Emma Cline: ?Quise seguir a una mujer que manipula a los que esperan que, por ser mujer, sea una v¨ªctima?
Tras el fen¨®meno de ¡®Las chicas¡¯ vuelve EMMA CLINE con 10 cuentos sobre fama, anhelos y poder. En ¡®Papi¡¯, nadie est¨¢ a salvo.
En Menlo Park, uno de los 10 cuentos que recoge la antolog¨ªa Papi (Anagrama, 2022), Ben, un editor en horas bajas que escribe la biograf¨ªa de un millonario, intuye por qu¨¦ se le da tan bien hablar con gente rica. ¡°Si pasabas demasiado tiempo en su mundo, empezabas a creer en la bondad intr¨ªnseca de la vida, empezabas a sentirte a salvo, exonerado, seguro de tu propia suerte. Ben se dejaba arrullar en la mera proximidad del dinero: hab¨ªa cre¨ªdo, aun despu¨¦s de todo, que tal vez podr¨ªa salvarse¡±. De eso, precisamente, va este ¨²ltimo e imprescindible compendio de relatos de Emma Cline (Sonoma, 32 a?os) traducidos por Inga Pellisa. De esa urgencia primaria que nos une, de lo que somos capaces de hacer por sentirnos recogidos, limpios y mulliditos: a salvo. El problema, y as¨ª nos lo hacen saber en cada una de estas brillantes ficciones sobre el poder, la fama y el dinero de nuestra era, es que ninguno en realidad lo estamos.
Han pasado siete a?os desde que Cline, una veintea?era californiana sin rastro de personalidad virtual que despuntaba por haber publicado relatos en The Paris Review, se convirti¨® en el nombre m¨¢s repetido del a?o. Ella era la chica de los dos millones de d¨®lares, la cifra que adelant¨® Random House por el manuscrito de Las chicas y dos libros m¨¢s, el libro que todos los editores internacionales quer¨ªan traducir cuando se present¨® en Fr¨¢ncfort. Aquella primera novela inspirada en la vida de las j¨®venes de la comuna de Charles Manson se convirti¨® en un fen¨®meno global que todos acabar¨ªan leyendo y hasta hay una adaptaci¨®n al cine que todav¨ªa est¨¢ por llegar. Casi un d¨¦cada despu¨¦s, y tras publicar Harvey ¡ªel relato en el que se imagin¨® la vida de Weinstein antes de su juicio y encarcelaci¨®n tras leer un art¨ªculo¡ª; Cline se afianza con Papi. Historias exquisitas que prueban que si existe una firma capaz de revelar lo pat¨¦tico de nuestra existencia y nuestros anhelos, si existe un div¨¢n digno de tumbar y diseccionar lo que esconde nuestro historial de b¨²squedas, ese que nunca contar¨ªamos a los dem¨¢s y tecleamos iluminados por nuestra pantalla, es el que ponga ella.
Se infiltra en la mente de hombres a la deriva, se?ores que sienten que no encajan moralmente en esta era, ?por qu¨¦?
Cualquier personaje que se encuentre en una encrucijada, o que se sienta desconectado de las historias que se cuenta a s¨ª mismo y del mundo que lo rodea es un tema fascinante para la ficci¨®n. Esa fricci¨®n es infinitamente interesante para m¨ª.
En el cuento Match the Knife, la protagonista es una depravada que se aprovecha de la opresi¨®n que sufren las dem¨¢s. ?Qu¨¦ le llev¨® a escribir de una mujer as¨ª?
No me interesaba escribir sobre villanos y v¨ªctimas, y pens¨¦ que ser¨ªa interesante seguir a una mujer con instintos perversos y que manipula a los dem¨¢s con la expectativa de que, por ser mujer, sea una v¨ªctima; son roles culturales que funcionan como armas.
Sus personajes maduros son m¨¢s dubitativos, necesitan sentirse seguros a toda costa. ?Es eso envejecer?
Creo que la experiencia de ser humano es fundamentalmente dif¨ªcil: hay una p¨¦rdida incorporada en la experiencia, y puede ser desconcertante tratar de asimilar a todas las diferentes personas que hemos sido en nuestras vidas y todas las relaciones y experiencias que hemos tenido. Hay algo triste e inconcebible en c¨®mo nos lleva la vida.
?Por qu¨¦ necesitamos sentirnos a salvo?
Todos queremos sentirlo. El deseo de seguridad psicol¨®gica impulsa a muchos de los personajes de Papi, pero a veces lo que imaginan que los mantendr¨¢ a salvo es en realidad un autosabotaje que les impide alcanzar la verdadera felicidad.
Pastillas, ketamina, anest¨¦sicos¡ las drogas est¨¢n muy presentes en los relatos de Papi.
Adam Phillips dijo algo acerca de que todos decidimos cu¨¢nta realidad podemos soportar, y las drogas son una forma efectiva de modular la realidad para las personas que la encuentran abrumadora o que no quieren experimentar toda su fuerza. Muchos de estos personajes no quieren vivir en la realidad; hasta cierto punto, ninguno de nosotros lo hace, o configuramos nuestras vidas para evitarlo. Las drogas son un atajo.
En sus entrevistas siempre recuerda que no tiene ninguna intenci¨®n de ser moralista con sus personajes, que no le interesa ser activista de ninguna causa. ?C¨®mo puede separar su propia mirada personal y moral de esas historias que crea?
Como escritora y lectora, me atraen las narrativas que retienen el juicio moral. No me gusta leer libros en los que puedo decir que el escritor est¨¢ juzgando a un personaje, o lo desprecia.
Leyendo sobre las recientes consecuencias de la derogaci¨®n del aborto en Estados Unidos, ?no le dan ganas de escribir sobre ese tema?
Mi indignaci¨®n por Roe contra Wade no se traduce en inter¨¦s ficticio: mientras escribo no considero la pol¨ªtica. En lugar de eso, me gusta empezar con un personaje o una situaci¨®n que tenga alg¨²n tipo de atracci¨®n magn¨¦tica para m¨ª.
No tiene redes sociales, ?est¨¢ de acuerdo con aquello que dijo la escritora irlandesa Sally Rooney de que ¡°la fama es un infierno¡±?
Lo bueno de escribir es que mientras lo hago, me siento incorp¨®rea, separada de mi experiencia de ser una persona en el mundo. Entiendo que puede resultar inc¨®modo tener que representar tu libro como persona real, por lo que muchas de nosotras nos convertimos en escritoras para evitar ese sentimiento.
?Es mejor para una escritora vivir sin redes?
Las redes sociales recompensan lo instant¨¢neo y lo extremo. Eso, a m¨ª personalmente, me parece muy peligroso. En mi experiencia como artista me ha ayudado mucho no pensar demasiado en el p¨²blico, cosa a la que s¨ª te obligan las redes. Trabajo mejor sin tener esos juicios en mi cabeza.
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