Hay vida m¨¢s all¨¢ del trabajo: por qu¨¦ cada vez hay menos gente dispuesta a ceder ante los excesos laborales
En el fondo se trata de una batalla por el tiempo. ?Es viable seguir aguantando una organizaci¨®n del trabajo que se traduce siempre en una merma en la calidad de vida?
Aunque a¨²n es pronto para abordar de forma categ¨®rica el poso que nos ha dejado la pandemia, s¨ª hay algunas transformaciones que parecen ir tomando forma. Tienen que ver con el trabajo, con reinventar el modo en que nos organizamos, y con una constataci¨®n por parte de millones de personas: que otra vida laboral ¨Cm¨¢s amable con nuestra salud f¨ªsica y mental¨C es posible.
¡°Yo he visto que otra forma de trabajar es posible y ya no quiero volver a lo de antes¡±, explica Lourdes D¨ªaz, empleada de una empresa tecnol¨®gica. ¡°He llegado a encadenar jornadas de 10 y 11 horas en la oficina, pero ya no estoy dispuesta a vivir por y para el trabajo. Adem¨¢s, en mi caso, la necesidad de trabajar en remoto ha evidenciado que puedo sacar las tareas adelante y compaginar mucho mejor esas obligaciones con el ¨¢mbito personal. Ahora tengo m¨¢s tiempo para m¨ª, lo disfruto, y noto que no voy tan estresada con todo¡±.
Este runr¨²n que se cuela en las conversaciones con amigos y compa?eros de trabajo discurre, sin embargo, en paralelo al sentir de muchas empresas que abogan por una ¡°vuelta a la normalidad¡±. Un enfoque convencional que deja trabajadores frustrados y deprimidos por la insistencia en la presencialidad o, en el caso de los m¨¢s privilegiados, un ¨¦xodo hacia firmas que ofrecen una mayor flexibilidad. En este tiempo, por ejemplo, las ofertas en las que se cita la palabra ¡°teletrabajo¡±, se han incrementado hasta en un 214%.
En el fondo se trata de una batalla por el tiempo. Cada vez m¨¢s personas alzan la voz para poder seguir llevando a sus hijos al colegio sin necesidad de ir con la lengua fuera; no entienden por qu¨¦ han de perder una hora al d¨ªa en desplazamientos a la oficina o preparar cada noche, r¨¢pido y corriendo, el t¨¢per del d¨ªa siguiente. ?Es viable seguir aguantando una organizaci¨®n del trabajo que se traduce siempre en una merma en la calidad de vida? Los altos niveles de estr¨¦s y fatiga mental ¨Csobre los que ha advertido la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS)¨C parecen indicar que no.
C¨®mo nos afecta tragar y tragar
¡°La sobrecarga laboral conlleva consecuencias tanto para la salud f¨ªsica como para la salud mental¡±, explica a trav¨¦s del email Alba Fern¨¢ndez Zamora, psic¨®loga de emotium. ¡°Se han realizado diversos estudios que lo avalan y, aunque no se trate de algo que ha surgido tras la pandemia, s¨ª es cierto que tras ella se ha acentuado. Muchos trabajadores refieren ahora m¨¢s dificultades para terminar su jornada laboral a tiempo con sensaci¨®n de tener que compensar las consecuencias que a nivel laboral ha tenido la pandemia estos meses atr¨¢s. Entre los s¨ªntomas m¨¢s frecuentes se encuentran la ansiedad, el insomnio, dificultades para concentrarse tanto en el trabajo como fuera de ¨¦l o un bajo estado de ¨¢nimo¡±.
Un espejo en el que se ven reflejados quienes han sufrido o est¨¢n sufriendo situaciones laborales angustiosas, como Cristina P¨¦rez, especialista en comunicaci¨®n digital: ¡°Te afecta mucho. Yo he tenido episodios de ansiedad, dificultades para dormir¡ Al final es una bola que se resume en un malestar general que te acompa?a todo el d¨ªa, porque en ocasiones es imposible desconectar por completo cuando sales de all¨ª. Lo intentas, y se consigue a veces, pero termina contaminando el resto de tu vida. Creo que es inevitable, sobre todo en situaciones que se arrastran en el tiempo¡±.
De hecho, la Organizaci¨®n Mundial la de Salud (OMS) ha reconocido este s¨ªndrome, conocido popularmente como burnout o del trabajador quemado, como una enfermedad. Se trata de ¡°un estado de agotamiento mental, emocional y f¨ªsico que se presenta como resultado de exigencias agobiantes, estr¨¦s cr¨®nico o insatisfacci¨®n laboral¡±, recuerda la psic¨®loga.
Cu¨¢ndo decir basta
Una situaci¨®n tan extrema como la pandemia ha hecho que muchas personas se replanteen sus prioridades vitales y sus principios b¨¢sicos. Pero tambi¨¦n se dan otros detonantes para tomar la decisi¨®n de plantarse y no ceder m¨¢s ante llamadas y mensajes de trabajo en horas de descanso, sobrecargas de responsabilidades o presiones constantes para mejorar la productividad.
Para Iv¨¢n Vallejo, extrabajador del sector financiero, el punto de inflexi¨®n fue el nacimiento de su hija. ¡°En sus primeros meses de vida yo ten¨ªa tal presi¨®n y ansiedad que mi prioridad no era atender a la ni?a, sino que estaba esperando a que se fuera a dormir para trabajar. Un d¨ªa, cuando ten¨ªa seis meses, llegu¨¦ con mucho estr¨¦s a casa y la ni?a no paraba de llorar. Me puse a gritarle a la ni?a y a la madre porque ten¨ªa que atender una llamada. Tras esa mala reacci¨®n, colaps¨¦: fui consciente de en qu¨¦ pod¨ªa derivar todo aquello. Me cost¨® mucho llegar hasta ah¨ª, pero en ese momento mi cabeza hizo clic y decid¨ª que no quer¨ªa pasar m¨¢s por esas situaciones, no quer¨ªa vivir as¨ª¡±. Antes de plantarse, Vallejo sufri¨®, como consecuencia de las presiones diarias a las que estaba sometido, una p¨¦rdida de peso evidente, tics nerviosos o una sucesi¨®n de decisiones err¨®neas. ¡°Est¨¢s tan agobiado que no piensas bien, no tienes la mente clara y cometes errores tontos que se vuelven en tu contra. Entonces, empiezas a sentirte mal y a pensar que ellos tienen raz¨®n, que como cometes esos errores es normal que te metan tanta presi¨®n¡±.
Tal y como explica a S Moda Antonio Cano, presidente de la??Sociedad Espa?ola para el Estudio de la Ansiedad y el Estr¨¦s (SEAS) ¡°todo lo que genere mucho estr¨¦s tiende a aumentar los episodios de problemas emocionales¡±. Cuando esto ocurre en el trabajo, ¡°uno mismo es capaz de identificar las se?ales de alarma, pero si se est¨¢ pagando una hipoteca y se necesitan esos ingresos normalmente no queda m¨¢s remedio que seguir adelante aunque claramente nos gustar¨ªa no hacerlo¡±.
El caso que describe Cano es, precisamente, el de Pedro Torres, que trabaja como redactor y ha visto c¨®mo muchos compa?eros ¡°no pueden permitirse elegir. Y de ah¨ª vienen despu¨¦s los problemas de ansiedad y de otro tipo¡±. Torres considera que a mayor nivel de precariedad, mayor nivel de pasotismo por parte de los responsables: ¡°En el ¨¢mbito de los medios de comunicaci¨®n, por lo general, a las empresas les da igual la salud de sus empleados, especialmente su salud mental, porque es un sector en el que no hay demasiada movilidad, existe mucha precariedad y, digamos, no se preocupan por cuidar esos aspectos. No ocurre lo mismo en otros sectores en los que existe mayor demanda de trabajadores cualificados y en los que la empresa ofrece formaci¨®n, fomenta mucho la comunicaci¨®n interna y favorece un buen clima de trabajo¡±.
Cristina P¨¦rez tambi¨¦n explica que en un entorno viciado las empresas no se paran a pensar en c¨®mo afectan esas relaciones laborales a sus empleados porque los ven solo como ¡°instrumentos de producci¨®n¡±. Es m¨¢s, a?ade, ¡°puede llegar a ocurrir que si uno de los empleados demuestra que le est¨¢ afectando a su salud sea etiquetado como d¨¦bil en vez de intentar averiguar la causa de ese problema¡±.
A pesar de todos los condicionantes econ¨®micos o sociales que impiden que se pueda realizar un cambio laboral con total libertad, la psic¨®loga Alba Fern¨¢ndez Zamora s¨ª que se?ala algunas l¨ªneas rojas que no deber¨ªamos dejar pasar: ¡°Cuando las dificultades propias del trabajo se trasladan a otras esferas de nuestra vida, como pueden ser la familiar o las relaciones sociales, significa que es momento de realizar cambios y poner l¨ªmites. Hay se?ales de alerta clave como cuando llegamos a casa y no queremos interactuar con las personas que son importantes para nosotros o cuando sentimos que hemos dejado toda la energ¨ªa en el trabajo y nos impide seguir asumiendo nuestras responsabilidades diarias¡±.
La responsabilidad de las empresas para cuidar la salud mental
Otra pregunta que debemos hacernos como sociedad es si las empresas son conscientes de lo quemados que est¨¢n sus empleados y siguen estirando la situaci¨®n a pesar de las consecuencias que esto pueda tener en su salud. ¡°Hace unos a?os, en la firma de banca en la que trabajaba se hizo una encuesta sobre el clima laboral y me llam¨® much¨ªsimo la atenci¨®n un dato: el 90% de los empleados no recomendar¨ªa a ning¨²n familiar directo trabajar all¨ª¡±, recuerda Iv¨¢n Vallejo. ¡°La encuesta la realizaba una consultora externa y la empresa, despu¨¦s de ser consciente de esta realidad, en lugar de intentar mejorar, lo que hizo fue recomendarnos que valor¨¢semos mucho nuestras respuestas, porque una imagen negativa de la firma iba en nuestra contra¡±.
Antonio D¨ªaz, experto en telecomunicaciones, ha tenido varios episodios recientes de sobrecarga de trabajo y responsabilidades. Cuando lleg¨® a un punto de estr¨¦s insoportable lo comunic¨®, pero la situaci¨®n no mejor¨® sustancialmente y tuvo que abandonar. Tras su experiencia cree que se podr¨ªa hacer mucho m¨¢s para enmendar estas situaciones: ¡°Estoy seguro de que las empresas o los jefes directos son perfectamente conscientes del volumen de trabajo que tienes y de lo estresado que est¨¢s. Si no son conscientes hay dos problemas: uno, que t¨² no lo est¨¢s reportando y, dos, que ese supervisor no deber¨ªa estar en ese puesto porque no es capaz de detectar algo evidente. Una sobrecarga de trabajo o de responsabilidades se puede apreciar f¨¢cilmente en las conversaciones que tienes con una persona, en el tiempo que tarda en dar respuesta en un email, etc. Es decir, que s¨ª son cosas que la empresa deber¨ªa de ver y a las que muchas veces no ponen soluci¨®n. Al final tienen a un t¨ªo ah¨ª que va tirando, las cosas van saliendo adelante y el resto les da un poco igual¡±.
En estos casos, la psic¨®loga s¨ª ve positivo verbalizar la situaci¨®n que se vive para ver si es posible obtener una respuesta por parte de la empresa: ¡°A veces, pensar que podemos con todo de forma puntual hace que entremos en una din¨¢mica de dar m¨¢s del 100% durante largos periodos de tiempo, lo que a la larga disminuye la productividad y aumenta el malestar. Hablar con la empresa facilita que se ajuste la carga de trabajo acorde a las capacidades del trabajador, para que este no se sienta abrumado y generar un entorno laboral saludable y productivo¡±, recuerda Zamora.
Desde la Sociedad Espa?ola para el Estudio de la Ansiedad y el Estr¨¦s tambi¨¦n apuntan a la necesidad de llevar a cabo inspecciones de trabajo efectivas y recurrentes. ¡°Existe una normativa europea de prevenci¨®n de riesgos laborales a la que deben someterse todas las empresas de los estados miembros. Pero una cosa es que exista y otra que se cumpla¡±, se?ala Antonio Cano. ¡°Aplicando esta normativa han disminuido, por ejemplo, las muertes por accidente en Espa?a, pero a nivel psicosocial han aumentado los casos de malestar emocional, as¨ª que ah¨ª hay un problema¡±.
*Algunos de los nombres de las personas que han participado en este art¨ªculo se han modificado para preservar su intimidad.
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