La nueva generaci¨®n de magos espa?oles que asombra al mundo
Una hornada de j¨®venes prestidigitadores exporta magia y asombro por todo el planeta. Ellos son los grandes embajadores del ilusionismo contempor¨¢neo.
Los ilusionistas han abandonado las chisteras, las cortinas de terciopelo, las partenaires horteras y los chalecos de lentejuelas. Gracias a una nueva hornada de j¨®venes con talento, la magia se ha renovado en Espa?a. Esta generaci¨®n ha crecido viendo en televisi¨®n los grandes trucos de David Copperfield y la magia cercana del carism¨¢tico Juan Tamariz. De hecho, la escuela de este ¨²ltimo ha ense?ado a la mayor¨ªa de los que ahora exhiben sus creaciones en los teatros nacionales. A diferencia de algunos espect¨¢culos de sus antecesores, estos j¨®venes son plenamente conscientes de la importancia de la imagen en el escenario y de las nuevas tecnolog¨ªas. ?Pero el ilusionismo siempre tendr¨¢ detr¨¢s una goma, un imperdible o un hilo?, dice Jorge Blass.
Antonio D¨ªaz
El Mago Pop
Este Premio Nacional de Magia tiene 29 a?os y compagina sus representaciones de La gran Ilusi¨®n en el Teatro Coliseum de Barcelona, donde llena a diario, con el rodaje de la nueva temporada de El Mago Pop en el canal Discovery MAX. ?En cada episodio tengo que hacer 20 juegos distintos, as¨ª que siempre estoy buscando nuevos trucos de una manera enfermiza?. Antonio narra que cuando ten¨ªa 4 a?os un mago le sac¨® una moneda de la oreja ?y ese instante lo cambi¨® todo. Estuve toc¨¢ndome las orejas durante cuatro semanas para encontrar m¨¢s?. A partir de ah¨ª sigui¨® estudiando, viendo v¨ªdeos de Juan Tamariz y creando espect¨¢culos. El apodo del Mago Pop se lo pusieron en el programa televisivo donde va conociendo a sus iconos por la teor¨ªa de los 6 grados de separaci¨®n. ?As¨ª consegu¨ª lo m¨¢s importante de mi vida, sorprender a Stephen Hawking con un truco?. Tambi¨¦n le gusta la m¨²sica indie. ?Cuando estaba perfilando mi personalidad est¨¦tica como mago buscaba referencias en mis grupos favoritos como The Killers?. Pero quien m¨¢s le ha marcado ha sido David Copperfield. ?Cuando le vi volar por primera vez comenz¨® mi obsesi¨®n. Me gusta su manera de entender la magia en teatros grandes. Y ¨¦l consigui¨® que ser mago dejara de ser casposo. ?Pod¨ªas ligarte a Claudia Schiffer y competir con musicales y con Madonna en la cartelera!?. Reconoce que nunca se ha querido beneficiar de sus dotes m¨¢s que en la adolescencia: ?Hac¨ªa alg¨²n apa?o si no ten¨ªa las monedas necesarias para el autob¨²s?.
In¨¦s La Maga
La nota femenina?
?Estudiar magia en Hu¨¦tor-Vega, un pueblo granadino de 10.000 habitantes, en una ¨¦poca en la que no hab¨ªa Internet era misi¨®n imposible?, dice In¨¦s La Maga. Pero su madre, preguntando a todo el mundo, dio con un taxista que casualmente conoc¨ªa a un chico aficionado al tema que veraneaba en el pueblo. ?Esperamos hasta julio. Lleg¨® el chaval y mi madre se puso en contacto con ¨¦l para pedirle que me diera clases?, cuenta. Despu¨¦s se present¨® al Circulo M¨¢gico Granadino, donde continu¨® su formaci¨®n con el maestro Luis Arza. Se licenci¨® en Psicolog¨ªa y acaba de terminar Gemolog¨ªa y Tasaci¨®n. ?Ahora puedo vivir como gem¨®loga, como maga, incluso como ambas cosas a la vez: un d¨ªa har¨¦ el n¨²mero del diamante que desaparece y me jubilar¨¦?, dice con guasa. In¨¦s se queja de que hay pocas mujeres en su profesi¨®n. ?Muchos hombres aprenden magia para ligar, pero las mujeres no la necesitamos. Cuando una chica se dedica a esto es porque lo ama?. Confiesa que es importante encontrar el estilo propio ?para comunicar que no eres una simple acompa?ante. Llevo prendas de Amaya Arzuaga porque tienen caprichosos recovecos y fantas¨ªas que utilizo como escondrijos para mis trucos?. Las sombras chinescas le fascinan. Cada vez que va a Venecia le gusta esconderse con una linterna y proyectar figuras en las paredes del Campanile de la Plaza de San Marcos o en la fachada de San Simeone. ?Los turistas sonr¨ªen embobados mirando los gigantescos conejos o elefantes que hago con mis manos. A los pocos minutos apago la linterna, me mezclo entre la gente y todo desaparece. Se asoman, buscan al autor, pero ya no estoy. Es muy divertido regalar algo ef¨ªmero de forma an¨®nima?. Cada s¨¢bado se puede ver su show, MagicROOM, en el Hotel Petit Palace Art Gallery de Madrid.
In¨¦s La Maga lleva un vestido de Dolce & Gabbana, ¡®body¡¯ de Women¡¯secret y sandalias de Christian Louboutin. La mesa es de Gambara antig¨¹edades (Castell¨®, 72, Madrid) y la chistera, de Casa Yustas (Pl. Mayor, 30, Madrid).
Mark Gregory Peters
Alberto de Figueiredo
Con humor sabe mejor
?Cuando ten¨ªa 18 a?os vio en televisi¨®n al mago manco Ren¨¦ Lavand, conocido por su juego de cartas No se puede hacer m¨¢s lento y supo que quer¨ªa dedicarse a eso el resto de su vida. ?Yo no sab¨ªa muy bien qu¨¦ quer¨ªa hacer hasta que le vi. Fue una revelaci¨®n?, afirma Alberto. Desde entonces escribe libros, graba tutoriales, imparte conferencias, crea espect¨¢culos que le valieron el Premio Nacional de Magia en 1998 y colabora activamente con la fundaci¨®n Abracadabra. Confirma que esta disciplina en Espa?a goza de excelente salud. ?Los ayuntamientos reclaman buenos shows y existe una red de teatros en los que siempre hay hueco para nosotros?. Este mes se encuentra dando conferencias en Ohio. ?Mis herramientas solo son barajas, billetes y cosas que porta el p¨²blico. Nunca utilizo animales ni artificios. Lo m¨ªo se basa mucho en la interacci¨®n con los espectadores y el humor?, cuenta mientras se plancha con una mano el pantal¨®n. ?En mis charlas le dedico un apartado al vestir. Explico que si hay que gastarse el dinero en algo es muy importante hacerlo en trajes y zapatos buenos. Ya que nos hemos conseguido quitar de encima las lentejuelas, por lo menos, intentemos ir elegantes?.
Alberto de Figueiredo lleva camisa de Marc-Antoine Barrois, traje de Michael Kors, calcetines de Calzedonia Uomo y zapatos de Jimmy Choo.
Mark Gregory Peters
Jorge Blass
Vocaci¨®n visionaria?
Se acerc¨® a la escuela de Ana Tamariz de ni?o y a los 12 a?os cre¨® su primer truco. ?Aquello era mejor que Hogwarts?, asegura Jorge Blass. Tres a?os despu¨¦s estaba actuando en locales de Madrid por las noches mientras, por las ma?anas, acud¨ªa al instituto. Pero su triunfo comenz¨® fuera. A los 19, el pr¨ªncipe Rainiero le otorg¨® la prestigiosa Varita M¨¢gica de Oro, y desde entonces no ha parado de acumular los mejores premios internacionales y nacionales. La popularidad le lleg¨® en 2001, cuando se meti¨® en las casas de todos los espa?oles con un anuncio de Telef¨®nica. En el spot explicaba las nuevas conexiones a Internet haciendo ilusionismo con una cuerda. ?Fue la forma de darme a conocer a todos los p¨²blicos; a partir de ah¨ª ya fui a los teatros?. Este verano ha sido invitado a un congreso en Las Vegas para hablar sobre un truco que ha inventado basado en redes sociales. ?Le contar¨¦ a 2.000 magos c¨®mo hago para que una persona aleatoria del p¨²blico entre en su Facebook, Instagram o Twitter, elija a uno de sus seguidores y yo lo teletransporte hasta aparecer en el teatro?. Le cost¨® cuatro a?os inventarlo y tuvo la suerte de ense?¨¢rselo a David Copperfield y que le impactara. ?Fusionar las redes y la magia es algo nuevo?, dice. Jorge ya es un experto en mezclar disciplinas. Lo hizo con la m¨²sica de Mastretta, con la danza junto a Almudena Cid o con la moda para Herm¨¨s. ?Me pas¨¦ seis meses preparando trucos personalizados con piezas de esta firma para un show privado. En ¨¦l, los zapatos cambiaban de color y caminaban solos, los pa?uelos volaban por encima del p¨²blico¡ El secreto est¨¢ en encontrar una visi¨®n nueva de todo?, desvela.
Jorge Blass lleva chaqueta de Dior Homme, pajarita de Marc-Antoine Barrois, camisa de Emporio Armani, chaleco de Boss, calcetines de Calzedonia Uomo y slippers de Jimmy Choo. La radio, de Restaurarte.
Mark Gregory Peters
Ana Tamariz
La magia en los genes?
Hija, mujer y madre de ilusionistas. ?La magia no lleg¨® a m¨ª; yo nac¨ª en ella?. Su padre, el gran Juan Tamariz, siempre ten¨ªa colegas en casa y le ped¨ªan a la peque?a Ana que les dijera si se ve¨ªa el truco o no. ?Me encantaba poder ayudarles, pero yo no pensaba dedicarme a esto?. La decisi¨®n vino sola. ?Trabajaba como aprendiz de ceramista cuando tuve un accidente y me quem¨¦ la mano. Estuve un a?o haci¨¦ndome injertos y me vine abajo. Entonces mi padre me sugiri¨® que mont¨¢ramos una tienda de magia para distraerme?. Se fueron a Nueva York, vinieron con la maleta repleta de libros y abrieron el espacio Magia Potagia Tamarizland en Madrid, en 1988. ?Ah¨ª comprob¨¦ lo que me gustaba el tema?. El negocio se fue transformando poco a poco en escuela, porque, aunque traduc¨ªan las instrucciones del ingl¨¦s, ?nos ped¨ªan que les explic¨¢ramos determinadas dudas y mont¨¢bamos grupos para instruir a varios aprendices a la vez?. No sabe el n¨²mero de magos que se habr¨¢n formado a su lado. ?Miles. Todos los grandes que existen ahora en nuestro pa¨ªs se han contagiado de la energ¨ªa que sigue transmitiendo mi padre?. Ana se encuentra preparando su campus de verano en Alcal¨¢ de Henares.
Ana Tamariz, directora de La Gran Escuela de Magia, lleva camisa negra de Lanvin, chaleco de Ann Demeulemeester, pajarita de Marc-Antoine Barrois y pantal¨®n de Hilfiger Collection.
Mark Gregory Peters
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