Los intermitentes del espect¨¢culo, por Blanca Li
La esperanza est¨¢ el Gobierno franc¨¦s y la Unedic se den cuenta de que algo tan valioso se debe preservar y no ocurra como siempre, que los recortes se llevan las mejores cosas.
Para la mayor¨ªa de la gente, cuando yo era adolescente, ser bailar¨ªn, actor o m¨²sico no era considerado como una verdadera carrera. Recuerdo que cuando comentaba que quer¨ªa ser bailarina me preguntaban: ??Pero vas a estudiar algo m¨¢s? ?De eso no se puede vivir!?. Yo, que siempre he sido muy cabezota y que ten¨ªa muy claro lo que quer¨ªa, me fui a Nueva York a los 17 a?os a realizar mi sue?o sin hacer caso de lo que los dem¨¢s dec¨ªan. En muy poco tiempo comprend¨ª que la vida de bailarina iba a ser dura y llena de inc¨®gnitas imposibles de resolver con respecto al futuro. Empec¨¦ mis estudios en la compa?¨ªa de la gran core¨®grafa Martha Graham, y descubr¨ª que hasta sus bailarines ten¨ªan que trabajar como camareros en su tiempo libre para sobrevivir. Gran parte de los artistas que trabajaban en la ciudad ten¨ªan que buscarse la vida con otros empleos. Fue entonces cuando decid¨ª que ser bailarina ser¨ªa mi vida, aceptando la precariedad.
Unos a?os despu¨¦s de acabar mis estudios en la Gran Manzana, volv¨ª a Madrid. Pas¨¦ un tiempo intentando vivir del baile, lo cual era imposible, y haciendo miles de otras cosas para poder subsistir. Pronto me di cuenta de que, como muchos otros bailarines y core¨®grafos, ten¨ªa que irme a otro pa¨ªs para poder trabajar. Mi nuevo destino fue Par¨ªs. Una de las cosas incre¨ªbles que descubr¨ª cuando llegue a Francia fue el sistema de paro creado para los profesionales del espect¨¢culo en 1936 (durante el Frente Popular), ¨²nico en el mundo. ?ste acoge no solo a los artistas del mundo del cine y del espect¨¢culo, sino tambi¨¦n a t¨¦cnicos, personal de producci¨®n e incluso a los transportistas que llevan los decorados. Ni en sue?os me pod¨ªa imaginar algo as¨ª, un pa¨ªs que dedicase ese cuidado a sus artistas, ?qu¨¦ lujo! Esta estructura permite a muchas compa?¨ªas como la m¨ªa, o a empresas francesas de producci¨®n de cine, televisi¨®n o espect¨¢culos, mantener un nivel de vida regular para sus empleados durante los intervalos en los que no hay trabajo. Algunos artistas de mi entorno llevan m¨¢s de 20 a?os trabajando de este modo y viviendo con un salario m¨¢s o menos fijo entre los diferentes empleos.
El r¨¦gimen espec¨ªfico de los intermitentes es parte del sistema global de indemnizaci¨®n del paro que se negocia regularmente en la Unedic (Uni¨®n Nacional profesional para el Empleo en la Industria y el Comercio) entre sindicatos patronales y de trabajadores. Hasta 2003, todas las horas trabajadas al a?o se ten¨ªan en cuenta para calcular los derechos y el nivel de paro para los d¨ªas no trabajados del a?o siguiente. En 2003 hubo algunas modificaciones: para conseguir los derechos de indemnizaci¨®n-desempleo, los intermitentes deb¨ªan declarar un m¨ªnimo de 507 horas en 10 meses, en lugar de en 12 meses. Otros detalles de c¨¢lculos complicaron la situaci¨®n, haciendo m¨¢s incierto y aleatorio el sistema. Esto provoc¨® una dura huelga de t¨¦cnicos y artistas y una serie de anulaciones de los festivales de verano, incluido el prestigioso Festival de Avignon.
Los profesionales y el partido socialista (entonces en la oposici¨®n) abogaban por un sistema m¨¢s cercano al anterior, con m¨¢s justicia y seguridad, a cambio de m¨¢s controles sobre los abusos. Ahora, tras la ¨²ltima negociaci¨®n, acaban de anunciar nuevos recortes, y los intermitentes han convocado inmediatamente una huelga que ya ha provocado la anulaci¨®n de varios espect¨¢culos y que tal vez se prolongue durante los festivales de verano. Con la crisis y los recortes, el sistema se va fragilizando poco a poco. Esperemos que el Gobierno y la Unedic se den cuenta de que algo tan valioso se debe preservar y no ocurra como siempre, que los recortes se llevan las mejores cosas.
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