Poliamor, la tendencia sexual que la sociedad no acaba de aceptar
El poliamor, como alternativa a los conceptos heredados de pareja, celos o fidelidad, gana terreno y sus activistas luchan para que las leyes los tengan en cuenta.
Entonces el se?or rat¨®n y la se?ora ratona, que estaban muy enamorados, vivieron juntos, tuvieron ratoncitos, fueron felices y comieron perdices, perd¨®n, queso. M¨¢s adelante, do?a ratona conoci¨® a otro rat¨®n y como le gustaba mucho, ¨¦ste fue a vivir con ella y su familia durante un tiempo, hasta que encontr¨® una nueva madriguera, a la que iba la ratona a visitarle. Los tres ratones adultos, aunque discut¨ªan a veces, como todas las familias, se quer¨ªan mucho y los peque?os ratoncitos crecieron con dos pap¨¢s y una mam¨¢, que les fueron ense?ando como cuidar de si mismos y como escapar de los gatos.
La versi¨®n poliamor del hipot¨¦tico cuento de los ratones no est¨¢ todav¨ªa disponible en las librer¨ªas, y a juzgar por los resultados que se pusieron sobre la mesa en el congreso Queering Partnering, que tuvo lugar en la Universidad de Coimbra, el pasado 30 y 31 de marzo, parece ser que se har¨¢ esperar. Seg¨²n el Proyecto Intimate, financiado por el European Research Council, coordinado por Ana Cristina Santos y que tiene por objeto analizar las diversas formas de convivencia y relaci¨®n de la poblaci¨®n LGBTQ en Espa?a, Italia y Portugal, la no-monogamia es menos aceptada por la familia o la sociedad que la homosexualidad. Al fin y al cabo, las parejas homosexuales repiten el modelo tradicional, aunque los dos miembros sean del mismo sexo. La verdadera revoluci¨®n a nivel sexual, de afectos, relaciones, convivencia y, en cierta forma tambi¨¦n social, viene de la mano de lo que se denomina poliamor.
En palabras de Giaz¨² Enciso, psic¨®loga, activista e investigadora sobre estos temas, que public¨® su tesis Poliamor, afectos y emociones en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, ¡°una definici¨®n de poliamor puede ser la de una relaci¨®n de m¨¢s de dos personas al mismo tiempo. De amor y compromiso, y no necesariamente sexual. Donde todas las personas involucradas saben y est¨¢n de acuerdo en estar en esa relaci¨®n. En mis conferencias siempre pongo el ejemplo del t¨ªpico tri¨¢ngulo amoroso jefe-secretaria-esposa. Normalmente los tres lo saben, pero eso no es consenso, no significa que est¨¦n de acuerdo, no hay negociaci¨®n. Hay resignaci¨®n, mentiras e infidelidades. En el poliamor se ama a m¨¢s de una persona al mismo tiempo, no se trata de follar a la mayor cantidad de gente posible¡±.
Hace ya tiempo que muchos llevan viendo la monogamia como las historias que nos contaba la factor¨ªa Disney, poco real y en colores brillantes. Empezando por el lado meramente cient¨ªfico y biol¨®gico, hay ya abundante literatura que nos demuestra que es muy dif¨ªcil, por no decir imposible, encontrar especies en el reino animal que cumplan esta regla. El mito de la monogamia: la fidelidad y la infidelidad en los animales y en las personas (Siglo XXI, 2003), escrito por el zo¨®logo David P. Barash y la psiquiatra Judith Eve Lipton, utiliza diferentes saberes ¨Cbiolog¨ªa, fisiolog¨ªa, antropolog¨ªa¨C para demostrar lo irreal de esta idea y lo poco conectada que est¨¢ con el instinto animal. Hasta ahora se dec¨ªa que muchas especies, sobre todo algunas aves, eran mon¨®gamas; pero las nuevas t¨¦cnicas de determinaci¨®n del ADN han permitido descubrir que los genes de muchos polluelos no siempre son del padre, y que enga?ar a la pareja, en ambos sexos, es algo mucho m¨¢s com¨²n de lo que creemos y no requiere necesariamente de la existencia de Ashley Madison. La monogamia social existe en muchas especies, pero la sexual es algo ins¨®lito en la naturaleza.
La historia es otra prueba evidente de que la pareja, como c¨¦lula social que luego dar¨¢ paso a la familia, no es el ¨²nico modelo posible, sino que hay muchos otros, basados casi siempre en razones econ¨®micas o de supervivencia. Adem¨¢s de la poligamia de los pa¨ªses ¨¢rabes o de los mormones de Utah; la poliandria ¨Cuna mujer que convive con varios varones¨C se practica en el T¨ªbet, en algunas zonas de India y era habitual entre los inuit, cuando hab¨ªa un exceso de hombres debido, en parte, a la horrible costumbre de matar a los beb¨¦s ni?as. Y en Loshui, China, la comunidad Mosuo, es un ejemplo viviente de sociedad matriarcal, ya que sus mujeres viven en comunidad con sus hijos peque?os. Ellas son due?as de los animales y la tierra y reciben a sus amantes o parejas de noche, pero no se casan ni viven con ellos.
Dos son compa?¨ªa, pero tres no siempre es multitud
Puesto que la monogamia hace aguas y conceptos como amor, pareja, celos, afectos, fidelidad, matrimonio, traici¨®n o exclusividad son subjetivos, creaciones sociales o invenciones humanas; muchos empiezan a buscar alternativas al modelo de pareja tradicional, como pueden ser las relaciones abiertas o el poliamor. Golfxs con principios, en Madrid, es un colectivo dirigido a informar, dar herramientas y recursos a los que apuesten por las relaciones DIY. Seg¨²n Miguel Vagalume, su impulsor, ¡°en 2008 empezamos a reunirnos como grupo informal en fiestas, donde se mezclaban un mont¨®n de identidades, pr¨¢cticas y tipos de relaciones. El nombre surgi¨® como una traducci¨®n suavizada de uno de nuestros libros favoritos, el que marc¨® un antes y un despu¨¦s, ?tica Prom¨ªscua, de Dossie Easton y Janet Hardy (Melusina, 2013), aunque yo ya escrib¨ªa en el blog La Mosca Cojonera sobre sexualidad no convencional desde 2006. A trav¨¦s de charlas, eventos, actividades e informaci¨®n pretendemos ayudar a aquellos que quieran vivir una sexualidad diferente. Ofrecer todas las piezas posibles con las que cada cual pueda construirse su propio puzle, su propio Lego¡±.
Aunque Golfxs con principios no es un grupo cuya labor sea la militancia, para eso ya est¨¢n asociaciones de poliamor en diferentes partes de Espa?a, si que, seg¨²n Miguel, ¡°abogamos por unos cambios legislativos que dejen de asociar una serie de derechos a un determinado modelo de relaci¨®n y no a otros. Siendo el matrimonio un acuerdo con unas enormes implicaciones econ¨®micas, es curioso como se asigna ¨²nicamente a un determinado tipo de v¨ªnculo amoroso que debe demostrarse aut¨¦ntico. Es un asunto muy extenso, y que afecta a muchos aspectos de la vida¡±.
Los abanderados del poliamor crecen cada d¨ªa, realizan bodas que, aunque no tienen validez legal, sirven para apoyar y dar visibilidad a su causa y muchos, aunque no todos, creen que el siguiente paso, tras la consecuci¨®n del matrimonio entre personas del mismo sexo, es el de las uniones entre m¨¢s de dos individuos. La Asociaci¨®n Poliamor Madrid, con un a?o y medio de vida, centra sus esfuerzos en otro punto. Seg¨²n Karen Moan, su portavoz, ¡°nosotros no creemos en el matrimonio como instituci¨®n, aunque respetamos a los que la elijan. Nuestros esfuerzos, como activistas, est¨¢n m¨¢s en la l¨ªnea de conseguir que la custodia legal de un ni?o puedan tenerla m¨¢s de dos personas, o en que las uniones poli tengan los mismos derechos que las parejas de hecho¡±.
Brad, 37 a?os, y Patricia (33), llevan una relaci¨®n poliamorosa con Andr¨¦s (41). Los tres viven en Barcelona, aunque no comparten casa. Patricia y Brad tienen un hijo de 4 a?os y Andr¨¦s vive solo. ¡°Nunca nos planteamos nada a priori¡±, cuenta ella, ¡°sino que las cosas han desembocado as¨ª. Tras un cierto tiempo viviendo como una pareja normal, Brad y yo desembocamos en una relaci¨®n abierta. Llegado un punto nos empezamos a aburrir, quer¨ªamos otras cosas, aunque est¨¢bamos muy bien juntos, y decidimos permitirnos algo m¨¢s, relaciones espor¨¢dicas sin ninguna consecuencia. Pero Andr¨¦s la tuvo y empez¨® a ser algo m¨¢s que una aventura¡±. Ninguno de ellos se ha planteado nunca decir su verdadera condici¨®n ni salir del armario. ¡°Jam¨¢s lo entender¨ªan¡±, cuenta Patricia. ¡°Para los vecinos y para el ni?o Andr¨¦s es un buen amigo de mam¨¢ y pap¨¢, que a veces pasa d¨ªas con nosotros o nos acompa?a en vacaciones. De momento no hay m¨¢s preguntas. Cuando el ni?o crezca, tal vez se lo expliquemos, aunque nadie sabe si para entonces seguiremos juntos¡±. ¡°?Los celos?¡±, responde esta poliamorosa a mi pregunta sobre problemas en la relaci¨®n, ¡°si fu¨¦ramos celosos no estar¨ªamos as¨ª, aunque tambi¨¦n tenemos nuestros problemas. Esto no es la panacea, yo dir¨ªa que los conflictos surgen m¨¢s por temas de rivalidades, competencias; pero son las mismas que hay entre personas del mismo sexo, amigos o familiares¡±.
El gran problema y, al mismo tiempo, la gran ventaja del poliamor es que viene sin libro de instrucciones y no se disponen de muchos modelos a seguir. Iv¨¢n Rotella es sex¨®logo, director de Astursex, un centro de atenci¨®n sexol¨®gica en Avil¨¦s, y miembro de La Asociaci¨®n Estatal de Profesionales de la Sexolog¨ªa (AEPS). Por su consulta pasan relaciones poliamorosas en busca de consejo. ¡°Desde un punto de vista convivencial este modelo lo complica todo¡±, sentencia Rotella, ¡°pero tambi¨¦n propicia que la relaci¨®n se construya a medida y que est¨¦ en permanente estado de revisi¨®n, lo que ayuda a su mantenimiento. El principal problema de las parejas al uso es que no negocian ni se comunican, y piensan que todo viene rodado. Yo dir¨ªa que los que se inclinan por el poliamor son personas con una curiosidad er¨®tica, a los que el ¡®hasta que la muerte los separe¡¯ no convence demasiado, los que tienen un pensamiento cr¨ªtico respecto a todos esos conceptos alrededor del amor y la pareja, que hasta ahora parec¨ªan inamovibles¡±. En el apartado de los inconvenientes, este sex¨®logo subraya que ¡°entre los hombres abunda la competitividad er¨®tica ¨Cqui¨¦n es mejor amante o qui¨¦n la tiene m¨¢s grande¨C, mientras que ellas pueden verse m¨¢s inseguras frente a otra mujer m¨¢s joven¡±.
Victoria Rosa es una coach de relaciones abiertas y poliamor (umbrellacoaching.com) que vive en Londres. Seg¨²n ella, ¡°la pareja ha vivido una importante evoluci¨®n y veremos un gran cambio en los a?os que vienen. Aparecer¨¢n nuevas formas que convivir¨¢n con las m¨¢s tradicionales. Pero incluso, para los que no abracen el poliamor, sus reglas pueden ser muy ¨²tiles para todos y pueden ayudar a gestionar los celos o a vivir el divorcio de una forma mucho menos traum¨¢tica. Los pa¨ªses del norte de Europa nos llevan ventaja en libertad sexual y en independencia, ya que las naciones del sur, al ser m¨¢s comunitaristas y depender m¨¢s de la familia, se atreven menos a romper los moldes¡±.
Muchos ven el poliamor como un instrumento de lucha feminista para acabar con el modelo patriarcal. De hecho, como apunta Miguel Vagalume, ¡°las dos biblias de este pensamiento han sido escritas por mujeres, ?tica Promiscua y Opening Up (Melusina, 2015) de la feminista norteamericana Tristan Taormino. Los hombres han compaginado y solapado relaciones con el benepl¨¢cito de la sociedad. Ellas no pod¨ªan, se las hubiera tachado de putas¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.