¡°El arte para m¨ª tiene una funci¨®n social¡±
Eva Lootz, que con 25 a?os dej¨® Austria por Espa?a, defiende el activismo y alerta ante la mercantilizaci¨®n de bienes b¨¢sicos.
?Mi padre era una persona muy autoritaria, excesivamente conservadora. Como soy hija ¨²nica, hab¨ªa mucha presi¨®n, quer¨ªan dirigirme. Y yo dije que no. Luego, inconscientemente, me identifiqu¨¦ con este pa¨ªs, que tambi¨¦n ten¨ªa que reinventarse de un padre tir¨¢nico y autoritario, que ten¨ªa que rehacerse despu¨¦s de la dictadura?, explica Eva Lootz, nacida en Viena en 1940, el pelo rubio, los ojos claros, la piel p¨¢lida. Lo dice con calma y con un punto cantar¨ªn en la voz ¨Ca¨²n con un leve acento¨C, como quien ha contado muchas veces la misma historia. Repas¨¢ndola. Sacando conclusiones. ?Quer¨ªa vivir mi vida, libertad?, resume. Por eso decidi¨® dejar atr¨¢s Austria y en 1965 se instal¨® en Espa?a. Recuerda que lleg¨® en un momento de efervescencia: ?La gente quer¨ªa hacer cosas inauditas, especiales?. Se junt¨® con los artistas de la Galer¨ªa Buades, se contagi¨® de su inquietud: ?Este siempre ha sido un pa¨ªs de mucho talento, especialmente pl¨¢stico?.
Fil¨®sofa ¨Cdestaca la influencia de Mar¨ªa Zambrano o Celia Amor¨®s¨C y cineasta ¨Cen la estela de Ren¨¦ Clair y Luis Bu?uel¨C de formaci¨®n, experimenta formatos, soportes, disciplinas. De la fotograf¨ªa a la instalaci¨®n. Del cine a la escultura. ?Soy una hacedora?, se define. Esa investigaci¨®n le vali¨® en 1994 el Premio Nacional de Artes Pl¨¢sticas. ?El cuerpo me pide no dejar de buscar nuevas formas de expresi¨®n, como cuando hice unas esculturas digitales en las que transform¨¦ cursos temporales en arte. Eso es solo posible a trav¨¦s del data mining: extraer cifras, luego crear archivos en tres dimensiones y hacer s¨®lida esa estad¨ªstica?. En la feria Drawing Room mostr¨® su faceta m¨¢s desconocida, el dibujo: ?Es el laboratorio, un diario en el que mezclo reflexiones, lecturas o tel¨¦fonos?. Y ahora expone en la Galer¨ªa Trinta de Santiago de Compostela (hasta mayo).
No concibe el arte sin compromiso, por eso ya en los 70 se involucr¨® en el feminismo ecol¨®gico. ?La mujer va saliendo de la planta baja del pensamiento, pero a¨²n queda mucho por hacer?, subraya. Y ella proclama ese activismo en su obra: ?Soy partidaria de un arte que se desarrolle en un marco emancipador y de cambio de nuestras coordenadas de pensamiento. Para m¨ª, tiene una funci¨®n social, se implica en los problemas que est¨¢n sobre la mesa de la sociedad?. Una de sus ¨²ltimas luchas, la privatizaci¨®n del agua: ?La mercantilizaci¨®n de absolutamente todo no puede ser?.
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