Sexo entre mayores: por qu¨¦ nos cuesta tanto ser tolerantes con sus relaciones
La vida sexual de la tercera edad sigue siendo tab¨² e invisible en la sociedad pero ya hay viejenials que se rebelan contra este clich¨¦. El a?o que viene abrir¨¢ en Madrid la primera residencia p¨²blica del mundo para personas LGTB.
La sociedad tiene reservado un adjetivo para los hombres que, cumplidos los 65, siguen interes¨¢ndose en el sexo, ¡®viejo verde¡¯, y para las damas que re¨²nan las mismas caracter¨ªsticas, ¡®vieja loca¡¯ define a una se?ora que, pasada ya la menopausia y la fase reproductora, insiste en barruntar que todav¨ªa alguien puede considerarla atractiva y deseable. ?Qu¨¦ van a hacer ya a esas edades!, es otro t¨®pico que se esgrime cuando los padres o abuelos inician una relaci¨®n sentimental fuera ya de temporada. Y, si es verdad que ¨²ltimamente los mayores han pasado de ser viejos a viejenials, y salen en los desfiles de moda, en la publicidad y en programas de televisi¨®n contando al mundo su nueva filosof¨ªa de vida, tambi¨¦n es cierto que la dimensi¨®n sexual de esta nueva tercera edad permanece silenciada. No hay referentes ni im¨¢genes que saquen del armario la oculta vida sexual de sus miembros.
La pel¨ªcula The Mother (2003) con Daniel Craig y Anne Reid, es una de esas raras excepciones ya que relata el affaire entre una mujer mayor viuda y el obrero que repara la casa de su hija. Pero la traducci¨®n del t¨ªtulo de la cinta al mercado hispano, Pecado familiar, ya nos da una idea del trauma que supone que mam¨¢ se lie con un hombre que podr¨ªa ser su hijo. Tema de la pel¨ªcula, que recomiendo.
¡°Existe la idea extendida de que a partir de los 65-70 a?os las personas pierden el inter¨¦s en el sexo y los que no cumplen esta regla son mal vistos, especialmente si no gozan de buena salud y son dependientes, o si no est¨¢n dispuestos a renunciar a su vida privada en aras del cuidado de los nietos, las horas que hagan falta¡±, cuenta Francisca Molero, sex¨®loga, ginec¨®loga, directora del Instituto Iberoamericano de Sexolog¨ªa y presidenta de la Federaci¨®n Espa?ola de Sociedades de Sexolog¨ªa. ¡°Aunque se empieza a ver ya que muchas personas se rebelan contra este patr¨®n; es, sin embargo, una lucha ardua, que la mayor parte de las veces se zanja con la rendici¨®n de los mayores, personas especialmente vulnerables, f¨ªsica y emocionalmente. Estos prefieren renunciar a sus deseos a enemistarse con los hijos o la familia que, a menudo, se muestra nada comprensiva con los sentimientos o necesidades de los padres o abuelos, o que teme que la nueva pareja acabe embols¨¢ndose parte de la herencia. Se les impide ni siquiera imagin¨¢rselo y aunque al principio los m¨¢s cercanos puedan tener una actitud displicente, cuando la relaci¨®n llega a m¨¢s, trata de atajarse por todos los medios¡±, se?ala esta sex¨®loga.
La posibilidad de vivir o no la propia sexualidad a una edad tard¨ªa depende, b¨¢sicamente, y seg¨²n Molero, de dos factores, ¡°por una parte del estado de salud, que har¨¢ que la persona sea independiente o no y que, adem¨¢s, favorecer¨¢ desempe?ar un papel sexual m¨¢s activo y luego est¨¢ la econom¨ªa. Si uno cuenta con sus propios recursos eso es una garant¨ªa de libertad, ya que no depender¨¢ de la ayuda de nadie¡±.
La er¨®tica del oto?o
Mar¨ªa Antonia, 74 a?os, Palma de Mallorca, ha comprobado esa teor¨ªa en sus propias carnes. A los 69 su marido la dej¨®. Sin muchas explicaciones, le dijo que se hab¨ªa cansado de vivir con ella y se iba a su casa en el campo. El piso alquilado, donde viv¨ªan en Palma, se qued¨® para ella sola pero la renta se le hac¨ªa ahora demasiado alta y busc¨® otro m¨¢s peque?o y econ¨®mico, lo que en los ¨²ltimos tiempos no es nada f¨¢cil. ¡°Pas¨¦ unos a?os dif¨ªciles pero lo super¨¦ con la ayuda de mis amigas¡±, cuenta esta sevillana afincada en la capital mallorquina desde los 22 a?os. ¡°Cuando conoc¨ª a un se?or en un viaje del Inserso y empezamos a salir, hace ya tres a?os, pas¨¦ un periodo de enfado con mi hija. Acostumbrada a que cuidara siempre de mi nieta, la llevara al colegio y le diera la comida empez¨® a ver muy mal que no estuviera disponible siempre que me lo ped¨ªa, o que me fuera de viaje con el Inserso una o dos semanas al a?o. Me dec¨ªa que era una ego¨ªsta y que ya solo pensaba en m¨ª misma. Con el tiempo fue aceptando a mi nueva pareja con la que no convivo. ?Cada uno en su casa y dios en la de todos! Pero la clave para poder mantener mi independencia fue mi pensi¨®n (trabaj¨¦ de enfermera en mi vida laboral). He visto como muchas mujeres y hombres jubilados deben plegarse a las ¨®rdenes y deseos de sus hijos por carecer de recursos econ¨®micos o vivir con ellos¡±, cuenta Mar¨ªa Antonia.
Para Ana Y¨¢?ez, psic¨®loga, sex¨®loga, directora del Instituto Cl¨ªnico Extreme?o de Sexolog¨ªa y coordinadora del M¨¢ster de Sexolog¨ªa de la Universidad de Extremadura, ¡°los derechos sexuales de los mayores se ven vulnerados, no solo por sus allegados sino por la propia sociedad. Esto es patente en la mayor¨ªa de las residencias para la tercera edad, donde se da el parad¨®jico caso de que matrimonios residentes tengan que dormir solos debido a las estrictas reglas que separan a los ancianos por sexos o que impiden que parejas duerman en la misma habitaci¨®n¡±.
Y¨¢?ez tiene amplia experiencia impartiendo talleres de educaci¨®n sexual, no solo en colegios sino tambi¨¦n en geri¨¢tricos. ¡°Los mayores empiezan a reivindicar que se les deje vivir su sexualidad, agradecen que se les den conocimientos y herramientas que no han tenido y se muestran muy abiertos a aprender y escuchar. A menudo en estos talleres, que alguna vez hemos bautizado como La er¨®tica del oto?o, comentan que ojal¨¢ hubieran tenido m¨¢s informaci¨®n respecto al sexo cuando eran j¨®venes, y la mayor¨ªa est¨¢n dispuestos a ponerse al d¨ªa y a vivir, con los medios con los que disponen, su sexualidad. Algunas veces, contrariamente a lo que se piensa, confiesan que, por primera vez en su vida, pueden disfrutar de la intimidad. Tienen m¨¢s tiempo, no hay el miedo al embarazo ni tampoco deben competir ya con nadie. Sentirse vulnerable y reconocerlo puede ser tambi¨¦n muy liberador. Ya no hay que dar la talla y hay m¨¢s aceptaci¨®n y comprensi¨®n, unido a la experiencia de vida. Es curioso como las ETS han aumentado en los mayores de 65 a?os en toda Europa en los ¨²ltimos a?os. Hay, por tanto, tambi¨¦n que ense?arles c¨®mo evitarlas, ya que el uso del preservativo se relaja al no haber riesgo de embarazo¡±. Para esta sex¨®loga un fallo com¨²n, que todav¨ªa se sigue cometiendo es pensar que la sexualidad empieza con la adolescencia y se acaba en la tercera edad. ¡°La sexualidad es una dimensi¨®n del ser humano que le acompa?a toda la vida, desde que nace hasta que muere¡±.
Residencias LGTB para mayores
Entorno al verano del a?o que viene abrir¨¢, en Madrid, la primera residencia estatal para mayores LGTB del mundo. Al frente de este proyecto est¨¢ Federico Armenteros, presidente y creador de la Fundaci¨®n 26 de Diciembre, dedicada a la atenci¨®n residencial especializada a personas mayores gays, lesbianas, transexuales y bisexuales, a conseguir m¨¢s visibilidad social para este colectivo, invisible a d¨ªa de hoy; a la construcci¨®n de espacios p¨²blicos y sociales, as¨ª como actividades adaptadas a este grupo y a velar por sus derechos y dignidad.
Armenteros es educador social y su experiencia en geri¨¢tricos es abundante. ¡°La filosof¨ªa de la mayor parte de las residencias p¨²blicas para mayores se traduce en un sistema paternalista que infantiliza y toma el control de las vidas de los que ingresan en ellas. Una vez dentro, ya no tienes que hacer nada, te olvidas de tus labores normales y corrientes y te lo dan todo hecho. No hay privacidad porque hay muchas c¨¢maras, pierdes cualquier capacidad de decisi¨®n y pasas a ser un ni?o, hasta el punto de que las actividades que se realizan son a menudo absurdas y tontas y no es raro que te hablen en un tono bobalic¨®n: ¡®holaaaaa. ?C¨®¨®¨®mo est¨¢¨¢¨¢¨¢ hoy el abueloooooo?¡¯. En la fundaci¨®n pensamos que no nos gustar¨ªa pasar nuestros ¨²ltimos d¨ªas as¨ª y decidimos hacer una residencia alternativa en Villaverde. Se llamar¨¢ Josete, tendr¨¢ 62 plazas y ser¨¢ p¨²blica-concertada¡±.
Si para la sociedad la sexualidad de los mayores es tab¨², a?adamos la etiqueta LGTBI para hacerla todav¨ªa m¨¢s invisible, peligrosa e insana. ¡°En los geri¨¢tricos los m¨¦dicos te dicen que para vivir mejor esta etapa hay que tener una alimentaci¨®n sana, hacer ejercicio, tener relaciones sociales pero nunca mencionan el sexo (en parte, porque muchas son cat¨®licas). La sexualidad se borra, desaparece y se les priva de este derecho, entre otras cosas porque no hay intimidad¡±, se?ala Armenteros.
Existen ya residencias para mayores LGTBI, pero son privadas y sus honorarios no est¨¢n al alcance de la mayor¨ªa. ¡°Ya hay algunas en ciudades como Berl¨ªn, ?msterdam o Suecia. Son espectaculares pero cuestan del orden de 4.000 a 5.000 euros mensuales¡±, comenta Armenteros, ¡°la vejez sin recursos es mucho m¨¢s dura y se ceba en este colectivo. Nosotros damos asistencia a domicilio o en residencias privadas y disponemos de un local en Lavapi¨¦s, donde se puede comer y hay actividades como cine, teatro, lectura o intercambio de idiomas. Contamos con un equipo de psic¨®logos, educadores, cuidadores y voluntarios. Vemos de todo, hay gente que todav¨ªa no ha salido del armario y nunca lo har¨¢, otros que est¨¢n en ello o transexuales que inician su transici¨®n con 60 y tantos a?os. Es un colectivo donde abundan los problemas mentales debido a la doble vida que han tenido que llevar o a la represi¨®n u homofobia que han vivido: depresiones, bipolaridad, esquizofrenia, alcoholismo, drogas. Necesitan cuidados y atenci¨®n especializada y nosotros se la proporcionamos¡±.
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