?Qu¨¦ es el Camp? Del Rey Sol a las drag Queens: la est¨¦tica que atrae y repele a la vez
Susan Sontag teoriz¨® en 1964 sobre este concepto. La pr¨®xima exposici¨®n del Met de Nueva York subraya sus f¨¦rtiles v¨ªnculos con la moda y su habitual reaparici¨®n en tiempos de agitaci¨®n social.
Yo soy camp. T¨² eres camp. Las l¨¢mparas Tiffany son camp. El lago de los cisnes es camp. ?Las ¨®peras de Bellini? Muy camp. La prensa sensacionalista es camp. La cantante cubana La Lupe y Bette Davis en Eva al desnudo son camp. Las novelas de Henry James tienen fragmentos camp. La exagerada masculinidad de Victor Mature era camp. La ret¨®rica de Charles de Gaulle fue inconscientemente camp. Algunas postales de comienzos del siglo XX resultan camp. Las boas de plumas y los vestidos con flecos son el ep¨ªtome de lo camp.
A partir del 9 de mayo, el Metropolitan Museum de Nueva York tambi¨¦n ser¨¢ camp. La exposici¨®n anual del Costume Institute de ese venerable templo del arte, Camp: Notes on Fashion, estar¨¢ dedicada a los v¨ªnculos entre la moda y el impreciso concepto que Susan Sontag intent¨® definir en Notes on Camp (Notas sobre lo camp) el seminal ensayo que public¨® en 1964.
En ese influyente texto, la gran intelectual estadounidense teoriz¨® sobre una nueva sensibilidad que invad¨ªa el clima cultural en las grandes ciudades, en una d¨¦cada en la que la vieja distinci¨®n entre arte elitista y cultura popular dejaba de tener validez. Acababan de entrar en juego otras actitudes, como la iron¨ªa, la parodia, el pastiche, la ambig¨¹edad, la teatralidad o la extravagancia, que resultar¨ªan fundamentales en el camino hacia la era posmoderna. Como sostuvo Sontag, lo camp era ?el amor por lo innatural, por el artificio y la exageraci¨®n?. Cuando algo gusta y molesta a la vez, es camp. Cuando hechiza, pero luego pica en los ojos, tambi¨¦n suele serlo. ?Me siento fuertemente atra¨ªda por lo camp y ofendida por ¨¦l casi con la misma intensidad?, dej¨® escrito la autora, que intent¨® describir su esencia con los ejemplos del p¨¢rrafo anterior.
Sontag, que falleci¨® en 2004, ejercer¨¢ de ?narradora fantasma? de esta exposici¨®n, seg¨²n anunci¨® su comisario, Andrew Bolton, conservador jefe del Costume Institute, durante la presentaci¨®n de su nuevo proyecto en la pasada fashion week de Mil¨¢n. A su lado se encontraba Anna Wintour, patrona de la iniciativa y organizadora del Met Ball, que se celebrar¨¢ tres d¨ªas antes de que la muestra abra sus puertas. ?Examinar¨¢ 125 objetos, incluyendo ropa de hombre y de mujer, pintura y escultura, siguiendo la evoluci¨®n de lo camp desde la corte de Luis XIV en Versalles hasta la actualidad. B¨¢sicamente iremos del Rey Sol a las drag queens?, afirm¨® Wintour entre varios modelos de Gucci, Viktor & Rolf y Palomo Spain. Las tres firmas estar¨¢n presentes en la muestra junto a Alexander McQueen, Giorgio Armani, Dior, Galliano, Jean Paul-Gaultier, Nicolas Ghesqui¨¨re y Marc Jacobs, adem¨¢s de Karl Lagerfeld con sus dise?os para Chlo¨¦, Fendi y Chanel.
Siempre atento a los cambios en la temperatura cultural, Bolton escogi¨® este tema al detectar un resurgimiento de lo camp en los ¨²ltimos a?os. ?Sontag lo catapult¨® al mainstream y all¨ª se qued¨®, pero hay momentos en los que lo camp pasa a primer plano y se convierte en la est¨¦tica definitoria, en un reflejo del esp¨ªritu del tiempo?, se?ala el comisario. Sucedi¨® en los sesenta, como dej¨® claro la misma Sontag, y una vez m¨¢s en los ochenta, durante la revoluci¨®n neoliberal de Reagan y Thatcher. Ahora parece resurgir de nuevo. ?No es casualidad que reaparezca en momentos de agitaci¨®n social y pol¨ªtica, porque lo camp no ha perdido su poder de subversi¨®n y desaf¨ªo al statu quo?, a?ade Bolton, principal art¨ªfice del boom de las muestras sobre moda en los ¨²ltimos a?os.
La exposici¨®n propondr¨¢ un recorrido hist¨®rico que empezar¨¢ en la corte francesa del siglo XVII, en la que aparecen personajes como el duque de Orleans, hermano de Luis XIV, abiertamente homosexual y partidario del travestismo l¨²dico. Uno de sus retratos de ¨¦poca convivir¨¢ con la colecci¨®n que Lagerfeld firm¨® en 1987, inspirada en Versalles. Despu¨¦s, la muestra se detendr¨¢ en la Inglaterra victoriana, donde lo camp funcionaba como c¨®digo secreto entre hombres gays que se hablaban en femenino y luc¨ªan claveles verdes para indicar su preferencia sexual a los despistados.
En el estreno de El abanico de Lady Windermere en 1892, Oscar Wilde pidi¨® a uno de sus actores que se pusiera uno en la solapa, como tambi¨¦n varios miembros del p¨²blico. La muestra insistir¨¢ en recordar el arraigo de lo camp en la cultura homosexual, tal vez para no recibir las mismas cr¨ªticas que tuvo Sontag, acusada de apropiaci¨®n cultural avant la lettre. ?Hablar de lo camp es traicionarlo?, hab¨ªa advertido la papisa de la contracultura en su texto. Aun as¨ª, la culparon de desvincular lo camp de lo gay y de convertirlo en un estilo superficialmente transgresor.
Con todo, el principal cometido de la exposici¨®n ser¨¢ analizar la influencia de lo camp en la moda, territorio particularmente f¨¦rtil. ?Camp y moda est¨¢n entrelazados, a pesar de que Sontag haga pocas referencias a la moda en su ensayo. La moda es el sistema m¨¢s poderoso de definici¨®n social, el teatro de la identidad, el desaf¨ªo y la autoafirmaci¨®n?, se?ala Fabio Cleto, profesor de la Universidad de B¨¦rgamo y gran especialista en la cuesti¨®n. ?No creo que Sontag hubiese imaginado la importancia que lo camp tendr¨ªa en los a?os posteriores cuando escribi¨® su ensayo. Pero tiene sentido, porque el t¨¦rmino cambia y es imposible de predecir. Por ejemplo, seguro que no habr¨ªa imaginado a un personaje camp como presidente de Estados Unidos?, agrega el universitario, que tambi¨¦n participa en el cat¨¢logo de la muestra.
La moda actual tampoco va falta de ejemplos. Las zapatillas fe¨ªstas de ocho suelas a cargo de Demna Gvasalia son camp. Las bolsas de Ikea que dise?¨® para Balenciaga, al m¨®dico precio de 1.700 euros por unidad, son camp. Los desfiles de Alessandro Michele se inscriben sin complejos en lo camp. Los arneses de alta costura de Virgil Abloh son camp. Rihanna y su vestido en forma de pizza, en la misma gala Met, fue otro glorioso momento de camp. ?Lady Gaga untada en autobronceador en los ¨²ltimos Oscar? Definitivamente camp.
Aunque, medio siglo despu¨¦s de la publicaci¨®n de aquel ensayo, siga siendo una noci¨®n el¨¢stica. ?Resiste ante toda definici¨®n porque es un proceso din¨¢mico, elusivo y elitista, que distingue a los que est¨¢n enterados de los que no lo est¨¢n?, apunta Cleto. Pese a que se suela confundir con el kitsch, opina que ambas nociones no tienen (casi) nada que ver. ?Lo kitsch establece un juicio de valor, mientras que lo camp juega ir¨®nicamente con ese juicio. Lo kitsch es una forma de esnobismo. Lo camp es un esnobismo invertido?, a?ade este profesor italiano. ?Qu¨¦ ser¨¢, entonces, ese concepto imposible de ce?ir? La muestra procurar¨¢ dar soluci¨®n a una pregunta para la que el fallecido historiador Gregory Bredbeck ya encontr¨® la mejor respuesta: ?Solo tu peluquero lo sabe a ciencia cierta?.
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