Esperando al futuro, por Javier Calvo
Viajar en el tiempo es posible¡ simplemente no existen los medios
Sucedi¨® hace cinco a?os, a las 12 del mediod¨ªa del 28 de junio de 2009. El cient¨ªfico Stephen Hawking, el m¨¢s c¨¦lebre defensor de la posibilidad de viajar en el tiempo, organiz¨® en la Universidad de Cambridge una fiesta para viajeros temporales.
En realidad, bien pensado, su idea no fue tan descabellada. En el ¨¢mbito de la f¨ªsica te¨®rica, viajar en el tiempo es posible, y desde la ¨¦poca de Einstein se han postulado varias hip¨®tesis acerca de c¨®mo hacerlo. Simplemente no existen los medios. Pero bueno, hace 30 a?os tampoco hab¨ªa medios para tuitear fotos de Scarlett Johansson sin ropa, y miren ahora.
De manera que el 28 de junio de 2009, Hawking sirvi¨® comida y bebida en una sala de la universidad. Colg¨® una pancarta que dec¨ªa ?Bienvenidos, viajeros temporales?. Y se sent¨® a esperar. Seg¨²n cuenta, esper¨® ?mucho rato?. Por fin se levant¨®, dio por terminada la fiesta y al d¨ªa siguiente mand¨® las invitaciones. Tres a?os despu¨¦s, cont¨® a los medios su experimento.
Aunque Hawking dice que as¨ª obtuvo la prueba experimental de que no hay gente del futuro entre nosotros, tambi¨¦n reconoce que eso no significa que en el futuro se construyan m¨¢quinas del tiempo. De hecho, el argumento m¨¢s s¨®lido que existe hoy en d¨ªa en contra del viaje en el tiempo es que todav¨ªa no hayan aparecido turistas temporales procedentes del futuro. El argumento es inconcluyente. Puede que en el futuro haya m¨¢quinas del tiempo pero no haya industria tur¨ªstica. O que viajar en el tiempo sea ilegal. O que en el futuro no haya nadie que se quiera ir de fiesta con Stephen Hawking.
Por si fuera poco, una parte de la comunidad cient¨ªfica postula que hasta el momento mismo en que se invente la m¨¢quina del tiempo, no se alterar¨¢ nuestra l¨ªnea temporal para que empiece a aparecer gente del futuro. Es por eso que sigue habiendo, regularmente, convocatorias de fiestas y eventos para viajeros temporales.
Ha habido eventos documentados para viajeros temporales desde 1982. El primero que trascendi¨® al gran p¨²blico (lleg¨® a la portada de The New York Times) fue la convenci¨®n para viajeros temporales que celebr¨® el MIT, en Boston, el 7 de mayo de 2005, a las 22:45. Fiel a la filosof¨ªa de dicha jornada, aunque no se present¨® nadie, el MIT sigue publicitando las coordenadas, por si acaso. El mismo a?o, el 31 de marzo, un grupo de cient¨ªficos australianos autodenominados ?La Oficina del D¨ªa de Destino? coloc¨® una placa en Perth que sirviera como baliza para viajeros temporales. Tampoco fue nadie.
Despu¨¦s de tanto fiasco, los organizadores de esas citas se han sofisticado mucho. El proyecto m¨¢s grande en vigor se llama Kairos-Cronos, y pretende construir un mensaje ?universal? y transmitirlo por una amplia variedad de medios buscando la m¨¢xima dispersi¨®n y penetraci¨®n cultural. En otras palabras, ?grabar a fuego? la convocatoria en la memoria colectiva de la humanidad para que perdure much¨ªsimos siglos. La fecha del encuentro ser¨¢ el 21 de junio de 2025, a las 02:35 GMT, en seis parques de sendas capitales mundiales.
La d¨¦cada de 1930 fue la edad de oro de las c¨¢psulas temporales, aquellos contenedores llenos de objetos cotidianos que se enterraban para perdurar cientos o miles de a?os y ser encontrados por los seres del futuro, para que vieran c¨®mo viv¨ªamos. El mensaje de aquellas criptas futuristas era maravillosa y melanc¨®licamente humano: recordadnos. As¨ª fuimos. El tiempo nos mat¨®.
El mensaje de las actuales balizas temporales es igualmente humano, aunque suena m¨¢s desesperado. Venid. Estamos aqu¨ª. No tard¨¦is. (Salvadnos).
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