En la pista central de Roland Garros me sent¨¦ y llor¨¦
Es agotador intentar ser siempre lo que no eres. Aunque, a veces, resulta m¨¢s cansado ser quien eres.
Me estoy dando cuenta de que en esta columna me pongo muy grave, cursi a veces, trascendental. Yo en verdad me levanto cada d¨ªa de la cama pensando que tengo 16 a?os y que lo ¨²nico que quiero es que llegue el viernes. Luego me doy cuenta de que ya es s¨¢bado, tengo 43 a?os y me tomo un agua con zumo de lim¨®n intentando parar el tiempo. Me iba a poner grave otra vez porque quiero hablar de lo de Naomi Osaka y de todas las mujeres que se han plantado frente a los viejos sistemas moldeados para otras hechuras (Naomi Osaka se neg¨® a dar ruedas de prensa en Roland Garros porque las comparecencias le generan ansiedad, y tras ser amonestada, abandon¨® el torneo). Por un momento, mis 43 a?os me aplastan y pienso que ellas ya sab¨ªan d¨®nde se met¨ªan. Que Naomi Osaka y Yolanda D¨ªaz y Meghan Markle y Michaela Coel sab¨ªan lo que iban a encontrar en los torneos, y en Moncloa, y en Buckingham, y en premios y plataformas. Despu¨¦s, la Sof¨ªa de 16 a?os con las u?as mordisqueadas se asusta ante este pensamiento porque sabe que estos sistemas ya no sirven. Hay que dinamitar las estructuras porque si no van a acabar con esas nuevas mujeres brillantes, poderosas, vocales, articuladas y ansiosas. Hay que decir que no.
Se puede disimular una temporada. Contestar, por ejemplo, a preguntas que no tienen respuesta solo para que no se note que no perteneces a un ecosistema. Se puede, cr¨¦anme, tomar un sumial si la cosa se pone fea. Pero tambi¨¦n se puede explicar, como hizo Naomi Osaka, que esas preguntas inc¨®modas le daban ganas de llorar y que, por lo tanto, no pensaba contestarlas m¨¢s.
La protagonista de nuestra portada, la actriz Jennifer Connelly, recorri¨® castings desde los 10 a?os instigada por su madre. Hizo varias pel¨ªculas de ¨¦xito. Todo parec¨ªa ir bien, y sin embargo, se hart¨® de que la sexualizaran cuando a¨²n era una ni?a. Se matricul¨® en Yale y confiesa que en lugar de refugiarse en las drogas, como muchos de sus compa?eros, se dedic¨® a la literatura inglesa. Otro desaf¨ªo al sistema.
En este n¨²mero que dedicamos al arte, Anne Imhof, la performer alemana que comenz¨® en clubes y ahora expone en el Palais de Tokyo, cuenta aqu¨ª que cuando gan¨® en 2017 el Le¨®n de oro de la Bienal de Venecia el ¨¦xito le ?explot¨® en la cara?. ?No creo que esa experiencia me hiciera m¨¢s atrevida, pero s¨ª me hizo dudar m¨¢s?.
Hay una nueva colonia de j¨®venes artistas que se han trasladado a Carabanchel y Usera, dos barrios en las afueras de Madrid, para evitar pagar una fortuna en el centro por un piso que, adem¨¢s, seguro que pertenece a un fondo de inversi¨®n. Puede que Blackstone est¨¦ ocupando media Espa?a, pero a¨²n queda otra media. Ahora usted puede comprar una pieza de moda digital a trav¨¦s del sistema blockchain y saltarse todas las estructuras convencionales del mercado del lujo. Y tambi¨¦n disfrutar de un concierto de la hija de un pr¨ªncipe sin apellido reinventada en una artista independiente.
?Qu¨¦ tiene que ver todo esto con Naomi Osaka? Mi yo de 16 no piensa contestarles. O s¨ª: es agotador intentar ser siempre lo que no eres. Aunque, a veces, resulta m¨¢s cansado ser quien eres.
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