?La mayor¨ªa de mis ¡®haters¡¯ son t¨ªos: los machirulos se sienten identificados en mis v¨ªdeos y atacan?

Con m¨¢s de 300 retratos a sus espaldas, la peruana Roc¨ªo Quillahuaman (25 a?os) se ha convertido en una de las ilustradoras m¨¢s virales de nuestro pa¨ªs, en el que reside desde hace algo menos de dos a?os. Formada en Comunicaci¨®n Audiovisual y sin saber apenas dibujar, empez¨® a sumar seguidores en su cuenta de Instagram despu¨¦s de satirizar sobre lo superficial que le resultaba la escena art¨ªstica de Barcelona. Cansada de asistir a eventos en los que la ¨²nica preocupaci¨®n de los presentes era hacer contactos ¨Ctanto o m¨¢s creativos que ellos mismos¨C, Quillahuaman, que por aquel entonces estaba en el paro y atravesaba una crisis de identidad, sinti¨® la necesidad de desahogarse a trav¨¦s de sus ?horribles? animaciones en blanco y negro. ?La gente comparti¨® much¨ªsimo aquella cr¨ªtica y hasta me empezaron a llamar para entrevistarme. No entend¨ª el fen¨®meno y sigo sin entenderlo, porque mis v¨ªdeos son superdesagradables y ni yo misma puedo verlos?, concede. A ra¨ªz de aquello le sali¨® una oferta de trabajo en la revista Yorokobu y fue ganando notoriedad hasta llegar a los casi 100.000 seguidores que a d¨ªa de hoy permanecen atentos a sus hilarantes publicaciones en Instagram.

En sus fren¨¦ticos clips las mujeres, grandes protagonistas, gritan, fingen sonrisas, lloran y vomitan para visibilizar lo artificiosa que resulta la felicidad de la que muchos presumen en redes sociales. Las situaciones que retrata, inspiradas en sus propias vivencias, han logrado conectar con una generaci¨®n con la que comparte angustia existencial. ?Hago los v¨ªdeos lo peor que puedo porque las experiencias de las que parten fueron muy desagradables para m¨ª. Los personajes son malos y las situaciones muy inc¨®modas, algo que intento transmitir a trav¨¦s de los dibujos y el montaje convulso?, aclara. Ella misma se lo guisa y se lo come de principio a fin: escribe el guion, dibuja, graba las voces, las distorsiona y edita el v¨ªdeo. En total invierte una jornada de trabajo completa desde que concibe la idea hasta que pulsa el bot¨®n de publicar. ?Trabaj¨¦ en producci¨®n en Barcelona y no quer¨ªa volver a pisar un rodaje porque la gente del sector me ca¨ªa muy mal. No me apetec¨ªa hablar con nadie ni pedir favores, as¨ª que decid¨ª apostar por este formato en el que yo sola soy capaz de hacerlo a todo?.

Entre sus referentes cita a Isa Calder¨®n (?Sus v¨ªdeos me hicieron darme cuenta de que era posible un humor diferente, m¨¢s all¨¢ de un t¨ªo con un micro diciendo chorradas?) o la serie Seinfeld y, seg¨²n cuenta, la canci¨®n You¡¯re so vain le sirvi¨® de inspiraci¨®n para lanzar pullas digitales a todos aquellos que la sacaban de sus casillas en la vida real. ?Igual que Carly Simon le tira una indirecta a Warren Beatty logrando que se diera por aludido sin sentirse atacado, utilizo mis v¨ªdeos con la misma intenci¨®n?, explica. Los artistas que van de coach, aquellos que tienen doble identidad en Twitter y en la vida real, los jefes que se hacen los locos para no pagar el trabajo de los freelance o los amigos que te dejan en le¨ªdo en WhatsApp y jam¨¢s llegan a contestar son algunos de los ?terribles? personajes que pueblan su universo. Situaciones sociales con las que se identifican los m¨¢s j¨®venes, pero que tambi¨¦n despiertan el odio de los haters.

?Tengo bastantes. Al principio me llegu¨¦ a preocupar porque mis v¨ªdeos gustaban a todo el mundo y eso es bastante raro. Ahora recibo muchos mensajes asquerosos, sobre todo cuando abordo temas de pol¨ªtica. Por eso he dejado de leerlos y muchas veces hasta los borro. En mi caso la mayor¨ªa de mis haters son t¨ªos: los machirulos se sienten identificados en mis v¨ªdeos y atacan?, detalla. A pesar de ese odio tan tristemente frecuente en las redes, Quillahuaman las valora como un escaparate sin igual para aquellos que realizan un trabajo creativo como el suyo. ?No me gustar¨ªa convertirme en uno de esos adultos que critican a los j¨®venes por usar el m¨®vil todo el rato. Yo misma me paso el d¨ªa en Instagram. S¨¦ que es una empresa que se lleva dinero gracias a mis contenidos, pero me aporta bastante. Estoy muy orgullosa de la gente de mi edad que est¨¢ utilizando plataformas como esa para crear y mostrar lo que hacen?. Compartir all¨ª sus preocupaciones tambi¨¦n le ha servido de catarsis para paliar una ansiedad que define como la enfermedad de toda una generaci¨®n. ?Es una plaga y est¨¢ haciendo mella. Creo que su origen est¨¢ en la precariedad y si pudi¨¦ramos acabar con ella, la ansiedad tambi¨¦n desaparecer¨ªa, aunque luego llegar¨¢ el colapso y se lo cargar¨¢ todo?, reflexiona pesimista.

Su propio futuro a corto plazo es tambi¨¦n una inc¨®gnita: ?No me considero ni ilustradora ni animadora, por eso tampoco busco mejorar en estos campos porque igual me termino dedicando a otra cosa. Dibujar es solo el medio para expresar mis ideas?. La gran iron¨ªa es que Roc¨ªo Quillahuaman se ha convertido justo en lo que criticaba en su primer v¨ªdeo viral: una creativa de Barcelona. Pero ahora, ilustradora de ¨¦xito, recibe un trato distinto y mucho mejor que cuando estaba en el paro, algo que le produce a¨²n m¨¢s rabia. ?Al menos estoy contenta porque algunos de mis mensajes est¨¢n calando. A veces escucho a la gente decir: ¡®vamos a hacerle caso al v¨ªdeo de Roc¨ªo¡¯ y deciden saludar en el mundo real a esa persona que conocen de Twitter?.

* Esta entrevista es la versi¨®n extendida de las declaraciones incluidas en el reportaje ¡®Gen Digital¡¯, publicado en el n¨²mero 257 de S Moda, en el que siete j¨®venes espa?olas que triunfan en ¨¢mbitos tan dispares como la moda, la literatura o la m¨²sica, explican c¨®mo han encontrado en Instagram un escaparate global para dar a conocer su trabajo.?