El imborrable legado de la agente Starling
Jodie Foster encarn¨® un rol que ha acabado inspirando el arquetipo de la mujer detective.
En el arranque de El silencio de los corderos, el cl¨¢sico de Jonathan Demme que acaba de cumplir 30 a?os, la agente Clarice M. Starling cruza un pasillo y entra en un ascensor repleto de hombres que sin disimulo ningunean a su colega mientras por el rabillo del ojo examinan su diminuto y tenso cuerpo. Toda la pel¨ªcula incidir¨¢ en el soterrado y expl¨ªcito desprecio a una mujer obsesionada con el trabajo y con la figura de su padre.
Hace unos d¨ªas, Jodie Foster recibi¨® la prestigiosa Palma de Oro de Honor del Festival de Cannes por su ya larga carrera y ser¨¢ inevitable volver a la pel¨ªcula que supuso su segundo Oscar y que se convirti¨® en uno de los thrillers que marcaron la d¨¦cada de los noventa.?Interpretar a la agente Starling era un empe?o personal de Foster, que conoc¨ªa la novela de Thomas Harris sobre un refinado asesino en serie can¨ªbal y su quid pro quo con una estudiante de polic¨ªa superdotada cuya coraza ocultaba un fondo torturado. Foster, que en los ochenta hab¨ªa sido ella misma v¨ªctima de un psic¨®pata, el magnicida John Hinckley Jr., persegu¨ªa con ah¨ªnco el papel.
No se equivocaba la actriz californiana; Clarice Starling ten¨ªa algo de esos polic¨ªas comunes enfrentados a un mal mayor ¡ªun David contra Goliat, tipo el agente Brody de Tibur¨®n, aquel hombre de secano frente a un monstruo b¨ªblico en medio del oc¨¦ano¡ª, pero con una poderosa carga de g¨¦nero. Starling, una hu¨¦rfana criada en una granja de Montana, persigue a un demente que rapta y asesina a mujeres j¨®venes de talla XL para desollarlas. Por si fuera poco, se enfrenta a la vez a un entorno hostil que, como en el desagradable momento que un preso le lanza su semen a la cara, directamente la rebaja.? El legado de Starling y c¨®mo Foster construy¨® al personaje llega a nuestros d¨ªas y a personajes tan celebrados como el de Kate Winslet en la alambicada miniserie de HBO Mare of Easttown. De hecho, el final del cap¨ªtulo cinco roza la fotocopia del de El silencio de los corderos. Jodie Foster tambi¨¦n jug¨® las cartas de su f¨ªsico, sac¨¢ndole todo el partido posible a sus inseguridades. Porque en el obsesivo perfeccionismo de Clarice, sus mediocres y pulcros trajes de chaqueta, hab¨ªa un terror mucho m¨¢s profundo que en la, en el fondo, mucho m¨¢s segura de s¨ª misma Mare.
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