Elizabeth Holmes y el caso Theranos: c¨®mo Silicon Valley puede alimentar el peor tipo de ambici¨®n
Un libro y un documental de HBO relatan el auge y la ca¨ªda de Elizabeth Holmes, la joven que estaf¨® a los magnates tecnol¨®gicos y, de paso, a la opini¨®n p¨²blica
-?Qu¨¦ veremos en 2025?, le pregunta el periodista
-Habr¨¢ un mayor acceso a la informaci¨®n sanitaria, responde Elizabeth Holmes, fundadora de Theranos
-?Con qu¨¦ sue?as para el 2025?
-Que menos gente tenga que despedirse de sus seres queridos antes de tiempo
Elizabeth Holmes (Washington DC, 1984), vestida de negro, mira a c¨¢mara con sus penetrantes ojos azules y responde sin vacilaciones y sin parpadear. Arranca as¨ª el documental de HBO, The inventor: Out for Blood in Silicon Valley,? que narra una historia fascinante, la de esta jovenc¨ªsima empresaria de Silicon Valley, ese lugar arrogante y ambicioso, que en 2005 embauc¨® a directores financieros, inversionistas potent¨ªsimos, farmac¨¦uticas, m¨¦dicos reputados, periodistas, empleados, ingenieros y pacientes, para crear lo que acabar¨ªa siendo nada: su startup Theranos (de terapia y diagn¨®stico). El objetivo era, como dice en la entrevista, detener en la medida de lo posible a la muerte.
A los 19 a?os, tras dejar la universidad de Stanford para ¡°poner en marcha algo grande¡±, y aprovech¨¢ndose de los contactos fabulosos de su adinerada familia, consigui¨® montar las bases de esta empresa que consist¨ªa en un sistema de an¨¢lisis sangu¨ªneo con el que se pod¨ªan detectar enfermedades con un solo pinchazo en el dedo. Logr¨® incluso convencer del invento a la FDA, la Administraci¨®n de Medicamentos y Alimentos de EE. UU., mont¨® una despampanante junta directiva para la que reclut¨® a dos exsecretarios de Estado, George Shultz y Henry Kissinger. Y, atenci¨®n, consigui¨® la bendici¨®n del entonces (2015) vicepresidente de EEUU, Joe Biden, al que invit¨® a una de sus encerronas, una visita a un falso laboratorio.
El mi¨¦rcoles de esta semana, 18 a?os despu¨¦s, arranc¨® el juicio contra Holmes en el tribunal federal de San Jos¨¦ (California). Se la juzga por fraude y conspiraci¨®n, con una docena de cargos y se enfrenta a una posible condena de 20 a?os de c¨¢rcel. La acusan, junto a su ex novio y ex socio en Theranos, Ramesh Balwani, de defraudar a inversores, m¨¦dicos y pacientes y de una estafa piramidal en toda regla. Ambos se declaran inocentes y aseguran que obraron sin mala fe.
Los abogados de Holmes van a intentar alegar que fue el ex novio quien la manipul¨® para llevar a cabo el enga?o. Algo que, seg¨²n los ex empleados no era cierto. ¡°Ella ten¨ªa siempre la ¨²ltima palabra¡±, aseguran. El juicio puede alargarse varios meses, dada la complejidad del asunto. Aunque para el fiscal federal que lleva el caso contra Holmes, Robert Leach, la situaci¨®n no puede ser m¨¢s clara. Leach ha declarado a The Washington Post que ¡°este es un caso de fraude, de mentir y hacer trampa para ganar dinero¡±.
El periodista que no se crey¨® la historia
Pero lo m¨¢s interesante de esta historia, al margen de este juicio muy esperado en EEUU es c¨®mo se pudo construir tal mentira, y sostenerla en el tiempo, c¨®mo se pudo llegar hasta aqu¨ª. Y para entenderlo hay, adem¨¢s del citado documental, un libro, Mala Sangre (Capit¨¢n Swing)? que lo muestra de manera minuciosa, sin prisa, par¨¢ndose en los detalles, en los momentos claves de la vida de Holmes que explicar¨ªan parte de la historia. El libro recoge la investigaci¨®n, el importante trabajo del periodista del Wall Street Journal, John Carreyrou, uno de los pocos que no cay¨® en sus redes, que se cuestion¨® el cuento de hadas multimillonario que estaba cont¨¢ndole Holmes a todo el mundo y que acab¨® destapando la estafa. Forbes, New Yorker, Fortune, las televisiones americanas, los medios econ¨®micos m¨¢s destacados de EEUU, los espec¨ªficos dedicados a la tecnolog¨ªa, todos repitieron este asombroso relato de ascensi¨®n de una joven que emulaba a Steve Jobs en la forma de vestir, (con su proverbial su¨¦ter negro de cuello cisne), en la sobriedad y en las intenciones: que la tecnolog¨ªa cambiar¨ªa el mundo tal y como se conoc¨ªa. De alguna manera consigui¨® ese sue?o de parecerse a su ¨ªdolo: fue alabada como una versi¨®n biom¨¦dica de Steve Jobs, una ni?a prodigio que abandon¨® la universidad y que har¨ªa que los an¨¢lisis de sangre fueran tan convenientes como el iPhone.
Mala sangre hace de la an¨¦cdota categor¨ªa y contando esta historia, consigue analizar y relatar el lado oscuro de la tecnolog¨ªa/tecnol¨®gicas, sus efectos m¨¢s perversos y sus consecuencias m¨¢s negativas: creciente desigualdad, control, concentraci¨®n de poder, desregulaci¨®n, injerencias en el poder pol¨ªtico, fraude y evasi¨®n, fake news etc¡, tal y como explica el editor jefe y fundador de Capit¨¢n Swing, Daniel Moreno, que tuvo clar¨ªsimo que tenia que editar esta historia por excelencia de Silicon Valley: la del vendehumos.
El libro rrecorre los inicios de Holmes, su subida a la gloria y su ca¨ªda. Cuenta c¨®mo fich¨® a varios ex de Apple, c¨®mo logr¨® que inversionistas prestigiosos las respaldaran al principio, -cuando m¨¢s cuesta hacerle creer al mundo en general y a Silicon Valley en particular, que mereces la pena- y c¨®mo vendi¨® acciones en una ronda de recaudaci¨®n de fondos que valor¨® a la compa?¨ªa en m¨¢s de nueve mil millones de d¨®lares.
Pero resulta que no hab¨ªa nada, la tecnolog¨ªa no funcionaba, no funcion¨® nunca. Las maquinas no serv¨ªan tal y como estaban dise?adas, las agujas se romp¨ªan, la sangre se derramaba, tal y como se detalla en el documental. En cada reuni¨®n Holmes vend¨ªa humo, como dec¨ªa Moreno, promesas audaces, entelequias, prototipos, (eternos prototipos), planes para el futuro que no se sosten¨ªan. Tend¨ªa trampas en todas partes, controlaba a los empleados y les exig¨ªa una confidencialidad absoluta para evitar filtraciones, (les prohib¨ªa que pusieran en LinkedIn que trabajaban en Theranos). Desconfiaba de cualquiera que hiciera preguntas. La junta directiva era un comod¨ªn, Holmes tomaba siempre todas las decisiones. Hizo un cord¨®n sanitario para que nadie pudiera acceder a las instalaciones donde se supone que estaban las m¨¢quinas prodigiosa, con la que cualquier ser humano podr¨ªa vaticinar sus posibles enfermedades.
En el libro se narra una escena reveladora. Holmes y Balwani, su novio en ese momento, invitaron en 2015 al entonces vicepresidente Joe Biden, a visitar el local de Theranos en Newark. Quer¨ªan mostrarle a Biden un laboratorio de vanguardia completamente automatizado, pero el problema es que no lo ten¨ªan. Tampoco hab¨ªa director (el ¨²ltimo se hab¨ªa marchado harto de mentiras y excusas). Adem¨¢s los empleados recelaban, pero la pareja no sucumbi¨®. En lugar de mostrarle a Biden el laboratorio real, con todas las carencias, montaron uno falso. El d¨ªa de la visita, los empleados fueron enviados a casa y la pareja acompa?¨® al vicepresidente por las instalaciones. Al acabar organizaron una mesa redonda sobre atenci¨®n m¨¦dica preventiva en las instalaciones, con media docena de ejecutivos de la industria , incluidos el presidente del Hospital de Stanford. Durante la mesa redonda, Biden describi¨® lo que acababa de ver como el laboratorio del futuro, elogi¨® a Holmes por su activa colaboraci¨®n con la FDA, que, destac¨® ¡°ha realizado recientemente evaluaciones favorables de vuestro innovador dispositivo¡±.
La ni?a que quer¨ªa ganar
?Pero qui¨¦n es esta joven, creadora de esta fallida startup de biotecnolog¨ªa? El libro, para el que el periodista entrevist¨® a m¨¢s de 150 personas, incluidos mas de sesenta antiguos empleados de Theranos, bucea en la infancia de Holmes, que no quiso cooperar en el relato, y se para en detalles muy significativos. Su familia paterna y materna eran exitosos, poderosos y adinerados y las conversaciones giraban a menudo sobre los logros, las altas aspiraciones, lo bueno de ser ambicioso, los relatos de grandes triunfos familiares y lo penoso de ser un fracasado.
¡°Crec¨ª con esas historias sobre grandeza¨C le contar¨ªa Elisabeth a la revista New Yorker en una entrevista- y sobre las personas que deciden no emplear sus vidas en algo que tenga sentido, y qu¨¦ les sucede a estas personas cuando toman esa decisi¨®n: c¨®mo influye en el car¨¢cter y en la calidad de vida de esas personas¡±.
De ni?a, los veranos los pasaba en Boca Raton, Florida, con su hermano, su madre, sus t¨ªos y su primo David en el apartamento que ten¨ªan estos con una hermosa vista del Canal Intracostero del Atl¨¢ntico. All¨ª los ni?os se ba?aban en la playa por la ma?ana y por las tardes jugaban al Monopoly. ¡°Cuando Elisabeth iba ganando, que era la mayor parte del tiempo, insist¨ªa en seguir hasta el final amontonando casas y hoteles durante el tiempo que hiciera falta hasta que su primo y su hermano acababan en bancarrota. Cuando de vez en cuando perd¨ªa se marchaba furiosa. Y m¨¢s de una vez atraves¨® la puerta mosquitera de la entrada principal. Era un primer esbozo de su intensa tendencia con competitiva¡±, apunta el periodista en su libro.
Y en esa misma l¨ªnea de la infancia, la propia Holmes cuenta en el documental que de peque?a ¡°no ve¨ªa la tele, mis mejores amigos eran los libros. Me gustaban las historias de los l¨ªderes que guiaban a los dem¨¢s¡±. Un dato: aprendi¨® por s¨ª misma mandar¨ªn mientras estaba en la escuela secundaria. ?
Pasados apenas unos a?os de esas partidas de Monopoly, Holmes se convirti¨® en una estudiante aplicad¨ªsima, tenaz y con las cosas claras. Quiso seguir las ense?anzas paternas: si quer¨ªa dejar su huella en el mundo tendr¨ªa que lograr algo que contribuyera a un bien mayor, no solo a hacerse rica. La joven entendi¨® que la biotecnolog¨ªa ofrec¨ªa la posibilidad de lograr ambas cosas, as¨ª que eligi¨® Ingenier¨ªa Qu¨ªmica en la universidad de Stanford. Dur¨® poco, apenas unos meses. Un d¨ªa se plant¨® en casa y dijo, ¡°no quiero seguir, quiero ganar dinero, voy a dejar la universidad¡±. Y empez¨® la fantas¨ªa de Theranos.
La joven que quer¨ªa inventar el futuro
Us¨® a amigos familiares, que entraron al trapo y le dieron millones de d¨®lares tras o¨ªrla hablar con pasi¨®n, confianza y convencimiento de su proyecto de startup. Tal y como relata el documental de HBO, hablaba de anticipar la enfermedad y usaba frases grandilocuentes como ¡°quiero un mundo donde nadie tenga que decir, ¡®ojal¨¢ lo hubiera sabido antes¡¯¡±. As¨ª que Palo Alto, ese lugar en cuya entrada se puede leer ¡°un lugar para los que buscan inventar el futuro¡±, la acogi¨® enseguida como ¡°uno de los nuestros¡±. ?Era un momento feliz para las startups, y por eso todo fue m¨¢s sencillo?, le pregunto al responsable de El Pa¨ªs-Retina, Jaime Garc¨ªa Cantero. ¡°Llevamos muchos a?os en este mundo feliz. El momento era dulce pero no muy diferente al de ahora, seguimos oyendo historias de empresas que hacen cosas m¨¢gicas y que resulta que no son tan m¨¢gicas. Pero quiz¨¢ llegar tan alto como ella lleg¨® antes de caerse, ser¨ªa hoy mucho m¨¢s dif¨ªcil porque se ha madurado¡±, apunta el periodista.
En un tiempo record, esta joven promesa que siempre vest¨ªa de negro (en el documental se muestra su vestidor repleto solo de ropa oscura) ten¨ªa 800 empleados y una empresa valorada en 10.000 millones de d¨®lares. Los periodistas y ex empleados que desfilan por las p¨¢ginas del libro y por el documental repiten como un mantra que la de Holmes era una historia muy atractiva: una joven audaz que deja la universidad y levanta un imperio, que trabaja mucho, que duerme poco, que consigue el benepl¨¢cito y el dinero de inversores de renombre como Carlos Slim, que logra que la presidenta de Brasil destaqu¨¦ su labor en una reuni¨®n, por encima de otros pesos pesados del mundo de las tecnolog¨ªas, como el creador de Facebook¡ ¡°Era dif¨ªcil no quedar atrapada, al principio era inspiradora, supervisaba todas las contrataciones, estaba siempre disponible¡±, destaca Erika Garder, una de las ingenieras que reclut¨® Holmes.
Las historias tienen emociones, los datos no
Pero ?por qu¨¦ nadie comprob¨® los datos reales, los n¨²meros, la parte prosaica del negocio, antes de darle dinero al principio o de seguir apostando despu¨¦s? Otro de los expertos, un peso pesado de las inversiones da una clave: ¡°La intenci¨®n de Holmes era buena, detectar pronto enfermedades para la gente con menos recursos, eso para empezar. Y para seguir, las historias tienen emociones, y los datos no¡±. El periodista de Fortuna, Roger Parloff, que le dedic¨® un amplio reportaje, cuenta en HBO que ¡°la gente hablaba de ella como si fuera Beethoven. Me dijeron que era una criatura que llega cada uno o dos siglos. Si en una ronda infinita de llamadas y entrevistas a poderosos hombres de negocios, todos la alaban y te topas con Henry Kissinger, que te dice que es una empresaria excelente y que tiene cualidades et¨¦reas, es dif¨ªcil dudar¡±.
Comenta Garc¨ªa Merino que no solo se la col¨® a los periodistas, ¡°tambi¨¦n a los ingenieros m¨¢s preparados. Es verdad que el periodismo especializado hace falta. La tecno fascinaci¨®n es muy bizarra, nos hace poco reflexivos, pero la esperanza es que al final fue un periodista el que lo desvel¨® todo, (el citado autor de Mala Sangre, que public¨® sus primeras dudas en el Wall Street Journal) fue la prensa la que lo destap¨® todo. A mi me cuesta creer que los inversores profesionales especializados en tecnolog¨ªa no lo viera, ?no se vio o no se quiso ver y se dijo, hay que seguir la burbuja y pasarle la patata caliente al siguiente?. Es verdad que hay una enorme opacidad en las empresas tecnol¨®gicas, pero ?de verdad los empleados no lo sab¨ªan, nadie levant¨® la mano, todo el mundo dijo ¡®mi jefa es mala pero yo la obedezco¡¯?¡±
Empleados aterrorizados y un abogado feroz
Este es otro gran tema de Theranos. Cuando empez¨® a resquebrajarse la confianza, cuando los ingenieros, los bi¨®logos, los ejecutivos de alt¨ªsimo nivel empezaron a cuestionar y a cuestionarse lo que estaban haciendo, Holmes y Balwani tuvieron claro que no quer¨ªan empleados, que quer¨ªan una guardia pretoriana. ¡°Igual no encajas en Silicon Valley¡±, le dec¨ªan a todo aquel que se quejara o dudara. Y empez¨® la locura. Les vigilaban los correos, se les imped¨ªa compartir gimnasio con colegas de otras compa?¨ªas y cuando comenz¨® la desbandaba y se sucedieron las filtraciones y los comentarios, contrataron al abogado David Boies, un le¨®n de la industria legal, el m¨²sculo legal de Harvey Weinstein para silenciar acosadas. Boies se dedic¨® a perseguir, amenazar y amedrentar a exempleados, y al propio periodista John Carreyrou, cuando se descubri¨® que estaba investigando. ¡°Boies despertaba pavor, un empleado sab¨ªa que pod¨ªa destrozarle la vida, acabar con su carrera y con todos sus ahorros¡±, asegura Carreyrou en el documental.
El caso es que, tal y como relata el libro, a partir de un determinado momento, a nadie le interes¨® que fuera un fiasco, as¨ª que se dedicaron, como Holmes, a fingir hasta conseguirlo. Pero a finales de 2017 ¡°Theranos se estaba quedando sin gas, hab¨ªa consumido la mayor parte de los 900 millones de d¨®lares que hab¨ªa recaudado de los inversores, gastado muchos de ellos en costas legales. En 2015 hab¨ªa llegado a tener 800 empleados y en 2017 ten¨ªa 130. Se cern¨ªa sobre ellos la bancarrota¡±, concluye el libro. En 2018, por fin, la comisi¨®n de Bolsa y Valores acus¨® a Theranos, Holmes y Balwani de llevar a cabo un complejo fraude durante a?os y continu¨® la investigaci¨®n criminal.
El 14 de junio, tres semanas despu¨¦s de la publicaci¨®n del libro Mala Sangre, Holmes y Balwani fueron acusados de dos cargos de fraude electr¨®nico. Para obtener su libertad tuvieron que pagar una fianza de 500.000 d¨®lares cada uno y entregar su pasaporte. El periodismo pues, lo hab¨ªa logrado, tal y como apuntaba Garc¨ªa Merino.
Los abogados de esta joven de ojos azules y voz grave, en el primer d¨ªa de juicio, intentaron cambiar el relato argumentando que Holmes fue una v¨ªctima m¨¢s de su exnovio Balwani, 20 a?os mayor. ¡°Fue una v¨ªctima de abuso machista durante diez a?os¡±, explican en su relato.
Acabe como acabe el juicio, el caso ha supuesto un cambio de paradigma en Silicon Valley. Al procesar a los dos exejecutivos, los fiscales generales mandan un mensaje a todos los empresarios de Palo Alto: ya no se tolerar¨ªan faltas de conducta graves so pretexto de innovar. Tras el esp¨ªritu empresarial ¡°hay normas legales que requieren honestidad, juego limpio y transparencia¡±, han dicho.
Anna N. Schlegel,?vicepresidenta de NetApp, una de las compa?¨ªas m¨¢s importantes del mundo en la gesti¨®n de datos, ubicada en?Silicon Valley suscribe este mensaje. Esta ejecutiva catalana cree que este espinoso asunto, que califica de ¡°gran estafa¡±, nada habitual, no va a perjudicar al universo de Silicon Valley ¡°se pone como ejemplo de lo que no hacer. Y adem¨¢s ayuda a que se planifique mejor el nivel de las juntas directivas que han de estar mucho m¨¢s alertas. En este caso, los ejecutivos no hac¨ªan las preguntas oportunas en las juntas¡±.
Para el editor Daniel Moreno, frente al corajudo autor del libro, que soport¨® un cruel hostigamiento legal, y su peri¨®dico audaz que le apoy¨® en la denuncia pese a que el propietario del Wall Street Journal hab¨ªa invertido 125 millones de d¨®lares en Theranos, ¡°est¨¢ la deprimente lista de periodistas que fueron enga?ados por el bombo publicitario de Holmes, lo que lleva a uno a preguntarse por qu¨¦ tantos periodistas pierden sus facultades cr¨ªticas cuando se enfrentan a los Zuckerberg, o los Holmes, de este mundo. El poder no es el ¨²nico afrodis¨ªaco que existe, al parecer. La riqueza impulsada por la tecnolog¨ªa tambi¨¦n hace bien el trabajo¡±
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