Canto a la amistad, por Luz Casal
Sentirte en sinton¨ªa con otros, que comparten tus opiniones o tal vez no, es una sensaci¨®n agradable; expresar tus gustos y fobias con toda naturalidad, aun sabiendo que no son compartidos, produce una liberadora alegr¨ªa con olor a azahar.
Caen insultos, se pondera lo vulgar, se revuelven las miserias y sale a flote la porquer¨ªa m¨¢s antigua; los t¨ªteres se convierten en actores principales de una tragicomedia cien veces vista y la copia hace tiempo que ha sustituido al original y ahora camina orgullosa hacia el Olimpo para ser coronada.
?Uf!
Cada una de estas realidades, im¨¢genes y ejemplos ser¨ªan suficientes para convertirme en una ?convencida pesimista sobre la condici¨®n humana?, pero no, he resistido a esas agresiones porque algo especial ha ocurrido en estos ¨²ltimos meses. Algo que me ha servido de refugio seguro.
Como pasa habitualmente, he llegado a esta situaci¨®n de forma casual, poco a poco. El descubrimiento de un sentimiento largo tiempo abandonado ocupa ahora mismo ¨Cy sospecho que para siempre¨C un puesto elevado en la lista de mis afectos.
Cuando sufres traiciones ¨Creales o imaginarias¨Cy eres capaz de enumerar cada uno de los lazos rotos, aparece el rencor como reacci¨®n inmediata al dolor, como ¨²nica arma para defenderte; y eso te a¨ªsla. Toda relaci¨®n emocional con otra persona es exigente, lo s¨¦, por cu¨¢nto pide ser alimentada asiduamente como un deber, pero yo me salto esa obligaci¨®n muy a menudo a riesgo de perderlo todo, de quedarme sola, sin compa?¨ªa.
Cuando tu vida ha sido y es tan poco previsible como la m¨ªa, cuando tus referencias familiares han sido pocas, cuando estar en el Este m¨¢s lejano se confunde con el Oeste de los indios mayas, no es f¨¢cil seguirte¡ Es por eso que ahora que encuentro ¨Co recupero¨C el cari?o de alguien siento un deslumbramiento que no es otra cosa que el sentimiento noble de la amistad.
Sentirte en sinton¨ªa con otros, que comparten tus opiniones o tal vez no, es una sensaci¨®n agradable; expresar tus gustos y fobias con toda naturalidad, aun sabiendo que no son compartidos, produce una liberadora alegr¨ªa con olor a azahar.
La amistad, como el amor, se presenta con m¨²ltiples rostros, puede convertirse en compa?¨ªa de vida como la que disfrutaron Gertrude Stein y Alice B. Toklas o la de Nazario y su deseado Alejandro; puede llegar a ser una competici¨®n de cuerdas de guitarra y canciones como la de Neil Young y Stephen Stills, por hablar de personajes cuyas vidas me han acompa?ado ¨²ltimamente a trav¨¦s de sus biograf¨ªas. Tambi¨¦n amistades truncadas como la de Van Gogh y Gauguin, con consecuencias dram¨¢ticas para el primero. O que lo son en la distancia.
Puedo decir que en este momento de mi vida me he dejado abrazar por muchos amigos y con ellos me he dejado acariciar por la brisa del Mediterr¨¢neo mientras ca¨ªa impresionada ante unas gambas y sobrasada menorquinas, que ya s¨¦ lo que significa combinar m¨²sica y meigas con unos huevos camperos sin parang¨®n, que conozco el significado del verbo ?apapachar? ante un tequila reposado mientras la noche trae sonidos de la laguna, que despu¨¦s de una fideu¨¢ puedo ayudar a meter goles.
Mis amigos, tan distintos en edades, opciones sexuales, profesiones y creencias, completan y enriquecen mi mundo con su presencia, respeto y tolerancia, haci¨¦ndome part¨ªcipe de sus vivencias personales de las que entresaco certezas, ideas y lecciones.
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