El meme de Ben Affleck agotado y el debate sobre cu¨¢nto sexo es demasiado: ?cuatro veces por semana son normales?
M¨²ltiples estudios se?alan que la gran mayor¨ªa de parejas tiene sexo una vez por semana, pero medir el sexo por cantidad, en vez de por calidad, nunca trae nada bueno.
Mucho se est¨¢ hablando de las fotograf¨ªas que circulan de la luna de miel de JLo y Ben Affleck. Aunque m¨¢s que los posados por Par¨ªs, la foto m¨¢s viral ha sido, sin duda, aquella en la que Affleck echaba una cabezada durante un crucero por el Sena que se hizo viral y se acab¨® convirtiendo en carne de memes porque las redes sociales, ese or¨¢culo que puede ser tan cruel como hilarante, concluy¨® que el cansancio del actor solo pod¨ªa deberse a una cosa: las exigencias sexuales de su nueva esposa quien, seg¨²n un rumor nunca confirmado pero insistentemente difundido por los tabloides, le habr¨ªa hecho firmar en su contrario prematrimonial que tendr¨ªan sexo cuatro veces por semana.?
*Primera noche de casados*
— Mario Mojica Cuello (@mariomojc) July 21, 2022
Jennifer L¨®pez // Ben Affleck pic.twitter.com/sSPWSF4MJp
As¨ª es como, una vez m¨¢s, todo el mundo ha vuelto a plantearse si tener sexo cuatro veces por semana es o no normal. Partiendo de que lo ?normal? no existe m¨¢s que desde un punto de vista estad¨ªstico y como sin¨®nimo de ?frecuente? o ?habitual? habr¨ªa?que remitirse a los datos disponibles al respecto. Hay investigaciones, como la realizada por? la psic¨®loga Amy Muise, profesora en la Universidad de York en Canad¨¢, que se?alan que para tener una relaci¨®n de pareja feliz lo ideal es mantener encuentros sexuales una vez a la semana. Adem¨¢s, a?ad¨ªa que aumentar esta frecuencia no supon¨ªa mejorar la calidad de relaci¨®n de la pareja. De esta forma, m¨¢s que hacerlo m¨¢s o menos que el vecino, la clave estar¨ªa en mantener una vida sexual activa y regular, para mantener un v¨ªnculo de calidad.
En esta l¨ªnea, un estudio de 2017 publicado en Archives of Sexual Behavior?concluy¨® que el adulto promedio tiene relaciones sexuales 54 veces al a?o. Que, haciendo la cuenta de la vieja, es precisamente eso, un encuentro sexual semanal.
Eso s¨ª, estas cifras generales empiezan a variar cuando se profundiza en el an¨¢lisis y se ven diferencias entre personas m¨¢s o menos j¨®venes o procedentes de diferentes pa¨ªses. En 2012, el Informe Durex?realizado por la consultora Harris Interactive a nivel global, desvelaba que el 74% de los espa?oles manten¨ªan relaciones sexuales al menos una vez por semana. Esto convert¨ªa a Espa?a en el octavo pa¨ªs en cuanto a frecuencia sexual, empatado con Suiza, de los 26 analizados en esta lista. Lideraban la misma los griegos y los brasile?os con un 87% y un 82% respectivamente. Al otro extremo se situaban los japoneses, entre los cuales s¨®lo uno de cada tres declar¨® haber practicado sexo en la semana anterior a la encuesta, seguidos por la poblaci¨®n estadounidense y la nigeriana (ambos con un 53%).
De hecho, volviendo al matrimonio Affleck, hay que reflexionar que sobre la fogosidad sexual parece estar apag¨¢ndose entre los estadounidenses, con la entrada del nuevo siglo. Y es que un informe publicado en JAMA Network Open se?alaba que desde 2000 a 2018, casi uno de cada tres hombres de Estados Unidos de entre 18 y 24 a?os report¨® no haber tenido actividad sexual en el ¨²ltimo a?o. Quiz¨¢s este era el motivo por el que Jennifer L¨®pez, de ascendencia latina, quer¨ªa tener cierta seguridad sexual.
En el caso de Espa?a, un par de a?os antes de la pandemia, el estudio Ulises, elaborado por la empresa My Word para 20minutos,? conclu¨ªa que el 42,2% de la poblaci¨®n mayor de edad hab¨ªa tenido sexo compartido al menos una vez a la semana en el ¨²ltimo a?o. Aunque esta cifra parec¨ªa ser algo menor, sorprend¨ªa que de las personas de entre 35 y 44 a?os, el 29% dec¨ªa tener sexo con sus parejas al menos entre tres y cuatro veces por semana. Incluso, la mitad de las personas que conviv¨ªan con su pareja e hijos ten¨ªa sexo al menos una vez por semana.
Revisando datos m¨¢s recientes, la pandemia no parece haber disminuido las ganas, sino todo lo contrario.? As¨ª, la marca de lubricantes Lubets?realizaba este 2022 una encuesta entre 2.000 espa?oles, afirmando que la media espa?ola ahora ascend¨ªa actualmente a 2,5 veces por semana, aunque, eso s¨ª, con diferencias entre CC.AA. Por ejemplo, en Castilla Le¨®n, los habitantes de la provincia de Salamanca se animaban hasta con 3,4 relaciones semanales. Sin embargo, la cifra descend¨ªa a 1,8 relaciones por semana en el caso de Cantabria y Baleares.
Sumar presiones resta a las relaciones
El problema de todo este tipo de encuestas es que no siempre reflejan la realidad. Para empezar, porque mide solamente el contacto genital, cuando la relaci¨®n sexual es algo que puede ir mucho m¨¢s all¨¢. Y, para terminar ,porque la gente contesta, consciente o inconscientemente, presionados por cumplir con ese est¨¢ndar ideal que parece que todos nos hemos marcado.
¡°Hacer encuestas generalistas sobre sexo en un pa¨ªs como el nuestro no es muy fiable, ya que suele tener el sesgo evidente de la ¡®deseabilidad social¡¯, en la que cada persona contesta lo que cree que se ¡®debe¡¯ contestar o lo que la persona que pregunta quiere o¨ªr y no la realidad¡±, reflexiona el sex¨®logo Iv¨¢n Rotella.
Aunque el problema de fondo es tener la obsesi¨®n por mezclar n¨²meros y sexo. Por medir penetraciones (adem¨¢s en un modelo heteronormativo, ya caduco) en vez de pensar en la calidad de las relaciones. Por eso el experto deja claro un mensaje: ¡°No hay una frecuencia establecida, ni regulada. No hay una norma sobre c¨®mo tiene que ser nuestra pareja. Podemos elegir juntos qu¨¦ formato de pareja queremos ser, que sea el nuestro, se parezca o no a lo que hacen las dem¨¢s personas o parejas¡±.
En esta idea coindice la tambi¨¦n sex¨®loga Arola Poch. ¡°Medir en el sexo acostumbra a servir de poco. Ni frecuencias, ni medidas, ni n¨²mero de orgasmos¡ Lo importante es que estemos satisfechos con nuestra vida sexual y muchas veces eso tiene m¨¢s que ver con calidad, que con cantidad¡±.
?Una frecuencia sexual para toda la vida?
Otra de las preguntas que cabe hacerse en el caso de JLo y Affleck es si es posible marcarse una frecuencia sexual para toda la vida. Como si nosotros, la pareja, o la vida en general, no fuera a cambiar.
¡°Marcar una frecuencia sexual previa se puede convertir en una obligaci¨®n ¡®tenemos que tener sexo 3 veces por semana¡¯ y en el sexo, las obligaciones y deberes acaban no yendo bien. Otra cosa diferente es marcarse como meta no descuidar la vida sexual, darle la importancia que tiene. Eso s¨ª podr¨ªa ser interesante si queremos que otras obligaciones no pasen por delante¡±, reflexiona Poch.
Cuestiona otro punto a tener en cuenta Iv¨¢n Rotella, y es que si medir no parece favorecer el deseo, imponer va en contra de cualquier relaci¨®n sana. ¡°No se pueden imponer las relaciones sexuales. Aceptar las imposiciones no sirve ni a corto plazo, solo da?an a la persona que cede y acaban por da?ar tambi¨¦n la relaci¨®n¡±.
Pese a que estos conceptos parecen b¨¢sicos, la realidad es que el tema de la frecuencia sexual no solo preocupa a las parejas de famosos, sino a muchas de las parejas que acuden a la consulta de un sex¨®logo. Como apunta Rotella, ¡°hay una supuesta presi¨®n social sobre que la cantidad de relaciones es directamente proporcional a lo bien que le va a la pareja y no es necesariamente as¨ª en absoluto. Tratar de incrustarse en un ¨²nico modelo social preestablecido de pareja es vivir las relaciones sin que tengan una conexi¨®n directa con las personas¡±.
Por todo ello, como reflexi¨®n final, Poch concluye que, por mucho que lo pongamos en un papel, el deseo no es algo que responda a contratos. ¡°El deseo sexual, las circunstancias propias y de la pareja, las responsabilidades, tener hijos o no¡ Hay muchas variables que influyen en la frecuencia posible y es normal que var¨ªe a lo largo del tiempo. Lo raro ser¨ªa lo contrario¡±.
As¨ª, solo queda asumir con normalidad, que habr¨¢ etapas de pasi¨®n, etapas de par¨®n?y etapas de volver a reencontrarse en maratones nocturnos, que nos hagan necesitar echar una siesta, aunque sea en un barco por el Sena.
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