Miguel Adrover, el creador errante
Conoce el ¨¦xito y el olvido de la moda. Tras su ¨²ltimo desfile en Nueva York, ha vuelto a Mallorca. All¨ª tiene Es Ja?, el c¨®ctel-bar estrella de la isla.
Sentado en un banco de Es Ja?, un peque?o bar de copas junto a la Lonja de Mallorca, Miguel Adrover cuenta sin darle importancia que la Casa Real de Arabia Saud¨ª ha visitado su estudio para comprarle algunos de los modelos de su ¨²ltima colecci¨®n, Out of my mind (presentada el pasado febrero en la semana de la moda de Nueva York). ?Me da igual qui¨¦n compre mi ropa. Si a una mujer que vive en la calle le gusta mucho una prenda, se la regalo. No soy de alabar a las familias reales. Letizia estuvo en mi taller y no nos llevamos muy bien¡ Lo que me gusta es que las personas que llevan mis dise?os sean reales, no de la realeza?, sentencia.
El dise?ador reflexiona mientras bebe un chupito de tequila sentado en este peque?o bar de copas que inaugur¨® en 2005 cuando abandon¨® temporalmente la moda. En ese tiempo ha viajado y vivido mucho. ?Siempre que voy a un pa¨ªs me encierran en la c¨¢rcel¡ o me pasan cosas as¨ª?. En Egipto ¨Cdonde se refugi¨® en 2001, cuando su colecci¨®n fue tachada en Nueva York de apoyar al terrorismo isl¨¢mico¨C lleg¨® a recibir disparos e insultos por homosexual. ?He visto mucha sangre correr?, confiesa no sin dolor, ya que le es inevitable recordar que fue all¨ª donde su novio fue asesinado en la casa que compart¨ªan.
?Sale al portal de Es Ja? y enciende un cigarro. ?El local lo compr¨¦ con mi abuelo hace 26 a?os. Antes era un burdel?. Lo que no deja de sorprender por los escasos 50 metros cuadrados. ?Abajo hay un s¨®tano, no s¨¦ si lo utilizaban para ese tipo de servicios, porque nunca vine como cliente?.
Al igual que cuando realiz¨® su ¨²ltima colecci¨®n ¨Cjunto con su mano derecha, Georgina Ordinas, y cuatro becarios de la escuela de Bellas Artes de Palma¨C, para crear su local tambi¨¦n se rode¨® de personas especiales. ?Trabaj¨¦ con compa?eros que son artesanos, ceramistas y carpinteros. Fue como preparar una colecci¨®n, pero en este caso era un proyecto f¨ªsico y el resultado permanece aqu¨ª, no dura 15 minutos?. En el espacio introdujo una antigua tinaja para el aceite de 800 kilos de la que crecen ramas secas ¨Cque parecen ra¨ªces¨C, las mismas que surgen de las c¨²pulas de los ba?os. Adrover tambi¨¦n es autor de las sillas, mesas y candelabros. ?Los dise?¨¦ como ceniceros, pero con la prohibici¨®n le hemos dado otro uso. Llevo mal el control, me gusta el descontrol?.
Mientras saborea el ¨¦xito de su ¨²ltima colecci¨®n ¨Cy otro tequila¨C no sabe cu¨¢l ser¨¢ su pr¨®ximo paso en el mundo del dise?o. ?La ¨²ltima colecci¨®n la he regalado al mundo. El mensaje es que no hay reglas, que todo el mundo puede hacerse su Adrover. He plantado una semilla de una planta t¨®xica?.
En la barra nunca falta su tequila ni la ginebra.
Germ¨¢n S¨¢iz
?Los candelabros y l¨¢mparas las hice con unos artesanos. En la barra se habla y se comentan cosas, lo que tambi¨¦n me sirve de inspiraci¨®n?.
Germ¨¢n S¨¢iz
Germ¨¢n S¨¢iz
?Mont¨¦ el local para que fuera un lugar de encuentro para artistas. Pero la ley antitabaco lo fastidi¨® todo un poco?.
Germ¨¢n S¨¢iz
?El televisor es la ¨²nica ventana del local. Con ¨¦l miramos el mundo. En ¨¦l se proyectan documentales, obras de artistas¡ Aunque ahora est¨¢ mi ¨²ltimo desfile?.
Germ¨¢n S¨¢iz
?No s¨¦ porqu¨¦ la gente viene a hacerse fotos en el ba?o. Les encanta?, bromea.
Germ¨¢n S¨¢iz
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