Por qu¨¦ los hombres piensan tanto en el Imperio Romano: una teor¨ªa desde la llanura de la batalla de Cannas
Las mujeres del mundo (de internet) preguntaron a los hombres que las rodean y, efectivamente, compartieron su perplejidad porque al parecer el Imperio Romano es una cosa en la que los hombres piensan muy a menudo.
Estos ¨²ltimos d¨ªas el Imperio Romano ha sido trending topic en casi todas las redes sociales, al hilo de un v¨ªdeo de TikTok en el que una joven dec¨ªa: ¡°Chicas, no sois conscientes de la frecuencia con que los hombres piensan en el Imperio Romano. Preguntad a vuestro marido/novio/padre/hermano, ?os sorprender¨¦is!¡±. Las mujeres del mundo (de internet) preguntaron a los hombres que las rodean y, efectivamente, compartieron su perplejidad porque al parecer el Imperio Romano es una cosa en la que los hombres piensan muy a menudo. Me escriben de S Moda para que comente el asunto, y no s¨¦ ni por d¨®nde empezar.
We got interviewed for the New York Times yesterday. ??
— Rev. Kelsey Lewis Vincent (@KelseyMLoo) September 15, 2023
Here is the article if you aren¡¯t totally tired of hearing about Ancient Rome. https://t.co/sWfgzTXGvM
No s¨¦ por d¨®nde empezar sin que suene a broma: estoy ahora mismo de luna de miel en Italia, haciendo un viaje en coche que ha sido planeado a partir de dos puntos ineludibles: la batalla de Trasimeno y la batalla de Cannas, dos de los lugares m¨¢s emblem¨¢ticos en los que An¨ªbal venci¨® a los romanos. Amigas, yo no vivo con un hombre que piense a menudo en el Imperio Romano; vivo con un hombre que piensa a menudo en derrotarlo.
Muchos de los varones que piensan con frecuencia en el Imperio Romano afirman hacerlo cuando su mente divaga, cuando est¨¢n en la autopista, en la sala del dentista, cuando se quedan en blanco. Y ah¨ª es adonde voy. Cuando la casa ya est¨¢ barrida y el buz¨®n de entrada del email vaciado, cuando nuestra mente va con inercia y sin voluntad a ese lugar al que va por sistema, mi marido piensa en el Imperio Romano y yo pienso ?no estar¨ªamos mejor con estores en lugar de cortinas?
El hombre con el que vivo tiene muy poco de macho alfa (es un cumplido), hace la cama y la compra, friega los platos, cambia el arenero del gato y baja la basura. Yo soy una mujer con una profesi¨®n, con aficiones y con una vida social m¨¢s intensa de hecho que la de ¨¦l. Este no es un art¨ªculo sobre las tareas del hogar ni sobre la carga mental, y hasta donde pueda considerarse compartimos en mayor o menor medida responsabilidades y derechos. Y, sin embargo, cuando mi marido se aburre, busca en Google cu¨¢ntos kil¨®metros med¨ªa la llanura de Cannas. Por si no los sab¨ªais, los romanos presentaron batalla a An¨ªbal en un llano para que no pudiera esconder sus tropas, y aun as¨ª el tipo los venci¨® en una batalla en la que eran menores en n¨²mero, en una jugada que ha pasado a la historia de la estrategia militar. La llanura med¨ªa unos dos kil¨®metros. Lo s¨¦ porque la vi ayer. Estuve un rato mirando ese campo hoy cultivado, y donde yo ve¨ªa vides mi marido, sonriente y plet¨®rico, ve¨ªa un mont¨®n de romanos muertos. Pero no quiero caricaturizarle. Otras veces, cuando se aburre, busca alg¨²n dato sobre la victoria de Napole¨®n en Austerlitz o sobre la derrota de Hitler en Stalingrado. Es un hombre vers¨¢til.
Yo, cuando me aburro, entro en la web de Ikea. Luego entro en la de Leroy Merl¨ªn. Luego escribo a una amiga: oye, ?t¨² d¨®nde pillaste tus estores? ?Est¨¢s contenta con ellos? Y consulto tambi¨¦n con mi madre y con mi hermana. El hombre con el que vivo pasa meses sin hablar con sus amigos: est¨¢ cada uno en su casa googleando cosas sobre el Imperio Romano.
Por supuesto, esto tiene algo de caricatura. Por supuesto, es una caricatura inc¨®moda porque tiene mucho de cierto. Es muy dif¨ªcil escribir este art¨ªculo sin sonar a sketch de Noche de Fiesta, e intento relatarlo sin orgullo y sin verg¨¹enza, pero s¨¦ que tiene algo de verdad porque me incomoda la imagen que me devuelve.
Entonces me acuerdo de Caitlin Moran, que contaba perspicazmente en C¨®mo ser mujer que a los hombres se los educa para cultivar una afici¨®n y a las mujeres se nos educa para gestionar una casa (y nuestro propio cuerpo). Ella pone el ejemplo de las revistas, y recuerda las que le¨ªa su hermano y las que le¨ªa ella. En las revistas dirigidas a los chicos se hablaba de coches, de videojuegos, de deportes, de Warhamer, acaso del Imperio Romano: se invitaba a los j¨®venes a tener una pasi¨®n y, a veces, adem¨¢s, una destreza. En las dirigidas a las chicas se hablaba del mejor sof¨¢ si tu sal¨®n es peque?o, de c¨®mo domar tu melena, de qu¨¦ batidora te saldr¨¢ m¨¢s rentable o de qu¨¦ forma de braga le sentar¨¢ mejor a tus caderas. El sketch casposo se hace solo. Es un sketch avalado por milenios de historia cultural.
Pienso que no sobrar¨ªa que alguna vez ¨¦l entrara en la web de Ikea para ver si unos estores nos resultar¨ªan pr¨¢cticos. Pienso que ser¨ªa genial que yo supliera el aburrimiento m¨¢s a menudo con conocimiento y no tanto con gestiones. Pienso que estar¨ªa bien que hubiera revistas de videojuegos y de manicura, o de c¨®mo cay¨® el Imperio Romano y c¨®mo reformar tu cocina. Recuerdo tambi¨¦n aquel meme que dec¨ªa ¡°ve por ah¨ª con la seguridad de un hombre blanco mediocre¡±, y miro al hombre que tengo al lado ¨Cque no tiene nada de mediocre?¨C emocionado ante una llanura vac¨ªa, y me pregunto c¨®mo se afrontan los d¨ªas cuando en los tiempos muertos no piensas si deber¨ªas lavarte el pelo hoy o mejor ma?ana, sino en derrotar a un imperio.
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