De Marilyn a Madonna: breve historia del sujetador c¨®nico que Beyonc¨¦ usa como s¨ªmbolo de escapismo
La artista acaba de revelar su s¨¦ptimo ¨¢lbum de estudio, Renaissance, una oda al clubbing que llega acompa?ada de una opulenta serie de im¨¢genes promocionales en las que la moda tiene mucho que decir.
¡°Crear este ¨¢lbum me permiti¨® un espacio para so?ar y una v¨ªa de escape durante un momento aterrador para el mundo¡±, cuenta Beyonc¨¦ en una nota en su p¨¢gina web que acompa?a el lanzamiento de su nuevo disco, Renaissance. El resultado, en el que ha trabajado los ¨²ltimos tres a?os, explica, ¡°me permiti¨® sentirme libre y aventurera en una ¨¦poca en la que todo estaba parado. Mi intenci¨®n era crear un espacio seguro, un espacio sin juicios, un espacio para ser libre del perfeccionismo¡±. Una banda sonora para la pista de baile que, como Lemonade, llega acompa?ada de una fastuosa serie de fotograf¨ªas en las que la artista da buena cuenta de su manejo de los c¨®digos visuales.
Con poco rastro de esas ganas de huir del perfeccionismo de las que habla en su comunicado, la estadounidense se enfunda en dise?os de grandes firmas de lujo como Mugler, Ala?a, Gucci o Dolce & Gabbana. Tambi¨¦n en piezas de dise?adores fuera del circuito como Nusi Quero, Bethany Cordwell o Natalia Fedner (responsable de uno de los vestidos m¨¢s medi¨¢ticos de Rosal¨ªa). Una est¨¦tica que evoca a grandes de los setenta y los ochenta, de Bianca Jagger a Octavia St. Laurent, y que es obra del trabajo de los estilistas Zerina Akers, Marni Senofonte y KJ Moody.
Oh, Beyonc¨¦ is going there with #renaissance
— Raquel Willis (she/her) (@RaquelWillis_) July 28, 2022
Love to our iconic queer and trans ancestors, Pepper LaBeija and Octavia St. Laurent, and their enduring legacies! pic.twitter.com/b2syMrzOnw
No falta en esta profusi¨®n de im¨¢genes una alusi¨®n a Madonna, con una de las prendas m¨¢s representativas de la subversi¨®n de la rubia: el sujetador c¨®nico. Beyonc¨¦, buena manejanta del lenguaje pop, toma los elementos para apropi¨¢rselos y reescribirlos. En la instant¨¢nea viste un dise?o de Daniel Roseberry para la colecci¨®n alta costura primavera-verano 2022 de Schiaparelli. ¡°Ciertas dosis de vulgaridad y de mal gusto son importantes. Requieren humor e inteligencia¡±, confesaba el director creativo en esta revista el pasado mes de noviembre. Una prenda cargada de matices y de varias d¨¦cadas de historia.
Madonna no fue la primera en plantarse un sujetador c¨®nico. De hecho, el patr¨®n que enfatizaba el pecho femenino y le daba forma casi puntiaguda fue un b¨¢sico en los a?os cincuenta. Entonces era conocido como ¡®sujetador bala¡¯ y era un s¨ªmbolo muy gr¨¢fico de la sexualizaci¨®n femenina, de la doble moral de la ¨¦poca y de la cosificaci¨®n a la que fueron sometidas actrices como Marilyn Monroe o Jayne Mansfield.
El puritano estilo de aquella d¨¦cada, que equiparaba a la mujer con un objeto decorativo en posesi¨®n del hombre de la casa, toleraba pocas concesiones al erotismo. Pero el sujetador puntiagudo, capaz de marcar el pecho hasta bajo un prudente jersey de cuello a la caja, era una de ellas.
Madonna no lo luci¨® bajo un jersey, sino bajo un traje de raya diplom¨¢tica en su gira de 1990 Blond Ambition. El conjunto aparec¨ªa al inicio del espect¨¢culo y, aunque se desprend¨ªa de la chaqueta a los pocos segundos, le serv¨ªa para jugar con los c¨®digos de las vestimentas masculina y femenina. Debajo aparec¨ªa el cors¨¦ c¨®nico, de seda rosa empolvada, que se ha convertido en una de las prendas m¨¢s famosas de la historia de la m¨²sica y de la moda.
En un primer vistazo la reina del pop transmit¨ªa su mensaje de insurrecci¨®n contra todo lo establecido. Gritaba que ella estaba al mando, que dominaba la narrativa y que hac¨ªa con su cuerpo lo que quer¨ªa. El cors¨¦, que durante tantos siglos se hab¨ªa encargado de modelar la silueta femenina, era adoptado por la cantante para transformarse en una prenda casi agresiva. Una que alent¨® como pocas a las generaciones que vinieron despu¨¦s para sentirse libres de canalizar su sexualidad a trav¨¦s de la ropa que luc¨ªan sobre el escenario.
Todo el vestuario de Blond Ambition, incluido por supuesto el cors¨¦, fue obra de Jean Paul Gaultier, a petici¨®n de la propia Madonna. Lo contaba el dise?ador en una entrevista con The New York Times en 2001: ¡°Cuando Madonna me llam¨® por primera vez en 1989, dos d¨ªas antes de mi desfile de pr¨ºt-¨¤-porter, pens¨¦ que mi asistente estaba bromeando¡±. Los cors¨¦s c¨®nicos, que aparecieron por primera vez entre las propuestas de Gaultier en los ochenta, ya estaban en el armario de la rubia; ya se hab¨ªa puesto uno para el estreno de Buscando a Susan desesperadamente (1985). ¡°Yo era muy fan¡±, continuaba el franc¨¦s, ¡°me pregunt¨® si har¨ªa el tour. Sab¨ªa lo que quer¨ªa: un traje a rayas, la corseter¨ªa femenina. A Madonna le gusta mi ropa porque combina lo masculino y lo femenino¡±. La confecci¨®n de todos los atuendos llev¨® varios meses e implic¨® pruebas en Par¨ªs y Nueva York.
M¨¢s de treinta a?os despu¨¦s Beyonc¨¦ toma el testigo del sujetador para agitar toda esa simbolog¨ªa, haci¨¦ndola propia: abraza la dosis de mal gusto de la que hablaba el dise?ador de su cors¨¦, la iron¨ªa, la subversi¨®n de Madonna y el erotismo de las mujeres de los cincuenta. Y ella lo luce en su celebraci¨®n de la m¨²sica de baile que es Renaissance.
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