8 cosas que tienen en com¨²n los que se han liberado sexualmente
Tener ¨¦xito en la cama o ligar mucho no siempre es sin¨®nimo de vivir una sexualidad plena y satisfactoria. Pero los afortunados que entran en este grupo exhiben unos rasgos comunes, imprescindibles para darse de alta en ese selecto y feliz club.
1. Hablan de sexo
?Cuando empec¨¦ a escribir de sexo me di cuenta de la enorme distancia que nos separa de ese id¨ªlico estado de ¡®liberaci¨®n sexual¡¯. S¨¦ que la expresi¨®n es un tanto vintage y nos remite a im¨¢genes de pantalones de pata de elefante y quema de sujetadores. Los que prefieran pueden sustituirla por ¡°vivir una sexualidad plena¡±, pero yo me quedo con la primera porque liberar es el verbo m¨¢s adecuado para definir ese estado de opresi¨®n en el que casi siempre se ha encontrado la sexualidad por diversos motivos (puritanismo, religiones, presiones sociales).
Empezar a escribir de sexo y convertirme en el anticristo fue todo uno. Es una pena que ya no se puedan leer los comentarios a mis art¨ªculos antiguos porque ha cambiado el sistema de comentar, pero los hab¨ªa muy sustanciosos y, a d¨ªa de hoy, me arrepiento de no haberlos copiado en un cuaderno. Mi apellido era frecuentemente enarbolado para hacer todo tipo de gracias y chascarrillos, se me acus¨® de ser un hombre que pretend¨ªa pasarse por mujer (inaugurando as¨ª un nuevo g¨¦nero, el cross-dressing literario), la gente se preguntaba inc¨®moda ?por qu¨¦ se hablaba siempre de sexo (en una secci¨®n de sexo)?, muchos se rasgaban las vestiduras y me deseaban todo tipo de males. ?Todo eso por un simple articulillo?, me preguntaba, al mismo tiempo que comprobaba en el calendario que est¨¢bamos ya en el siglo XXI.
?Cu¨¢ntas personas conocen que hablen libremente de su sexualidad, sus deseos, sus miedos y sus problemas?, ?cu¨¢ntas son capaces de decirle a su pareja lo que realmente les gusta y lo que no?, ?cu¨¢ntos pueden hablar del sexo en serio, sin tonos jocosos, sin exageraciones ni alardes y fuera de una cena con amigos en la que el vino juega un papel catalizador? Pues eso, que no estamos tan liberados como creemos.
2. Son er¨®ticamente curiosos
La curiosidad mat¨® al gato. Como refleja el dicho, ejercer la curiosidad no siempre nos garantiza el ¨¦xito, por eso muchos prefieren anclarse en practicas conocidas y dominadas, ir a pi?¨®n fijo y asegurarse as¨ª el final feliz. Pero la curiosidad es sin¨®nimo de vida, dinamismo, entusiasmo y creatividad. Adjetivos que cuadran muy bien con una interesante vida er¨®tica.
Por poner un s¨ªmil entre sexualidad y turismo, esa actividad tan denostada ¨²ltimamente. El turista busca pas¨¢rselo bien y viajar con seguro a todo riesgo. El viajero, sin embargo, puede pas¨¢rselo mal. Y de hecho, los m¨¢s curtidos cuentan con un arsenal de an¨¦cdotas en las que las cosas se pusieron dif¨ªciles, pero eso es parte de la aventura.
¡°Hay una palabra que odio y que deber¨ªa estar prohibida en la vida er¨®tica¡±, afirma Iv¨¢n Rotella, sex¨®logo, director de Astursex, centro de atenci¨®n sexol¨®gica en Avil¨¦s y miembro de La Asociaci¨®n Estatal de Profesionales de la Sexolog¨ªa (AEPS), ¡°me refiero a ¡®conformarse¡¯. Siempre recomiendo a la gente que trate de hacer cosas distintas, en diferentes escenarios y que explore nuevos caminos en su vida er¨®tica, porque la sexualidad es un terreno en el que siempre puedes descubrir cosas nuevas¡±.
3. Saben decir no
?¡°Estar dispuesto a probar cosas no es sin¨®nimo de dejarse hacer para complacer a la otra persona. Siempre tiene que haber un consenso y un no es un no, y un si puede volverse un no en cualquier momento¡±. Apunta Rotella. ¡°No se est¨¢ en el sexo para satisfacer a otro sino para disfrutar y hacer disfrutar. Esta idea no es contraria a la de probar cosas que, en un primer momento pueden no apetecernos (como ocurre en cualquier ¨¢mbito de la vida), pero siempre hay que hacerlo desde la propia decisi¨®n y no desde la imposici¨®n. La consigna es no imponer; aunque es deseable que, de vez en cuando, vayamos m¨¢s all¨¢ de lo que nos apetezca o no y juguemos con nuestros l¨ªmites¡±.
Las personas m¨¢s expertas y maduras son las que mejor practican el arte de decir no, cuando lo creen oportuno. Se ha demostrado tambi¨¦n que los adolescentes que han recibido educaci¨®n sexual eligen mejor a sus parejas, encuentros sexuales y son menos influenciables a las presiones que puedan ejercer en este campo los novios o el grupo de amigos.
4. Conocen y aman sus cuerpos
Practicar el autoerotismo es esencial para descubrir nuestros mecanismos de placer, porque otra caracter¨ªstica de los que mantienen una sana sexualidad es que no creen en dichos como ¡°no hay mujeres fr¨ªgidas sino hombres inexpertos¡±. Ellos son los ¨²nicos responsables de su propio placer y de su deseo. Pero adem¨¢s, ?si nosotros mismos no conocemos lo que hace saltar nuestras alarmas, c¨®mo podemos esperar que los dem¨¢s lo descubran?
¡°Cronol¨®gicamente, nuestro despertar sexual deber¨ªa empezar por nosotros mismos para incorporar luego a otra persona; y esto es bastante real en los chicos, que primero empiezan a masturbarse y luego tienen relaciones. En las mujeres, sin embargo, no era as¨ª hasta hace unos a?os. Generalmente despertaban al sexo con una pareja y luego recurr¨ªan al autoerotismo un poco decepcionadas, al ver que el placer que se les vend¨ªa era coitocentrista y no muy adecuado para ellas. Afortunadamente, esto est¨¢ cambiando y cada vez m¨¢s adolescentes saben que explorar sus cuerpos es una asignatura obligatoria para pasar al curso siguiente¡±, apunta Rotella.
Por otra parte, los que pueden presumir de tener buenas relaciones con su sexualidad saben que el atractivo sexual, el sex appeal, poco tiene que ver con el aspecto. Algunos estudios dicen que un 10% del mismo estar¨ªa en la apariencia f¨ªsica, un 30% en la mente y un 60% en la personalidad, carisma y actitud. Esta extra?a f¨®rmula va dirigida al subconsciente y puede ser muy variable, porque nos gustan las luces (virtudes) pero tambi¨¦n las sombras (defectos). Si King Kong acab¨® cautivando a Jessica Lange, es seguro que el atractivo sexual no reside en las tallas, medidas ni en unos genitales blanqueados, operados o depilados.
?5. Son tolerantes con otras sexualidades
?¡°Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defender¨¦ hasta la muerte tu derecho a decirlo¡±, la frase falsamente atribuida a Voltaire (en realidad es de su bi¨®grafa Evelyn Beatrice Hall), podr¨ªa aplicarse al terreno er¨®tico y ver cuanta gente realmente la suscribe. Sin necesidad de llegar a perder la vida, solo aceptando y respetando la infinita variedad de opciones sexuales.
Una ojeada a los peri¨®dicos revela que no somos tan tolerantes como pensamos. Quiz¨¢s la homosexualidad est¨¦ ya asumida pero ?qu¨¦ hay de las parejas abiertas?, ?el poliamor?, ?pueden los ni?os transexuales ir tranquilos al colegio? Y no olvidemos que los derechos adquiridos hist¨®ricamente pueden perderse en un abrir y cerrar de ojos, gracias a un nuevo gobierno o ideolog¨ªa. La pr¨¢ctica del aborto conoce a la perfecci¨®n esos altibajos sociopol¨ªticos.
¡°Hay una expresi¨®n que en sexualidad no existe: ¡®lo normal¡¯. No hay nada normal o anormal aqu¨ª, ya que cada persona o pareja son distintas y deben construir su propia identidad er¨®tica a medida, sin etiquetas¡±, se?ala Rotella.
Este apartado es un claro ejemplo de la interacci¨®n entorno-individuo. No podemos estar liberados sexualmente si previamente no hemos liberado a los otros.
6. Distinguen entre amor y sexo
?Existe el sexo y existe el amor y ambos son conceptos distintos, aunque pueden convivir en momentos felices, en los que sus cualidades se potencian. ¡°El amor es el ingrediente secreto del sexo¡±, dec¨ªan en la pel¨ªcula Nymphomaniac (2013), pero el sexo es tambi¨¦n uno de los caminos m¨¢s frecuentados para llegar al amor.
Otra cosa distinta es la idealizaci¨®n del amor, conocida como amor rom¨¢ntico. ¡°Un concepto nacido en el seno del patriarcado y que ha hecho mucho da?o en su af¨¢n por dise?ar c¨®mo deb¨ªan ser las relaciones sentimentales entre hombres y mujeres¡±, apunta Rotella. ¡°Qu¨¦ hab¨ªa que hacer o no, qu¨¦ se pod¨ªa esperar del otro, las pruebas de amor que se ped¨ªan entre ellos. Aunque parezca todo muy anticuado, el mito todav¨ªa existe y experimenta un cierto resurgir en las nuevas generaciones, que utilizan las redes sociales como herramientas para hablar y comunicarse con su pareja, pero tambi¨¦n para controlarla en todo momento. Los j¨®venes se embarcan enseguida en relaciones serias porque es como un rito de iniciaci¨®n, es la entrada en la edad adulta, es sin¨®nimo de que se ha triunfado. Pero estas relaciones deber¨ªan ser dise?adas por ellos mismos, al margen de lo que se entiende por amor rom¨¢ntico, que no hace sino asfixiar y quitar libertad a la pareja¡±.
7. Su sexualidad no tiene un fin utilitario sino hedonista
?El sexo pierde su independencia cuando empieza a usarse como arma arrojadiza, moneda de cambio o chantaje para obtener determinadas cosas. Y esto no ocurre solo en los burdeles sino tambi¨¦n en algunas relaciones de pareja.
Hace poco le¨ª un art¨ªculo en Psychology Today, en el se recordaba que la liberaci¨®n sexual de la mujer no se alcanz¨® gracias al invento de los anticonceptivos (que tambi¨¦n tuvieron su papel determinante). El factor detonante fue la incorporaci¨®n masiva de la mujer al mundo laboral y, consecuentemente, su independencia econ¨®mica. Con la crisis, el paro (el femenino siempre es m¨¢s alto) y la brecha salarial de g¨¦nero, esta independencia peligra y podemos hacer muchas leyes contra el maltrato y la violencia dom¨¦stica, pero de poco servir¨¢n si la mujer no cuenta con su propio dinero y depende del de su pareja. Yo observo que los malos tiempos han tra¨ªdo de nuevo a se?oras que buscan un marido con el que vivir de forma m¨¢s desahogada, y a artistas o bohemios, que se rinden al atractivo de las funcionarias y sus pagas aseguradas.
?8. No sucumben a las presiones sociales o del mercado
Si durante siglos el sexo ha sido una actividad pecaminosa y oscura, en los ¨²ltimos a?os ha pasado a convertirse en un consumible m¨¢s de la sociedad de consumo. Como apunta Iv¨¢n Rotella, ¡°hay un enorme mercado que gira alrededor del sexo y que trata de vendernos pel¨ªculas, juguetes y accesorios para convertir nuestra ¡®aburrida¡¯ sexualidad en algo divertido y excitante. Hay que tener juguetes, vibradores, haber realizado una serie de practicas y estar en todo momento dispuesto/a y con el deseo a flor de piel¡±. Una tiran¨ªa que nos impone nuevas metas y objetivos a cumplir si no queremos acabar en el pelot¨®n de los torpes, de los v¨ªrgenes, de los asexuales.
Las consultas de los sex¨®logos est¨¢n llenas de hombres y mujeres que quieren emular a las estrellas del porno y que parecen desconocer los trucos m¨¢s b¨¢sicos del cine. Si antes la sexualidad humana sufr¨ªa de depresi¨®n o frustraci¨®n (era dif¨ªcil salir a la luz, ser espont¨¢nea y hacer realidad sus sue?os), ahora padece de ansiedad. ?Hay tantos deberes por hacer y tan poco tiempo y ganas!
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