Hero¨ªnas sexuales que inspiran nuestra vida er¨®tica
No han escrito tratados feministas, pero su actitud, muchas veces tachada de fr¨ªvola, ha revisado muchas de las ideas reinantes en cuanto al sexo.
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Dita Von Teese. Se puede ser feminista y ganarse la vida quit¨¢ndose la ropa.
?Exist¨ªa antes de Dita algo m¨¢s denigrante para la mujer que desnudarse frente a un grupo de pervertidos? Probablemente no, pero ella consigui¨® cambiar la imagen de las show girls, las pin ups y el burlesque y trasformar estas actividades rancias y undreground en actitudes a imitar y en herramientas al servicio de la mujer y su sexualidad. ¡°Hay quien dice que lo que yo hago no es feminista. Yo creo que es bastante liberador ganar 20.000 d¨®lares en 10 minutos¡±, sentenci¨® en una ocasi¨®n. En una entrevista a The Huffington Post, la stripper reconoc¨ªa que el feminismo no es incompatible con ense?ar las tetas, ¡°creo que las viejas ideas de lo que es el feminismo est¨¢n cayendo. Y para mi el feminismo se trata tambi¨¦n de no decidir por otra persona lo que es degradante o le da poder, porque mucha gente puede ver mi espect¨¢culo y pensar que es algo vejatorio para la mujer, pero tambi¨¦n se puede uno preguntar por qu¨¦ es degradante si la mayor parte del p¨²blico son mujeres y esto les supone una forma de inspiraci¨®n o una nueva versi¨®n de la idea de sensualidad¡±. El p¨²blico de Dita, compuesto seg¨²n ella en un 80% de mujeres y el resto de hombres ¨Cen el que los heterosexuales no son mayor¨ªa¨C es el ejemplo palpable del cambio de actitud frente al noble arte de quitarse la ropa y al hecho de que los cursos de pole dance o burlesque se hayan popularizado entre la poblaci¨®n como forma de reivindicaci¨®n y cultivo de la propia sexualidad.
Esta rubia te?ida de negro que empez¨® a bailar en clubs a los 18 a?os no ha acabado en el arroyo. Tiene su propia firma de lencer¨ªa, ha colaborado con los mejores dise?adores, ha sobrevivido a un noviazgo con Marilyn Manson y ha reconocido que ha tenido relaciones con otras mujeres, aunque se considera heterosexual. ¡°He experimentado con ello, cuando era joven, tratando de conocerme a mi misma, pero no soy una lesbiana¡±. Hacer el amor es su ocupaci¨®n favorita y la castidad, seg¨²n sus propias palabras, ¡°la virtud m¨¢s sobrevalorada¡±. Pero lo bueno del burlesque es que no se necesita ser una modelo de Victoria¡¯s Secret para practicarlo, una puede empezar a cualquier edad y con cualquier talla, lo cual nos deja siempre un resquicio, un plan B a todas las que hemos pasado ya la d¨¦cada de los 30.
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Kim Cattrall daba vida a Samantha en Sexo en Nueva York.
Cordon Press
Samantha Jones y el poder del sexo oral
La sabidur¨ªa er¨®tica que Samantha Jones ¨Cpara muchos verdadera protagonista de Sexo en Nueva York¨C va desgranando en la serie equivale a varios cursos intensivos de sexolog¨ªa, autoestima y pensamiento positivo que, poco a poco y subliminalmente, van cambiando actitudes. Es muy probable que tras ver la serie de las chicas de Manhattan muchas mujeres redise?aran, consciente o inconscientemente, sus conceptos sobre amor, masturbaci¨®n, pornograf¨ªa, relaciones con los hombres, actitud frente al paso de los a?os y hasta sexo oral. Quiz¨¢s no coincidamos al cien por cien en su filosof¨ªa, pero probablemente hemos tratado de imitarla en m¨¢s de una ocasi¨®n. La libidinosa relaciones p¨²blicas nos ense?¨® que no hay que esperar a la media naranja para disfrutar del sexo; mientras ¨¦sta llega podemos entretenernos con otras frutas y si no est¨¢n a¨²n maduros, la autocomplacencia es un verbo a conjugar. ¡°Tengo una cita con mi dildo¡±, dijo en una ocasi¨®n. Pocas chicas admit¨ªan por aquel entonces que ve¨ªan pornograf¨ªa pero nuestra hero¨ªna no ten¨ªa reparos en hacerlo ¡°tienes que tener Internet, aunque solo sea por el porno¡±, le se?al¨® un d¨ªa a una de sus compa?eras. Como ocurre con los esp¨ªritus libres, los convencionalismos sociales o el qu¨¦ dir¨¢n, no pudieron nunca poner barreras a sus arrestos, ¡°querida, tienes que dejarlo correr¡±, le aconsej¨® un d¨ªa a Carrie, ¡°si yo me preocupara cada vez que una bruja dice algo en Nueva York sobre mi, nunca saldr¨ªa de casa¡±.
Samantha era una aventurera sexual, y a lo largo de la serie la hemos visto irse a la cama con variadas tipolog¨ªas, desde se?ores de 70 a?os a parejas de gays; a pesar de ser la m¨¢s veterana del grupo. Nos ense?¨® tambi¨¦n que los a?os hay que afrontarlos con sentido del humor ¡°es oficial, los estr¨®genos han abandonado el edificio¡± y a comprender y aceptar las debilidades del g¨¦nero masculino, incluso sus rarezas, ¡°me gusta la idea de un hombre con faldas, el acceso es m¨¢s f¨¢cil¡±. A pesar de su imagen de fr¨ªvola americana, preocupada solo en engrosar su lista de amantes, Samantha nos sorprendi¨® con su coraje a la hora de tratar con un c¨¢ncer y sus p¨ªldoras de sabidur¨ªa. Les dejo con dos. ¡°La sensaci¨®n de poder en el sexo oral es muy excitante. Quiz¨¢s tu est¨¢s de rodillas, pero lo tienes a ¨¦l agarrado por las pelotas¡±. ¡°Tal y como somos en la cama somos en la vida. Nunca he conocido a un hombre que fuese malo en la cama y bueno fuera de ella¡±.
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Helen Gurley
Corbis
Helen Gurley Brown. Hay que exprimir la vida sexual de soltera.
Pero la aut¨¦ntica protagonista de Sexo en Nueva York fue Helen Gurley Brown, la que en 1965 tom¨® los mandos de la revista Cosmopolitan y trasform¨® una publicaci¨®n dirigida por hombres y destinada a las amas de casa sumisas, que entreten¨ªan su tiempo haciendo tartas de manzana y comprando en las rebajas de los almacenes Selfridge, en una cabecera que hablaba de trabajo, viajes, dinero, sexo y vida. La filosof¨ªa de la remodelada publicaci¨®n consist¨ªa en empoderar a las mujeres, hacerlas conscientes de sus capacidades y animarlas a salir al mundo a perseguir sus sue?os, en vez de limitarse a esperar a que alg¨²n pr¨ªncipe encantado los convirtiera en realidad. ¡°No utilices a los hombres para conseguir lo que quieres en la vida, c¨®gelo tu misma¡±, dec¨ªa.
El sexo, pilar esencial en este planteamiento y uno de los puntos en los que deb¨ªa basarse esta nueva forma de ver la vida, hizo que Cosmopolitan contara enseguida con un expl¨ªcito consultorio sexol¨®gico. No hab¨ªa por qu¨¦ elegir y la mujer, en opini¨®n de Gurley Brown, deb¨ªa aspirar a todo: estatus, trabajo, dinero y, por supuesto, orgasmos; defendiendo la todav¨ªa poco popular idea de una mujer soltera e independiente con una vida sexual plena y satisfactoria. Ella misma, antes de casarse a los 37 a?os, vivi¨® una etapa de romances y sexo ocasional, mientras trabajaba como secretaria en California. Posteriormente narr¨® esa parte de su vida en el libro El sexo y la mujer soltera (1962), que inspir¨® una pel¨ªcula protagonizada por Natalie Wood La p¨ªcara soltera (1964), y luego la serie de Carrie Bradshaw. Cuando todav¨ªa una mujer no pod¨ªa obtener una hipoteca, Helen trat¨® de cambiar la imagen de las f¨¦minas a¨²n no casadas, personas que en vez de estar elucubrando trucos para cazar marido, disfrutaran de la solter¨ªa con el savoir faire, la elegancia y la clase de un bachelor.
Su apariencia y sus gustos distaron tambi¨¦n mucho de los que acostumbraban a tener las luchadoras por la igualdad de g¨¦neros. Obsesionada por su aspecto, Brown era adicta a la cirug¨ªa est¨¦tica, las pelucas y las pesta?as postizas. De hecho, en una ocasi¨®n escribi¨® un art¨ªculo en el que profundizaba sobre c¨®mo llevar un postizo y tener buen sexo al mismo tiempo. La decoraci¨®n de su oficina consist¨ªa en paredes rosas, muchas flores y tapizados de leopardo y a muchas de sus colaboradoras y periodistas las apodada Pussycat. Puede que no nos guste la forma en que lo hizo, pero no hay duda de que instruy¨® a las masas, que no le¨ªan a Simone de Beauvoir, sobre el nuevo concepto de sexualidad en el que la mujer adquir¨ªa m¨¢s protagonismo. En una ocasi¨®n dijo: ¡°el sexo es una de las tres mejores cosas que hay, y no se cu¨¢les son las otras dos. Una tiene que recordarse a s¨ª misma: soy una persona sexual, quiero sexo en mi vida, me lo merezco y no voy a dejar que ¨¦ste desaparezca¡±. Un buen mantra que deber¨ªamos empezar a recitar cada ma?ana, frente al espejo.
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Sylvia Kristel en una escena de un de las pel¨ªculas de Emmanuelle.
Corbis
Emmanuelle. El cine er¨®tico adem¨¢s de genitales ense?a otras cosas.
Puede que a muchos les parezcan una horterada las pel¨ªculas de Emmanuelle, pero nadie puede dudar que acercaron el cine er¨®tico a un p¨²blico no habituado a este g¨¦nero y, sobre todo, a las mujeres. La serie de cintas protagonizada por Sylvia Kristel parec¨ªa dise?ada para un p¨²blico femenino ya que destilaba una est¨¦tica exquisita, casi de revista de moda, y mostraba una nueva burgues¨ªa a la que le gustaba jugar al cambio de parejas, la infidelidad consentida, las aventuras sexuales o el sexo con desconocidos. Una especie de Asterix y Obelix en la que el lugar de destino era casi tan importante como las peripecias que ocurr¨ªan en ¨¦l. Su popularidad se refleja en el hecho de que la pel¨ªcula Enmanuelle (1974), rodada en las islas Seychelles, catapult¨® a esta parte de la geograf¨ªa como destino tur¨ªstico para el viaje novios. Si la gente se fijaba en el entorno, es muy probable que tambi¨¦n tratara de imitar, en algunos casos, la trama; poblada de hombres y mujeres guapos con cuerpos naturalmente bellos, algo que hoy en d¨ªa puede resultar hasta sorprendente.
Iron¨ªas de la vida, la actriz holandesa que protagoniz¨® esta serie de cintas y que fue mito er¨®tico de los 70, era fr¨ªgida. As¨ª lo reconoci¨® en sus memorias, escritas a los 56 a?os bajo el t¨ªtulo de Undressing Emmanuelle, en las que contaba haber sufrido este problema debido a su estricta educaci¨®n religiosa y a una violaci¨®n, a manos de su padre, a los nueve a?os.
Colette. El sexo puede convertirte en miembro de la Legi¨®n de Honor.
La escritora francesa es otro ejemplo de como vivir la propia sexualidad sin hipocres¨ªas puede convertir una simple vida anodina en toda una aventura. La de Colette empez¨® cuando conoci¨® al que ser¨ªa su primer marido, Henry Gauthier Willars, ¡°Willy¡±, un escritor libertino y bisexual que la introdujo en los secretos de la carne adem¨¢s de convertirla en su ¡°negro¡±, ya que la serie de novelas de Claudine, donde se vislumbraba un erotismo fresco y adolescente, que poco a poco fue subiendo de tono, sal¨ªan de la pluma de esta escritora, aunque se las atribu¨ªa su marido. Cuando Colette deja a su primer esposo empieza una nueva vida de actriz de music hall, lo que la introduce en el Par¨ªs l¨¦sbico de la Belle ?poque, aunque sus coqueteos no exclu¨ªan a ninguno de los dos sexos. En una ocasi¨®n dijo, ¡°la seducci¨®n que emana de una persona de sexo incierto o simulado es imponente¡±. Un d¨ªa se vest¨ªa de hombre y al siguiente posaba mostrando sus pechos. Fue amante de mujeres importantes como la rica heredera norteamericana Natalie Clifford Barney o Sophie de Morny, marquesa de Belboeuf, m¨¢s conocida como ¡°Mitzi¡±, ¡°Missy¡± o ¡°t¨ªo Max¡±. Hizo tr¨ªos con su primer marido y la amante de ¨¦ste, y entre sus partenaires masculinos figuran los escritores Jean Cocteau, Paul Val¨¦ry y el hijastro de su segundo marido, bastante m¨¢s joven que ella, iniciando as¨ª la moda del toy boy. Todas sus experiencias sexuales las plasmaba en sus libros, en los que imper¨®, como en su vida, la ley del deseo. ¡°Soportar¨ªa gustosa una docena m¨¢s de desencantos amorosos, si ello me ayudara a perder un par de kilos¡±, dijo. Pese a ser tachada de muchos como la enemiga p¨²blica n¨²mero uno de la moral y las buenas costumbres, recibi¨® la Legi¨®n de Honor en 1920 y fue elegida miembro de la Academia Goncourt, la sociedad literaria francesa. ¡°Hay menos maneras de hacer el amor de lo que se dice, pero m¨¢s de lo que se cree¡± sentenci¨® esta experta en la materia.
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Sidonie Colette repasa con Audrey Hepburn el guion de la adaptaci¨®n teatral de ¡®Gigi¡¯.
Cordon Press
Sasha Grey. El porno ense?a todav¨ªa m¨¢s. ?
Para los que no est¨¦n familiarizados con este nombre, Sasha Grey es al cine de adultos lo que Katharine Hepburn ¨Ccon cuatro Oscars- al cine normal; una de las estrellas porno m¨¢s premiadas en su corta pero fruct¨ªfera carrera, que empez¨® con 18 a?os y que abandon¨® con 21. Para muchos, Sasha pasar¨¢ a la historia como el cerebro del cine X; ¡°la estrella existencial de porno¡± -como a ella le gustaba llamarse cuando todav¨ªa ejerc¨ªa- o, como una periodista la calificaba en una entrevista que le hizo la edici¨®n espa?ola de Rolling Stone, en el 2013, ?¡°alguien que ha sido capaz de trasladar el cerebro a la entrepierna y de convertir su cabeza en un ¨®rgano sexual¡±. Sexy, culta, independiente y due?a de su propia vida, el personaje de Grey contribuy¨® a generar una visi¨®n menos perversa de la pornograf¨ªa. Como declaraba en la citada entrevista, ¡°cuando la gente piensa en el porno, lo ve como una industria que explota a las mujeres, que las veja y las usa como carne. Y, al menos en Estados Unidos, es todo lo contrario. Es la ¨²nica rama del cine donde ellas cobran m¨¢s que los hombres, la mayor¨ªa de las agencias las llevan mujeres. No es una mafia. Les dices lo que est¨¢s dispuesta a hacer y ellas te buscan d¨®nde encajas. Nadie se atrever¨ªa a obligarte a hacer algo que no quieras. Nadie se plantear¨ªa hacer da?o a una actriz. Las ¨²nicas que se lo hacen son ellas mismas, porque muchas no tienen ni idea de donde se meten. Bailarinas de topless que creen que es lo mismo y que van a vivir como estrellas del rock. Y no entienden que es un negocio. Que tienes que cuidar tu cuerpo. Por eso terminan abandonando la industria y convirti¨¦ndose en cristianas renacidas, o lo que sea, hablando de explotaci¨®n y humillaci¨®n¡±.
Su bautizo en las producciones para adultos fue una inmersi¨®n a fondo, en una escena de org¨ªa en la que su partenaire era el propio Rocco Siffredi. Sexo extremo, duro y maratoniano, pero eso no amilan¨® a nuestra protagonista. Con el mismo ¨ªmpetu con el que llev¨® su carrera er¨®tica, Sasha se pas¨® al cine convencional, donde tampoco ha pasado desapercibida. Su papel protagonista en The Girlfriend Experience (2009) fue calificado por The New York Times como lo m¨¢s interesante de la producci¨®n. Pero Grey cultiva muchas otras aptitudes: hace de DJ, coquetea con la m¨²sica ¨Cinici¨® un proyecto sonoro llamado A Telecine y lanz¨® su primer EP titulado A Vigillant Carpark- y es escritora. Su familiaridad con ?la lujuria la plasm¨® en el libro La Sociedad Juliette (Grijalbo, 2133), sexo expl¨ªcito, esta vez en papel. A sus 26 a?os esta ¡°chica nerd cl¨¢sica¡±, como la calificaba Rolling Stone, que se declara abiertamente bisexual desde los 18 a?os, planea su segundo libro y recorre las escuelas de EEUU como miembro del grupo Read Across Am¨¦rica, que promueve la lectura en los colegios.
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Sasha Grey
Corbis
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