Pero, ?qui¨¦n quiere ser virgen otra vez?
Detr¨¢s de las operaciones de himen, esa peque?a membrana causante de tanta represi¨®n y control hacia la sexualidad femenina, hay m¨¢s causas culturales y religiosas que est¨¦ticas.
Si perder la virginidad era la asignatura m¨¢s urgente para cualquier adolescente con ganas de comerse el mundo, volver a recuperarla acapar¨® ayer la atenci¨®n de los medios, no solo por razones religiosas y culturales. Tambi¨¦n hay famosas que quieren llamar la atenci¨®n, volver a las portadas y hacer caja. La vida es dura para todos, no solo para los mileuristas.
Todav¨ªa en Espa?a, la mayor parte de las himenoplastias ¨Creconstrucci¨®n del himen¨C, se hacen por motivos de fuerza mayor, para pasar el examen de virginidad ¨Cantes de la boda¨C que todav¨ªa exigen algunas culturas, en las que esa peque?a membrana, apodada con el nombre del dios griego del matrimonio, es el bar¨®metro de la decencia y la prueba, antes de la consumaci¨®n del matrimonio, de que el hijo que se engendrar¨¢ de esa uni¨®n es, realmente, del novio. Patricia Guti¨¦rrez Ontalvilla, es cirujana pl¨¢stica y reconstructiva y trabaja en Imedmu, la primera cl¨ªnica de Espa?a dedicada en exclusiva a la mujer, con sede en Valencia, y que cuenta con un apartado de cirug¨ªa vaginal, que entre otras cosas hace reducci¨®n de labios menores, lifting de pubis, relleno de labios mayores, ampliaci¨®n del punto G o reconstrucci¨®n del himen. ¡°La gran mayor¨ªa de nuestras clientas que demandan una himenoplastia es por razones culturales o religiosas¡±, cuenta Guti¨¦rrez. ¡°Casi todas son ¨¢rabes o de la etnia gitana y necesitan llegar v¨ªrgenes al matrimonio. En muchos casos, incluso les hacen un examen, algunas veces ginecol¨®gico, para comprobar que su himen est¨¢ intacto. Necesitan de este requisito para poder seguir con sus vidas o para ser aceptadas en su nueva familia. Muchas de ellas llegan con una gran preocupaci¨®n porque si no recuperan su virginidad pueden ser repudiadas por sus futuros maridos o, incluso, rechazadas por sus propias familias¡±.
Seg¨²n cuenta esta cirujana, ¡°la operaci¨®n es sencilla, se realiza en quir¨®fano con anestesia local y consiste en restaurar los restos de himen, en caso de que los haya, o que crear uno nuevo con tejido de la propia vagina. Los puntos son reabsorbibles, es decir, se van cayendo solos, y ese mismo d¨ªa la paciente puede volver a su casa. Se le pide que durante un mes no tenga relaciones sexuales con penetraci¨®n, no use tampones y no practique actividades que impliquen movimientos bruscos como montar a caballo o patinar¡±. La cl¨ªnica Imedmu realiza una media de unas 20 himenoplastias al a?o, que cuestan entre 3.000 y 5.000 €, dependiendo del caso. ¡°Cuanto m¨¢s joven es la mujer, m¨¢s f¨¢cil resulta la operaci¨®n porque los restos de himen van desapareciendo a medida que la persona tienen m¨¢s relaciones sexuales, pero la mayor parte de nuestras pacientes son chicas j¨®venes, que se casan en primeras nupcias¡±, cuenta Guti¨¦rrez.
Salvar la reputaci¨®n, un matrimonio y la buena relaci¨®n con la familia no son las ¨²nicas razones por las que una mujer puede someterse a una reconstrucci¨®n del himen, ya que las pruebas de virginidad son, desgraciadamente, algo m¨¢s com¨²n de lo que se cree en determinados pa¨ªses. Este mismo a?o, en Indonesia, las autoridades han dado, por fin, marcha atr¨¢s a la normativa que exig¨ªa a las estudiantes de la regi¨®n de Jember pasar un examen de virginidad para poder finalizar sus estudios de secundaria y graduarse. Norma que numerosas organizaciones pro Derechos humanos, como Human Rights Watch (HRW), hab¨ªan denunciado. La misma prueba, sin embargo, todav¨ªa se requiere para ingresar en la polic¨ªa y las fuerzas armadas de ese mismo pa¨ªs a las reclutas femeninas y a las novias de los oficiales, quienes requieren un permiso de sus superiores para contraer matrimonio.
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Sabater, como Dorothy de ¡®El mago de Oz¡¯ en 2001.
Getty
La virginidad puede ser tambi¨¦n un buen negocio para prostitutas, trabajadoras del sexo o cualquiera que necesite de liquidez, y est¨¦ dispuesta a vender su himen, recauchutado o no, en Internet. El caso m¨¢s sonado fue el de la brasile?a Catarina Migliorini, que cre¨® su propia p¨¢gina web y cedi¨® su ¡°primera vez¡± a un japon¨¦s, que gan¨® la subasta en octubre del 2012 por 780.000 d¨®lares. Seg¨²n Migliorini, todo era por una buena causa: poder estudiar medicina. Pero un a?o m¨¢s tarde, Catarina volv¨ªa a poner en el mercado su segunda-primera vez, alegando que entre ella y el japon¨¦s no hab¨ªa ocurrido nada, ya que esperaba a un hombre de 53 a?os y, en realidad era un chico de 21¡±.
Pero de entre todas las razones posibles para decidir llevar a cabo una reconstrucci¨®n del himen, sin duda la m¨¢s incomprensible es la que esgrimen muchas mujeres sin ning¨²n tipo de inter¨¦s econ¨®mico ni imposiciones culturales y religiosas, que optan por celebrar sus bodas de plata, como dir¨ªa Madonna, Like a virgin. Un art¨ªculo del Wall Street Journal hac¨ªa referencia a esta idea que empieza a rondar por algunas cabezas desocupadas. Seg¨²n apuntaba el obstetricia y ginec¨®logo Marco Pelosi, que lleva desde 1975 haciendo himenoplastias, al diario norteamericano, ¡°cada vez m¨¢s pacientes tratan de querer mejorar sus vidas sexuales, combinando la reconstrucci¨®n del himen con una operaci¨®n para estrechar sus vaginas. En una ocasi¨®n una clienta lo hizo para sorprender a su marido, durante una segunda luna de miel en un crucero. Otra paciente, una abogada de Manhattan, de 51 a?os y madre de tres hijos, hizo lo mismo. 'Pens¨¦ que iba a a?adir un poco de brillo a mi matrimonio', argument¨®¡±.
Francisca Molero, sex¨®loga, ginec¨®loga, directora del Institut Clinic de Sexolog¨ªa de Barcelona y directora del Instituto Iberoamericano de Sexolog¨ªa, no comparte en absoluto esta idea, puesto que querer mejorar la sexualidad viajando en el tiempo a la primera vez resulta, casi siempre contradictorio. ¡°Generalmente la primera relaci¨®n sexual con penetraci¨®n no es algo a rememorar, sino m¨¢s bien una experiencia dolorosa para muchas mujeres. Luego hay otras, entre un 40 y un 50%, que no sangran y tambi¨¦n est¨¢n las que han nacido sin himen. Sin olvidar que esta membrana puede tambi¨¦n romperse por causas que no sean sexuales, debido a la pr¨¢ctica de ciertos deportes o actividades. Para el hombre tampoco es una experiencia muy agradable porque el sexo requiere m¨¢s esfuerzo, ya que la rotura del himen lo dificulta. El ¨²nico placer reside en la cabeza, en la idea o la fantas¨ªa de hacerlo con una mujer que jam¨¢s ha tenido antes relaciones sexuales, pero en el caso de una pareja que llevan juntos varios a?os, no es sino un autoenga?o¡±.
Cualquier operaci¨®n, por sencilla que sea, implica un cierto riesgo. ¡°La reconstrucci¨®n del himen es una de las m¨¢s f¨¢ciles, pero siempre puede dejar alguna molestia residual. No hay que olvidar que la vulva es una zona muy sensible. Se ha visto que las episiotom¨ªas que se hacen durante el parto, esas incisiones en la zona del perineo para evitar desgarros, pueden dejar molestias residuales o sensibilizar en exceso la zona¡±, comenta Molero.
El himen, esa peque?a membrana causante de tanta represi¨®n y control hacia la sexualidad femenina, y que cre¨ªamos ya olvidada, vuelve a cobrar actualidad, lo que me recuerda una escena de la pel¨ªcula Cuando ruge la marabunta (1954), una cinta con excelentes di¨¢logos. Charlton Heston da vida a un acaudalado terrateniente, afincado en la jungla sudamericana, que se casa por poderes con el personaje entrepretado por Eleanor Parker. Cuando el protagonista, acostumbrado a tener todo nuevo, descubre que su nueva mujer hab¨ªa estado casada antes entra en c¨®lera. ¡°La ¨²nica exigencia que yo puse cuando constru¨ª mi casa era que todo lo que subiera por el r¨ªo fuera nuevo, valiera la pena. Por ejemplo, el piano ante el que usted se sienta jam¨¢s fue abierto por nadie antes de su maldita llegada¡±, grita Heston. A lo que su mujer le contesta, ¡° si usted supiera m¨¢s de m¨²sica se dar¨ªa cuenta de que un piano suena mejor cuanto m¨¢s se ha tocado. Este no es un buen piano¡±.
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