Mapa de los sonidos de Prada
La visi¨®n nost¨¢lgica y antitradicional de la feminidad nipona, en manos de Miuccia Prada.
Cuando todav¨ªa estamos aprendiendo a amar su actual colecci¨®n de oto?o-invierno, a verla del tir¨®n sin que nos entre paranoia entre tanta psicod¨¦lica, viene Miuccia y le salta los plomos. Fundido a negro y vuelta a empezar con un desfile de Primavera/Verano 2013, como todos los suyos, que en un principio puede horrorizar, porque les lleva la contraria no solamente a sus creaciones inmediatamente anteriores sino a la t¨®nica general de lo visto hasta ese d¨ªa. En las semanas de la moda todo va bien hasta que llega Prada y pone ese mismo todo patas arriba.
A ella poco le preocupa porque sienta sus propias bases sin tener en cuenta que es siempre el Next big thing. Aunque en realidad es de las pocas a las que la jugada le sale redonda: del mismo bofet¨®n despacha historias y creaciones antip¨¢ticas que los que observan no entienden pero los que compran adoran.
Ayer el ¨¢nimo de Miuccia nos traslad¨® hasta Jap¨®n. El tercer mercado del lujo m¨¢s importante del mundo. Y volvi¨® con nostalgia al minimalismo de sus siluetas m¨¢s cl¨¢sicas sin m¨¢s distracci¨®n que cuellos caja y estampados de flores de malva, cerezo y corazones de le¨®n distribuidos cada vez en un sitio sobre abrigos y vestidos despistando al ojo en cada salida. En lo que s¨ª se fija uno de primeras es en sus complementos. Esos que sustentan la base de todo imperio del lujo hoy en d¨ªa y que en sus manos no tienen nada de accesorio. Sus calcetines de piel con los dedos marcados son esta vez el hilo del desconcierto. A veces se suben a unos nada tradicionales Geta -los zuecos de madera japoneses- y otras caminan solos adornados con lazos que se fijan sobre ellos con correas. Y mientras las editoras de moda se apresuraban a llamarlos "las nuevas manoletinas" para meterlos con calzador en sus editoriales, del otro lado del mundo, en su tienda de Aoyama, ya se est¨¢n relamiendo porque se los van a quitar de las manos.?As¨ª es Prada.
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