Tomarte un tiempo con tu pareja: ?cu¨¢ndo y por qu¨¦ hacerlo?
A veces, apretar el bot¨®n de pausa puede evitar que, en un futuro, tengamos que darle al de stop. Pero para que sea efectivo, este tiempo muerto requiere de reflexi¨®n, trabajo y, quiz¨¢s, ayuda profesional.
¡°Ni contigo ni sin ti¡± es el lema de muchas parejas que no pueden soportarse ni vivir separados y que adoptan el modelo de relaci¨®n intermitente, como en su d¨ªa hicieron Elizabeth Taylor y Richard Burton. En el extremo opuesto est¨¢n los adictos al enamoramiento, a las sensaciones fuertes y a los compromisos desechables; es decir, los que no admiten lavados, arreglos, remiendos ni tiempos de espera. La vida es demasiado corta y la ansiedad justo lo contrario.
Aunque la gran mayor¨ªa ¨Ccuando las cosas empiezan a fallar o presentan problemas¨C intenta encauzarlas antes de desecharlas o darlas por inservibles. Darse un tiempo en la pareja es uno de esos arreglos que muchos ponen en practica cuando el d¨ªa a d¨ªa comienza a parecerse al argumento de la pel¨ªcula ?Qui¨¦n teme a Virginia Wolf? (1966). Ri?as constantes, frases hirientes, susceptibilidad a flor de piel, incapacidad para la comunicaci¨®n y el entendimiento. Todos hemos conocido a alguna pareja en la fase Liz-Burton, especialista en arruinar fiestas, celebraciones y todo lo que se le eche por delante, pero dispuesta a reconciliarse al instante y a partir un pi?¨®n cuando alguien intenta tomar partido por uno de los dos o hacer que recapaciten, en un af¨¢n meramente pacifista.
Tomarse un tiempo ser¨ªa el equivalente, en la relaci¨®n amorosa, a la hospitalizaci¨®n. Se requiere un tratamiento m¨¢s a fondo o, incluso, una operaci¨®n y siempre existe la posibilidad de que uno la palme, pero se espera que esos d¨ªas en el hospital sirvan para curarnos. Curiosamente, los hombres siempre han sido mucho m¨¢s reacios a este tipo de remedio que las mujeres; que somos, a menudo, las que lo sugerimos. ¡°Es algo bastante usual¡±, comenta Iv¨¢n Rotella, sex¨®logo, terapeuta de pareja, director de Astursex, centro de atenci¨®n sexol¨®gica en Avil¨¦s, y miembro de La Asociaci¨®n Estatal de Profesionales de la Sexolog¨ªa (AEPS), ¡°ellos tienden a pensar que esta pausa no es sino una antesala de la ruptura y no ven demasiada utilidad en ella. Las mujeres, sin embargo, est¨¢n acostumbradas desde peque?as a hablar de sus sentimientos, afectos y si se da esta situaci¨®n movilizar¨¢n su red social de apoyo, empezar¨¢n a darle vueltas al problema y tratar¨¢n de buscar soluciones. Los varones, especialmente si son de mediana edad ¨Clos j¨®venes est¨¢n cambiando¨C puede que lo hablen con sus amigos, pero nunca llegar¨¢n a abrirse totalmente o a mostrarse vulnerables, lo que normalmente les impide llegar al fondo de la cuesti¨®n. De todas maneras, si la situaci¨®n es grave, se recomienda la ayuda de un profesional porque es f¨¢cil que cada miembro de la pareja tenga una visi¨®n parcial y personal del problema, y por si mismo sea incapaz de ver la perspectiva del otro. Claro que en ese caso la terapia de pareja requiere, como su nombre indica, de dos personas en la consulta¡±.
Los amigos siempre reman a nuestro favor, tienden a darnos la raz¨®n y a culpar al otro de todos los males, lo que no siempre ayuda a encontrar una soluci¨®n equilibrada y objetiva en este retiro sentimental. Lupe, 44, Madrid, era una de esas personas adicta a tomarse tiempos, que finalmente desembocaron en la ruptura. ¡°Era nuestra forma de descansar cada vez que las cosas se pon¨ªan muy tensas o empezaban las discusiones sin fin. Y era relativamente f¨¢cil porque no ten¨ªamos hijos y yo me iba a casa de mi madre, con la que me llevaba fenomenal. Pasado un tiempo nos ech¨¢bamos de menos, empez¨¢bamos a recordar lo bueno de la relaci¨®n y volv¨ªamos, pero nunca hicimos ninguna reflexi¨®n o an¨¢lisis de los problemas. Tampoco hab¨ªa mucha posibilidad de autocr¨ªtica porque la familia y los amigos siempre me apoyaban y se pon¨ªan de mi parte incondicionalmente, pero raras veces la culpa es solo de uno. Dos no discuten si uno no quiere¡±.
Una de las reglas b¨¢sicas para tomarse este tipo de permiso es tener bien claro que las ¡®vacaciones¡¯ en la relaci¨®n van a ser de las del tipo Santillana, es decir, con deberes y tareas a realizar. Un art¨ªculo del Chicago Tribune sobre este tema establec¨ªa tres se?ales para saber cu¨¢ndo en una pareja, que todav¨ªa se quiere, llega la hora de tomarse un break. A saber: la bronca que no cesa, el sexo inexistente y esa terrible sensaci¨®n que supone la p¨¦rdida del sentido de individualidad, fundido en ese meloso, agobiante, romantic¨®n y nada creativo ¡°nosotros¡±. ¡°Echo de menos sentirme soltera¡±, sol¨ªa comentarme una amiga partidaria ac¨¦rrima de los time out.
Seg¨²n Iv¨¢n Rotella, uno de los secretos de la armoniosa convivencia en pareja es no olvidar nunca que somos seres independientes y que para llevarse bien con el otro primero hay que estar bien con uno mismo. ¡°Lo que significa¡±, apunta este experto, ¡°concederse tiempos para la soledad y no planificarlo todo juntos. Hacer cosas solos o con otros grupos. Irse una semana de vacaciones con los amigos del instituto, buscar actividades distintas que no se compartan con el compa?ero/a. Eso evitar¨¢ que la sobredosis y el empacho del otro nos lleve a la imperiosa necesidad del ayuno¡±.
Pero si se ha llegado ya a la saturaci¨®n y los dos miembros de la pareja est¨¢n de acuerdo en separarse durante un tiempo, hay algunos puntos que convendr¨ªa tener en cuenta.
Cambiar el formato y la frecuencia de la comunicaci¨®n
De nada sirve alejarse f¨ªsicamente si luego nos pasamos el d¨ªa hablando por tel¨¦fono o wasapeando. Seg¨²n Rotella, ¡°la comunicaci¨®n tiene que modificarse y hacerse m¨¢s espor¨¢dica ¨Cpor ejemplo dos o tres veces por semana¨C, lo que permitir¨¢ ver las cosas con una cierta perspectiva. Y si se programan encuentros, mejor que sean en lugares p¨²blico y agradables, para evitar las discusiones o el tono demasiado alto. Hay que escuchar para entender y no, como solemos hacer, para contestar. Dejar que la persona con la que hablamos se exprese y explique sus ideas y puntos de vista de forma relajada, sin el temor a ser interrumpida constantemente. Discutir es bueno pero hay que evitar mezclar temas, sacar a relucir el pasado constantemente y debatir siempre sobre lo mismo con id¨¦nticos argumentos. Otro de los errores del 99,9% de las parejas es el de poner en cabeza ajena pensamientos propios. Decido por ti sin preguntarte. Di¨¢logos que no llegan nunca a producirse, cuestiones jam¨¢s formuladas. Hay que contar siempre con la aprobaci¨®n del otro y preguntarle aunque pensemos que ya sabemos la respuesta¡±.
Detectar el verdadero problema
?La f¨®rmula de darse un tiempo, aunque puede recuperar la emoci¨®n de ver al otro y reactivar la sexualidad, est¨¢ destinada a intentar reflexionar y detectar los verdaderos escollos de la relaci¨®n. Quedarse en estos dos beneficios colaterales es pan para hoy y hambre para ma?ana o comprarse un bono para emular la experiencia off-on de muchas parejas que pasaron a la historia por sus relaciones turbulentas. ?Nos aburrimos mortalmente con nuestra media naranja, cuando antes acostumbraba a ser la alegr¨ªa de la huerta?, ?ansiamos las relaciones sexuales pero una extra?a fuerza c¨®smica nos impide tenerlas?, ?nuestra pareja parece que hablara, de repente, en arameo cuando antes ten¨ªamos una comunicaci¨®n casi telep¨¢tica?
Los verdaderos problemas de fondo pueden ser dif¨ªciles de identificar si no se cuenta con una persona familiarizada con estas disputas y objetiva, pero si uno est¨¢ solo ante el peligro, en opini¨®n de Ivan Rotella, ¡°hacer listas puede ser de gran ayuda porque ayuda a ordenar el caos mental. Pros y contras de la relaci¨®n, cosas que me gustan y disgustan de mi pareja, lo que me atrajo de ¨¦l o ella cuando la/o conoc¨ª, etc¡±.
Es tambi¨¦n sumamente productivo imaginarse como ser¨ªa la vida sin el otro para que no nos pase como a los partidarios del Brexit. ?Se nos dibuja un panorama desolador o, por el contrario, sumamente atractivo?
Hacer autocr¨ªtica
A parte de echarle la culpa al otro, para variar, podr¨ªamos preguntarnos qu¨¦ hay en nuestro comportamiento que alimenta la hoguera de las refriegas. Siguiendo la filosof¨ªa de ¡°cambia tu mismo para cambiar el mundo¡±, podemos plantearnos qu¨¦ hacer para mejorar la relaci¨®n, en qu¨¦ hemos cambiado desde el momento que nos conocimos o qu¨¦ man¨ªas o comportamientos inadecuados avivan los conflictos. Un ejercicio que no todo el mundo est¨¢ dispuesto a hacer pero con innumerables beneficios. Jaime, 37 a?os, Madrid, ha adoptado ¨Cjunto a su pareja¨C una modalidad muy personal del time out. Se han dado un tiempo pero ¨¦l acude a un psic¨®logo para trabajar temas personales. Seg¨²n Jaime, ¡°este profesional me ha ayudado a ver cosas que por m¨ª mismo no ser¨ªa capaz de apreciar. Es como cuando vas al trabajo por el mismo camino y ya no cambias. Alguien tiene que mostrarte otro que, a lo mejor, es m¨¢s corto; o m¨¢s largo, pero m¨¢s agradable porque atraviesas un parque y en vez de a los coches escuchas a los p¨¢jaros. Pero lo m¨¢s importante es que cuando uno cambia eso afecta a todo su entorno y, por supuesto, a la pareja¡±.
Sexo, ?si o no?
A¨²n cuando muchos opinan que el sexo debe descartarse en este periodo de ¡®meditaci¨®n¡¯, ¨¦sta no siempre tiene que ser estrictamente transcendental. Para Iv¨¢n Rotella, ¡°cuando la pareja se da un tiempo y queda para tener relaciones sexuales, supone un buen pron¨®stico. Significa que todav¨ªa hay atracci¨®n y que los problemas pueden salvarse, ¨Cla falta de deseo por el otro es ya de m¨¢s dif¨ªcil soluci¨®n¨C¡±. Muchos estar¨¢n pensando en el sexo con terceros y no ser¨¦ yo quien me pronuncie al respecto. Los caminos del Se?or son inescrutables y ya habido muchos/as que se han dado cuenta de lo que estaban a punto de perder en camas ajenas.
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