El tab¨² del dinero: por qu¨¦ debemos romper el silencio alrededor de nuestras finanzas
El 90% de las mujeres ser¨¢n las ¨²nicas responsables de su econom¨ªa en alg¨²n momento de sus vidas.

No tenemos ning¨²n problema en compartir el descuento que hemos obtenido al comprar online, pero nos cuesta admitir cu¨¢nto ganamos o cu¨¢nto dinero ahorramos al mes. Es decir, somos capaces de hablar de dinero de forma impl¨ªcita ¨Cen qu¨¦ trabajamos, en qu¨¦ universidades hemos estudiado¨C, pero somos m¨¢s reticentes cuando se trata de abordar temas de dinero de forma expl¨ªcita, por ejemplo, hablar de h¨¢bitos financieros. Es el tab¨² del dinero. Pero, ?por qu¨¦ ese rechazo a hablar de este tema, m¨¢s a¨²n, con amigos, familiares o nuestra pareja? ?Y c¨®mo nos afecta a nosotras?
¡°En nuestra sociedad, el dinero est¨¢ com¨²nmente asociado con nuestra autoestima, tendemos a valorarnos dependiendo de cu¨¢nto dinero tenemos en nuestra cuenta bancaria y cu¨¢nto salario ganamos. Es un pensamiento muy capitalista¡±, explica Emilie Bellet, economista y fundadora de Vestop, una plataforma cuya misi¨®n es cambiar la conversaci¨®n en torno a las mujeres y sus finanzas. ¡°Vemos el dinero como una parte de nosotras mismas, pero en realidad, deber¨ªamos ver el dinero como algo externo. Como una herramienta que te puede comprar libertad, que te puede comprar opciones, y que te permitir¨¢ vivir la vida que t¨² quieres¡±.
El problema es que la ausencia de conversaciones monetarias marca nuestra relaci¨®n con el dinero como adultas. Crecemos sin hablar de dinero. ¡°Nunca hablamos de dinero con nuestros padres o nuestros cuidadores. No es un tema que los padres hablen en casa. Y en la mayor¨ªa de los pa¨ªses, no recibimos ning¨²n tipo de educaci¨®n financiera. La mayor¨ªa de nuestros h¨¢bitos monetarios los aprendemos entre los tres y los siete a?os¡±. De ah¨ª que, en general, recibamos por toda educaci¨®n la forma en que nuestros padres y abuelos gestionaban el dinero, as¨ª como sus creencias y sus actitudes. Por ejemplo, una persona que siempre ha escuchado en su casa la frase ¡°no nos lo podemos permitir¡± tendr¨¢ una visi¨®n del dinero diferente de qui¨¦n ha vivido en una casa en la que el dinero no era un problema.
El dinero tiene una gran carga emocional, puesto que es tambi¨¦n el camino hacia la libertad econ¨®mica, ya que nos permite tomar decisiones de forma independiente. Pero conforme pasa el tiempo y seguimos sin tener este tipo de conversaciones, cada vez es m¨¢s dif¨ªcil hablar de ello. As¨ª, llegamos a la adultez sin saber manejar nuestras finanzas o sin aprender c¨®mo sacar el mayor beneficio a cualquier ¨¢mbito de nuestra econom¨ªa.
¡°No estudiamos nuestras decisiones de gasto ¨Ca d¨®nde va nuestro dinero¨C porque nunca aprendimos esas cosas. Si tenemos un trabajo y empezamos a ganar dinero, tendemos a gastarlo todo y al final de mes pensamos que ya ahorraremos el mes que viene. As¨ª es como llegamos a esta situaci¨®n de no hablar de este tema. No queremos hacerlo porque cuando empiezas a hablar de dinero, las preguntas van a ser: ?cu¨¢nto sabes o cu¨¢nto dinero tienes? ?Has negociado tu salario? ?Inviertes tu dinero? Y muchas no queremos dar nuestras cifras¡±, explica Bellet.
Como la pescadilla que se muerde la cola, no hablamos de c¨®mo manejamos nuestras finanzas personales por temor a revelarnos ignorantes, porque nunca lo hemos hecho o por nuestra nula gesti¨®n, y con nuestro silencio perpetuamos la falta de educaci¨®n financiera y el tab¨². ¡°Pero hablar de dinero no es eso. Hablar de dinero es asegurarnos de que nos sentimos bien con nuestra relaci¨®n con ¨¦l. En alg¨²n momento, cuando quieras negociar un salario, cuando te abras un plan de pensiones o pidas tu hipoteca vas a necesitar tener estas conversaciones. Pero como nunca las has tenido, puedes sentirte atrapada, sin saber c¨®mo hacerlo¡±. As¨ª qu¨¦, ?por qu¨¦ no empezar a hablar de alg¨²n tema sencillo entre amigas?
Por qu¨¦ no tenemos una buena relaci¨®n con nuestro dinero
Conseguimos la independencia econ¨®mica cuando finalmente pudimos acceder al mercado laboral y a un salario, sin embargo, la libertad econ¨®mica tambi¨¦n pasa por gestionar ese dinero con autonom¨ªa (si no, la violencia econ¨®mica no existir¨ªa).
¡°En el mundo actual la mujer accedi¨® al ¨¢mbito p¨²blico, al trabajo remunerado y por lo tanto al dinero¡ Sin embargo, las mujeres siguen perpetuando actitudes de subordinaci¨®n econ¨®mica. La independencia econ¨®mica que algunas de ellas lograron no ha sido en absoluto garant¨ªa de autonom¨ªa¡±, se?ala la psic¨®loga e investigadora Clara Coria en su libro El sexo del dinero. ¡°No s¨®lo hay que poder acceder al dinero (cosa nada f¨¢cil) sino tambi¨¦n hay que poder sentirse con derecho a poseerlo y libre de culpas por administrarlo y tomar decisiones seg¨²n los propios criterios¡±. Y es ah¨ª cuando los estereotipos de g¨¦nero siguen generando fricci¨®n.
La verg¨¹enza de tener m¨¢s dinero que tu pareja o que tus amigas, la ambici¨®n de querer m¨¢s dinero, la falta de confianza para negociar un salario o unas condiciones laborales m¨¢s adecuadas, negociar con tu pareja c¨®mo se organizan las finanzas familiares o el placer de trabajar y ganar dinero son emociones vinculadas al patriarcado, y a los roles de g¨¦nero, que vivimos con un sentimiento transgresor. ¡°Nos da verg¨¹enza cobrar por nuestros servicios¡±, explica Mar¨ªa Fornet, psic¨®loga, emprendedora y escritora (Feminismo Terap¨¦utico; Una mansi¨®n propia, Ed.Urano), que con frecuencia escucha la frase ¡°yo solo quiero cobrar lo que sea justo¡± en boca de las mujeres.
Por ejemplo, ¡°tenemos un discurso alrededor del dinero mucho m¨¢s pobre del que tienen los hombres porque la modestia es un valor que ha sido incre¨ªblemente reforzado en las mujeres. Todo lo que no sea modestia, todo lo que sea ambici¨®n, ha sido duramente castigados¡±. Y as¨ª, nos cuesta poner el precio que consideramos adecuado a nuestros servicios.
Otro ejemplo es la conciliaci¨®n laboral. A pesar de que las mujeres somos educadas para acceder al mercado laboral, todav¨ªa entramos a un sistema que no est¨¢ adaptado a nosotras ni a nuestras necesidades y nos coloca en un conflicto interno con dos estereotipos de g¨¦nero: el rol de madre (femenino) y el rol de trabajadora (masculino). La falta de flexibilidad nos incita a elegir y acabamos sinti¨¦ndonos culpables por querer trabajar y cuidar. Y as¨ª, las mujeres enfrentan conflictos internos en todas las esferas: laboral, familiar, afectiva, social¡
No hablar de dinero solo beneficia a qui¨¦nes no necesitan hablar de dinero
¡°El 90% de las mujeres ser¨¢n las ¨²nicas responsables de sus propias finanzas en alg¨²n momento de sus vidas¡±, explican desde la Fundaci¨®n Woman Forward, que promueve la igualdad y el liderazgo femenino en las organizaciones. As¨ª que empezar a educarnos financieramente y hablar sobre ello es innegociable. Pero, adem¨¢s, es la ¨²nica forma de visibilizar las desigualdades econ¨®micas.
¡°?C¨®mo las mujeres y las personas negras pueden darse cuenta de que se les paga menos que a los hombres?¡± pregunta Bellet. ¡°Eso ayudar¨ªa a visualizar el problema. Pero porque no hablamos de salarios, de trabajo flexible, las mujeres se retirar¨¢n con una menor pensi¨®n que los hombres¡±. ¡°El silencio perpet¨²a la desigualdad salarial, env¨ªa un mensaje de pobreza, minusval¨ªa y dependencia a nuestras hijas, amigas, hermanas, madres y colegas; justificando dudar de su propio valor¡±, a?aden desde la Fundaci¨®n Woman Forward. Basta romper el silencio para darnos cuenta de que, no importa cu¨¢n personal entendamos el dinero, los problemas y los obst¨¢culos son colectivos.
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