los 1.000 euros, horarios inacabables y unos precios de alquiler inflad¨ªsimos,? precipitando una decisi¨®n que quiz¨¢s no habr¨ªan tomado si pudieran permitirse vivir solos. Otras que, con el impulso de la tecnolog¨ªa, se mantienen a distancia. ¡°La autonom¨ªa de la mujer ha cambiado el patr¨®n tradicional de que esta se moviera detr¨¢s del hombre si su profesi¨®n lo requer¨ªa y es cada vez m¨¢s ut¨®pico, sumado tambi¨¦n a la mayor dificultad para insertarse en el mercado laboral, que ellas dejen su trabajo para desplazarse por la otra persona¡±, cuenta Ayuso. Y se?ala? que ¡°ya no es tan importante el convivir como el comunicarnos, podemos estar haciendo lo segundo constantemente¡±.
Otros casos ¡°en transici¨®n, pero cada vez m¨¢s estables¡±, de los que Ayuso es pionero en investigaci¨®n en Espa?a son los modelos LAT (living apart together, vivir juntos pero separados). Pareja que viven cerca pero no juntas y que no lo hacen porque deliberadamente no quieren y creen que la relaci¨®n funciona mejor as¨ª. ¡°Son parejas m¨¢s maduras, de nivel econ¨®mico alto¡±, describe. ¡°En Espa?a a¨²n no se ve muy bien esta modalidad, pero en Reino Unido, donde se ha estudiado m¨¢s, se ha observado que tras cuatro a?os viviendo de esta forma, solo sobreviven el 25% de las parejas: bien porque finalmente se van a vivir juntos o porque se rompen. Los modelos de ¨¦xito se dan, generalmente, tras haber pasado una ruptura previa (separados, divorciados o viudos)¡±, concluye. Tras todas estas nuevas formas, un tel¨®n de fondo con la idea de que, aunque hemos colocado ?el amor en el centro de nuestra sociedad?, como defiende la antrop¨®loga Mari Luz Esteban en su Cr¨ªtica del pensamiento amoroso (Bellaterra), no es este necesariamente el motor que nos lleva a decidir convivir en pareja.
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