Supreme, la marca de ¡®skaters¡¯ y gamberros en la que se fij¨® el lujo
Es considerada la firma de ¡®streetwear¡¯ m¨¢s influyente del mundo. Su ¨¦xito la ha llevado a protagonizar una colaboraci¨®n con Louis Vuitton que promete agotarse en segundos.
Los rumores est¨¢n m¨¢s que confirmados. Louis Vuitton, uno de los m¨¢ximos representantes del lujo franc¨¦s, ha creado una colaboraci¨®n con Supreme, firma neoyorquina vinculada al skate que no deja de ganar adeptos fuera del mundo del monopat¨ªn.?La presentaci¨®n oficial tuvo lugar en el desfile masculino oto?o-invierno 2017/2018 que la maison acaba de celebrar en Par¨ªs. Un show en el que era casi imposible apreciar la ropa, eclipsada por el deslumbrante rojo de los accesorios coronados por el logo de Supreme. Los mismos que han copado los titulares de la prensa especializada y que har¨¢n las delicias de los iniciados ¨Chombres y mujeres¨C cuando la colaboraci¨®n se ponga a la venta el pr¨®ximo 17 de julio. O al menos, de aquellos que se la puedan permitir.
Seg¨²n informa el periodista Luke Leitch en su cuenta de Instagram, la peque?a marroquiner¨ªa costar¨¢ entre 200 y 300 euros, mientras que las mochilas y los bolsos se mover¨¢n en una horquilla de precios que va desde los 1.500 euros a los 3.000. Un coste que no sorprender¨¢ al consumidor habitual de Louis Vuitton pero que, sin duda, est¨¢ a a?os luz de lo que pagan los clientes de Supreme por cualquiera de sus productos. Lo m¨¢s llamativo de todo es el protagonismo que Kim Jones, director creativo de la divisi¨®n masculina, ha otorgado al logo de Supreme. Relegando el emblema ¡®LV¡¯ a la esquina inferior de mochilas y bolsos, toda la carga visual se la llevan las siete letras blancas de la marca skater. Solo las fundas para el m¨®vil o las chaquetas intercalan los distintivos de las dos ense?as d¨¢ndoles la misma importancia: moda de la calle y alta moda coexisten al mismo nivel. Adem¨¢s de seis tipos de bolsos entre mochilas, ri?oneras o bandoleras; la colecci¨®n incluye sombreros, guantes, chaquetas, llaveros, cinturones, camisetas, zapatillas, monopatines y hasta bates. Todo un universo de accesorios protagonizados por la firma de culto que est¨¢ volviendo loco a Nueva York (y al mundo entero, en Jap¨®n arrasa).
En una entrevista con WWD, Jones se refiere a Supreme como un ?fen¨®meno global masivo?. Y a?adi¨®: ?Siento que la fuerza de su tipograf¨ªa en contraposici¨®n con la fuerza de la tipograf¨ªa de Louis Vuitton, y esa especie de sentimiento Pop Art, funcionan perfectamente juntas?. A pesar de sus declaraciones, la colaboraci¨®n resulta un tanto parad¨®gica teniendo en cuenta que Louis Vuitton retir¨® una colecci¨®n de monopatines en los que Supreme utilizaba su logo sin permiso (como an¨¦cdota cabe se?alar que hasta la propia tipograf¨ªa de la firma de streetwear fue tomada deliberadamente de la obra de la artista Barbara Kruger). Por lo dem¨¢s, no es la primera vez que Vuitton se rinde a unir fuerzas con artistas y firmas vinculadas a la calle. Una de las m¨¢s recordadas es la que orquest¨® Marc Jacobs durante sus a?os como director art¨ªstico de la maison y que llen¨® los bolsos de grafitis y dibujos ideados por el desaparecido artista Stephen Sprouse, uno de los grandes expertos del siglo XX en mezclar elementos sofisticados con otros de la cultura pop o el punk. Otras colaboraciones con personalidades como Scott Campbell, Takashi Murakami o Yayoi Kusama confirman su inter¨¦s por renovar sus c¨®digos de la mano de artistas de distintas disciplinas. Por su parte, Supreme ha creado colecciones c¨¢psula para The North Face, Air Jordan o Playboy, marcas en las ant¨ªpodas de Vuitton.
Pero, ?por qu¨¦ el lujo ha ca¨ªdo rendido a los pies de Supreme? Sin duda es la firma que est¨¢ obsesionando a todo el mundo. Con el boom de la ropa streetwear y, en concreto, de las prendas de skate, la marca neoyorquina cuenta con un fandom capaz de hacer colas de infinitas horas cada jueves, d¨ªa de la semana en el que siempre lanzan nuevas prendas. J¨®venes ¨Cy no tan j¨®venes¨C son capaces de comprar billetes de avi¨®n para no perderse las inauguraciones de la firma o de invertir en el mismo modelo de camiseta en ocho colores diferentes. En portales como eBay es f¨¢cil toparse con prendas de la marca que se revenden por muchos ceros m¨¢s que el precio original y los m¨¢s fieles seguidores han convertido sus habitaciones en un santuario Supreme plagado de merchandising. Su fundador,?James Jebbia, ha declarado que no tiene planes de crear una l¨ªnea femenina. Ni falta que le hace. El car¨¢cter unisex de sus prendas hace que tambi¨¦n las vistan muchas mujeres. Que Kanye West o Drake las hayan lucido en varias ocasiones tiene bastante que ver con su creciente ¨¦xito fuera del circuito de aficionados al monopat¨ªn. Y que estrellas del street style como Pernille Teisbaek paseen sus dise?os por las semanas de la moda ha desencadenado un fervor desmesurado entre las fashionistas de pro.
Estos nuevos consumidores, ajenos a la subcultura a la que pertenece la marca, son designados como ¡®hypebeast¡¯, un t¨¦rmino que naci¨® en un foro de zapatillas para referirse despectivamente a ?aquellos que compran a ciegas dej¨¢ndose llevar por el hype para cubrir la necesidad de ser culturalmente aceptados e irradiar la percepci¨®n de ser cool?. Es decir, todas esas hordas de famosos que han salido los ¨²ltimos meses luciendo camisetas y sudaderas de la revista especializada en skate Thrasher han ca¨ªdo en las trampas del hypebeast. Para algunos, tambi¨¦n lo har¨¢n los miembros del engranaje fashion que dentro de unos meses arrasar¨¢n con la colecci¨®n de Louis Vuitton y Supreme. Otros, simplemente se alegrar¨¢n de que la l¨ªnea que separa la ropa de la calle y la alta moda cada vez sea m¨¢s fina. Sea como sea, prep¨¢rense para la marea rojiblanca que est¨¢ a punto de invadir el inescrutable ecosistema de la moda.
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