El a?o de la paciencia
El culto a la eficiencia es otro virus que, aunque sin tantas bajas, nos ataca en el siglo XXI
2020. una compilaci¨®n de 12 meses que bien podr¨ªan definirse como un triunfo del karma contra la asunci¨®n generalizada de que somos due?os y se?ores de nuestro propio destino (que lo somos, s¨ª, pero es una custodia que compartimos con la vida y sus caprichos). Aunque pens¨¦ que 2020 no pod¨ªa ya ense?arme nada m¨¢s (?no hemos tenido ya todos suficiente aprendizaje?), mira si es intenso este a?o que sigue buscando grietas a trav¨¦s de las cuales seguir vertiendo peque?as p¨ªldoras correctivas. ?O ser¨¢ que nos hemos vuelto reflexivos de m¨¢s, despu¨¦s de todo lo que hemos tenido que digerir a la fuerza durante este a?o y yo encuentro aprendizaje en cada esquina?
Hace poco, hablaba por tel¨¦fono con Marijke, una de mis proveedoras y productora de un queso holand¨¦s que resulta ser uno de los favoritos de mis clientes. Marijke tiene una peque?a queser¨ªa en el centro de Holanda donde ella y su familia transforman en queso la leche proveniente de una ganader¨ªa vecina. No lo negar¨¦: se trataba de una llamada de apremio (por mi parte) ante la necesidad imperiosa de recibir un nuevo lote de sus quesos: a punto de quedarnos sin stock y despu¨¦s de haber insistido durante varias semanas en torno a la urgencia de recibir nueva mercanc¨ªa, Marijke no daba respuesta a mis llamadas/emails que exig¨ªan saber cu¨¢ndo llegar¨ªa dicha reposici¨®n.
?La causa de la falta de respuesta? Nada nuevo bajo el sol. Ocurre en muchas queser¨ªas peque?as, que las tareas log¨ªsticas no se resuelven con inmediatez: se resuelven cuando da tiempo a abandonar la elaboraci¨®n un momento y ponerse delante del ordenador, lo cual no pasa muy a menudo cuando se trata de procesos donde la mano humana es insustituible. Por fin, consigo hablar con Marijke, quien me traslada, visiblemente irritada que el queso no est¨¢ listo, que le falta maduraci¨®n. ?Vaya?, pienso. ??Si lo hubiese sabido antes¡!?, le replico, desde la confianza que tenemos. ?Si hubieses respondido antes a mis emails, hubiese contado con ello cara a una organizaci¨®n m¨¢s eficiente? (el culto a la eficiencia, otro virus del siglo XXI que nos afecta a todos, por suerte sin causar tantas bajas como el virus). Marijke no tarda ni un segundo en responderme airosa: ?Clara! You need to be patient. Come on, you work with cheese!? (??Clara! Tienes que ser m¨¢s paciente: ?trabajas con queso!?). El mensaje de esta productora me cala r¨¢pido y directo. Me hace reflexionar. Los tiempos en materia de queser¨ªa no los marca el cliente, ni siquiera el productor: los marca el queso. Y el queso es sin¨®nimo de espera y el quesero lo sabe bien.
Esperar a que la leche se caliente hasta alcanzar la temperatura apropiada para que en ella se desarrollen los fermentos necesarios para cada tipo de queso. Esperar a que coagule, para luego cortar la cuajada. Esperar a que madure en las c¨¢maras, esperar a que se implanten los mohos adecuados en la corteza. Esperar. Esperar. Esperar. ??C¨®mo puedes ser impaciente trabajando con un producto que requiere tanta espera??, vino a decirme Marijke. El queso es una apuesta de valor basada en la espera, y no solo en la espera: tambi¨¦n en la esperanza. Esperar (sin ning¨²n tipo de seguridad) que la espera habr¨¢ merecido la pena, y que al concluir dicha espera, el resultado ser¨¢ el esperado. Pero es dif¨ªcil saberlo hasta llegado el momento.
Si algo nos ha ense?ado este a?o es que ante la falta de respuestas, hay una sola respuesta: paciencia. La vida (como el queso) lleva sus tiempos y las respuestas llegan: antes o despu¨¦s, pero llegan. Si algo podemos agradecerle al 2020 es habernos recordado la importancia de ser pacientes. Al nuevo a?o, le pido paciencia. Paciencia para cabalgar sobre la incertidumbre sin miedo a que el v¨¦rtigo nos ciegue y no nos deje disfrutar de la carrera, por ardua que sea. Por un 2021 que nos permita atisbar algunas respuestas. Que vayan tomando forma, a la luz de una paciencia templada.
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