?Por qu¨¦ deber¨ªas pasarte al ¡®slow sex¡¯?
Los espa?oles somos expertos es acabar pronto la faena. Sin embargo, los expertos aseguran que las prisas que devoran nuestras vidas son el mayor enemigo de una relaci¨®n sexual de calidad.
Hace tres a?os una encuesta llevada a cabo por Retrevo, una marca de gadgets y aparatos electr¨®nicos ¨CIs Social Media a New Addiction? (?Son las redes sociales una nueva adicci¨®n?)¨C, revelaba que el 7% de los usuarios de tel¨¦fonos m¨®viles en EEUU consultaban sus mensajes en pleno acto sexual. Otro estudio, el Informe Durex sobre Bienestar Sexual 2012, reflejaba la prisa que tenemos los espa?oles en rematar la faena, al invertir tan s¨®lo 15,2 minutos en las relaciones sexuales, lo que nos deja en muy mal lugar pues la media mundial est¨¢ en 19,2 y nos sit¨²a peligrosamente cerca de los m¨¢s r¨¢pidos ¨Caqu¨ª el tonto es el que llega antes¨C, que son los brit¨¢nicos (14,5) y japoneses (14,6), mientras nos aleja de los m¨¢s lentos: Hong Kong (29,4) y Brasil (27,2).
La tendencia 'fast & furious' nunca ha tra¨ªdo buenas consecuencias en ning¨²n ¨¢mbito, por eso naci¨® el movimiento slow, primero relacionado con la comida para luego extenderse a las ciudades, el trabajo y las escuelas. Esta ideolog¨ªa propone reducir el ritmo ¨Caunque solo sea para llegar m¨¢s tarde al caos¨C, disfrutar m¨¢s del camino, y no s¨®lo de la meta, y abogar por la calidad y no la cantidad. Premisas todas ellas contrarias al esp¨ªritu de los tiempos y a los criterios de selecci¨®n de personal de las grandes empresas pero que, precisamente por ut¨®picas, resultan m¨¢s necesarias que nunca.
Cuando se habla de slow sex la gente lo relaciona autom¨¢ticamente con el tantra y con el arte de retrasar la eyaculaci¨®n, pero es mucho m¨¢s que eso y no hace falta conocer los secretos de esa filosof¨ªa oriental para empezar a parecernos un poco a los amantes de Hong Kong o a los brasile?os. El slow food no se reduce a masticar m¨¢s despacio, sino que abarca todas las etapas de la elaboraci¨®n de la comida y aboga por productos frescos y locales, formas sanas y creativas de cocinarlos y maneras agradables de saborearlos, con el tiempo necesario, buena compa?¨ªa y sobremesa; del mismo modo el slow sex copia este modelo integral y propone que ralenticemos y disfrutemos m¨¢s de todas las etapas de una relaci¨®n sexual, sin metas ni objetivos definidos que puedan perturbar su desarrollo, y, por supuesto, sin whatsapps, emails o sms de por medio.
Ustedes deciden si ante un pastel prefieren abalanzarse y devorarlo en cuesti¨®n de segundos o adoptar la actitud m¨¢s elegante y cinematogr¨¢fica de coger una almendra y saborearla lentamente; pasar a un adorno de chocolate, mirarlo detenidamente hasta que la boca se haga agua y entonces mordisquearlo y chuparse el resto que ha quedado entre los dedos. Con el intenso sabor del cacao en el paladar, hacer que la mente participe y nos lleve a donde quiera y volver a abordar el pastel, como si fuera el ¨²ltimo que pudi¨¦semos comer en nuestra vida. Ya lo dijo la sabia y genial Mae West: ¡°Cualquier cosa que merezca la pena hacer, hay que hacerla lentamente¡±.
Claro que ir despacio no es sin¨®nimo de ser un cursi. Los partidarios del sexo hardcore alegar¨¢n que la pasi¨®n tiene ritmos m¨¢s acelerados y que rasgarle la ropa a tu pareja con los dientes es m¨¢s excitante que un decorado de pel¨ªcula er¨®tica de los 80, con efecto velado, candelabros y m¨²sica ?o?a. Obviamente, si estamos en el inicio de una relaci¨®n, esclavos del deseo, no necesitamos consejos de ning¨²n tipo, la fase de precalentamiento est¨¢ permanentemente resuelta en nuestra cabeza. El problema es cuando la cosa se enfr¨ªa un poco y necesitamos volver a calentar motores, o cuando el sexo se ha vuelto algo mon¨®tono y previsible. De hecho, la etapa de la seducci¨®n, anterior al sexo, es la primera que se elimina una vez que tenemos establecido contacto con nuestra presa. Grave error, porque es seguramente una de las m¨¢s importantes, tanto como la procedencia de los alimentos en el slow food.
Las mujeres somos las que m¨¢s sufrimos la supresi¨®n de esa etapa, cuando ya hay confianza y se da por supuesto que nos abriremos de piernas sin necesidad de que nadie nos dore la p¨ªldora. Los grandes seductores de la historia lo han sido, no tanto por sus proezas en la cama ¨Cno hay nada nuevo bajo el sol¨C, sino por lo que hacen mucho antes, frente a un vodka martini "mezclado, no agitado" como nos ense?¨® Mr. Bond. Para los experimentados casanovas, el acto sexual empieza ya aqu¨ª, con el primer contacto, porque una vez que se ha erotizado la psique, el resto es coser y cantar. Aqu¨ª chicos, est¨¢ el secreto de los feos resultones que se van con las t¨ªas buenas y que nunca comprendemos por qu¨¦. Hay que echar mano de miradas, di¨¢logos propios de Mad Men, promesas, trailers de la pel¨ªcula X que protagonizaremos esa noche o mensajes sucios, usando la tecnolog¨ªa disponible a nuestro alcance que, adem¨¢s de ir calentando a nuestro partenaire, har¨¢n m¨¢s llevadera la tarea de los muchos esp¨ªas que nos rodean, con el fin de hacer un mundo m¨¢s seguro.
Aqu¨ª hay que ser creativos y cambiar, a veces, los papeles, lo que supone pedir m¨¢s actividad e iniciativa a las damas porque a ellos tambi¨¦n les gusta que los seduzcan. Hay que asumir el riesgo de que te den morcillas. No pasa nada, haremos callo y entenderemos mejor al sexo opuesto.
La etapa de precalentamiento, una vez entrados en materia, es sumamente importante y aqu¨ª generalmente son los hombres los que deben poner m¨¢s atenci¨®n, ya que nosotras tardamos algo m¨¢s en estar dispuestas. Como dice un art¨ªculo publicado en la revista para hombres Gal Time.com, titulado 5 Steps to slow sex (Cinco pasos para el slow sex): ¡°Las mujeres necesitan una media de 10 a 20 minutos para estar suficientemente excitadas para el cl¨ªmax, dependiendo del m¨¦todo y de cada mujer¡±, asegura la sex¨®loga Debbie Hernenick. ¡°Esto puede ser un problema cuando se lleva tiempo con la misma pareja. Las hormonas que facilitan el ¡®aqu¨ª te pillo, aqu¨ª te mato¡¯ cuando se acaba de conocer a alguien, desaparecen con el tiempo¡±.
Un fallo todav¨ªa muy com¨²n entre la poblaci¨®n masculina es practicar la espeleolog¨ªa entre las piernas de la mujer pensando que esto la volver¨¢ loca, pero como apunta Francisca Molero, sex¨®loga, ginec¨®loga y directora del Institut Clinic de Sexolog¨ªa, de Barcelona, ¡°si quieres excitar a un hombre empieza tocando sus genitales. Si quieres apagar a una mujer empieza tocando sus genitales¡±. Podr¨ªamos decir que el cl¨ªtoris es un ¨®rgano vergonzoso y delicado, y una excesiva manipulaci¨®n prematura puede asustarlo y hacer que no quiera volver a salir durante alg¨²n tiempo. ¡°Una buena pr¨¢ctica en esta fase es explorar las zonas no er¨®genas, que tambi¨¦n causan placer y cuya sensibilidad var¨ªa seg¨²n los individuos¡±, apunta la doctora, ¡°a muchas mujeres les gusta que le toquen el pelo, la parte interna de los brazos y muslos, las manos¡ La zona del coxis es tambi¨¦n muy placentera para ambos sexos¡±.
En otro art¨ªculo, de la revista Men¡¯s Fitness, titulado Why Slow sex is better (Porque el Slow sex es mejor) y firmado por la psic¨®loga Belisa Vranich, se apuntaba un nuevo escollo en el camino: ¡°Que una mujer est¨¦ mojada, no quiere decir que se encuentre cerca del cl¨ªmax¡±. ¡°Es cierto¡±, a?ade Francisca Molero, ¡°podr¨ªa decirse que en nosotras hay una cierta desconexi¨®n entre la mente y la respuesta sexual, que no existe en el hombre. Se han hecho estudios en los que se ha sometido a mujeres a est¨ªmulos er¨®ticos y se ha visto como sus cuerpos reaccionaban como si estuvieran excitadas, pero ellas no tienen esa consciencia. De hecho, se empieza a hablar de lo que ya se conoce como trastorno de la excitaci¨®n genital persistente, algo muy poco com¨²n, pero en el que la mujer experimenta los s¨ªntomas de la excitaci¨®n sexual, aunque no haya recibido ning¨²n est¨ªmulo y ella no se sienta as¨ª mentalmente¡±. Cielos, se preguntar¨¢n muchos, ?c¨®mo saber entonces cuando la mujer est¨¢ preparada? Belisa Vranich, da un consejo en el mismo art¨ªculo: ¡°Una buena regla general: calcula el tiempo que crees que ella necesita y d¨®blalo. Si est¨¢ dispuesta antes, lo sabr¨¢s¡±.
Horas m¨¢s tarde, nos encontramos ya pr¨®ximos a abordar, si nos da la gana, la penetraci¨®n. Un amigo m¨ªo heterosexual, pr¨®ximo a cumplir los 50, reconoc¨ªa c¨®mo, tanto ¨¦l como su pareja, descubrieron una nueva sexualidad cuando los a?os empezaron a pasarle factura y deb¨ªa ir m¨¢s despacio en la cama. Claro que lo ideal es ir alternando los ritmos y pasar de las melod¨ªas m¨¢s lentas a las m¨¢s agitadas. El slow sex apuesta por retardar el orgasmo con la sencilla t¨¦cnica de cambiar de postura o parar cuando vemos que nos vamos acercando al cl¨ªmax. Lo que promete, aseguran, un placer final mucho m¨¢s intenso. En esto, el libro Slow sex (Sexo sin prisas), de Diane Richardson (Editorial Gulaab), nos propone lo que la autora llama ¡°posturas rotativas sobre el eje de conexi¨®n genital¡±, es decir, ir cambiando de posici¨®n, sin perder la conexi¨®n genital, para que las angulaciones, las profundidades y los ritmos de las pelvis creen nuevos est¨ªmulos. Variando de movimiento cada vez que se est¨¢ cerca del orgasmo, para prolongarlo.
En la serie Masters of Sex, una voluntaria a participar en los estudios de Master y Johnson, una mujer madura que nunca ha experimentado un orgasmo, contesta as¨ª a la pregunta de qu¨¦ siente cuando hace el amor: ¡°Noto una desagradable sensaci¨®n de frotamiento, doctor¡±. ¡°?Y no siente ning¨²n alivio?¡±, le pregunta el cient¨ªfico. ¡°S¨ª, cuando acabo¡±, contesta ella. Un amigo defin¨ªa el sexo como ¡°minutos de duro ejercicio f¨ªsico y segundos de placer¡±. El slow sex promete cambiar esta ecuaci¨®n en minutos de placer y segundos de ¨¦xtasis.
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