4 h¨¢bitos para evitar que tu pareja se convierta en tu compa?ero de piso
Evitar que la pasi¨®n se vaya esfumando con el paso del tiempo requiere de t¨¢cticas, actitudes y cierta disciplina para conseguir lo que ya se denomina ¡®deseo sostenible¡¯.
Existe el amor y existe el deseo, y aunque muchas veces ambas sensaciones se presenten en el mismo paquete; la segunda, culo de mal asiento, es un socio inquieto y ambicioso que disuelve la empresa cuando empieza a ver que ya no da demasiados beneficios. Apostar a que ambos personajes pueden convivir juntos y felices durante largas temporadas es arriesgarse mucho, porque si pensamos en algunos de los adjetivos que suelen acompa?arlos, veremos que sus gustos y preferencias son, m¨¢s bien, opuestos. El amor congenia muy bien con la seguridad, la dependencia, la confianza, la permanencia; mientras que el deseo se inclina m¨¢s por la aventura, la incertidumbre, el misterio, el riesgo y hasta el peligro. A ¨¦ste le gusta salir y trasnochar, contrariamente al amor, que es m¨¢s de estar en casa y hacer tartas de manzana.
Lo queremos todo, queremos tener el pastel y com¨¦rnoslo, por eso ya se empieza a hablar de un concepto nuevo, el ¡®deseo sostenible¡¯ que busca alargar la vida de algo que, generalmente, es transitorio. Ester Perel es una psicoterapeuta belga, especialmente empe?ada en estudiar la compatibilidad entre la seguridad y la libertad en las relaciones humanas. Su charla en TED titulada El secreto del deseo en la relaci¨®n a largo plazo, en febrero del 2013, es altamente recomendable y ha recibido desde entonces cerca de 9 millones de visitas en la red. ¡°B¨¢sicamente estamos pidiendo a una sola persona que nos de todo lo que un pueblo entero sol¨ªa proveer antiguamente a sus habitantes: sentirnos queridos, sentimientos de identidad, continuidad, trascendencia y misterio. Dame confort y ll¨¦vame al l¨ªmite, novedad y familiaridad. Dame predictibilidad y sorpresa. Creemos que todo esto nos puede ser dado por una sola persona y que los juguetes er¨®ticos y la lencer¨ªa sexy nos salvar¨¢n del aburrimiento¡±, apunta Perel.
La cuesti¨®n es que en esta b¨²squeda de la utop¨ªa se han encontrado parejas que parecen haber reconciliado estos dos t¨¦rminos, a las que los a?os no han destruido ni han cronificado su falta de deseo. Como se estudia a los centenarios para saber qu¨¦ h¨¢bitos de vida le han proporcionado tan larga existencia, los expertos empiezan a observar a los que, tras seis a?os de convivencia, siguen revolc¨¢ndose entre las s¨¢banas. Estos son algunos de sus m¨¢s interesantes descubrimientos.
Hay que besarse como si no hubiera ma?ana
?The Normal Bar es un libro escrito por Chrisanna Northrup, Pepper Schwartz y James Witte, que trata de profundizar en los h¨¢bitos que hacen que las parejas se separen o permanezcan unidas. Es el resultado de un estudio elaborado con 100.000 participantes en los que se llega a conclusiones interesantes. A saber, las uniones que resisten son las que hacen el amor, que es distinto a tener sexo. Pero, contrariamente a lo que se podr¨ªa deducir de esta afirmaci¨®n, la cantidad es tan importante como la calidad de los encuentros. El sexo mec¨¢nico no aparece cuando se hace a menudo, sino cuando no hay inter¨¦s y lo que se busca es cubrir el expediente.
Pero lo m¨¢s revelador de esta lectura es el cap¨ªtulo entorno al beso. ¡°Besarse puede ser tanto o m¨¢s ¨ªntimo que el sexo. Es, definitivamente, un elemento clave en la vida sexual de las parejas felices y un 85% de los entrevistados reconoce que es una de las practicas que m¨¢s le gustan¡±. ?Les suena?, ?no es el beso un buen bar¨®metro de la salud de una buena relaci¨®n?
El libro contin¨²a, ¡°besarse es la forma en que la gente establece conexiones ¨ªntimas. Es un ingrediente esencial cuando se hace el amor y refuerza la uni¨®n. Un 86% de las parejas que no disfrutan del sexo reconocen que ya no se besan. Est¨¢ claro que los bajos niveles de besos indican siempre problemas en la relaci¨®n¡±.
Uno m¨¢s uno, es siempre uno m¨¢s uno
Nada m¨¢s alejado de la realidad que esa idea cursi e inexacta de que los amantes se funden en una sola persona porque, generalmente, los problemas llegan cuando se ha perdido la individualidad. Seg¨²n Perel, el deseo necesita de un ingrediente esencial: espacio. Cuando esta terapeuta pregunt¨® a miles de personas de todo el mundo cu¨¢ndo se sent¨ªan m¨¢s atra¨ªdos por sus parejas, recibi¨® respuestas como estas: ¡°Cuando lo veo en el estudio, cuando est¨¢ por su cuenta, en su elemento, cuando hace algo que le apasiona. Cuando est¨¢ en una fiesta y otras personas se sienten atra¨ªdas por ¨¦l/ella. B¨¢sicamente cuando est¨¢ radiante y se siente bien consigo mismo¡±. Lo com¨²n a todas estas reflexiones, como apunta Ester en su charla, es que hay una cierta distancia. ¡°El deseo busca al otro, alguien en el otro lado al que podamos visitar. El deseo necesita de un puente que haya que cruzar. En otras palabras, si el fuego necesita aire, el deseo necesita espacio (¡) Deseo es cuando veo a mi pareja desde una distancia confortable. Cuando esa persona que ya me es familiar se vuelve, por un momento, misteriosa otra vez. En ese espacio entre yo y el otro reside el pulso er¨®tico. Pero como dec¨ªa Proust, ¡°el misterio no es viajar a nuevos lugares, sino verlos con nuevos ojos¡±.
La amabilidad es la base de la relaci¨®n
Hasta el inicio de los a?os 70, cuando se dispararon los divorcios, no se empezaron a hacer estudios sobre la durabilidad de las parejas. ?Eran los matrimonios infelices y sin sexo a medida, como suger¨ªa Tolstoi en el inicio de Ana Karenina (¡°todas las familias se parecen, pero las desdichadas lo son cada una a su manera¡±) o ten¨ªan rasgos comunes? El psic¨®logo John Gottman fue uno de los que se interes¨® en estudiar las peculiaridades de las parejas con larga vida y cre¨®, junto con su colega Robert Levenson, The Love Lab, en 1986. Su m¨¦todo de trabajo consist¨ªa en preguntar a los c¨®nyuges, a los que se monitoreaban sus constantes vitales, sobre sus relaciones, al mismo tiempo que se les hac¨ªa un seguimiento de seis a?os. Estos psic¨®logos clasificaron a sus participantes en dos secciones: masters, los que segu¨ªan juntos y felices tras ese periodo de tiempo y los disasters, los que hab¨ªan roto o se manten¨ªan unidos por variados motivos, todos ajenos a la atracci¨®n.
Las conclusiones a las que llegaron con sus estudios es que los disasters, a¨²n cuando no estuvieran discutiendo ni tratando asuntos espinosos, manifestaban s¨ªntomas de estr¨¦s cuando hablaban de su matrimonio o estaban junto a su media naranja; algo que no ocurr¨ªa con los masters. La teor¨ªa de Gottman es que lo importante es el esp¨ªritu de la relaci¨®n. Si ¨¦ste es de amabilidad, generosidad y apoyo, las posibilidades de que la cosa dure son enormemente mayores a si ¨¦ste es de criticismo u hostilidad. Y la buena noticia es que ¡®el buen rollo¡¯ es un m¨²sculo que puede ejercitarse.
En Espa?a, pa¨ªs en el que es tan dif¨ªcil el di¨¢logo y la comunicaci¨®n de opiniones contrarias, sin que derive en pelea, est¨¢ es una asignatura pendiente. Veo parejas a las que a alguno de los miembros se le cae el azucarero, y ese simple hecho provoca una tormenta de reproches o, en el mejor de los casos, comentarios ir¨®nicos. Modelos de relaci¨®n cuyo esp¨ªritu est¨¢ inspirado en el ruido y la furia, m¨¢s que en la amabilidad, palabra que no goza de muy buena reputaci¨®n en nuestra geograf¨ªa. Existen tambi¨¦n aquellos que identifican la pasi¨®n o el deseo con mitos a desterrar como ¡®el amante bandido¡¯, o ¡®el cabr¨®n que folla bien¡¯. ?Animalitos!
Sexo contra viento y marea
?Este a?o se ha publicado en The Journal of Sexual Research uno de los estudios m¨¢s elaborados sobre la satisfacci¨®n en las parejas de larga duraci¨®n. En el trabajo han participado investigadores de la Chapman University, en Orange (California), la California State University, en Los ?ngeles; Sonora State University, en Rohnert Park (California), el Kinsey Institute y la Indiana University, en Bloomington (Indiana). Todos ellos entrevistaron y estudiaron a 39.000 parejas que llevaban un m¨ªnimo de tres a?os juntas. Las conclusiones parten de la idea de que las uniones que tienen una vida sexual satisfactoria son m¨¢s felices, como si el sexo fuera el motor del que dependen todos los dem¨¢s factores. En lo que no est¨¢n de acuerdo es en lo que viene primero: si la frecuencia sexual o la satisfacci¨®n ¨C?el huevo o la gallina?¨C ya que los dos factores se interrelacionan.
En lo que casi todos los estudios coinciden es en la habilidad de las parejas felices para continuar con la vida sexual por encima de los obst¨¢culos de todo tipo (estr¨¦s, falta de tiempo, hijos, problemas de salud, deterioro f¨ªsico), cuyo ¨²nico fin es doblegar a la lujuria. Seg¨²n Francisca Molero, sex¨®loga, ginec¨®loga, directora del Institut Clinic de Sexolog¨ªa de Barcelona y directora del Instituto Iberoamericano de Sexolog¨ªa, ¡°existen muchas falsas ideas entorno a lo que debe ser la vida sexual en pareja. Por ejemplo, que el sexo tiene siempre que partir del deseo previo ¨C?cu¨¢ntas veces los encuentros sin demasiadas ganas acaban siendo los mejores?¨C. Planificar est¨¢ tambi¨¦n mal visto en este terreno pero, si no se hace y se conf¨ªa en la espontaneidad, es probable que las oportunidades no surjan tan f¨¢cilmente. Con el tiempo, se pierde la novedad pero se gana en complicidad corporal, un potente afrodis¨ªaco¡±. Seg¨²n esta experta, el secreto de una larga vida sexual es no claudicar ante las dificultades e ir adapt¨¢ndose a las circunstancias. ¡°Si uno pasa por un bache emocional o una enfermedad que le baja la libido siempre puede satisfacer al otro o dejarse hacer¡±, apunta Molero. ¡°Hay que saber envejecer sexualmente e ir adaptando las pr¨¢cticas a nuestras posibilidades, como hacemos en los otros ¨¢mbitos de la vida. Hay una edad cr¨ªtica en la que abandonar la vida sexual puede ser muy peligroso, a partir de los 50. Si se claudica, puede que la vuelta sea ya muy dif¨ªcil¡±.
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