En la m¨¢gica casa de la escritora Olivia Laing, con un jard¨ªn amurallado y un edificio del siglo XVI
La escritora Olivia Laing nos descubre su casa del siglo XVI en Suffolk. All¨ª recupera el legado del dise?ador de jardines Mark Rumary, anterior due?o, quien dec¨ªa tener una higuera de Vita Sackville-West.
Al otro lado del tel¨¦fono, la escritora Olivia Laing (Buckinghamshire, 1977), autora de libros como la novela Crudo o los ensayos La ciudad solitaria (publicado por Alpha Decay y por Capit¨¢n Swing respectivamente), cuenta entre risas que todav¨ªa est¨¢ haci¨¦ndose a su nueva casa, aunque parece que lleve toda la vida all¨ª. Se mud¨® a mediados de agosto y lo primero que hizo fue tratar de conocer a fondo el jard¨ªn, el motivo de su mudanza y el fin de una b¨²squeda personal. ¡°Mi infancia fue muy inestable, nos mud¨¢bamos mucho, no ten¨ªa arraigo y creo que en el fondo esto es algo que siempre he buscado¡±, reflexiona. Tras dos a?os persiguiendo ¡°una casa grande con un gran jard¨ªn¡± encontr¨® esta finca en Suffolk el pasado enero: ¡°Tratamos de comprarla, pero lleg¨® el confinamiento y todo qued¨® en suspenso, no sab¨ªamos si ¨ªbamos a conseguirlo. A mi marido y a m¨ª nos encanta el campo. Encuentro fascinante la idea del jard¨ªn como un para¨ªso alejado del mundo, especialmente en un momento como el actual¡±.
La casa, edificada en el siglo XVI, y reconstruida entre 1820 y 1830, ha supuesto para Laing una vuelta a sus or¨ªgenes. Recuerda que fue su padre, que trabajaba en la industria farmac¨¦utica, quien le inculc¨® el amor por la naturaleza y una afici¨®n obsesiva por la jardiner¨ªa: ¡°?l ten¨ªa una formaci¨®n cient¨ªfica y este era su hobby. Era un jardinero extraordinariamente talentoso, le gustaba descubrir constantemente y ten¨ªa una gran biblioteca de jardiner¨ªa y bot¨¢nica que mi hermana y yo consult¨¢bamos¡±.
Juntos visitaban distintos parajes naturales, investigaban su historia y trataban de comprender por qu¨¦ sus art¨ªfices hab¨ªan elegido un frutal concreto o de d¨®nde proven¨ªa cada flor: ¡°Mis padres estaban divorciados y nosotras pas¨¢bamos los fines de semana con ¨¦l. Nos llevaba a uno diferente cada semana, fuimos a cientos en Inglaterra, pero tambi¨¦n en Estados Unidos. Hab¨ªa una mansi¨®n isabelina en Sussex llamada Parham que sol¨ªamos visitar con frecuencia. Era un lugar m¨¢gico, con estanques diminutos en todas partes, muchos muros que te conduc¨ªan a habitaciones secretas¡ Otro jard¨ªn que me marc¨® fue el de Derek Jarman en Dungeness, Kent, al que nos llev¨® cuando ya ¨¦ramos adolescentes y que me impresion¨® much¨ªsimo¡±. Sobre Jarman y su casa-jard¨ªn Prospect Cottage Laing ha escrito, ¡°puede que demasiado¡±, dice con una carcajada. Su ¨²ltimo libro, Funny Weather: Art in an Emergency, fue publicado en marzo en Gran Breta?a (a¨²n no est¨¢ editado en Espa?a), y en ¨¦l Jarman ocupa un lugar esencial. Director de cine, pintor, escritor y activista por los derechos de los homosexuales, en 1986, cuando fue diagnosticado de sida, decidi¨® cultivar su propio para¨ªso¡ al lado de una central nuclear. ¡°Su libro Modern Nature cobra un sentido especial hoy, cuando estamos en medio de otra plaga. ?l vivi¨® en la crisis del sida y decidi¨® hablar sobre la importancia de crear cosas hermosas y disfrutables, la resistencia, pese a vivir una situaci¨®n horrible. Estamos de vuelta en un momento as¨ª, aterrorizados. Por eso es importante leer a alguien que pese a su enfermedad decidi¨® crear algo hermoso y que perdurar¨ªa, un jard¨ªn sin l¨ªmites. No le motivaba ganar dinero, y me parece que ese mensaje no se da a menudo, estamos atrapados en el capitalismo, es edificante escuchar que se puede hacer algo diferente. Su mensaje es muy actual¡±.
Laing sabe mucho de libros, su casa est¨¢ repleta de ellos. Durante a?os fue editora literaria en The Observer, donde tambi¨¦n escrib¨ªa cr¨ªtica de arte, y su marido es el poeta y profesor de Cambridge, ya jubilado, Ian Patterson. ¡°Tambi¨¦n coleccionamos porcelana, hay por todas partes. Me parece que tiene un aire a la ¨¦poca de Virginia Woolf. Cuando me cas¨¦ con Ian me mud¨¦ a la casa en la que hab¨ªa vivido con su anterior esposa, Jenny Diski [una escritora disc¨ªpula de Doris Lessing que falleci¨® en 2016] y esta la estamos creando juntos, es muy emocionante, rom¨¢ntico¡±, explica la autora. Para la sesi¨®n de fotos saca del armario el vestido negro con flores rojas de Simone Rocha con el que se cas¨® en 2018. ¡°Nos conocimos porque a ambos nos gustan los jardines, pero soy yo quien se encarga de cuidar el nuestro. El jard¨ªn es mi territorio y la cocina es el suyo, hace sus salsas, sus mermeladas, conservas¡ Le encanta vivir en el campo porque puede hacer el tipo de cocina que le gusta, con ingredientes naturales y de cercan¨ªa que compramos en los puestos que ponen en los caminos en las peque?as granjas de los vecinos¡±.
De momento no cultivan su propio huerto, pero es algo que no descartan. ¡°Llevamos solo tres meses aqu¨ª, hay que darle tiempo¡±, subraya Laing. Por ahora se dedica a descubrir la historia de su jard¨ªn, trata de comprender c¨®mo fue planteado. Antes de que Laing y Patterson se mudaran all¨ª la finca hab¨ªa estado diez a?os abandonada, desde la muerte de su anterior propietario, Mark Rumary. ¡°Fue un dise?ador de jardines conocido y premiado y aqu¨ª desarroll¨® su ideal, algo sobre lo que hab¨ªa teorizado mucho. Es un jard¨ªn amurallado. Suelo empezar mi d¨ªa ah¨ª, incluso antes de desayunar ya estoy explorando, desbrozando¡ Estoy intentando encontrar su esqueleto, ver lo que Mark deseaba que fuera y definir en qu¨¦ quiero que se convierta. Consulto antiguas revistas, libros, busco referencias en las que Mark hablaba de lo que iba a plantar, lo que estaba haciendo, de d¨®nde sacaba sus plantas. Es como una investigaci¨®n detectivesca, me est¨¢ encantando¡±, explica. Ha descubierto que tiene una morera del siglo XVII y que una de sus higueras naci¨® de un esqueje del jard¨ªn de Sissinghurst, creado por la escritora Vita Sackville-West. Rumary dec¨ªa que fue llevado a Suffolk por una amante de la literata, conocida por su amistad y su relaci¨®n sentimental con Virginia Woolf. Y precisamente Laing le dedic¨® a Woolf su primer libro, To the River, en el que habla del r¨ªo Ouse, donde la autora se ahog¨® en 1941.
Siente que est¨¢ cerrando un c¨ªrculo: vuelve a Woolf; a las plantas, su primer trabajo (estudi¨® herbolog¨ªa); a escribir con calma, sin distracciones. ¡°Tuve una ¨¦poca en la que estaba constantemente en Twitter y tuve que acabar saliendo, porque me daba la impresi¨®n de que me iba a volver loca. Era una especie de droga, no pod¨ªa pensar, me creaba ansiedad. Estoy eligiendo no leer tantas cosas sobre lo que ocurre, hay un l¨ªmite en lo que podemos asimilar, debemos dosificarlo¡±, reflexiona. Esa ansiedad la llevaba a no poder concentrarse en su escritura. ¡°No pod¨ªa pensar en profundidad. Pod¨ªa dar una respuesta r¨¢pida, hacer conexiones instant¨¢neas, pero no era capaz de pensar a largo plazo de manera profunda. Y para escribir no ficci¨®n necesitas eso. Ahora he logrado terminar de escribir un libro¡ as¨ª que creo que s¨ª me ha ayudado cambiar mi relaci¨®n con las redes. Hay que pararse a analizar c¨®mo hemos llegado al punto en el que estamos, qu¨¦ ha ocurrido en el siglo XXI que nos ha llevado a este lugar¡±, a?ade. Por eso recomienda leer Radical Attention, de Julia Bell, ¡°un ensayo muy interesante sobre nuestra relaci¨®n con Internet¡±.
Mientras prepara el lanzamiento de su pr¨®xima obra, Everybody (¡°Sobre la libertad y por qu¨¦ la gente pone l¨ªmites a los cuerpos. En ¨¦l aparecen Nina Simone, Andrea Dworkin, Malcolm X, Susan Sontag¡¡±), Laing sigue volcada en sus plantas. Piensa c¨®mo poner su sello en el espacio creado por Mark Rumery, curiosea cuentas de jardiner¨ªa en Instagram (le encantan @thelandgardeners, @themontydon y @worcestercollegegardener) y toma notas en una libreta negra en cuya portada ha pegado una fotograf¨ªa de Derek Jarman en Prospect Cottage: ¡°Es mi diario de jard¨ªn, la base del pr¨®ximo libro que escribir¨¦¡±, revela en voz baja, como quien cuenta un secreto.
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